Muere Stéphane Hessel, autor
del best seller ¡Indignaos!
Hombre de izquierda y
europeísta, era famoso por sus ideas progresistas
Madrid, España. El
pensador, escritor, diplomático y resistente francoalemán Stéphane Hessel,
autor del popular manifiesto "Indignaos", falleció hoy a los 95 años,
informó su esposa a medios locales franceses.
Nacido en Berlín en
1917 y emigrado a Francia de niño, durante la Segunda Guerra Mundial Hessel fue
capturado por la Gestapo y pasó por los campos de concentración de Buchenwald y
Dora-Mittelbau.
Tras el final de la
contienda participó en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos en 1948 y, posteriormente, hizo carrera diplomática en Naciones Unidas.
Pero su fama mundial llegó de la mano de "Indignaos", un manifiesto político publicado en Francia en 2010 y que, en palabras del autor, "exhorta a los jóvenes a indignarse".
Pero su fama mundial llegó de la mano de "Indignaos", un manifiesto político publicado en Francia en 2010 y que, en palabras del autor, "exhorta a los jóvenes a indignarse".
"Este libro ha
transformado totalmente mi vida. Yo era un pequeño diplomático jubilado que
llevaba una vida tranquila y ahora no puedo pasearme por París sin que alguien
me pare en la calle para darme las gracias. Es maravilloso", afirmaba el
autor hace unos meses.
En apenas 32 páginas,
Hessel hizo todo un llamamiento a la resistencia de la población que inspiró
movimientos de protesta en todo el mundo, entre ellos, el de los
"Indignados" de España.
Publicado por una
pequeña editorial de Montpellier, en el sur de Francia, sin apenas promoción
mediática, el libro se convirtió en un gran éxito de ventas, con casi un millón
de ejemplares en apenas diez semanas.
El libro traspasó
fronteras, ha sido traducido a una treintena de lenguas y se han vendido unos
cuatro millones de ejemplares en un centenar de países.
A partir de ese éxito
editorial, Hessel se convirtió en un referente de la izquierda, muy crítico con
las políticas llevadas a cabo en occidente, en particular en lo referente a la
acogida de inmigrantes o las políticas sociales.
A partir del éxito de
"Indignaos" escribió otros libros que también tuvieron buena acogida.
La promoción de uno de ellos, "À nous de jouer" , un "llamamiento a los indignados de este planeta" , le había llevado a Italia, desde donde tuvo que ser repatriado hace unos días por un problema de salud que, finalmente, le ha costado la vida.
La promoción de uno de ellos, "À nous de jouer" , un "llamamiento a los indignados de este planeta" , le había llevado a Italia, desde donde tuvo que ser repatriado hace unos días por un problema de salud que, finalmente, le ha costado la vida.
El
Universal.com.mx. 27/02/2013
Muere Stéphane Hessel,
padre de los indignados
Madrid, España. Stéphane Hessel vivió,
hasta el fin, enarbolando el contagioso optimismo moral que fue su norma de
resistencia en los campos de cocentración, en la Resistencia anti nazi, como defensor de los derechos del hombre,
como diplomático comprometido, como militante de la paz entre Israel y el
pueblo palestino, como autor de Indignados, el best seller mundial
del que vendió más de 4 millones de
ejemplares en cinco continentes.
Su segunda esposa, Christiana Chabry, ha
anunciado con mucho pudor la muerte de
Stéphane Hessel (Berlin, 1917 – París, 2013), que continuaba
llevando una vida pública relativamente ajetreada, a pesar de su edad, siempre
dispuesto a indignarse por las causas que él consideraba justas, sin caer nunca
en la ideología de ningún partido en particular.
Hessel fue alemán
hasta los 8 años, cuando su familia decidió nacionalizarlo
francés. Pronto entraría en la Resistencia, en las inmediaciones del grupo de
jóvenes que trabajaron con el general
de Gaulle, en Londres.
Resistente en la Francia ocupada, fue detenido y deportado a Buchenwald,
donde coincidió con el escritor Jorge
Semprún, de quién dejó un testimonio capital sobre el muy vidrioso comportamiento del ex
ministro en el campo de concentración.
Tras el fin de la Segunda guerra mundial,
Hessel comenzó una brillante carrera
política y diplomática. Fue uno de los testigos y animadores que
contribuyeron a redactar la Carta Universal
de los Derechos del Hombre de Naciones Unidas.
Colaboró con Pierre Mendes France en el
gran proceso que lanzaría la descolonización
francesa, en África y Vietnam. De aquella época data su compromiso
diplomático con el fomento de nuevas relaciones entre Europa y las antiguas
colonias.
Durante varias décadas, Hessel ofició de interlocutor privilegiado entre París, Europa
y los sucesivos proyectos diplomáticos que debían reorientar las relaciones
entre las grandes democracias industriales y los países en vías de desarrollo.
Hessel publicó sus memorias el 2008. El gran protagonista de medio siglo de la
historica política de Francia y Europa repasaba los grandes hitos que
desembocaron en la emergente concepción de una «nueva ciudadanía mundial». Prolongación de ese concepto fue su pequeño / gran libro, «¡Indignaos!» (2010).
Tras un éxito fulgurante, en Francia, ese
pequeño breviario fue traducido a un centenar de lenguas, para transformarse
muy pronto en un libro de referencia
para una generación de jóvenes de cinco continentes.
