“Sin Justicia
nunca habrá Paz”: Javier Sicilia
México, Distrito
Federal. El movimiento
por la Paz con Justicia y Dignidad conmemoró en
la Estela de Luz, el segundo aniversario del surgimiento de la agrupación
creada por el poeta Javier Sicilia,
quien exigió a los legisladores que bloquean la Ley General de Víctimas a dejar
la mezquindad, el desprecio y la solidaridad con el crimen.
Reconoció
que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha demostrado su voluntad
para acercarse con las víctimas, aunque todavía es necesario realizar acciones
contundentes para hacerles justicia.
"Porque
sin justicia nunca habrá paz, mantendremos una vigilancia absoluta en la
aplicación real de la Ley General de Víctimas en todo el país. Llamamos desde
aquí a aquellos legisladores que, en nombre de sus intereses -que no son los de
la realidad del país ni los de las víctimas, están obstruyendo aún la Ley
General de Víctimas- a que cumplan con su vocación fundamental que es servir
con buenas leyes a la nación", indicó Javier Sicilia.
Con
pancartas, fotografías y consignas las decenas de personas reunidas sobre paseo
de la Reforma buscaron recordar a las víctimas de la violencia en nuestro país
y rebautizaron al monumento que conmemoró el Bicentenario de la Independencia
con el nombre de "Estela de la Paz".
Tras
una breve lluvia algunos grupos de asistentes entonaron cantos de protesta, leyeron
poemas y escritos relacionados con la necesidad de erradicar la violencia,
encendieron veladores y también las madres de algunos de los desaparecidos
hablaron a los presentes.
Juan Pablo
Reyes. Excelsior.com. 28/03/13
Javier
Sicilia: dos años como símbolo del dolor de México
México, Distrito Federal. El asesinato de un hijo llevó al poeta Javier Sicilia a liderar las
mayores marchas contra la "guerra al narcotráfico" en México. Dos
años después y sin poder escribir un solo verso, el hombre del sombrero de ala
ancha se dice exhausto por el peso del dolor de tantas víctimas, pero firme en
su exigencia de paz y justicia al nuevo gobierno.
"Me siento cansado. Es duro. Pero lo que da significado a la vida es
el amor. Y el amor tiene que ver con el servicio a los otros. Yo pongo ese amor
por encima del cansancio", dice Sicilia en entrevista desde su casa de
Cuernavaca (en las afueras de Ciudad de México), donde reside con su esposa.
Han pasado 24 meses desde que el poeta, de viaje en Filipinas, recibió
el aviso de que su hijo Juan Francisco había sido encontrado muerto con otras
cinco personas en un carro abandonado cerca de Cuernavaca.
Las investigaciones apuntaron a que Juan Francisco y el resto del grupo
fueron secuestrados en un bar, y después asesinados, debido a que dos de ellos
reclamaron al dueño por un robo.
En el vuelo de regreso a México, Sicilia escribió unos versos que
empezaban diciendo: "el mundo ya no es mundo de la palabra / nos la ahogaron
adentro", y al concluirlos se despidió de la poesía.
"El poema, que es el decir fundamental de la poesía, lo tengo
asfixiado. Las palabras que su época le proporciona a un poeta, que no puede
vivir sin esas palabras, no me alcanzan para lo que quiero decir desde la
poesía", explica el ganador en 2009 del premio de Poesía de
Aguascalientes, el más prestigioso de México.
La desesperación y rabia por la muerte de su hijo 'Juanelo' le impulsó a
fundar el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que ha logrado
visibilizar a las víctimas de esta "época" de violencia e impunidad
que padece México desde que hace seis años empezó la lucha militarizada contra
el narcotráfico.
El movimiento también conmemora su segundo aniversario de vida con un
encuentro en la Estela de Luz, una torre luminosa de 104 metros de altura
alzada por el anterior gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) en la capital
mexicana para conmemorar el Bicentenario de la Independencia de 2010.
El colectivo pide que esa torre, que fue inaugurada un año más tarde
rodeada de polémica por su sobrecosto, pase a ser un memorial de las víctimas y
un centro de culto de la paz.
Porque más allá de monumentos "lo que hace falta a nivel nacional
es la construcción de la memoria de todos los muertos del país", recalca
Sicilia, también periodista y escritor y profundamente católico.
El movimiento de Sicilia fue el motor de las grandes Caravanas de la Paz
que recorrieron miles de kilómetros por todo México y Estados Unidos y
reunieron a colectivos de víctimas hasta entonces fragmentados.
Junto al poeta caminaron familiares de las decenas de miles de personas
asesinadas, secuestradas, desaparecidas; una multitud de vidas rotas durante el
convulso sexenio de Felipe Calderón, quien llegó a recibir al movimiento y a
pedir perdón en nombre del Estado por no haber podido proteger a las víctimas.
"Yo soy la parte más visible del movimiento, la voz, pero el
movimiento es un proceso muy horizontal, las líneas se toman en consenso",
recalca Sicilia, que sigue escribiendo artículos en la prensa y prepara una
autobiografía que no sabe si será capaz de terminar.
