Papa recuerda a
víctimas de todas las guerras
El pontífice afirmó
que la tercera guerra se libra ya gradualmente
El papa Francisco
pidió al mundo que abandone su apatía ante lo que consideró la
tercera guerra mundial que se "libra de manera gradual, con crímenes
matanzas y destrucción" ante la codicia de intereses y estrategias
geopolíticas.
Durante una homilía
al pie de un monumento de la era fascista dedicado a la 1ra Guerra Mundial
cerca de la frontera con Eslovenia, el papa afirmó que "la guerra es una
locura".
Al recordar a las
víctimas de aquella conflagración bélica, Francisco subrayó que "hoy,
también, las víctimas son muchas", caídas ante los "intereses,
estrategias geopolíticas, la codicia del dinero y el poder".
El pontífice afirmó
que la tercera guerra se libra ya gradualmente; su visita del sábado al lugar
tuvo un profundo significado personal.
El abuelo del papa,
Giovanni Bergoglio, peleó en la ofensiva que lanzó Italia de 1915 a 1918 contra
el imperio austro-húngaro y sobrevivió para inculcarle los horrores de la
guerra
Eluniversal.com.mx. 13/09/14
El papa dice que se
libra una Tercera Guerra Mundial "por partes"
El papa dijo que las
guerras son irracionales y están motivadas por la avaricia, la intolerancia y
la ambición de poder.
El papa Francisco
dijo que los actuales conflictos alrededor del mundo pueden suponer ya una
Tercera Guerra Mundial, luchada fragmentadamente.
"Hoy, tras el
segundo fracaso de una guerra mundial, quizás se puede hablar de una tercera
guerra combatida 'por partes', con crímenes, masacres, destrucciones",
dijo en un cementerio de guerra italiano, durante una ceremonia por el
centenario de la Primera Guerra Mundial.
"La guerra es
una locura", sentenció, al tiempo que señaló que están motivadas por la
avaricia, la intolerancia y la ambición de poder.
En los últimos meses,
el papa ha pedido poner fin a los conflictos en Irak, Siria, Gaza y partes de
África. También ha dicho que es legítimo que la comunidad internacional use la
fuerza contra el grupo miliciano Estado Islámico.
"La humanidad
necesita llorar y este es el momento de hacerlo", dijo. "Incluso hoy,
tras el segundo fracaso de otra guerra mundial,
El discurso del
pontífice estuvo cargado de un significativo elemento personal en tanto su
abuelo combatió -y sobrevivió- durante la ofensiva italiana contra el imperio
Austro-Húngaro entre 1917 y 1918.
Bbc.co.uk. 13/09/14
El Papa: "Se
puede hablar de una tercera guerra Mundial combatida por partes"
El Papa ha clamado
contra la indiferencia ante "la masacre inútil" de las guerras al
tiempo que ha pedido "la conversión del corazón" y pasar "al
llanto" durante la misa celebrada este sábado por todas las víctimas de la
"locura de la guerra" de todos los tiempos en el mayor monumento
militar de Italia.
En el escenario de
Redipuglia, donde descansan los restos de más de 100.000 soldados muertos en la
primera guerra mundial, Francisco ha expresado que "la guerra es una
locura", en el centenario de la Primera Guerra Mundial.
"La humanidad
tiene necesidad de llorar, y esta es la hora del llanto", ha afirmado al
lamentar que hoy también haya tantas guerras. Con tono solemne, el pontífice ha
denunciado que tras el segundo fracaso de una guerra mundial, "se puede
hablar de una tercera guerra combatida por partes, con crímenes, masacres y
destrucciones".
Así, ha exclamado que
la primera página de los periódicos debería llevar el titular: "¿A mí qué
me importa?" al tiempo que ha recordado que esta actitud es justamente
"lo contrario" de lo que Jesús pide en el Evangelio.
En su homilía, el
pontífice ha denunciado que hoy se repite la guerra porque "hay intereses,
estrategias geopolíticas, codicia de dinero y de poder" y ha afirmado que
detrás también está la industria armamentística, "que parece ser tan
importante".
"Estos
planificadores del terror, estos organizadores del desencuentro, así como los
fabricantes de armas, llevan escrito en el corazón: ¿a mí qué me
importa?", ha añadido.
En el mayor monumento
militar italiano dedicado a los soldados muertos en la primera guerra mundial,
el Papa ha repetido en varias ocasiones la frase "a mí qué me
importa" para clamar contra la indiferencia ante las guerras.
Y entonces ha
advertido: "Con ese "¿a mí qué me importa?", que llevan en el
corazón los que especulan con la guerra, quizás ganan mucho, pero su corazón
corrompido ha perdido la capacidad de llorar".