Abc.es. 27/02/13
Stéphane Hessel, el humanista universal
Fue redactor de la Declaración Universal de
Derechos Humanos
Denunció las "graves crisis" generadas
por el capitalismo
Escapó del horror nazi y sus padres inspiraron una
película de Truffaut
Madrid, España. El pensador, escritor, diplomático y
resistente francoalemán Stéphane Hessel,
autor del popular manifiesto Indignaos y en cuya vida se
reflejó intensamente el siglo XX, ha fallecido a los 95 años en París.
Hessel se asomó
además con un fuerte protagonismo a los retos del siglo XXI, como escritor de éxito que
influyó poderosamente en un movimiento mundial de protesta juvenil frente a las
injusticias sociales y económicas que aún tiene eco.
Como participante en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (1948),
el trabajo diplomático y como humanista de Hessel quedó impregnado de una
constante preocupación por el respeto a los demás, pero también por el estímulo
a la acción.
Así, hace unos meses
reconocía en una entrevista con Efe en su sencillo domicilio en París, de
regreso de un viaje y a punto de partir hacia Ginebra, que además de haber
animado a los jóvenes a indignarse, lo que es necesario ahora más que nunca es
"comprometerse".
"Es decir, ante
todo hay que dar confianza a las jóvenes generaciones. Estas no son incapaces
de transformar el mundo que va mal en un mundo que irá mucho mejor. Tendrán que
tener esperanza", dijo entonces el exdiplomático, incansablemente activo.
La
crisis generada por el capitalismo
Presente para muchos,
habrá a quienes sorprenda que detrás de movimientos como "Occupy Wall Street" se pueden encontrar pensamientos
difundidos -y multiplicados por las modernas redes sociales- por un venerable
anciano desde su apartamento parisino.
A pesar de exhibir
siempre un optimismo vital que probablemente fue el que le hizo superar con
éxito situaciones dignas de la mejor película de acción, Hessel admitió también
que el momento actual de la Humanidad "es más grave".
Y ello porque el
capitalismo ha creado "crisis muy graves", ha causado un crecimiento
de la importancia del mundo de las finanzas y con este el de la especulación,
frente a lo que llamó a un "civismo inteligente".
Resumió su mensaje
para quienes quedan tras su muerte de la siguiente manera: "La joven
generación puede basarse en su llamamiento a favor de los derechos y las
libertades para obtener el cambio a una sociedad mundial
que ya no esté gobernada por una oligarquía poderosa, sino organizada de manera
que se dé a todos el mínimo que hoy necesita cada uno".
Hoy las
manifestaciones de desolación por la desaparición física de Hessel se
repitieron de nuevo como cada vez que un miembro destacado de la Humanidad deja
de estar, y las instituciones lloraron públicamente la ausencia de un
referente.
Escapó
del horror nazi
La Francia oficial ha
mostrado su lamento por la muerte del
perfecto ejemplo de un ciudadano
europeo -nacido en Berlín en 1917, naturalizado francés,
políglota natural y entusiasta de una construcción continental hoy en
entredicho por el regreso de los intereses nacionales- pero que fue más que
francés.
Hessel pasa a la
historia como uno más de aquellos pocos afortunados que consiguieron escapar al
horror nazi desde el mismo borde del abismo pero también por el bello recuerdo
que dejara en el cine François Truffaut,
cuyo trío de Jules et Jim
se inspiró en los padres de
Hessel (Franz
y Helen).
Cuando estaba a punto
de cumplir los 95, Hessel reflexionaba desde un momento vital próximo al final
que le permitía decir con toda tranquilidad y una sonrisa que "la muerte
es quizás uno de los momentos más interesantes de la vida".
"El nacimiento es
muy interesante, el amor es maravilloso, la admiración es necesaria, la poesía
no se puede olvidar. Pero la muerte es algo para lo que hay que prepararse, es
lo que dicen todos los filósofos, hace falta aprender a morir bien".
"Espero haber
tenido éxito con ese aprendizaje y como ahora estoy muy cerca de la fecha en la
que voy a desaparecer, tengo 95 años y no me queda mucho, estoy feliz de
abordar esta última fase de la vida, esta última experiencia, como una
golosina", afirmaba acomodado en su pequeño salón.
Rtve.es. 27/02/13
Indignación y coraje
civil: Adiós a Stéphane Hessel
Luchador durante la resistencia francesa contra los nazis y
superviviente del campo de concentración de Buchenwald, Hessel murió en la
noche del martes en París
París, Francia. Con sus impecables trajes y su
afable mirada, Stéphane Hessel parecía más un profesor emérito que un rebelde.
Pero con su panfleto "¡Indignez-vous!", publicado en Francia en 2010
y traducido a una treintena de idiomas, el diplomático y escritor galo se
convirtió en combatiente e icono del movimiento 15-M en España y el
"Occupy" a nivel internacional.
Luchador durante la
resistencia francesa contra los nazis y superviviente del campo de
concentración de Buchenwald, Hessel murió en la noche del martes en París.
"Recibo con gran tristeza la desaparición de Stéphane Hessel",
escribía hoy el presidente francés, François Hollande, en un comunicado.
"Era una gran figura, cuya excepcional vida estuvo consagrada a la defensa
de la dignidad humana."
Con su crítica al
capitalismo "¡Indignaos!" ("¡Indígnense!") en
Latinoamérica), adquirió un estatus de culto que ni siquiera él se podía
explicar. "Creo que sólo llegué en el momento adecuado", dijo una
vez. En él, llamaba a la ciudadanía a indignarse sobre el estado del mundo:
sobre las injusticias sociales, el racismo, la avaricia de los mercados
financieros y la violación de los derechos humanos.