Al gobierno de Enrique Peña Nieto, que asumió en diciembre, el poeta le
reconoce una "buena intención" por promulgar una ley de reparación de
las víctimas, que su propio colectivo había impulsado, y comprometerse a buscar
a los miles de desaparecidos.
No obstante, el líder social, de 57 años, aclara que lo importante son
los resultados de esa legislación y la aplicación de justicia, a la vez que
pide un mayor involucramiento de la sociedad mexicana en la presión a las
autoridades.
Para Sicilia, que este jueves volvió a recordar a 'Juanelo' plantando un
árbol, "es una obligación de este país que cada lugar sea el adecuado y
cada hora sea la adecuada".
Terra.com. 28/03/13
Palabras de Javier Sicilia en la conmemoración de los
dos años del MPJD
México, Distrito Federal. Comienzo, después
de dos años, con el mismo ritual con el que no hemos dejado de empezar cada uno
de nuestros encuentros y discursos: unos versos. Esta vez son te T.S. Eliot:
“Lo que llamamos comienzo a menudo es el final/ y llegar al final es empezar./ El
fin es de donde partimos”. Porque al final de estos dos años estamos, como en
toda conmemoración, en el lugar de donde partimos, guardemos un minuto de
silencio por la memoria de los muertos, de los desaparecidos y de la paz y la
justicia que aún no encontramos.
Los aniversarios suelen ser momentos
de festejo, momentos en los que unos y otros celebran y se desean toda suerte
de bendiciones. El nuestro, sin embargo, no es así. Después de dos años de un
sufrimiento que no alcanza todavía a ver ni la justicia ni la paz, en medio de
uno de los días más dolorosos de la tradición de Occidente, el jueves santo –el
día en que el inocente de los inocentes, que representa a la humanidad
adolorida va a ser aprendido, juzgado y asesinado–, y bajo el peso de un México
desgarrado y sangrante, no hay lugar para el festejo ni la felicidad.
Eso es verdad. Pero, ya que todas las
fechas conmemorativas son también momentos en que nos detenemos en el tiempo
para reflexionar ¿no valdría la pena dejar por un momento nuestro dolor y
recapitular los logros que han nacido de él? ¿No valdría la pena que, después
de dos años de caminar, de consolar, de dialogar, de visibilizar la tragedia
humanitaria de la patria, centráramos nuestra atención en la Ley de Víctimas
que, junto con muchas organizaciones, hemos logrado y celebráramos el
reconocimiento que, finalmente, el Estado ha hecho de la deuda que tiene con
los desaparecidos, las víctimas y la justicia y la paz? ¿No sería tiempo,
entonces, de que, en este segundo aniversario del Movimiento por la Paz con
Justicia y Dignidad, olvidáramos por un instante el sufrimiento y, como sucede
en los festejos, volviéramos a los que amamos?
El problema, es que a pesar de esos
grandes logros, lo que amamos está destruido. Delante de esa verdad, sólo tenemos
corazón para negarnos al olvido y continuar llamando a la nación a sumarse a
esa negativa. “Si es verdad –como decía Albert Camus— que olvidar es
abandonarse un poco al sueño”, el deber de este aniversario es continuar
llamándonos a no dormir, a velar, en cualquier momento, a negarnos a quitar los
ojos de esta amarga realidad que nos sobrepasa y nos aplasta. Sólo a través de
ese amor y esa fidelidad a los que nos han matado, a los que desaparecidos aún
no encontramos, a los que en este momento están siendo asesinados o
desaparecidos, y a la paz y la justica que aún, a pesar de los logros y de las
buenas intenciones del Estado, no llega; sólo a través de ese amor y esa
fidelidad “cumpliremos –vuelvo a Camus—con nuestro deber de hombres y
salvaremos quizás lo que [continúa estando] tan espantosamente amenazado”.
Hace más de dos mil años, un jueves
como éste, en el que -como un signo y un símbolo de este amor y de esta
fidelidad a la que nos negamos a dar la espalda- conmemoramos el segundo
aniversario del MPJD, un hombre, el inocente de los inocentes, cercado por la
noche y cargado con el peso y la angustia de su destino, miró a sus compañeros
dormidos, y solo, acercándose a ellos bajo el silencio del mundo, los despertó
y les dijo que no había que dormir sino velar hasta el final de los tiempos.
