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742. Educación para lograr la paz y la concordia en México

México, Distrito Federal. México debe implementar urgentemente una estrategia compartida de desarrollo regional. Esto quiere decir que las condiciones y oportunidades para el desarrollo se igualen para todos los mexicanos, independientemente de si nacen en Nuevo León o en Chiapas, en la ciudad o en la sierra.
En Coparmex sostenemos que uno de los cambios fundamentales para mejorar la eficiencia de toda nuestra economía, desde una perspectiva integral de desarrollo compartido, es asegurar una mejor calidad de la educación. Necesitamos una verdadera reforma educativa, una solución de fondo, que desde nuestro punto de vista descansa en tres bases:
1) La aprobación de las leyes reglamentarias de la reforma al artículo 123 constitucional; 2) consolidar el sistema nacional de evaluación educativa; 3) crear y fortalecer el servicio profesional docente.
La sociedad civil espera y demanda que los legisladores aprueben las leyes reglamentarias de la reforma educativa en el periodo extraordinario que se realizará en agosto. Esto es imprescindible para que empiecen a funcionar los avances constitucionales logrados en materia educativa, para que México se inserte en una economía moderna y para que nuestros niños y jóvenes tengan acceso a la calidad en la educación, que los aleje de las calles, de las pandillas y del crimen organizado. Por ello, a la dimensión social del desarrollo regional debemos sumar la perspectiva de la seguridad pública. La paz y la tranquilidad de nuestras familias debe ser la misma, independientemente de si viven en Yucatán o en Michoacán, en la ciudad o en las comunidades alejadas.
Es difícil, pero debemos empezar a reconocer que hay regiones en nuestro país con características que impiden su desarrollo integral: instituciones débiles con gobiernos inoperantes, guerrillas que disputan el territorio, ausencia del Estado de derecho y la presencia de un "estado" paralelo a las instituciones formales de la república. No puede haber desarrollo integral en las regiones que cumplen con esta definición.
Las exigencias de la sociedad han sido claras desde hace mucho tiempo: mejor coordinación entre las fuerzas federales y locales, policía con mando unificado y un trabajo más eficiente en el combate financiero a los grupos del crimen organizado.
La paz y la seguridad son responsabilidad de todos, incluida la sociedad. El gobierno federal debe planear y ejecutar una estrategia nacional; pero la exigencia ciudadana debe centrarse en los gobiernos locales, municipales y estatales, que han permitido durante décadas el deterioro de las instituciones en el orden local.
Omisión, impunidad, corrupción y colusión con el crimen son algunas de las causas del clima de violencia que se vive en ciertas regiones del país. Pero también lo es la falta de desarrollo, de oportunidades productivas y de un sistema educativo que no siempre genera en sus jóvenes habilidades o valores. La historia del mundo ha demostrado que sólo a través de la generación de riqueza es como puede acabarse la pobreza y los males que vienen con ella, como la desigualdad social, el hambre, la marginación, el crimen y la inseguridad.
Es triste lo que Michoacán ha vivido en los últimos días, especialmente porque es ejemplo de todo lo que nos resta por hacer en México. Además de los problemas de seguridad, esta semana se anunció que Michoacán fue uno de los pocos estados en los que la pobreza extrema creció entre 2010 y 2012; ese es el resultado de una combinación que no debemos permitir para México: inseguridad y violencia; pobreza e incapacidad para abatirla; autoridades ausentes, finanzas públicas comprometidas y, por si fuera poco, uno de los sistemas estatales de educación más deficientes, con muchos maestros que prefieren la protesta en la calle a las clases, y con una alta tasa de deserción educativa que muchas veces es el inicio de la incursión en el crimen.
Si no hacemos algo pronto, la violencia —y especialmente la impunidad que se vive en estas regiones— se puede extender a otras entidades de México, condicionando la viabilidad de nuestro desarrollo y reduciendo el impacto de los grandes temas que se discuten a nivel nacional.
De acuerdo con los compromisos asumidos en el Pacto por México, a finales de agosto tendrían que estar promulgadas la Ley del Sistema Nacional de Evaluación y la Ley Orgánica del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, el cual goza ya de autonomía constitucional.
Es preciso llegar al periodo ordinario que iniciará en septiembre con esas leyes secundarias en materia educativa ya aprobadas, para que los legisladores puedan concentrarse en las reformas estructurales fundamentales en materia de seguridad pública, hacendaria, energética y la banca de desarrollo.
Para Coparmex la educación no sólo es un instrumento para el mejoramiento económico de las familias, sino un elemento indispensable en la emancipación integral de las personas. Por ello, creemos que conforme avancen las reformas en favor de la calidad especializada de nuestra educación, debe avanzar la perspectiva de familia y de valores ciudadanos como indicadores transversales de la política social, porque facilitan el logro de la paz y la concordia en México.
Juan Pablo Castañón Castañón. Presidente Nacional de Coparmex
Diario de Coahuila.com.mx. 02/08/13