Su librito vendió
millones de ejemplares. Fue invitado a encuentros sindicales y eventos
ecológicos, en los que arremetía contra la política del capital y plateaba sus
tesis sobre el medio ambiente. Cuando durante sus discursos se acaloraba, el
público empatizaba con su carisma. En 2011 continuó y publicó
"Engagez-vous!", en el que volvía a llamar al compromiso activo por
un mundo mejor.
Protesta,
indignación y coraje civil son los ingredientes de los textos de Hessel. Y esos
nunca faltaron en su vida. Nacido en Berlín en 1917, en el seno de una familia
judía-protestante, en 1925 se trasladó a París con su padre, el conocido
escritor Franz Hessel, y su madre, la periodista Helen Grund. Como protesta por
el régimen de Hitler, en 1937 adoptó la ciudadanía francesa y en 1941 se unió a
la resistencia.
En julio de 1944
fue traicionado y detenido por la Gestapo. Sobrevivió el terror y la tortura en
el campo de concentración nazi de Buchenwald y en Mittelbau-Dora, y desde
entonces luchó por preservar los derechos humanos. Como diplomático francés y
secretario de la comisión de las Naciones Unidas, participó en la redacción de
la Declaración de los Derechos Humanos, aprobada por la ONU en 1948.
Hessel colaboró con
numerosas ONG. Como embajador de la organización La voix des enfants, viajó
varias veces a los territorios palestinos, pues condenaba la política israelí
como una humillación para los palestinos y la tildaba de vergonzosa y de
violación de los derechos humanos.
Lo que Hessel
escribió y dijo fueron convicciones germinadas a lo largo de su convulsa
biografía. Posiblemente ahí radique también el increíble éxito de su protesta.
Vanguarida.com.mx. 27/02/2013
Stéphane Hessel y sus frases más 'indignadas'
La
muerte del diplomático y filósofo francés invita a recuperar algunas de sus
ideas más contagiosas
Madrid, España. La muerte de Stéphane Hessel, autor de
'¡Indignaos!', no evitará que sus frases más repetidas sigan impulsando a la
generación de los indignados. Su vida, apasionante relato político
íntimamente relacionado con los hechos que revolucionarion el mundo moderno, ha
servido como ejemplo a millones de lectores repartidos por todo el globo. Como
dijo José Luis Sampedro, el ensayo de Stéphane Hessel es un
"grito, un toque de clarín que interrumpe el tráfico callejero y obliga a
levantar la vista a los reunidos en la plaza. Como la sirena que anunciaba la
cercanía de aquellos bombarderos: una alerta para no bajar la guardia".
En memoria de Stéphane Hessel, repasamos los textos
más compartidos en la red. Una selección de frases, párrafos e ideas que han
calado en lo profundo de la sociedad:
"Es nuestra obligación velar por los
principios y valores, porque nuestra sociedad siga siendo una sociedad de la
que estemos orgullosos: y no esta sociedad de indocumentados, de expulsiones,
de sospechas con respecto a la inmigración; no esta sociedad en la que se ponen
en cuestión las pensiones, los logros de la Seguridad Social; no esta sociedad
donde los medios de comunicación están en manos de los poderosos".
"El interés general debe primar sobre
el interés particular, el justo reparto de la riqueza creada por el trabajo
debe primar sobre el poder del dinero".
"Una democracia auténtica precisa de
unos medios de comunicación independientes".
"Os deseo a todos, a cada uno de
vosotros, que tengáis vuestro motivo de indignación. Es algo precioso. Cuando
algo nos indigna, como a mí me indignó el nazismo, nos volvemos militantes,
fuertes y comprometidos. Volvemos a encontrarnos con esta corriente de la
historia, y la gran corriente de la historia debe perseguirse por cada uno. Y
esta corriente nos conduce a más justicia y libertad; pero no a la libertad
incontrolada de la zorra en el gallinero. Estos derechos, recogidos en 1948 en
un programa de la Declaración universal, son universales".
"La responsabilidad del hombre no
puede confiar ni en un poder ni en un dios. Al contrario, es necesario
comprometerse en nombre de la propia responsabilidad como persona humana".
"La historia de las sociedades
progresa, y al final, cuando el hombre ha alcanzado su completa libertad, se
tiene el estado democrático en su forma ideal".
"La peor de las actitudes es la
indiferencia, decir 'no puedo hacer nada, ya me las arreglaré'"
"La esperanza siempre fue una de las
fuerzas dominantes en las revoluciones y las insurrecciones".
"La exasperación es la negación de la
esperanza. Es comprensible, diría que hasta es natural; sin embargo, no es
aceptable porque no permite obtener los resultados que puede eventualmente
producir la esperanza".
"Hace falta entender que la violencia
le da la espalda a la esperanza".
"La no-violencia es el camino a
seguir, tanto por parte de los opresores como por parte de los oprimidos".
"Los diez primeros años del siglo XXI
supusieron un periodo de retroceso a los progresos sociales y en materia de
libertad que se habían conseguido en el siglo anterior. Este retroceso, yo lo
achaco, en parte, a la presidencia americana de George Bush, al 11 de
septiembre y a las consecuencias desastrosas que de él han sacado los Estados
Unidos".
"Crear es resistir, resistir es
crear"
Ideal.es. 27/02/13
ONU rinde
homenaje a Hessel, escritor y defensor de Derechos Humanos
El Consejo de Derechos Humanos del organismo
lamentó la muerte del también diplomático y refirió que era "uno de los
grandes defensores de los derechos humanos".
