Alemanes proponen a José
Mujica como Nobel de la Paz
Profesionales de la
Universidad de Bremen enviaron la petición al comité de la organización en
Noruega.
Montevideo, Uruguay. El
estilo presidencial de José Mujica generó nuevamente un pedido de distinción.
Un grupo de profesores de la Universidad de Bremen, de Alemania, envió una
carta al comité de Noruega para pedir que el Nobel de la Paz 2014 pertenezca al
mandatario de Uruguay.
Fueron 115
profesionales que ya estamparon su firma. Entre ellos, hay docentes, criminólogos
y catedráticos de la Justicia penal de Alemania, que se reunieron con el
parlamento de ese país para solicitar se tome el camino de Uruguay con la
legalización de la marihuana.
Con cuatro puntos
pilares para la solicitud, el primero resalta que "jugó un papel central
para la transformación de los Tupamaros en un grupo político legal, su humilde
estilo de vida ("más humilde líder del mundo"), que incluye su
rechazo de la riqueza individual y el consumismo excesivo".
Los otros tres
incluyen la legalización de la marihuana, su pasado privado de libertad y su
política de ayuda con sus países vecinos.
Los doctores Lorenz Böllinger, Horst Bossong, Henner Hess, Stephan
Quensel, Sebastian Scheerer, Henning Schmidt-Semisch, Heino Stöver, Gundula
Barsch, y Johannes Feest son algunos de los firmantes. Activistas holandeses
ya habían postulado a Mujica para el premio 2013.
Chilevision.cl. 30/01/2014
Alemanes proponen a
Mujica como premio Nobel de la Paz
Un grupo de
profesores de derecho penal de ese país envió la carta al comité de la
organización en Noruega
Montevideo, Uruguay. Encandilados
con el estilo del presidente José Mujica y la reciente aprobación de la ley que
despenaliza el comercio de la marihuana, un grupo de profesores de derecho
penal de la Universidad de Bremen de Alemania envió una carta al comité de
Noruega para solicitar se postule al premio Nobel de la paz 2014 al mandatario
uruguayo.
Los 115 profesionales que ya firmaron la misiva, entre docentes,
criminólogos y catedráticos de la Justicia penal de Alemania, se reunieron con
el Parlamento de ese país para solicitar se tome el camino de Uruguay con la
legalización de la marihuana, informó Frans Bronkhorst a El Observador, director
del organismo que agrupa a los docentes.“José Mujica debería ser galardonado
con el premio por sus méritos en la consecución de los derechos humanos, la
seguridad humana y el desarrollo sostenible en su país, así como en América del
Sur en general”, dice la carta entregada al premio Nobel.
Activistas holandeses
ya habían postulado a Mujica para el premio 2013.
A continuación, el texto de la
carta:
El Comité Nobel de Noruega
Estimados señoras y señores: Por la presente los abajo firmantes,
profesores universitarios alemanes, les gustaría nombrar a José Alberto
("Pepe") Mujica Cordano (nacido el 20 de mayo de 1935 en Paso de la
Arena, Montevideo, Uruguay), actualmente elegido Presidente de Uruguay
(República Oriental del Uruguay), para el Premio Nobel de la Paz en 2014.
José
Mujica debería ser galardonado con el premio por sus méritos en la consecución
de los derechos humanos, la seguridad humana y el desarrollo sostenible en su
país, así como en América del Sur en general.
En los últimos años, el Sr. Mujica
se ha convertido en motivador y modelo a seguir no sólo para los jóvenes de
este planeta, sino para todos nosotros.
Existen al menos tres razones para
ello:-Su auténtico y efectivo cambio de un miembro de la Guerrilla de los
Tupamaros a un protagonista de la paz, la democracia, derechos humanos y el
imperio de la ley; además, jugó un papel central para la transformación de los
Tupamaros en un grupo político legal su humilde estilo de vida ("más
humilde líder del mundo"), que incluye su rechazo de la riqueza individual
y el consumismo excesivo, así como su profesión como criador de flores; es una
contradicción agradable al estilo de vida libertino, tanto en términos de
riqueza y poder, de otros líderes políticos y económicos-Su valiente abordaje
de una política de drogas progresista y con base científica, que se encuentra
en fuerte oposición al fallado régimen prohibicionista vigente mundialmente.-El
Sr. Mujica pasó varios años en la cárcel, sufrió de aislamiento prolongado y
fue amenazado con ejecución extralegal.
