Pronunciamiento del
MPJD en su IV aniversario
En La Estela de Paz
en voz de Javier Sicilia
Cuatro años después
Han pasado 4 años desde que la masacre de siete personas
en el estado de Morelos –entre ellas mi hijo Juanelo– nos echó a caminar para
visibilizar a las víctimas de una violencia absurda, exigir justicia y detener
la guerra. Entonces llevábamos sobre nuestras espaldas 40 mil muertos, 10 mil
desaparecidos, 150 mil desplazados y el miedo que rompimos con cada paso dado y
cada palara dada.
Cuatro años después
de haber recorrido el país entero y los Estados Unidos, de dialogar con todos y
de señalarle a la clase política que de no cambiar la Estrategia de Seguridad
los mexicanos y migrantes centroamericanos continuaríamos siendo asesinados,
torturados y desaparecidos, el horror se ha triplicado no sólo con 160 mil
asesinado, 30 mil desaparecidos y 500 mil desplazados, sino con las masacres
atroces de Tlatlaya y Ayotzinapa –todavía el gobierno es incapaz de darnos
cifras verdaderas y confiables–. A esta última, una masacre no de siete, sino
de 49 personas –6 asesinadas y 43 desaparecidas-, una masacre que ha puesto de
nuevo ante la conciencia pública la corrupción y las intrincadas redes de
complicidad entre la clase política y el crimen organizado, el gobierno y la
prensa nacional han intentado desesperadamente darle “carpetazo”, pretendiendo
establecer una “verdad histórica” que acalle las exigencias de justicia y la
profunda y legítima indignación de la gente frente a un horror sistemático que
no termina.
No lo han lo grado y no
lo lograrán. La lucha no-violenta que desde hace 4 años emprendimos contra una
clase política que perdió el rumbo de la nación y sometió al Estado a las redes
de corrupción del capitalismo salvaje y del crimen organizado, que son lo
mismo, trasciende cualquier agenda política que provenga del poder y de sus
crímenes. Es una lucha por el relato y la verdad histórica, por la memoria de
nuestros muertos y la búsqueda de nuestros desparecidos, por la paz, la
justicia y la dignidad que continúan arrancándonos, en síntesis, una lucha por
la refundación de la nación que no puede imponerse desde arriba, si no
construirse desde abajo y con la suma de todas las voces.
Aunque el gobierno
continúe intentando maquillar la emergencia nacional y la tragedia humanitaria
con obsoletos cambios en la Procuraduría General de la República, con absurdas
campañas que buscan mantener sepultados a las muertos en las fosas comunes del
olvido y con una Comisión de Atención a Víctimas acotada y rebasada por el
horror, aunque continúe gastando millones de pesos, que las partidocracias le
roban a la justicia, a la educación y a la paz, en campañas electorales
envilecidas, nosotros, junto con todas las víctimas de este país dolido y
humillado, seguiremos señalando que México vive una guerra propiciada por la
clase política y sus partidocracias que se traduce en corrupción, impunidad,
militarización, violación a los Derechos Humanos, desapariciones, asesinatos,
reformas estructurales, despojo y destrucción de territorios y comunidades, y complicidades
con las redes del crimen organizado.
Mientras no se
cambien la estrategia de seguridad, mientras no se reconozca que el problema de
las drogas no es del orden del delito sino de la salud pública, mientras los
partidos y sus gobiernos no estén dispuestos a limpiar sus filas de criminales
que trabajan bajo su amparo y a crear mecanismos para erradicar la impunidad en
todos los niveles, mientras continúen vendiendo y destrozando el territorio
nacional y se obstinen en simular que en México hay gobernabilidad y que
“superando”, como sugiere cínica y desvergonzadamente Enrique Peña Nieto, la
absurda e indignante “verdad histórica” de Ayotzinapa, se va a aminorar la
desgracia y el lodo en el que estamos inmersos, continuarán, como hasta ahora,
administrando el infierno y representando a un país de muertos y desaparecidos
en constante aumento.
Nosotros nunca los
avalaremos ni colaboraremos con ello. Por el contrario, seguiremos, como lo
hemos hecho desde hace 4 años, señalando sus aberraciones y simulaciones, y
luchando, al lado de la reserva moral del país y con los métodos de la
resistencia no violenta, por la paz, la justicia, la dignidad y la refundación
de la patria.
A cuatro años de
fundado el Movimiento por la paz con Justicia y Dignidad en medio del dolor y
la desgracia que no acaban:
Llamamos al boicot
electoral –es decir, a abstenerse de votar, anular el voto o romperlo en las
casilla–como un acto de desobediencia civil frente a las traiciones,
simulaciones y crímenes de las partidocracias que han destruido el Estado y han
dejado de representarnos.
Llamamos a apoyar el
Constituyente ciudadano encabezado por don Raúl Vera y cientos de
organizaciones como un acto de la refundación nacional.
Llamamos a la vida en
contra de la muerte y sus múltiples formas de violencia.
Atentamente
Movimiento por la Paz
con Justicia y Dignidad
Movimientoporlaapaz.mx. México Distrito Federal, 27/03/15