Ginebra, Suiza. En una
iniciativa sin precedentes, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU guardó hoy
un minuto de silencio en homenaje al escritor, diplomático y resistente francoalemán
Stéphane Hessel, fallecido a los 95 años de edad.
Es la primera vez en sus casi siete años de
historia que el Consejo lleva a cabo un homenaje de este tipo.
En un comunicado, la alta comisionada de la ONU
para los Derechos Humanos, Navi Pillay, lamentó la muerte de Hessel, al que se
refirió como "uno de los grandes defensores de los derechos humanos".
Hessel, ciudadano francés de origen alemán
torturado por la Gestapo y superviviente de los campos nazis de concentración,
tuvo una larga carrera y participó en la elaboración de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948.
"Stéphane Hessel fue una figura destacada en
el mundo de los derechos humanos. Su implicación en el borrador de la
Declaración Universal es suficiente para que se merezca un lugar de honor en la
historia mundial, pero siguió trabajando y contribuyendo en el avance de los
derechos humanos hasta sus noventa años", dijo Pillay.
En 2012, Hessel publicó "¡Indignaos!", el
libro en el que pidió a la gente, especialmente a los jóvenes, luchar contra la
discriminación, la desigualdad y la indiferencia, "a pesar de la gran
diferencia de edad con su audiencia", destacó Pillay.
La alta comisionada agregó que el libro ha vendido
millones de copias y ha sido reconocido como fuente de inspiración de muchas de aquellas personas
que tomaron las calles para reclamar sus derechos en los meses que siguieron a
su publicación.
"Apoyó los principios de los derechos humanos
con una fiera integridad y nunca permitió que su ideología política o su
historia personal ensombrecieran sus opiniones sobre asuntos impopulares, como
la inmigración o el racismo", añadió Pillay.
"Lo echaré de menos personalmente. Es muy
triste decir adiós a alguien que ha jugado un papel fundamental en la causa de
los derechos humanos", lamentó.
Milenio.com. 27/02/13
¡Indignaos!
Stéphane Hessel
Después de 93 años,
estoy cerca del final. El final para mí ya no está muy lejos. Pero todavía
permítanme recordar a otros que actuaron basados en mi compromiso político.
Fueron los años de resistencia a la ocupación Nazi ‒y el programa de derechos
sociales elaborado hace 66 años atrás por el Consejo Nacional de la
Resistencia.
Es a Jean Moulin
[miembro asesinado del Consejo] a quien le debemos como parte de este Consejo,
la unidad de todos los elementos de la Francia ocupada ‒los movimientos, los
partidos, los sindicatos‒ para proclamar su membresía en la Francia
combatiente, y le debemos esto al único líder que lo reconoció, el general
Charles de Gaulle. Desde Londres donde me uní a de Gaulle en Marzo de 1941,
aprendí que este Consejo había completado un programa lo adoptó el 15 de Marzo
de 1944, que ofrece para la Francia liberada un grupo de principios y valores
en los que descansaría la moderna democracia de nuestro país.
Estos principios y
valores los necesitamos más que nunca. Es hasta que nosotras lo veamos, todas
juntas, que nuestra sociedad se vuelva una de la que estemos orgullosos, no
esta sociedad de inmigrantes sin papeles ‒expulsiones, sospechas respecto a los
inmigrantes. No esta sociedad donde se cuestiona la seguridad social y los
planes de pensiones y salud nacionales. No esta sociedad donde los medios
masivos están en manos de los ricos. Son cosas en las que nos habríamos negado
a ceder si fuesemos los herederos verdaderos del Consejo Nacional de la
Resistencia.
Desde 1945, después de
un horroroso drama [La 2ª Guerra] hubo una ambiciosa resurrección de la
sociedad a la que el mismo remanente del contingente del Consejo de la
Resistencia se dedicó. Recordemosles mientrsa creaban un programa de salud
nacional y de pensiones tal como la Resistencia quería, como su programa
estipulaba, «un plan completo de salud nacional y seguridad social, apuntado a
asegurar a todos los ciudadanos y ciudadanas los medios de subsistencia cuando
sea que estén incapacitados para encontrar un trabajo; una jubilación que
permita a los viejos trabajadores terminar sus días con dignidad».
Las fuentes de
energía, electricidad, y gas, minas, los grandes bancos, fueron nacionalizados.
Ahora esto fue como el programa recomendaba: «...el retorno a la nación de los
monopoilizados medios de producción, frutos del trabajo común, fuentes de
energía, riqueza de las minas, de compañías de seguros y de los grandes bancos;
la institución de una verdadera democracia económica y social involucra la
salida de los grandes feudos económicos y financieros de la dirección de la
economía».
El interés general
debe dominar sobre los intereses especiales. El hombre justo cree que la
riqueza creada en la esfera del trabajo debe dominar sobre el poder del dinero.
La Resistencia
propuso, «una organización racional de la economía asegurando la subordinación
de los intereses especiales a los intereses generales, y la emancipación de los
«esclavos» de la dictadura profesional que fue instituída en los estados
facistas», que había usado el gobierno interino [por dos años después de la
guerra] de la república como un agente.
Una verdadera
democracia necesita una prensa independiente, y la Resistencia lo sabía, lo
demandaba, defendiendo «la libertad de prensa, su honor y su independencia del
Estado, el poder del dinero y la influencia extranjera». Esto es lo que alivió
las restricciones a la prensa desde 1944. Y la libertad de prensa está
definitivamente en peligro hoy.
