Páginas de Cultura de Paz y No Violencia

223. Mujeres constructoras de paz

Madrid, España. Compartir y divulgar para seguir construyendo un marco legal que tenga en cuenta a la mujer no sólo como víctima, sino también como sujeto activo a la hora de reconstruir un país, sus instituciones, su memoria, su historia y su futuro, la paz. Para presentar y que cunda su ejemplo, el libro “Mujeres tejiendo la paz”, recoge el perfil de decenas de mujeres de todo el mundo que dedican su vida y, que en algunos casos, les ha supuesto la muerte, a luchar desde la perspectiva de género por un mundo donde la mujer no sea ninguneada, maltratada, violada, marginada, despreciada o, incluso, asesinada por el mismo hecho de ser mujer.
Conversamos con Manuela Mesa y Laura Alonso Cano, responsables del libro “Mujeres tejiendo la paz”, de la ONG CEIPAZ-Fundación Cultura de Paz.
¿Cómo surge la idea de este libro?
Este libro es parte de un proyecto de CEIPAZ-Fundación Cultura de Paz cuyo objetivo principal es abordar el eje mujer, paz y seguridad y hacer un balance de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU en el décimo aniversario de su aprobación. El libro tiene un marcado carácter divulgativo y pretende llegar al público en general para que se conozcan y reconozcan las aportaciones de muchas mujeres relevantes y anónimas que trabajan día a día por la construcción de la paz en el mundo.
La resolución 1325 es la primera del Consejo de Seguridad en vincular la experiencia de las mujeres en los conflictos con el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional. Reivindica el papel de liderazgo de las mujeres en la resolución de conflictos, las conversaciones de paz y exige el enfoque de género en las misiones de mantenimiento de paz. Pero ¿se ha llegado a desarrollar en algunos de los conflictos de la última década?
Ésta es la cuestión, la Resolución supone un avance imprescindible pero no suficiente: actualmente menos del 3% de los signatarios de los acuerdos de paz son mujeres. A pesar de los datos, la Resolución ha sido muy importante para al abordar de manera conjunta el impacto de los conflictos armados sobre las mujeres y el papel que ellas juegan en los procesos de paz y en la rehabilitación posbélica. Fue importante en Liberia, Sri Lanka, Nepal y se ha convertido en una herramienta de reivindicación del movimiento de mujeres para lograr mayor protección en la guerra, mayor participación en los procesos de paz y de rehabilitación posbélica, así como un mayor esfuerzo en la prevención de la violencia. A la Resolución 1325 le han seguido otras que, junto con los planes de acción estatales que ya están en marcha en más de veinte países, ofrecen un cuerpo normativo de suficiente entidad para que pudieran comenzar a percibirse cambios sustantivos en la realidad que viven las mujeres. Sin embargo, a diez años de esa primera Resolución, promovida tenazmente por una potente red de organizaciones de mujeres de todo el mundo, todavía queda mucho por hacer. Se ha alcanzado el reconocimiento internacional del problema pero aún falta voluntad política por parte de los gobiernos y de la ONU en la consecución de los compromisos sobre el terreno.
¿Cuál ha sido el criterio para seleccionar a las mujeres que aparecen en el libro?
La selección de las mujeres protagonistas es el resultado de las propuestas que hemos construido entre todas las autoras y las redes de investigación para la paz de las que CEIPAZ forma parte. Nos parecía muy importante que quienes íbamos a escribir de las protagonistas lo hiciéramos desde la cercanía, el vínculo y la admiración. Por ello siempre decimos que la selección de las 70 protagonistas ha sido la que ha sido posible entre nosotras, teniendo en cuenta que un libro siempre implica limitaciones de espacio, especialmente cuando soñábamos con poder haber recogido las historias de vida de las 1325 mujeres que citamos al final del libro.
¿Y las autoras de los perfiles?
Manuela Mesa, la directora de CEIPAZ y del proyecto, logró tejer una red de 25 autoras que compartíamos el deseo de poner en valor el trabajo de las mujeres en la construcción de la paz. Somos un grupo muy diverso en cuanto a nuestra formación y trayectoria profesional: periodistas, sociólogas, psicólogas, libreras, poetas, abogadas, investigadoras de la paz, economistas… Nuestras distintas miradas han tratado de aportar riqueza al conjunto.
Las ilustraciones no sólo representan el carácter de sus protagonistas sino el contexto de su país y la problemática a la que dedican su trabajo.
¿Quiénes son los ilustradores y cómo se implicaron en el proyecto?