En lugar de estar lleno de amargura o
en busca de venganza violenta, se convirtió en un verdadero demócrata y el
presidente electo de Uruguay.
En 2013, José Mujica, firmó una ley que legaliza
el comercio controlado y regulado de marihuana en Uruguay. Esta ley ha sido
creada para reducir la delincuencia y la violencia en su país, por lo tanto
apunta a una reducción de las amenazas a la población, la salud pública y el
orden público. Su estrategia no es la de trocar la libertad por la seguridad,
sino la de mejorar la seguridad por medio de la libertad.
Esta estrategia
incluye el reconocimiento y la aprobación de la libre determinación en contra
de la criminalización y sus efectos secundarios, como la aparición de mercados
negros, la formación de pandillas y los cárteles, el lavado de dinero, la
corrupción, la violencia, el hacinamiento en las cárceles y otros problemas
sociales. Al mismo tiempo esta ley mejora las posibilidades de un uso de drogas
mas sensato, de una prevención y un tratamiento mejores. Esta es una insólita,
pero valiente y enérgica estrategia que es probable que constituya un nuevo
paradigma en la política de seguridad y salud pública, sobre todo en una región
del mundo que sufre de efectos secundarios devastadores de la prohibición de las
drogas, que incluyen decenas de miles de homicidios y secuestros violentos, así
como la destrucción y contaminación de amplias zonas de la naturaleza.
Este
nuevo enfoque de la política de drogas es del más alto interés para otras
naciones de América del Sur y del mundo entero y tiene el apoyo de antiguos y
actuales líderes de varias naciones. Por lo tanto, el enfoque del Sr. Mujica
está diseñado para ayudar a los gobiernos a romper el círculo vicioso de la
violencia, la corrupción y la represión desproporcionada que se asocia con las
formas tradicionales de la prohibición.
En suma, estamos firmemente convencidos
de que José Mujica es un excelente candidato para ser galardonado con el Premio
Nobel de la Paz en 2014.
Atentamente
Prof. Dr. Lorenz Böllinger (porta-voz) y:
Prof. Dr. Horst Bossong
Prof. Dr. Henner Hess
Prof. Dr. Stephan Quensel
Prof. Dr. Sebastian
Scheerer
Prof. Dr. Henning Schmidt-Semisch
Prof. Dr. Heino Stöver y
Prof. Dr.
Gundula Barsch
Prof. Dr. Johannes Feest
Elobservador.com.uy. 30/01/14
http://www.elobservador.com.uy/noticia/270505/alemanes-proponen-a-mujica-como-premio-nobel-de-la-paz/
Nobel de la Paz para
“Pepe” Mujica
Cochabamba, Bolivia. Catedráticos
de la justicia penal alemana proponen a José Mujica, presidente de Uruguay,
para el Premio Nobel de la Paz 2014.
El galardón, según el testamento de Alfred
Nobel, está dirigido “a la persona que haya trabajado a favor de la fraternidad
entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la
celebración y promoción de procesos de paz” en el mundo.
José o “Pepe” Mujica,
como se lo conoce en al ámbito político, asumió la Presidencia el 1º de marzo
de 2010, habiendo ganado las elecciones
con respaldo del Frente Amplio con el 52 por ciento de los votos escrutados, en
contra de Luis Alberto Lacalle, del Partido Nacional, su contendor electoral.
El presidente
uruguayo tiene un pasado de guerrillero Tupamaru. Por su consecuencia política,
tuvo que soportar 15 años de su vida en prisión, fue apresado cuatro veces y se
fugó de la cárcel en dos oportunidades. Mujica salió de la cárcel y participó
en la recuperación de la democracia en Uruguay a partir del año 1985, gracias a
un decreto de amnistía por delitos políticos, comunes y militares.