La Resistenica
solicitó una «real posibilidad para que todos los niños y niñas franceses se
beneficien de la más avanzada educación» sin discriminación. Las reformas
ofrecidas en el 2008 van contra este plan. Jóvenes profesores y profesoras,
cuyas acciones apoyo, llegaron al extremo de negarse a aplicarlas, y vieron sus
salarios reducidos como forma de castigo. Se indignaron, «desobedecieron»,
juzgando esas reformas demasiado alejadas del ideal de una escuela democrática,
muy al servicio de una sociedad de comercio y no desarrollando la mente
inventiva ni crítica suficiente.
Todas las fundaciones
de la conquista social de la Resistencia están amenazadas hoy.
El
motivo de la Resistencia: Indignación.
Alguno se atreverá a
decirnos que el Estado no puede afrontar los gastos de estas medidas para
ciudadanos nunca más. ¿Pero cómo puede existir hoy una falta de fondos para
apoyar y extender estas conquistas si la producción de riqueza ha aumentado
considerablemente desde el periodo de la Liberación cuando Europa estaba en
ruinas? Al contrario, el problema es el poder del dinero, tan opuesto por la
Resistencia y el gran hombre egoísta, con sus propios sirvientes en las altas
esferas del Estado.
Los bancos privatizados
de nuevo, han probado estar más preocupados de sus dividendos y de los altos
sueldos de sus líderes que del interés general. Esta disparidad entre los más
pobres y los más ricos nunca había sido tan grande, ni amasar fortunas y la
competición tan incentivado.
¡El
motivo básico de la Resistencia fue la indignación!
Nosotros, los
veteranos de los movimientos de resistencia y de las fuerzas de combate de la
Francia Libre, llamamos a la generación joven a vivir, transmitir, el legado de
la Resistencia y sus ideales. Les decimos: Tomen nuestro lugar, ¡Indígnense!
Los líderes políticos,
económicos e intelectuales y la sociedad no tienen que ceder ni permitir la
opresión de una dictadura internacional real o de los mercados financieros que
amenazan la paz y la democracia.
Deseo para todas las
personas, para cada una que tengan sus propios motivos de indignación. Es
invaluable. Cuando alguien te atropella como era atropellado por el Nazismo, la
gente se vuelve militante, fuerte y comprometida. Ellos se unen a este momento
histórico y los grandes momentos de la historia deben continuar gracias a cada
individuo. Y este momento conduce a más justicia, más libertad, pero no a esa
libertad ilimitada del zorro en el gallinero. Los derechos contenidos en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 son justamente eso,
universales.
Si te encuentras con
un desfavorecido, siente pena por él pero ayúdale a ganar sus derechos.
Dos
visiones de la historia
Cuando trato de
entender qué causó el fascismo, lo que lo hizo que tantos fueran dominados por
Hitler y el régimen de Vichy, me digo a mi mismo que los propietarios, con sus
egoísmos estaban tremendamente asustados con la revolución Bolchevique. Se les
permitió liderar con sus miedos.
Pero si, hoy como
entonces una activa minoría se levanta, será suficiente; debemos ser la
levadura que hace que el pan suba. Ciertamente, la experiencia de una persona
muy vieja como yo, nacida en 1917, es diferente a la experiencia de la gente
joven de hoy en día. Yo a menudo le pido a profesores la oportunidad de
interactuar con sus estudiantes y les digo: No tienen las mismas obvias razones
para comprometerse. Para nosotros resistir era no aceptar la ocupación alemana,
vencer. Esto fue relativamente sencillo. Simple como lo que siguió la
descolonización. Entonces vino la guerra en Argelia.
Era necesario que
Argelia fuese independiente, era obvio. En cuanto a Stalin, aplaudimos la
victoria del Ejército Rojo contra los Nazis en 1943. Pero ya sabíamos de las
atrocidades stalinistas de 1935, e incluso si era necesario mantener los oídos
abiertos hacia el comunismo para compensar el capitalismo estadounidense, la
necesidad de oponernos a esta insoportable forma de totalitarismo se había
establecido como una perogrullada. En mi larga vida presencié una sucesión de
motivos para indignarme.
Estas razones nacieron
menos de una emoción que de un compromiso deliberado. Como estudiante de una
escuela normal [una escuela de magisterio] fui muy influenciado por Sartre, un
compañero de estudios. Su «La náusea» [Una novela], «El Muro» [Un drama] y «El
Ser y la Nada» [un ensayo] fueron muy importantes en el entrenamiento de mi
pensamiento. Sartre nos enseñó «Ustedes son responsables como individuos». Ese
fue un mensaje libertario. La responsabilidad de una persona no puede ser
asignada por el poder o una autoridad. Al contrario, es necesario estar
involucrado en el nombre de la responsabilidad de uno como ser humano.
Cuando entré en la
French Ècole Normale Superieure, en la calle Ulm en París en 1939, entré como
un ferviente adherente del filósofo Hegel, y adherí al pensamiento de Maurice
Merleau-Ponty. Su enseñanza explora la experiencia concreta, la del cuerpo y
sus relaciones con los sentidos, una gran sensación singular enfrentada con una
pluralidad de sensaciones. Pero mi optimismo natural que busca que todo lo
deseable sea posible, me llevó más bien a Hegel. El Hegelismo interpreta la
larga historia de la humanidad como teniendo un significado: Es la libertad del
hombre progresando paso a paso. La historia se hace de sucesivos choques y la
toma en consideración de los desafíos. La historia de las sociedades y por lo
tanto, de los avances, y al final el hombre ha alcanzado su plena libertad,
tenemos en el estado democrático su forma ideal.
