“La no violencia es
el primer artículo de mi fe y el último artículo de mi credo”.
-Mahatma Gandhi
“¿Puede desarrollarse
una cultura de paz para reemplazar la cultura de la guerra? Yo pienso que sí”.
-David Adams,
intelectual y pacifista
La masacre de los
periodistas del semanario Charlie Hebdo a manos de fanáticos musulmanes en el
corazón de París ha dejado al mundo occidental, por decir lo menos, atónito.
Aun en nuestro país, donde la violencia focalizada es pan de cadadía, el
cobarde atentado ha provocado amplia desazón.
Este nuevo
derramamiento de sangre, de tintes ‘yihadistas’, se ha cebado con aquellos
cuyas voces tradicionalmente han incomodado o puesto a temblar a quienes
detentan intereses políticos, económicos y religiosos: los periodistas críticos
y pensantes.
A diferencia de
México, donde las agresiones a los profesionales de la información provienen
mayoritariamente de funcionarios que se sienten amenazados por la revelación de
la verdad, en otras partes del mundo los radicales musulmanes han dado en
condenar a muerte a aquellos que consideran blasfemos. Hablo en particular de
caricaturistas, escritores y cineastas.
Citaré un caso menos
sonado que el actual, pero no menos cruento, sucedido en Ámsterdam en 2004.
Mientras se dirigía a su oficina, el director cinematográfico Theo van Gogh fue
asesinado por Mohammed Bouyeri. El cineasta había provocado la ira del fanático
musulmán por un cortometraje en el que se denunciaba el sojuzgamiento de las
mujeres en sociedades islámicas. Apoyado en el testimonio de la activista Ayaan
Hirsi Ali, Van Gogh entremezcló pasajes del Corán con escenas de mujeres
sometidas a violencia y abusos sexuales.
Tal como sucedió en
días pasados con el policía francés asesinado por sus cobardes ejecutores mientras
pedía clemencia, las últimas palabras del cineasta holandés cuando yacía
herido, fueron: “¡Por piedad, no lo hagas!”. Como respuesta, Bouyeri se acercó
y le disparó en varias ocasiones para luego proceder a degollarlo y dejarle
clavado el cuchillo en el pecho.
¿Cuál es el mejor
antídoto ante la violencia sectaria y todas las formas de violencia? La no
violencia de Gandhi; es decir, la paz.
David Adams, un
renombrado pacifista estadunidense, recientemente presentó en Santiago de
Querétaro y la Ciudad de México su libro ‘Cultura de Paz: Una Utopía Posible’.
En dicha obra, Adams denuncia la mentalidad de guerra y violencia que ha
asolado a la humanidad desde la noche de los tiempos y propone, a cambio, una
cultura de paz. En el ejemplar que generosamente me dedicó, Adams escribe: “For
a culture of peace in our time” (por una cultura de paz en nuestro tiempo).
Desde su perspectiva,
la cultura de paz debemos crearla entre todos y debería estar cimentada en la
educación, el respeto a los derechos humanos, la participación ciudadana, la
comunicación participativa, el desarme de las naciones y la comprensión, la
tolerancia y la diversidad.
Mi hija, Jessica
Marie, quien acompañó a Adams como intérprete durante su estancia en México, me
hizo ver la profunda convicción mostrada por este exfuncionario de la UNESCO,
cristalizada en el Manifiesto por la Paz, impulsado a nivel internacional por
él, el cual fue firmado por nada menos que 75 millones de personas (sí, el dato
es correcto: 75 millones).
En el manifiesto, los
firmantes se comprometen a respetar la vida de todas las personas, rechazar la
violencia, comportarse con generosidad, escuchar para comprenderse, preservar
el planeta y reinventar la solidaridad.
De acuerdo con Adams:
“En la visión de una cultura de paz, el proceso histórico, en sí mismo, se
transforma. Liberado de la cultura de guerra, donde la historia se ha
desarrollado sobre la base de cambios violentos, este proceso puede moverse
adelante sin violencia”.
¿No sería ya hora de
que las naciones, los fundamentalistas de todas las denominaciones y el resto
de la Humanidad empezáramos a escuchar y seguir a mentes tan lúcidas como la de
David Adams?
Raúl González
Pinto. Doctor en Comunicación por la Universidad de Ohio y Máster en Periodismo
por la Universidad de Iowa.
Raúl González Pinto. Amqueretaro.com. Querétaro, Querétaro, 12/01/15