Madrid, España. La Editorial Comanegra acaba de editar "Delito de silencio: ha llegado el momento. Es tiempo de acción", una publicación en la que su autor, Federico Mayor Zaragoza, exhorta a los ciudadanos a que no permanezcan más tiempo silenciosos y espectadores, que se impliquen y tomen en sus manos las riendas de su destino. Que digan: ¡BASTA!
Introducción
"Saber, prever, prevenir. Actuar siempre de tal modo que configuremos un futuro, que inventemos un mañana acorde con la igual dignidad de todos los seres humanos. Este compromiso con las generaciones venideras exige hondas transformaciones, cambios radicales, pero también conservar los valores esenciales que deben orientar nuestros rumbos y ser punto de referencia para responder a los grandes desafíos a los que nos enfrentamos.
Así, a contraviento, cavar nuevos surcos y plantar semillas, aun en tiempo desapacible y entorno inhóspito. Durante siglos ha prevalecido, en escenarios de poder estrictamente masculinos, la cultura de imposición, de la violencia, del dominio. Y la gente, vasallos obedientes, acallados, atemorizados.
Ha llegado, por fin, el momento de los pueblos, de las mujeres y hombres del mundo entero que toman en sus manos las riendas de su destino. Ha llegado el momento de no admitir lo inadmisible. De alzarse. De elevar la voz y tender la mano.
La tecnología de la información y la comunicación permite hoy la participación no presencial. Y, por tanto, facilita la transición de una economía de especulación y guerra a una economía de desarrollo global sostenible. De súbditos a ciudadanos. De la fuerza a la palabra.
Ha llegado el momento. Es tiempo de acción. De no ser espectador impasible.
El tiempo del silencio ha concluido".
Blog de Federico Mayor Zaragoza. 15/3/2011
"Delito de Silencio: Ha llegado el momento. Es tiempo de Acción"
Madrid, España. En "Delito de Silencio: Ha llegado el momento. Es tiempo de Acción" publicación Federico Mayor Zaragoza, nos exhorta a implicarnos, reconstituirnos democráticamente y convertirnos de súbditos a ciudadanos plenos; de silenciosos a participativos; de espectadores a actores.
"Ha llegado el momento de los pueblos, de las mujeres y hombres del mundo entero que toman en sus manos las riendas de su destino. Ha llegado el momento de no admitir lo inadmisible. De alzarse. De elevar la voz y tender la mano"
Del sitio de la Fundación "Cultura de Paz"
"Delito de silencio"
"Ola a ola.
El mar lo sabe todo.
Pero olvida."
- Mario Benedetti
En Salobreña, al atardecer, escribí en agosto de 1994 frente al mar:
Delito
de silencio.
Tenemos que convertirnos
en la voz
de la gente
silenciada.
En la voz
que denuncia,
que proclama
que el hombre
no está en venta,
que no forma parte
del mercado.
En la voz
que llegue fuerte y alto
a todos los rincones
de la tierra.
Que nadie
que sepa hablar
siga callado.
Que todos los que puedan
se unan
a este grito.
Silencio de los silenciados, de los amordazados. Silencio de la ignorancia.
Terrible silencio. Pero más terrible, hasta ser delito, el silencio culpable de
los silenciosos. De los que pudiendo hablar, callan. De los que sabiendo y
debiendo hablar, no lo hacen.
Debemos la voz. A nuestra propia conciencia, en primer término. Pero,
inmediatamente, tenemos el deber de ser la voz de los sin voz. Les
debemos la voz: “La voz a ti debida”, como en la égloga de Garcilaso,
como en el libro de Salinas. La voz debida, sobre todo, a los que llegan a
un paso de nosotros, a las generaciones venideras.
Sin cesar. Sin cejar. Sin distraernos ni cansarnos. Sin dejarnos conducir
por la (s) pantalla (s), espectadores pasivos. Es un deber hablar. No
hacerlo es, puede ser, grave insolidaridad, trasgresión moral, delito.
“Cuando el hombre cansado / ... para, / traiciona al mundo, porque ceja / en
el deber supremo, que es seguir” /.
Volver a intentarlo. Volver sin detenerse, sin pausa, porque - sigue
escribiendo Salinas - “Nos llenará la vida / ese puro volar sin hora
quieta“... .
Voz vigía. Voz que alerte y corrija. Voz que oriente. “La voz debe
anteceder al hecho, / prevenirlo. / Después, no sirve para nada. / Es sólo
aire estremecido” (verso sobre Camboya, 8 de abril de 1979).
La anticipación, la gran victoria. El siglo XXI ha de ser el siglo del pueblo,
de la palabra, de la gente. No más la fuerza, la imposición de los pocos
sobre los muchos. No más la espada ni la mano alzada. Manos tendidas,
manos unidas. Y la voz. A contraviento. Valientemente. Como Quevedo:
“No he de callar por más que con el dedo ... / silencio avise o amenace
miedo”.
La voz debida, comprometida. Voz que libera a medida que se pronuncia.
Voz que puede ser asidero, cura. En 1995, escribí en París: ... “La voz / a
veces /no fue voz / por miedo. / La voz / que pudo ser remedio / y no fue
nada”.
José Ángel Valente, en su poema “Sobre el tiempo presente”, nos advierte:
“Escribo desde un naufragio.
Escribo sobre el tiempo presente.
Escribo... sobre lo que hemos destruido
sobre todo en nosotros.
Escribo desde la noche,
desde la infinita progresión de la sombra,
... desde el clamor del hombre y del trasmundo,
desde el genocidio,
desde los niños infinitamente muertos...
pero escribo también desde la vida ....
desde su grito poderoso.
Como Garcilaso “que tanto callar ya no podía”, alcemos nuestra voz. Voz
debida, voz de vida. Delito de silencio. “... Y que se oiga la voz de todos, /
solemnemente y clara”. Es el mensaje de Miquel Martí i Pol. ¡De todos!.
Clamor popular, para que un día no vuelvan hacia atrás su mirada nuestros
descendientes y piensen: “Podían y no se atrevieron. Esperábamos su voz,
y no llegó”.
El mar puede guardar silencio.
Nosotros, no.
Federico Mayor Zaragoza
Julio, 2004