Este es ciertamente
otro entendimiento de la historia. Dice que el progreso está hecho de
«libertad», luchando por «siempre más»; esto puede ser como si viviésemos en un
huracán devastador. Así es como se lo representaba a un amigo de mi padre, el
hombre que compartió conmigo un esfuerzo por traducir al alemán «En busca del
tiempo perdido» [novela] de Marcel Proust.
Él era el filósofo
alemán Walter Benjamin. Había elaborado una visión pesimista de una pintura de
Paul Klee, un pintor suizo, el «Angelus Novus», donde la cara del ángel abre
los brazos para contener y empujar una tempestad, que él identifica con el
progreso. Para Benjamin, que se suicidaría en Septiembre de 1940 para escapar
del Nazismo, el sentido de la historia es la progresiva dominación de un desastre
tras otro.
Indiferencia:
La peor de las actitudes.
Es verdad que las
razones para estar indignadas pueden verse hoy menos claramente relacionadas o
el mundo se ha vuelto demasiado complejo. ¿Quién está haciendo el ordenamiento,
quién lo decide? No es siempre sencillo diferenciar entre todas las corrientes
que nos gobiernan. No estamos lidiando con una pequeña elite cuyas actividades
pueden ser fácilmente visibles. Este es un mundo vasto, en el cual tenemos una
sensación de interdependencia. Vivimos en una interconectividad como nunca
antes. Pero en este mundo todavía hay cosas intolerables. Para verlas, es bueno
y necesario mirar, buscar. Le digo a los jóvenes, busquen poco y eso es lo que
van a encontrar. La peor de las actitudes es la indiferencia, decir «No puedo
hacer nada contra eso. Ya me las arreglaré para salir adelante». Por incluirte
a ti mismo en esto, pierdes uno de los elementos que hacen al ser humano: la
facultad de indignarse y el compromiso que es una consecuencia de lo primero.
Ellos y ellas [las
personas jóvenes] pueden desde ya identificar dos grandes desafíos nuevos:
1. La gran brecha que
existe entre los más pobres y los m?a ricos y que no cesa de crecer. Es una
innovación de los siglos 20 y 21. Los más pobres en el mundo de hoy ganan apenas
dos dólares al día. Las nuevas generaciones no pueden dejar que esta brecha se
vuelva mayor. Los reportes oficiales por sí solos deberían provocar un
compromiso.
2. Derechos humanos y
estado del planeta: Tuve la oportunidad después de la Liberación de participar
en la escritura de la Declaración UNiversal de los Derechos Humanos, adoptada
por la Organización de las Naciones Unidas, el 10 de Diciembre de 1948 en París
en el Palacio de Chaillot. Fue como secretario privado principal de Henry
Laugier, el Secretario General adjunto de la ONU, y como secretario de la
Comisión sobre Derechos Humanos que yo con otros participamos en la redacción
de esta declaración. No sabría cómo olvidar el rol en su elaboración de René
Cassin, quien fue comisionado nacional de justicia y educación en el gobierno
de la Francia Libre en Londres en 1941 y ganó el Premio Nobel en 1968, ni el de
Pierre Mendès-France en el Consejo Económico y Social a quien le enviábamos los
borradores que producíamos antes de ser considerados por el Tercer Comité
(Social, Humanitario y Cultural) de la Asamblea General. Fue ratificado por los
54 estados miembros en sesión de las Naciones Unidas y yo lo certifiqué como
secretario.
Es a René Cassin a
quien le debemos el concepto de «derechos universales» en vez de «derechos
internacionales» como lo planteaban nuestros amigos estadounidenses y
británicos. Esto [universal en vez de internacional] fue clave porque, al final
de la Segunda Guerra mundial, lo que estaba en juego era lo que iba a ser emancipado
de las amenazas del totalitarismo que había pesado sobre la humanidad.
Para llegar a ser
emancipado era necesario obtener de los estados miembros de la ONU una promesa
de respetar estos derechos universales. Esto fue una forma de tratar de burlar
el argumento de «soberanía total» que cada nación enfatiza mientras se dedica a
provocar violaciones contra la humanidad en su propio suelo. Tal sería el caso
de Hitler quien se sentía con un poder supremo y autorizó a provocar un
genocidio. Esta declaración universal le debe mucho a la repulsión universal
hacia el Nazismo, el fascismo y el totalitarismo ‒y le debe un montón, en
nuestras mentes al espíritu de la Resistencia.
Tenía la sensación de
que era necesario moverse rápidamente para no ser engañados por la hipocresía
que había en la composición de la ONU, algunos que reclamaban que esos valores
ya estaban ganados no tenían intención alguna de promoverlos fielmente --
afirmaban que nosotros tratábamos de imponerles valores en la declaración.
No puedo resistirme al
deseo de citar el artículo 15 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (1948): «Toda persona tiene el derecho a una nacionalidad». El artículo
22 dice: «Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la
seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación
internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado,
la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales,
indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad». Y si
bien esta afirmación tiene un alcance declarativo y no legal, ha jugado un
papel muy importante desde 1948. Esto llevó al pueblo colonizado a pelear por
su independencia; esto sembró en sus mentes una batalla por la libertad.