Son 42 artistas gráficos de la Bienal Iberoamericana de Diseño (BID), coordinados por Uno Comunicación. Con ellas y ellos hemos explorado otras maneras de contar las historias de vida de las protagonistas buscando construir nuevos códigos de representación de las mujeres y la paz, huyendo de tópicos y estereotipos que nos limitan. Su aportación ha sido fundamental para lograr que este libro resulte muy atractivo visualmente y para posibilitar un diálogo muy interesante con los textos.
¿Cuál ha sido el recorrido del libro hasta el momento y qué planes tenéis para el futuro?
El libro ha sido presentado en muchos lugares desde su lanzamiento en noviembre de 2009, actualmente lo seguimos presentando para colectivos que nos lo solicitan. Ahora comenzamos una nueva etapa en la que el libro es el hilo conductor de talleres formativos sobre mujer y paz, dirigidos a colectivos de mujeres, jóvenes y adultos. También está inspirando una creación teatral y una exposición itinerante. Todo ello para dar mayor visibilidad al trabajo de las mujeres en la construcción de la paz.
Las mujeres tuvieron un papel protagonista en la Plaza Tahrir durante las revueltas egipcias. Sin embargo, una vez cayó el régimen de Mubarak empezaron a ser reprimidas con más ferocidad si cabe que los hombres, sufriendo incluso “exámenes de virginidad”. Sin duda, una forma de violencia sexual, uno de los temas tratados en el libro. ¿Cómo ha avanzado en la legalidad internacional el castigo de la violencia sexual?La violencia sexual ha sido abordada específicamente en otras resoluciones complementarias a la Resolución 1325, en concreto la Resolución 1820 sobre la violencia sexual como arma de guerra, y en el año 2009 dos resoluciones más, la 1888 que concreta los compromisos adquiridos mediante la Resolución 1820, y la 1889. Y además desde el 2010 Naciones Unidas cuenta con una representante especial para los casos de violencia sexual, Margot Walltrom. Sin embargo, para avanzar realmente en este terreno es necesario un mayor compromiso en todos los niveles local, regional, nacional e internacional para acabar con la impunidad en torno a las violaciones de mujeres que son delito de lesa humanidad. Existen los instrumentos pero es necesario ponerlos en práctica. Lo ocurrido en Egipto forma parte del acoso y violencia que sufren las mujeres desde hace más de treinta años. Como explica muy bien la periodista Mercedes Rivas, en Egipto, en las zonas rurales, más del 60% de las jóvenes son todavía mutiladas genitalmente a pesar de ser una práctica ilegal. Pero la «auténtica opresión es la intelectual», tal y como ha afirmado en numerosas ocasiones la escritora y psiquiatra Nawal El Saadawi. La solidaridad y el apoyo internacional hacia las mujeres árabes en estos momentos es esencial y es clave para lograr que formen parte de las nuevas estructuras de poder y de la toma de decisiones.
En la web seguís incluyendo perfiles de mujeres, ¿cuáles son las que tenéis pendientes?
Invitamos a vuestras lectoras y lectores a proponernos a quienes echen en falta en nuestro proyecto. Entre las mujeres que no pudimos incluir finalmente está Betty Readon, icono de la educación para la paz; Jody Williams, premio Nobel de la paz por su trabajo contra las minas anti-persona, Alva Reimer Myrdal, diplomática sueca galardonada con el Premio Nobel de la Paz, Natalia Esterinova, defensora de los derechos humanos en Chechenia a partir de su organización Memorial en Grozny. Es cierto que echamos muchas de menos.
¿Y cómo crees que puede influir conocer a estas mujeres?
Necesitamos conocer nuestra genealogía de mujeres, también en el trabajo para la construcción de la paz. Necesitamos poner en valor otras maneras de hacer y de pensar que supongan una alternativa al pensamiento y la acción dominantes. Necesitamos conocer y reconocer modelos de acción inclusivos que nos inspiren y movilicen hacia una ciudadanía participativa y plena. Por ello creemos que conocer a estas mujeres tenaces, creativas, activistas, académicas, famosas, anónimas, disidentes, resilientes, transformadoras, atrevidas, solidarias, valientes, generosas, visionarias, resistentes, y muchas cosas más, es un placer y también una oportunidad de agrandar nuestro mundo. Estas mujeres trabajan incansables para construir la esperanza y, como dice Nawal El Saadawi: “La esperanza es poder”.
Patricia Simón. Periodismo Humano.com. 27/5/2011