El Comité Nobel de Noruega ha decidido otorgar el Premio
Nobel de la Paz para 2018 a Denis Mukwege y Nadia Murad por sus esfuerzos para
poner fin al uso de la violencia sexual como arma de guerra y conflicto armado.
Ambos galardonados han hecho una contribución crucial para centrar la atención
y combatir estos crímenes de guerra. Denis Mukwege es el ayudante que ha
dedicado su vida a defender a estas víctimas. Nadia Murad es la testigo que
habla de los abusos perpetrados contra ella y otros. Cada uno de ellos a su
manera ha ayudado a dar mayor visibilidad a la violencia sexual en tiempos de
guerra, para que los perpetradores puedan ser responsabilizados por sus
acciones.
El médico Denis Mukwege ha pasado gran parte de su vida
adulta ayudando a las víctimas de violencia sexual en la República Democrática
del Congo. Desde que se estableció el Hospital Panzi en Bukavu en 1999, el Dr.
Mukwege y su personal han tratado a miles de pacientes que han sido víctimas de
tales agresiones. La mayoría de los abusos se cometieron en el contexto de una
larga guerra civil que costó la vida a más de seis millones de congoleños.
Denis Mukwege es el símbolo más importante y más unificador,
tanto a nivel nacional como internacional, de la lucha para poner fin a la
violencia sexual en la guerra y los conflictos armados. Su principio básico es
que "la justicia es asunto de todos". Hombres y mujeres, oficiales y
soldados, y autoridades locales, nacionales e internacionales tienen la
responsabilidad compartida de informar y combatir este tipo de crimen de
guerra. La importancia de los esfuerzos perdurables, dedicados y desinteresados
del Dr. Mukwege en este campo no puede ser exagerada. Él ha condenado
repetidamente la impunidad por la violación masiva y ha criticado al gobierno
congoleño y a otros países por no hacer lo suficiente para detener el uso de la
violencia sexual contra las mujeres como estrategia y arma de guerra.
Nadia Murad es ella misma víctima de crímenes de guerra. Se
negó a aceptar los códigos sociales que obligan a las mujeres a permanecer en
silencio y avergonzadas de los abusos a los que han sido sometidas. Ella ha
demostrado un valor extraordinario al relatar sus propios sufrimientos y hablar
en nombre de otras víctimas.
Nadia Murad es miembro de la minoría yazidi en el norte de
Irak, donde vivía con su familia en la remota aldea de Kocho. En agosto de 2014,
el Estado Islámico (IS) lanzó un ataque brutal y sistemático contra las aldeas
del distrito de Sinjar, destinado a exterminar a la población yazidi. En la
aldea de Nadia Murad, varios cientos de personas fueron masacradas. Las mujeres
más jóvenes, incluidos los niños menores de edad, fueron secuestradas y
mantenidas como esclavas sexuales. Mientras estaba cautiva de la IS, Nadia
Murad fue sometida repetidamente a violaciones y otros abusos. Sus agresores
amenazaron con ejecutarla si no se convertían a su versión odiosa e inhumana
del Islam.
Nadia Murad es solo una de las aproximadamente 3 000 niñas y
mujeres yazidi que fueron víctimas de violaciones y otros abusos por parte del
ejército de IS. Los abusos fueron sistemáticos, y parte de una estrategia militar.
Así sirvieron de arma en la lucha contra los yazidis y otras minorías
religiosas.
Después de una pesadilla de tres meses, Nadia Murad logró
huir. Después de su fuga, eligió hablar abiertamente sobre lo que había
sufrido. En 2016, con tan solo 23 años, fue nombrada la primera Embajadora de
Buena Voluntad de las Naciones Unidas para la Dignidad de los Sobrevivientes de
la Trata de Personas.