En su vida política,
el año 2004 fue elegido como diputado, luego senador por el Frente Amplio,
obteniendo la votación más amplia del país y consolidándose como primera fuerza
política del país. El 2005 fue designado en el cargo de Ministro de Ganadería,
Agricultura y Pesca en el Gobierno del presidente Tabaré Vásquez.
Diríamos que Pepe
Mujica es un presidente singular y excepcional, porque vive en una chacra en
las afueras de Montevideo, con un estilo de vida sencillo y humilde para su
condición de mandatario del país, dedicado al cultivo de flores y hortalizas
como actividad económica a lado de su esposa Lucía Topolansky, primera senadora
de la nación, integrante del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaru y que
fue también víctima de la prisión y de la tortura y que, además, comparte el
estilo de vida de su esposo con sencillez.
El Presidente
uruguayo, como característica personal, nunca utilizó corbata ni traje a medida
—ni siquiera para cumplir el protocolo– y tiene preferencia por un atuendo
informal. Su estilo de vida austero está reflejado en el uso de una peta
Volkswagen tipo escarabajo, modelo 1987 como medio de transporte, no usa
twitter ni correo electrónico, no tiene tarjeta de crédito ni cuentas
bancarias. Mantiene como conducta el rechazo a la riqueza individual y al
consumismo exagerado que incentiva la sociedad de mercado. Es el único
Presidente de América Latina abiertamente ateo “No tengo religión, pero soy
casi panteísta, admiro la naturaleza” asegura Mujica.
El sueldo que percibe
Mujica es de 12 mil dólares al mes y señala que “gana más de lo que necesita”.
Bajo esa lógica —como ningún otro mandatario en América Latina—, dona el 90 por ciento de su salario para
obras de caridad y la lucha contra la pobreza.
Es parte de su política de gobierno construir viviendas con el aporte de
su salario mensual y la venta de propiedades del Estado que se encuentran en
desuso.
Por estas
circunstancias, se dice que Mujica es el Presidente más pobre del mundo y
frente a esa percepción niega esa apreciación.
“Yo no soy pobre” señala, “pobres son los que precisan mucho para vivir,
esos son los verdaderos pobres, yo tengo lo suficiente”. “Gano más de lo que
necesito”, insiste.
Ésa es la imagen de
un personaje público, de un hombre sencillo y austero que para los 115 docentes
criminólogos, catedráticos de la justicia penal alemana debe ser galardonado
con el Premio Nobel de la Paz 2014. Hacemos votos para que sea así.
Constantino Rojas Burgos. Periodista y docente universitario
Constantino Rojas Burgos. Lostiempos.com. 08/02/2014
El Pepe
Camagüey, Cuba. José
Mujica no descarta volver a vender flores cuando concluya lo que él llama “la
changuita de ser presidente”. Proyecta, además, instalar en su casa una escuela
de oficios agrarios dirigida a formar a niños de familias humildes.
En marzo del 2015
entregará la banda presidencial a un sucesor y desde ya se ha elegido a sí
mismo para adoptar, como un uruguayo corriente, a unos 30 o 40 “gurises pobres”
que vivirían con él y aprenderían a entenderse con la tierra.
El plan es apenas una
muestra del pensamiento de un político que desconcierta a quienes
“descubrieron” —¡oh, raro hallazgo en estos tiempos!— al hombre de pueblo en el
hombre de Estado. La gran prensa y las redes sociales le han colocado el rótulo
de “el presidente más pobre del mundo” y hasta el de “el más excéntrico de
América Latina”, porque en este planeta, desdichadamente, la modestia se ha vuelto
medio exótica.
Mujica replica con su
verdad: él no es pobre, porque no necesita mucho para vivir, prefiere andar
ligero de equipaje, y la austeridad le ayuda a “mantenerse libre”. Tales
argumentos, sin embargo, no hacen más que multiplicar el asombro de una
humanidad más orientada a la golosina de la cebolla.
Oyéndole sus
discursos improvisados uno aquilata la riqueza de este presidente que dona el
87 % de su salario para su partido y para programas sociales de construcción de
viviendas y que nunca se ha mudado de su humildísima chacra (granja) de Rincón
del Cerro, a unos 10 kilómetros de Montevideo, haciendo público desplante a la
cómoda residencia presidencial.