Noto con satisfacción
que en el curso de las últimas décadas ha habido un aumento en las
Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y en movimientos sociales como ATTAC
(Asociación por una Tasa a las Transacciones financieras especulativas y la
Acción Ciudadana) o como la FIDH (Federación Internacional de Derechos Humanos)
y Amnistía Internacional que son activos y competitivos. Es obvio que para ser
efectivos hoy es necesario actuar en red, usar todos los medios de comunicación
modernos.
A la gente joven le
digo: Miren alrededor, encontrarán temas que justifiquen su indignación ‒hechos
acerca del tratamiento de inmigrantes, de inmigrantes «ilegales», de gitanos.
Encontrarán situaciones concretas que les llevan a fortalecer su acción
ciudadana. ¡Busquen y encontrarán!
Mi
indignación por lo que ocurre en Palestina.
Hoy mi mayor
indignación tiene que ver con Palestina, la Franja de Gaza y Cisjordania. Este
conflicto es indignante. Es absolutamente esencial leer el reporte de Richard
Goldstone, de Septiembre del 2009, en Gaza, en que un juez sudafricano y judío
que afirmaba aun ser un sionista, acusó al ejército israelí de haber cometido
«actos comparables a crímenes de guerra y quizás en determinadas
circunstancias, crímenes contra la Humanidad» durante su «Operación Plomo
Fundido» que duró 3 semanas.
Volví a Gaza en 2009
cuando pude entrar con mi esposa gracias a nuestros pasaportes diplomáticos,
para estudiar de primera mano lo que el reporte decía. La gente que nos
acompañaba no fue autorizada a entrar en la franja. Allí y en Cisjordania.
También visitamos el refugio de palestinos establecido por la UNRWA desde 1948,
donde más de 3 millones de palestinos fueron expulsados desde sus tierras en
Israel, esperando todavía un cada vez más problemático retorno.
En cuanto a Gaza, esto
es como una cárcel sin techo para un millón y medio de palestinos. Una prisión
donde la gente se organiza para sobrevivir. A pesar de la destrucción material
como la del Hospital de la Media Luna Roja por la Operación Plomo Fundido, esta
el comportamiento de sus habitantes, su patriotismo, su amor por el mar y las
playas, su constante preocupación por el bienestar de sus niños, que son
innumerables y alegres, que permanecen en mi memoria. Estábamos impresionados
con cuán ingeniosamente ellos enfrentaban todas las carencias que les han sido
impuestas. Les vimos hacer ladrillos, por falta de cemento, para reconstruir
las miles de casas destruídas por los tanques. Ellos nos confirmaron que
hubieron 1.400 muertos ‒incluyendo mujeres, niños y ancianos en el campo
palestino‒ durante esta «Operación Plomo Fundido» llevada a cabo por el
ejército israelí, comparada con tan sólo 50 personas heridas en el lado
israelí. Comparto las conclusiones del juez sudafricano. Que estos judíos
puedan, ellos mismos, perpetrar crímenes de guerra es insoportable. Ay, la historia
no nos da ejemplos suficientes de gente que extrae lecciones desde su propia
historia.
¿Terrorismo
o exasperación?
Sé que Hamas [partido
de los luchadores de la libertad palestinos], que ha ganado las últimas
elecciones legislativas, puede no ayudarlos que cohetes sean lanzados sobre
ciudades israelíes en respuesta a la situación de aislamiento y bloqueo en que
los gazanos viven. Pienso naturalmente que el terrorismo es inaceptable; pero
es neceario admitir (desde la experiencia en Francia) que cuando el pueblo está
ocupado por fuerzas inmensamente superiores a ellos mismos, la reacción popular
no puede ser totalmente pacífica.
¿Le es útil a Hamas
lanzar cohetes hacia Sdérot [pueblo israelí al otro lado de la frontera con la
franja de Gaza]?
La respuesta es no.
Esto no sirve a sus propósitos pero ello puede explicar esto como una muestra
de la exasperación de los gazanos. Bajo la noción de exasperación, es necesario
entender la violencia como la lamentable conclusión de situaciones inaceptables
a las cuales han sido sometidos.
Por lo tanto, ellos
pueden llamarlo, terrorismo como una forma de exasperación. Y este llamado
«terrorismo» es un nombre inapropiado. Uno no debería tener que recurrir a esta
exasperación, pero hay que tener esperanza. La exasperación es una negación de
la esperanza. Es comprensible, diría que es casi natural, pero aún es
inaceptable. Porque esto no permite a adquirir resultados que la esperanza
posiblemente puede eventualmente producir.
No
violencia: El caminio que debemos aprender a seguir.
Estoy persuadido a que
el futuro le pertenece a los no violentos, la reconciliación de diferentes
culturas. Es por esta vía que la humanidad entrará a su siguiente etapa. Pero
en esto estoy de acuerdo con Sartre: No podemos excusar a los terroristas que
lanzan bombas, pero podemos entenderlos. Sartre escribió en 1947: «Reconozco
que la violencia en cualquier forma que pueda manifestarse es un revés. Pero es
un revés inevitable porque estamos en un mundo de violencia. Y si bien es
cierto que el riesgo de recurrir a la violencia es permanente, es también
cierto que es el medio seguro para hacerla detenerse».
A esto añadiría que la
no-violencia es una segura forma de hacer que la violencia se detenga. Uno no
puede tolerar el terrorismo, usando a Sartre o en el nombre de este principio,
durante la guerra de Argelia ni durante los juegos olímpicos de Munich en 1972,
en el intento de asesinato contra los atletas israelíes. El terrorismo no es
productivo y Sartre mismo se preguntaría al final de su vida sobre el sentido
de la violencia y dudar de su razón de ser.
