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Protestas en Universidades por Gaza: Un recuerdo de los años 60


Un grupo de estudiantes, académicos y personal pro palestinos de la Universidad de Cornell, ubicada en Ithaca, en el Estado de Nueva York, formaron una barrera humana para proteger una acampada instalada como protesta contra la institución.
La Universidad amenazó a los estudiantes con suspensión si no abandonaban el área y policías comenzaron a ocupar los edificios aledaños al lugar de la manifestación.
Los manifestantes no fueron confrontados, como ocurrió en otras instituciones estadounidenses, como Columbia, Texas y California.
Una ola de protestas estudiantiles contra la guerra entre Israel y Hamas ha sacudido al país, después de que más de 100 manifestantes en la Universidad de Columbia, miembro de la Ivy League, fueron detenidos.
Las movilizaciones han sido comparadas por medios, como The New York Times, con las protestas en contra de la guerra de Vietnam en los años 60 en Estados Unidos.
Para Moisés Garduño, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, especialista en Medio Oriente, el movimiento tiene similitudes y diferencias sustanciales.
"La gran diferencia con respecto a los años 60 es que se está manifestando por un cese al fuego que se pide a un actor internacional acusado por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia", explica el académico.
"Otra diferencia que yo veo es que muchos jóvenes conectan sus causas personales y nacionales con la causa palestina, que es algo innovador".
Cornell es un claro ejemplo de estas dinámicas.
Su pliego petitorio para levantar la acampada incluye no sólo demandas alrededor de la guerra en Gaza, sino también el reconocimiento de la Universidad en el genocidio de nativos americanos y la ocupación de sus tierras.
"La Universidad de Cornell está muy profundamente conectada con la explotación y el genocidio a través de nuestro Instituto Technion, creado para la investigación de producción de armas y toda esa tecnología usada para hacerle daño a la gente", dice Katie, contacto con la prensa de la Coalición por la Liberación Mutua, un grupo de organizaciones creado a partir del 7 de octubre y la escalada de la ofensiva israelí en territorio palestino.
La Coalición se encuentra en el centro de las protestas en Cornell.
"Somos una universidad construida en tierra robada de nativos americanos. Hay tantas formas en las que estamos conectados con el genocidio de múltiples grupos que creo que la participación (en las protestas) y el incremento en el apoyo pro palestino, puede ser explicado por el hecho de que la gente está reconociendo lo íntimamente que su vida está conectada con la opresión estructural de otros".
Desde sus inicios, la Coalición ha tenido miembros que se identifican con diferentes movimientos. A su lucha se han sumado académicos y trabajadores, que ofrecieron discusiones durante el segundo día de la acampada, e hicieron frente a las autoridades universitarias que buscaban dispersar el bloqueo.
La llamada zona liberada en Cornell tiene un par de días de haber sido instalada y los estudiantes utilizan las redes sociales para pedir apoyo a compañeros, suministros e informar de sus diálogos con la administración.
Sin embargo, el final de semestre se acerca y el panorama tanto en Ithaca, como en el resto de Estados Unidos, presenta incertidumbre.
"El semestre termina a finales de mayo. Creo que lo ideal sería que la universidad negocie con nosotros, pero si eso no pasa, ninguno puede tomar decisiones por toda la zona liberada", dice Katie a través de una entrevista por Zoom, en una habitación donde a sus espaldas están apilados suministros y comida donados para sostener la acampada.
Explica que el movimiento tiene sus pautas y procesos democráticos, los cuales, tendrían que seguirse en caso de que el fin de semestre llegue sin una resolución a sus demandas.
"Si se decide por dejar la zona liberada, pues eso ocurrirá, pero si no, supongo que mantendríamos la ocupación", sentencia.
Garduño dice que para llegar a una resolución del problema, las autoridades universitarias tienen que agudizar la escucha, considerar las demandas y llamar al cese al fuego.
El académico pone de ejemplo a la UNAM, que fue la primera universidad en México en condenar la crisis humanitaria, pidiendo un cese a la ofensiva y velando por la reparación de conflictos por medio de la reconciliación a la comunidad intencionalidad.
"Las universidades pueden hacer eso perfectamente, hacer esos llamamientos y generar foros. Los jóvenes no tienen por qué estar hablando de esto en las calles, acampando, pueden utilizar la infraestructura de las universidades para generar debates y postulados que puedan llegar a oídos del mundo", explica.
"Tienen que tomar un papel de conciliación, de interacción y de respeto. Que es todo lo contrario a lo que está pasando ahora".
Con respecto a las demandas que piden a instituciones terminar lazos con Israel, Garduño apunta que hay convenios que no se pueden cortar de la noche a la mañana, pero un compromiso a revisar dichas documentaciones, mostraría que hay una resonancia de las denuncias.
"Los estudiantes piden a sus universidades demandas muy justas: que no inviertan en el genocidio, y las instituciones no responden", dice Katie al preguntarle sobre los hechos violentos que han transpirado en otras escuelas del país.
"Entonces los estudiantes intentan de cualquier forma que se escuche su voz y si eso significa ocupar un espacio en los campus, no debería ser recibido con supresión. Es una escalada injusta a lo que estamos pidiendo".
Aguileta,S. "Protestas por Gaza: Un recuerdo de los años 60". "El Norte.com". 28/04/2024. Recuperado por 01/05/2024
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