Esos tiempos siguen siendo los nuestros y por ello no dejamos de velar, de
recordar, de señalar y de decirles a criminales y gobernantes que continuamos
hasta la madre, y que mientras no veamos aplicarse la Ley General de Víctimas,
es decir, mientras no veamos la justicia; mientras no veamos volver a casa a
los miles de desaparecidos, mientras un solo muchacho, una sola muchacha, un
solo niño, una sola niña, una sola mujer y un solo hombre estén amenazados, y
no haya paz, estaremos en vigilia. Por ello, hoy, al igual que lo hicimos el
año pasado, marcamos nuestra ruta:
1 Porque sin justicia nunca habrá
paz, mantendremos una vigilancia absoluta en la aplicación real de la Ley
General de Víctimas en todo el país. Llamamos desde aquí a aquellos
Legisladores que, en nombre de sus intereses -que no son los de la realidad del
país ni los de las víctimas, están obstruyendo aún la Ley General de Víctimas-
a que cumplan con su vocación fundamental que es servir con buenas leyes a la
nación. Esta Ley General de Víctimas -así lo consensaron y aceptaron la mayor
parte de los legisladores el 19 de febrero de este año cuando al lado de
Alejandro Marti y de María Elena Morera entregamos en la Cámara Legislativa del
Senado sus correcciones-, está ya lista. Las únicos motivos que vemos en los
que aún la obstruyen son los de la mala fe, la mezquindad, el desprecio, la
ignorancia y la solidaridad con el crimen. Estaremos muy pendientes de que su
ausencia de sentido de la vida, no dañen más a la justicia.
2 Porque sin verdad, es decir, sin
memoria, no alcanzaremos tampoco la justicia, continuaremos luchando para que
La Estela de Luz, ese monumento que desde el inicio perdió su significado y su
vocación, y que ha sido onerosamente pagado con el dinero de cada ciudadano, se
resignifique y se convierta no sólo en el centro de documentación de la memoria
de todas las víctimas de la nación, sino en un centro de cultura de paz.
El 28 de noviembre de 2012, fecha en
que conmemoramos el todavía impune asesinato de Nepomuceno Moreno, el MPJD no
sólo colocó una placa en memoria a nuestro compañero y amigo, sino que con ella
declaró la resignificación de la Estela de Luz como Memorial de las Víctimas de
la Violencia en México y Estela de la Paz. Menos de un mes y medio después, el
9 de enero de 2012, durante la ceremonia en la que Enrique Peña Nieto hizo
entrega de la Ley General de Víctimas, el propio MPJD le entregó esa misma
declaración y le pidió que el gobierno de su administración hiciera posible esa
declaratoria para resarsir así la memoria que se le debe a los muertos de esta
guerra que aún no termina, una memoria que no hemos dejado de exigir desde los
Diálogos de Paz en el Alcázar del Castillo de Chapultepec. El Presidente no
sólo se interesó sino que prometió darnos una respuesta que aún no ha llegado.
Hoy, en este segundo aniversario del
MPJD, y con el fin de que eso suceda, abrimos, acompañando a muchas plataformas
y organizaciones, esa petición en www.change.org/esteladepaz. Para que el presidente
Peña Nieto recuerde el compromiso que ha adquirido no sólo con la justicia,
sino con la memoria y la paz. La campaña terminará el 8 de mayo, fecha en la
que, conmemorando el segundo aniversario de nuestra llegada al zócalo de la
Ciudad de México, le entregaremos esas firmas en los Pinos. Recordemos que sólo
el apoyo y la voz de los ciudadanos reunidos es la garantía de la persistencia
de la memoria, la justicia y la paz. “Cuando los acontecimientos vividos por el
individuo o por el grupo –escribió alguna vez el filósofo de la lengua,
Todorov- son de naturaleza excepcional o trágica, tal derecho se convierte en
un deber, el de acordarse, el de testimoniar. La vida ha sucumbido ante la
muerte, pero la memoria sale victoriosa en su combate hacia la nada”.
3 Porque no habrá paz mientras del
otro lado de la frontera no se regule el consumo de las drogas y no se haga una
política seria del control de armas de exterminio, trabajaremos con las
organizaciones estadounidenses, con las que realizamos la Caravana por la Paz
por Estados Unidos durante el mes de agosto y septiembre de 2012, para que
podamos encontrar una justicia y una paz común. Nuestro dolor, nuestros
muertos, nuestros desaparecidos, tienen su correlato, en Estados Unidos, en la
guerra contra las drogas, que surgió con Nixon, y en el uso y la compra
indiscriminada de armas de exterminio que en Estados Unidos están produciendo
también un gran dolor entre muchas de sus comunidades. Esa comprensión de
nuestras mutuas responsabilidades en este dolor y este camino, y este trabajo
conjunto, que comprendimos y construimos juntos durante esa gran Caravana, es
una ruta fundamental en la construcción de la justicia y la paz que hace dos
años iniciamos con nuestro caminar, y una ruta también para que la Ley de Seguridad
Nacional, se convierta, mediante un cambio de estrategia en la guerra, en una
Ley de Seguridad Humana y Ciudadana que los grupos de autodefensa comienzan a
manifestar.
Bajo esta ruta y frente a la memoria
que mantenemos viva afirmamos que la única grandeza del hombre es luchar contra
aquello que lo niega. “No es -vuelvo nuevamente a Camus- la felicidad la que
hoy debemos desearnos, sino esta especie de grandeza desesperada” que nos
mantiene despiertos y vigilantes frente al horror para. Un día, bajo esta
fuerza y esta luz, recuperemos la felicidad y la dignidad que nos arrancaron.
Movimiento por la Paz. 27/03713