Dicen que una mentira declarada varias puede llegar a
creerse. Un empresario regiomontano de negocios prominentes me contaba: “Las realidades se construyen”.
¿Recuerda cuando nos vendieron la idea de un matrimonio
entre un excandidato a la presidencia y una exitosa actriz de novelas?
¿Recuerda como una televisora nos vendía a dicho candidato como un exitoso
gobernante en su estado natal y como la cara de una nueva generación de políticos
triunfantes? ¿En qué terminó todo aquello?
Si vive en Nuevo León, recuerda cuándo un periódico
promocionó a un candidato como “independiente”,
arrepentido de su pasado partidista, transformado a una vocación “demócrata” y “ciudadana” y donde,
curiosamente, ese candidato tendría como co-gobernador (en caso de ganar) a un exeditorialista
y muy cercano colaborador de dicho medio? ¿En qué terminó todo aquello?
La construcción de realidades no es exclusiva de los
medios mexicanos. ¿No le parece que en
los años en que la industria del cine norteamericano está sofocada por la
denuncias de acoso sexual, maltrato, racismo, discriminación deciden nominar y
premiar películas con elencos completos de personas de color o con personajes
de raíces indígenas? No somos expertos en cine, pero los momentos, los
contextos, son vitales para entender los distractores que determinarán el
pensar de las masas.
¿Qué tiene que ver esto con la Cultura de Paz, me dirá?
Todo. La manipulación, alineación y desinformación son elementos contrarios a
la Cultura de Paz, contrarios a un periodismo de Paz que nos muestre la verdad
con todas sus aristas. No el periodismo telenovelero, fabricador de “verdades”, falsificador de hechos,
torcedor de historias en el que realmente vivimos.
Nos vendieron la idea que los medios manejados por el
Estado no eran imparciales puesto que favorecían al gobierno, lo que no nos
dicen es que los medios privados tienen sus intereses, ya que tienen dueños que
regularmente no solamente se dedican a las empresas de medios o cuentan con
accionistas, familiares, amigos, etc., que tienen otros negocios y buscan
favorecerlos.
Cuando nos pintan una situación, grupo o individuo tan
dulce como miel sobre hojuelas o una tan terrible como el mismo infierno, es
muy probable que dicha verdad sea fabricada.
Las cosas no son blanco y negro. La realidad totalmente
rosa o absolutamente triste e indignante solo existe para llegar a las
emociones, desconectar la razón e incidir en la conducta del individuo.
Para tener una Cultura de Paz, para tener un Periodismo de
Paz, debemos transformar o combatir la Cultura de la manipulación que existe en
los grandes medios de comunicación que regularmente pertenecen a grandes
intereses empresariales y a su vez persiguen grandes sumas de dinero o poder,
no la verdad o justicia.
Un importante periodista me comentaba: “Lo importante no es lo que se publica, es lo
que no se publica”. Imagine todo lo que nos ocultan, lo que los medios
dicen o lo que nos mienten. No se vaya con la finta de lo que le comunican.
La Cultura de Paz solo puede basarse en la Verdad. Hay que
trabajar por ella.
José Benito Pérez Sauceda. Doctor en
Derecho. Maestro en Ciencias con especialidad en Métodos Alternos de Solución
de Controversias y Licenciado en Derecho y Ciencias Sociales. Autor de libros y
artículos jurídico-científicos sobre Negociación, Mediación y Cultura de Paz.
Creador e impartidor de cursos y diplomados en la materia. Conferencista a
nivel nacional e internacional sobre MASC y Cultura de Paz. Creador-Coordinador
de los sitios: “Mediación Monterrey” y "Cultura de Paz y No Violencia
Monterrey". josebenitoperezsauceda@hotmail.com