Por otro lado, cuando
ha recordado a las víctimas de la primera guerra mundial enterradas en el
sagrario de Redipuglia, el Papa ha expresado que "sus vidas quedaron
truncadas" y la humanidad dijo: "¿a mí qué me importa?".
"La guerra es
una locura"
Visiblemente
conmocionado, tras describir "la belleza del paisaje" de la zona, en
la que "hombres y mujeres trabajan para sacar adelante a sus familias,
donde los niños juegan y los ancianos sueñan", el Papa ha afirmado que
"la guerra es una locura" porque destruye "al ser humano"
que es "lo más hermoso que Dios ha creado".
Ante órdenes
militares y autoridades civiles y religiosas, ha advertido de que la guerra lo
"trastorna todo" incluso "la relación entre hermanos" y que
su programa de desarrollo "es la destrucción".
Así, ha señalado que
"la avaricia, la intolerancia o la ambición de poder" son motivos que
alimentan el espíritu bélico y ha denunciado que la ideología es una
justificación. Por eso, ha lamentado que "la guerra no se detiene ante
nada ni ante nadie: ancianos, niños, madres, padres".
Previamente durante
la visita al cementerio austro-húngaro, el Papa ha pedido expresamente que no
haya "excesivas manifestaciones de alegría" porque se trata de
"una oración por los muertos y de la invocación a la paz". El
pontífice ha querido marcar la visita al cementerio con el silencio y el
recogimiento, ha rezado a solas durante un minuto y ha bendecido las tumbas del
cementerio.
El avión oficial del
Papa ha aterrizado en torno a las 8:50 de esta mañana en el aeropuerto Ronchi
dei Legionari, donde ha sido recibido por el arzobispo de Gorizia (Italia),
Mons. Carlo Maria Roberto Redaelli, por el primer ministro italiano Matteo
Renzi y otras autoridades civiles. Tras la misa el Papa ha entregado a las
órdenes militares presentes y a los arzobispos castrenses, entre los que estaba
el obispo español Juan del Río Martín, la lámpara de la luz de San Francisco
que será encendida en las diócesis durante la celebración de la conmemoración
de la primera guerra mundial.
La lámpara proviene
del Sagrado Convento de Asís y el aceite para encenderla, de la asociación que
lucha contra la mafia en Italia, Libera, presidida por el sacerdote Luigi
Ciotti.
Elimparcial.es. 13/09/14
Denuncia a los
"planificadores del terror" de la industria armamentística
El Papa ante los
caídos de la I Guerra Mundial: "La guerra es una locura"
Por todos lo caídos y las víctimas de la
locura de la guerra, el llanto. La humanidad necesita llorar y ésta es la hora
del llanto
Francisco visita Redipuglia
(noroeste de Italia), en un viaje relámpago de sólo cuatro horas,
para recordar el dolor, levantar una vez más su voz en contra de todas las
guerras y hacer un nuevo llamamiento mundial a favor de la paz: "La guerra
es una locura". Y una denuncia contra los Caines modernos de la industria
armamentística, a los que llamó "planificadores del terror" e invitó
al llanto y a la conversión.
Nueve millones de
muertos en los campos de batalla, unos siete millones de víctimas civiles a
causa de las operaciones bélicas y del hambre, la carestía, las epidemias...
Son sólo algunas cifras que retratan la gigantesca destrucción que dejó la I
Guerra Mundial, de cuyo estallido se acaba de conmemorar este verano un siglo.
El Papa preside la
misa bajo la lluvia y ante un mar de paraguas de distintos colores, con un
sencillo báculo. En el frontal del altar un corazón. Muchos militares con sus
estandartes.
La primera lectura la
lee un marino. Es del libro del Génesis sobre Caín. El salmo responsorial lo
canto un soldado de infantería.
Algunas frases de la
homilía del Papa
"Tras haber
contemplado la belleza de la zona, donde hombres y mujeres trabajan, donde los
niños juegan y los ancianos sueñan..."
"Aquí, en este
lugar, sólo puedo decir la guerra es una locura"
"La guerra
destruye incluso lo que Dios creó de más bello: el ser humano"
"La guerra lo
destruye todo, incluso el vínculo entre los hermanos"
"Su proyecto es
querer desarrollarse mediante la destrucción"
"Los motivos de
la guerra son justificados por una ideología"
"La ideología es
una justificación y, cuando no hay ideología, hay la respuesta de Caín: ¿Acaso
soy yo el guardián de mi hermano?"
"La guerra no
mira a nadie. ¿A mí que me importa?"
"Hoy se puede
hablar de una tercera guerra mundial por entregas con crímenes, masacres y
destrucciones"
"Hoy, aquí,
recordamos a las víctimas y a las víctimas de todas las guerra"
"¿Cómo es
posible que también hoy siga habiendo tantas víctimas?"