Este año se cumple una década desde que el Consejo de
Seguridad de la ONU adoptó la Resolución 1820 (2008), que determinó que el uso
de la violencia sexual como arma de guerra y conflicto armado constituye tanto
un crimen de guerra como una amenaza para la paz y la seguridad
internacionales. Esto también se establece en el Estatuto de Roma de 1998, que
regula la labor de la Corte Penal Internacional. El Estatuto establece que la
violencia sexual en la guerra y el conflicto armado es una grave violación del
derecho internacional. Un mundo más pacífico solo puede lograrse si las mujeres
y sus derechos fundamentales y su seguridad son reconocidos y protegidos en la
guerra.
El Premio Nobel de la Paz de este año está firmemente
integrado en los criterios detallados en la voluntad de Alfred Nobel. Denis
Mukwege y Nadia Murad pusieron en riesgo su seguridad personal al combatir
valientemente los crímenes de guerra y buscar justicia para las víctimas. De
este modo, han promovido la fraternidad de las naciones a través de la
aplicación de los principios del derecho internacional.
Premio Nobel de la Paz para 2018. Oslo, Noruega. 09/10/18.
El Nobel de la Paz reconoce a luchadores contra la violencia
sexual
Los incansables esfuerzos de Nadia Murad y Denis Mukwege
tienen un impacto global.
Al otorgar el Premio Nobel de la Paz 2018 a Nadia Murad y al
doctor Denis Mukwege, el Comité Noruego del Nobel ha tomado una importante y
oportuna decisión para honrar a los sobrevivientes de la violencia sexual en la
guerra y a quienes trabajan para asistir a estas víctimas.
Una sobreviviente convertida en activista, Murad brindó un
rayo de esperanza a miles de mujeres violadas por el Estado Islámico (también
conocido como ISIS) para que algún día puedan ver justicia. Los crímenes del
ISIS incluyen el secuestro de aproximadamente 6.300 yezidis y el sometimiento
de mujeres y niñas a un sistema de violación organizada y esclavitud sexual.
Murad ha llevado su grave situación directamente ante las Naciones Unidas y los
gobiernos de todo el mundo.
Ha habido una condena mundial de los abusos del ISIS, y los
jueces de Irak han acusado a miles de sospechosos del ISIS de afiliación
terrorista, sin embargo, no tenemos conocimiento de que haya habido ningún
juicio que haya concluido con un procesamiento por violencia sexual.
A su vez, Mukwege es un reconocido ginecólogo de la República
Democrática del Congo y un valiente y abierto activista por los derechos
humanos. Pese a correr un grave riesgo personal, denuncia públicamente la
omnipresencia de la violación como arma de guerra y de la casi total impunidad
de estos crímenes. Su Fundación Mukwege está asociada con Human Rights Watch
para crear un movimiento mundial de sobrevivientes.
Su trabajo en el Hospital Panzi, en el este del Congo, ha
dado esperanza a innumerables sobrevivientes de violencia sexual,
permitiéndoles rehacer sus vidas a pesar de haber sufrido atrocidades
indescriptibles. Estas mujeres y niñas han sido sanadas, escuchadas y saben que
merecen justicia gracias a los esfuerzos incansables de Mukwege. El galardón
representa un homenaje no sólo a Mukwege, sino a todos ellos.
Este Premio Nobel de la Paz envía un mensaje de que todas
las mujeres que sufren violencia sexual merecen justicia y no deben esperar
más. Se produce en un momento en el que la violencia y el acoso sexual han
ganado algo de la atención que merecen en todo el mundo gracias al movimiento
#MeToo. Es particularmente turbador en Estados Unidos, donde los funcionarios
gubernamentales no han investigado adecuadamente las acusaciones de agresión
sexual contra un candidato al Tribunal Supremo.
Si bien el premio de hoy se centra en la violencia sexual en
zonas de conflicto, debería impulsar los esfuerzos para combatir la violencia y
el acoso sexual en todas partes. En tiempos de guerra y paz, los sobrevivientes
deberían ser escuchados y los responsables deberían ser llevados ante la
justicia.
Ida Sawyer. Director Adjunto de Africa. Belkis Wille. Investigador principal de Irak, División de Medio Oriente y África del Norte.
Hrw.org. Estados Unidos. 12/10/18.
