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291. Las enseñanzas de Ocso: en busca de paz interior

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Las enseñanzas de Ocso: en busca de paz interior
Laura Aída Pastrana Aguirre
Ocso es un perro callejero, a él lo conocí una tarde lluviosa como las hay muchas en Toluca. Lleva el nombre de Ocso porque nuestro encuentro sucedió en la puerta de un Oxxo, y claro, ese día mi creatividad y mi imaginación alcanzaron su frontera más lejana justo donde termina mi nariz, así que en un intento casi fallido por respetar los derechos de autor al sólo violar escondidamente la homonimia, lo llamé “Ocso”.
Los hechos ocurrieron más o menos así: al bajarme del auto para buscar el refugio en una desaconsejada cajetilla de cigarros [sobraría decir que esa tarde era perfecta para justificar cualquier tipo de depresión] Ocso se acercó, olfateó mi tristeza y desesperación, lloró o escuché que lloró al mismo ritmo de mis lágrimas, lamió mis manos, mis pies, y hasta mi cara en medio de una lucha por apartarlo de mi lado.
Ocso me rogó o escuché que me rogó para que lo acariciara, para que comprendiera su hambre y su soledad. Luego de unos instantes con él, comprendí lo que me pedía, me reproché incluso por la falta de sensibilidad con la que se inició nuestro encuentro y lo llevé a casa.
Ahí no había nada de alimento para perro, así que le prometí que al día siguiente lo bañaría, le compraría shampoo para matarle las pulgas y la mejor comida que jamás hubiese probado, le ofrecí mientras tanto unas galletas azucaradas que devoró y jugamos un rato correteando una pelota que terminó sin aire, como yo.
Al día siguiente, descubrí que Ocso había levantado con fuerza extraordinaria la malla protectora y se había ido, no más caricias, no más lágrimas, no más compañía, no más juegos de pelota, no más amigos fieles, no más empatía…
En cambio, había una nota que decía:
1.- No aceptes promesas cuando lo que tienes es hambre
2.- Cuando recibas amor, no aprisiones
3.- Cuando recibas amor, entrega todo con la misma intensidad pero no te entregues a ti
4.- Las necesidades de otro, aunque sean las mismas que las tuyas, no se satisfacen de la misma forma
5.- Para aprender una lección no necesitas toda una vida, basta con instantes significativos
Ocso nunca fue mi perro, es de todos y es de nadie, es del mundo y no lo es, no puedo extrañarlo porque está aquí o escuché que está aquí, pensar en Ocso me da alegría y melancolía, hablar de él me enorgullece pero no sé si quiero seguir haciéndolo; Mejor… Hablemos de Paz
Laura Aída Pastrana Aguirre. Licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. Diplomada en Criminalística por la Universidad Anáhuac, México. Especialista en Derecho Penal Económico por la Universidad de Castilla la Mancha, Toledo, España. Maestra en Ciencias Penales por la Universidad Anáhuac, México. Estudios concluidos de Maestría en Estudios para la Paz y el Desarrollo, por la Universidad Autónoma del Estado de México UAEM. Doctora en Administración Pública por la Universidad Anáhuac, México. Catedrática de las materias de Teoría General del Derecho Penal y Sociología Jurídica en la UAEM. Catedrática de la materia Clínica de Introducción a la Mediación en la Escuela Judicial del Poder Judicial del Estado de México. Jefa de Departamento en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. Asesora Jurídica en la Comisión de Gobierno de la Primera Legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Subdirectora de Recomendaciones Legales en la Procuraduría General de la República. Asesora Jurídica en Oficina de Enlace de la Cámara de Diputados. mejorhablemosdepaz@yahoo.com.mx