"Porque está
detrás la industria de las armas"
"Estos
planificadores del terror, como los vendedores de armas llevan escrito en el
corazón: ¿A mí qué me importa?
"Pero su corazón
corrupto perdió la capacidad de llorar. Cain no pudo llorar. Y la sombra de
Cain nos cubre hoy aquí, en este cementerio"
"Se ve aquí, en
la historia que va desde 1914 hasta nuestros días"
"Con corazón de
hijo, de hermano y de padre os pido a todos la conversión del corazón. Pasar
del 'a mí qué me importa' al llanto"
"Por todos lo
caídos y las víctimas de la locura de la guerra, el llanto"
"La humanidad
necesita llorar y ésta es la hora del llanto".
Texto completo de la
homilía del Papa
Viendo la belleza del
paisaje de esta zona, en la que hombres y mujeres trabajan para sacar adelante
a sus familias, donde los niños juegan y los ancianos sueñan... aquí, en este
lugar, solamente acierto a decir: la guerra es una locura.
Mientras Dios lleva
adelante su creación y nosotros los hombres estamos llamados a colaborar en su
obra, la guerra destruye. Destruye también lo más hermoso que Dios ha creado:
el ser humano. La guerra trastorna todo, incluso la relación entre hermanos. La
guerra es una locura; su programa de desarrollo es la destrucción: ¡crecer
destruyendo!
La avaricia, la
intolerancia, la ambición de poder... son motivos que alimentan el espíritu
bélico, y estos motivos a menudo encuentran justificación en una ideología;
pero antes está la pasión, el impulso desordenado. La ideología es una
justificación, y cuando no es la ideología, está la respuesta de Caín: "¿A
mí qué me importa?", «¿Soy yo el guardián de mi hermano?» (Gn 4,9). La
guerra no se detiene ante nada ni ante nadie: ancianos, niños, madres,
padres... "¿A mí qué me importa?".
Sobre la entrada a
este cementerio, se alza el lema desvergonzado de la guerra: "¿A mí qué me
importa?". Todas estas personas, cuyos restos reposan aquí, tenían sus
proyectos, sus sueños... pero sus vidas quedaron truncadas. La humanidad dijo:
"¿A mí qué me importa?".
Hoy, tras el segundo
fracaso de una guerra mundial, quizás se puede hablar de una tercera guerra
combatida "por partes", con crímenes, masacres, destrucciones...
Para ser honestos, la
primera página de los periódicos debería llevar el titular: "¿A mí qué me
importa?". En palabras de Caín: «¿Soy yo el guardián de mi hermano?».
Esta actitud es
justamente lo contrario de lo que Jesús nos pide en el Evangelio. Lo hemos
escuchado: Él está en el más pequeño de los hermanos: Él, el Rey, el Juez del
mundo, es el hambriento, el sediento, el forastero, el encarcelado... Quien se
ocupa del hermano entra en el gozo del Señor; en cambio, quien no lo hace,
quien, con sus omisiones, dice: "¿A mí qué me importa?", queda fuera.
Aquí hay muchas
víctimas. Hoy las recordamos. Hay lágrimas, hay dolor. Y desde aquí recordamos
a todas las víctimas de todas las guerras.
También hoy hay
muchas víctimas... ¿Cómo es posible? Es posible porque también hoy, en la sombra,
hay intereses, estrategias geopolíticas, codicia de dinero y de poder, y está
la industria armamentista, que parece ser tan importante.
Y estos
planificadores del terror, estos organizadores del desencuentro, así como los
fabricantes de armas, llevan escrito en el corazón: "¿A mí qué me
importa?".
Es de sabios
reconocer los propios errores, sentir dolor, arrepentirse, pedir perdón y
llorar.
Con ese "¿A mí
qué me importa?", que llevan en el corazón los que especulan con la
guerra, quizás ganan mucho, pero su corazón corrompido ha perdido la capacidad
de llorar. Ese "¿A mí qué me importa?" impide llorar. Caín no lloró.
La sombra de Caín nos cubre hoy aquí, en este cementerio. Se ve aquí. Se ve en
la historia que va de 1914 hasta nuestros días. Y se ve también en nuestros
días.
Con corazón de hijo,
de hermano, de padre, pido a todos ustedes y para todos nosotros la conversión
del corazón: pasar de ese "¿A mí qué me importa?" al llanto... por
todos los caídos de la "masacre inútil", por todas las víctimas de la
locura de la guerra de todos los tiempos. La humanidad tiene necesidad de
llorar, y esta es la hora del llanto.
Periodistadigital.com. 13/09/14