Premio Nobel de la Paz: La valiente labor de Denis Mukwege y
Nadia Murad pone de relieve la necesidad de luchar contra la impunidad de la
violación en los conflictos
En respuesta a la noticia de la concesión del premio Nobel
de la Paz 2018 al médico congolés Denis Mukwege y la activista de derechos
humanos yazidí Nadia Murad, el secretario general de Amnistía Internacional,
Kumi Naidoo, ha declarado:
“Mis más sinceras felicitaciones a Denis Mukwege y Nadia
Murad por este reconocimiento a su valiente labor en defensa de las víctimas de
la violencia sexual relacionada con los conflictos. Son dos luces de esperanza
en un mundo en el que la violación y otras formas de violencia sexual siguen
siendo una característica frecuente y terrible de los ataques bélicos, que a
menudo se utilizan para humillar brutalmente, silenciar y sembrar el temor.
“Al parecer, Denis Mukwege estaba operando en quirófano
cuando se anunció la concesión del premio, lo cual da fe de su inquebrantable
dedicación a la atención de las mujeres y las niñas en su hospital. Bajo su
comprensivo cuidado, miles de supervivientes de violación y violencia sexual en
el este de República Democrática del Congo se han recuperado de sus lesiones
físicas. A pesar de un intento de asesinato y de los ataques contra su familia,
Denis Mukwege sigue luchando incansablemente contra la violencia sexual
relacionada con los conflictos. Es un extraordinario paladín de los derechos
humanos.
“El valiente testimonio de Nadia Murad ante las Naciones
Unidas ha puesto al descubierto los inimaginables horrores sufridos por las
mujeres y las niñas yazidíes mantenidas en cautiverio y sometidas a esclavitud
sexual por el llamado Estado Islámico en Irak, y demuestra que las que
sobrevivieron a la violencia sexual y otros abusos no serán silenciadas ni
ignoradas. Su demanda de justicia da esperanzas a las supervivientes e inculca
la importancia de que sus torturadores rindan cuentas por los crímenes de
derecho internacional perpetrados contra ellas.”
Información complementaria:
El doctor Denis Mukwege es el fundador y director médico del
Hospital Panzi en Bukavu, en el este de República Democrática del Congo. Su
dedicación a las supervivientes de la violencia sexual en Kivu Meridional es
bien conocida por el pueblo congolés y la comunidad de derechos humanos. Ha
sido galardonado con decenas de premios, entre ellos el Premio de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas en 2008, por su trabajo con supervivientes de
violencia sexual en Kivu Meridional.
Denis Mukwege defiende desde hace tiempo los derechos de las
mujeres en RDC. Ha sido amenazado varias veces por grupos armados por denunciar
la violación. Su familia también ha sido atacada. El 25 de octubre de 2012,
encontró a unos hombres armados amenazando a sus hijos con pistolas y casi le
alcanzaron al disparar contra él, matando a uno de sus guardias de seguridad.
En 2015, Nadia Murad apareció ante el Consejo de Seguridad
de la ONU para contar su experiencia cuando el grupo armado autodenominado Estado
Islámico la secuestró y la sometió a esclavitud sexual en Irak. Desde entonces
ha hecho reiterados llamamientos para que los crímenes perpetrados por el
Estado Islámico sean investigados y juzgados. En 2016, cuando sólo tenía 23
años, Nadia Murad fue nombrada primera Embajadora de Buena Voluntad de la ONU
para la Dignidad de las Personas Supervivientes de Trata de Seres Humanos.
Este año se cumple una década desde que el Consejo de
Seguridad de la ONU adoptó la resolución 1820 (2008). Esta resolución reiteraba
las obligaciones de los Estados de tomar medidas especiales para proteger a las
mujeres y las niñas en los conflictos armados y exigir responsabilidades a los
perpetradores de genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra,
incluidos los relativos a violencia sexual y otros actos de violencia contra
las mujeres y las niñas. Esto también está recogido en el Estatuto de Roma de
1998, que rige el trabajo de la Corte Penal Internacional.
AmnistíaInternacional.org.es. Estados Unidos. 5/09/18