Sin embargo, proclamar
«la violencia no es efectiva» es más imporante que saber si uno debe condenar o
no a quienes se dedican a esto. El terrorismo no es efectivo. En la noción de
la efectividad, una esperanza no sangrienta es necesaria. Si hay una esperanza
violenta, está en el poema de William Appollinaire «la esperanza es violenta» y
no en la política.
Sartre, en Marzo de
1980, a tres semanas de su muerte declaró: «Es necesario tratar de explicar por
qué el mundo de hoy, que es horrible, es sólo un instante en un largo
desarrollo histórico, que la esperanza siempre ha sido una de las fuerzas
dominantes en revoluciones e insurrecciones y cómo todavía siento esperanza
como mi concepción de futuro».
Es necesario entender
que la violencia se opone a la esperanza. Es necesario preferir la esperanza,
esperanza por sobre la violencia. La no-violencia es el camino que debemos
aprender a seguir. También los opresores.
Es necesario llegar a
negociaciones para quitar la opresión; esto es lo que permitirá no tener más
violencia terrorista. Por lo tanto no debemos permitir que se acumule demasiado
odio.
El mensaje de Mandela
y Martin Luther King encuentra toda su pertinencia en el mundo que ha superado
la confrontación de ideología [p.e. Nazismo] y el totalitarismo conquistador
[p.e. Hitler]. Esto es también un mensaje de esperanza en la capacidad de las
sociedades modernas de sobreponerse a conflictos por medio del mutuo
entendimiento y una paciente vigilancia. Para alcanzar este punto es necesario
basarse en derechos, en vez de violaciones, quien sea el autor, debe causar
nuestra indignación. No hay que transar estos derechos.
Por
una insurrección pacífica.
He apreciado, y no soy
el único, la reacción del gobierno israelí cuando por la forma en que cada
viernes los ciudadanos de Bil'in protestaban sin usar piedras ni la fuerza
hasta el muro de separación. Las autoridades israelíes calificaron esto como un
«terrorismo no sangriento». Esto es algo bueno... Es necesario ser israelí para
calificar la no violencia como terrorista. Es especialmente necesario para ser
incómodos [como le resultaba a los israelíes] por la eficacia de la
no-violencia, que se encuentra para provocar apoyo, entendimiento ‒el apoyo de
todas las personas que en el mundo son adversarias de la opresión.
El pensamiento
productivista, impulsado por Occidente condujo al mundo a una crisis de la que
debe salir a través de una radical ruptura con el concepto de «crecer» no solo
en el campo financiero sino también en el dominio de las ciencias y la
tecnología. Ya es el momento de que las preocupaciones acerca de la ética, la
justicia y el equilibrio duradero (económico y medio ambiental) prevalezcan.
Porque son los riesgos más serios que nos amenazan. Ellos pueden poner fin a la
aventura humana en el planeta, que puede llegar a ser inhabitable para los
humanos.
Pero sigue siendo
cierto que el progreso más importante fue hecho después de 1948 [año de la
fundación de la ONU y la declaración de los Derechos Humanos]: descolonización,
el fin del apartheid, la destrucción del imperio soviético, la caída del muro
de Berlín. Por otro lado, los diez primeros años del siglo XXI fueron un
periodo de degeneración. Esta degeneración es explicada en parte por la presidencia
de George Bush, los eventos del 11 de Septiembre y desastrosas consecuencias
que involucran a los Estados Unidos, tales como la intervención militar en
Iraq.
Tenemos esta crisis
económica, pero todavía no iniciamos una nueva política de desarrollo. Del
mismo modo, la cumbre de Copenhagen contra el cambio climático no produjo una
política real para la preservación del planeta.
Estamos en el umbral
entre el terror de la primera década y las posibilidades de las décadas que
siguen. Pero es encesario tener esperanza, es siempre necesario. La década
anterior, la de los noventa, ha sido un tiempo de gran progreso. Las Naciones
Unidas tuvieron la sabiduría de llamar a conferencias como la de Río sobre
medio ambiente, en 1992, y la de Beijing sobre la mujer en 1995. En Septiembre
del 2000, por iniciativa del secretario general de la ONU, Kofi Annan, los 191
miembros adoptaron una declaración con «8 objetivos del milenio para el
desarrollo» de la que notablemente prometieron reducir la pobreza en el mundo a
la mitad para el 2015.
Mi pesar está en que
ni Obama ni la UE se han comprometido a lo que debiera ser su aportación por
una fase constructiva, basada en valores fundamentales.
Conclusión.
¿Cómo concluir este
llamado a la indignación? Diciendo todavía lo que, en ocasión del sexagésimo
aniversario del programa del Consejo Nacional de la Resistencia dijimos el 8 de
Marzo del 2004 ‒somos veteranos de los movimientos de resistencia y fuerzas de
combate de la Francia Libre (1940-1945)‒ que ciertamente «El nazismo fue
derrotado, gracias al sacrificio de nuestros hermanos y hermanas de la
Resistencia y a las Naciones Unidas contra la barbarie fascista. Pero esta
amenaza no ha desaparecido y nuestra ira contra la injusticia sigue intacta».
No, esta amenaza no ha desaparecido por completo. Convoquemos una verdadera
insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no
propongan como horizonte para nuestra juventud otras cosas que no sean el
consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la
amnesia generalizada y la competición excesiva de todos contra todos.
A todas las personas
que harán el siglo XXI, les decimos con afecto:
CREAR
ES RESISTIR; RESISTIR ES CREAR.