Aunque siempre audaz,
Mujica no siempre fue manso. Su cuerpo supo de seis balas y su expediente de
guerrillero tupamaro le hizo pasar 14 años en prisión. En los peores tiempos,
la cárcel era un agujero en el piso. Estuvo más de un año sin poder bañarse y
siete sin leer nada; sus únicos amigos eran entonces unas ranas, unas ratas y
las hormigas que se ponía en las orejas, para entretenerse. Con ellas compartía
migas de pan.
Contrario a lo que
suele ocurrir, la prisión le multiplicó la humildad, le enseñó a “galopar para
adentro” y le armó la certeza de que el odio no sirve en la política. Miles de
uruguayos lo esperaron en el otoño de 1984, a la salida de la cárcel; en el
2010, cuando asumió como presidente, pudo entenderse mejor qué habían visto en
aquel recluso que recobraba la libertad.
Desde entonces se ha
hecho evidente que sus maneras no cuadran en el molde. Aclaró bien temprano que
la corbata no le hacía falta para trabajar. Vendió, en bien del país, la
residencia de vacaciones presidencial de Punta del Este. Siguió en su casita
gaucha con su mujer, la senadora Lucía Topolansky, usando, para ir al trabajo
de jefe del país, un carro VW escarabajo del año 1987, todo una pieza museable
en la almidonada etiqueta internacional. Mujica vive como un vecino más, hábito
del cual muchos se autodespojan no más recibida la banda ejecutiva.
Todavía siembra flores,
les regala sus mejores lechugas a los vecinos y se aparece fuera de agenda en
un bar de personas sin nombre a medir cómo va el mundo a esa hora. Todavía
invita al barbero a pelarlo en la casa y Manuela, su perra coja —tullida en un
accidente con el presidente durante una de las jornadas de este como operario
de tractor—, parece más agente de seguridad personal que los dos policías que,
tras mucha resistencia del estadista, fueron apostados en una garita a velar
aquella descorchada casa de tejas metálicas situada a la vera de una calle de
tierra.
Pese a estos años en
el cargo presidencial, los vecinos aún le llaman El Pepe. Y El Pepe tiene
anécdotas dignas de incluirse entre las lecciones políticas que habrán de
salvar el mundo. Cierta vez unos futbolistas de segunda división le hallaron
junto con Manuela en una ferretería de barrio adonde fue a comprar la tapa de
un inodoro, y acabaron reunidos en una animadísima charla deportiva con el
presidente, flanqueado por la perra, asido al singular accesorio.
Otro día fueron a dar
a su casa, sin previo aviso, unos ciudadanos argentinos que editan una revista
comunal, y el Mandatario les dio la entrevista que le pidieron. Y en septiembre
del año pasado se apareció en sandalias al juramento de su nuevo ministro de
economía.
Hay más. No hace
tanto, la seguridad paraguaya le impidió entrar al almuerzo que dio el entonces
recién electo presidente Horacio Cartes. ¿La causa? Su atuendo. “Sabíamos que
era austero, pero no tanto”, dijeron los guardianes que cuidan al vecino rico.
Como todos, El Pepe
tiene detractores y simpatizantes. Entre los últimos se cuentan personas del
mundo entero, y no han faltado quienes lo propongan para el Premio Nobel de la
Paz. “Están locos —ha comentado Mujica—; un premio de esos podría arrimar unos
pesos más pa’ hacer casitas pa’ las mujeres pobres. Pero la paz se lleva
dentro”.
Él dirá lo que
quiera, sin embargo hay actos suyos que parecen contradecirlo porque merecen el
Nobel de la autenticidad. En 1994 José Mujica fue al Congreso a jurar como
diputado. Llegó en su vieja moto Vespa vestido con ropa de gimnasia y el
guardia que cuidaba el parqueo, temeroso de que arribaran los elegantes
senadores, le preguntó:
—Señor, ¿se va a
quedar mucho tiempo?
—Si no me echan
antes... cuatro años—, fue lo único que El Pepe respondió.
Enrique Milanés León. Adelante.cu. 08/02/14
http://www.adelante.cu/index.php/opinion/3-opinion/6288-el-pepe.html
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