TE GUSTARÍA COLABORAR EN EL BLOG DE CULTURA DE PAZ COMO VOLUNTARIO?

TE GUSTARÍA COLABORAR EN EL BLOG DE CULTURA DE PAZ COMO VOLUNTARIO?
Correo electrónico de Cultura de Paz Monterrey: drjosebenitoperezsauceda@gmail.com

159. Somos lo que hay

Los Derechos en serio
"Somos lo que hay"
Rogelio López Sánchez
Es grato saludar a la población cibernauta, seguidora de este espacio virtual, que coordina nuestro amigo José Benito Pérez Sauceda, agradezco de antemano su gentileza y amable invitación a escribir unas líneas relacionadas con los derechos humanos y la paz.
Al día de hoy, se calcula que más de 30 mil personas han muerto a causa, o en relación con lo que el entonces candidato Presidencial Felipe Calderón bautizó el 30 de mayo de 2006 como “guerra” al crimen organizado. Esto no ha sido mera propaganda electoral, ya que en sucesivas ocasiones (como Jefe de Gobierno) se ha referido con el término “guerra”, a la política de Estado de sacar al ejército a las calles como consecuencia de la corrupción de la policía de todos los niveles (federal, estatal y municipal) y un triste fenómeno de corrupción institucional que impide de manera plena ejercer y hacer efectivo el Estado de Derecho. En principio, como lo ha dicho Luigi Ferrajoli de manera magistral, la declaración de guerra “se encuentra en contradicción con la naturaleza misma del Estado de Derecho, pues éste no debe distinguir “enemigos”.
Estos “enemigos del Estado”, se han convertido para el mismo Estado, en los “parásitos” de nuestro tiempo, en personas que no respetan el Estado de Derecho, en aquéllos que han elegido la vida fácil y cómoda, en lugar del trabajo “digno y honrado”, y merecen en consecuencia, el uso de la fuerza del Estado. En principio la lógica del silogismo es muy sencilla: gente mala o indigna  violación de la ley = uso legítimo de la represión del Estado. El discurso oficial y el de muchos ciudadanos “decentes” ha sido el de el restablecimiento de la paz y la tranquilidad que gozábamos antes de que iniciara todo esto. Aunado a ello, se ha declarado públicamente que la cloaca ha sido destapada desde que inició la transición política en el país y se ha lanzado parte de la responsabilidad a los gobiernos autócratas del siglo pasado.
La fragmentación social es evidente, en algunas zonas del país es más marcada que en otras, el fenómeno de la corrupción institucional, por medio de la complicidad con algunos miembros de la delincuencia de muchos aparatos gubernamentales, ha sido probada y demostrada judicialmente en bastantes ocasiones. Habermas afirmaba que la crisis de nuestros Estados se podía dividir en las tres siguientes: de legitimación, de motivación y de racionalidad. No hace falta ser sociólogo o un filósofo destacado para concluir que algo está podrido en nuestro país, pero quizá una de las peores noticias es que hemos sido nosotros los que hemos habitado esta nación por siglos, no han sido seres de otro planeta, sino nosotros, por tanto, la solución debe estar en nosotros mismos.
John Rawls decía que la construcción de una sociedad equitativa y justa se encontraba en la capacidad del Estado para redistribuir la riqueza del mismo, a partir del respeto a las reglas que el mismo Estado como institución creaba para su supervivencia. Sin embargo, esas reglas han sido sometidas a un escrutinio constante en México. Se cuestiona la misma confianza para tener confianza en el “otro”. Se cuestiona incluso el hecho de tener “confianza” en la “confianza”, decía Octavio Paz, que en ocasiones el mexicano se sentía “hijo de la nada”, negando su origen y rehusándose a la reconciliación con el pasado. La identidad nacional a partir de rasgos culturales comunes ha sido muy complicada de explicar incluso para los antropólogos, sociólogos y otros especialistas.
Las recetas a los problemas han sido variadas en los últimos años: refundación del Estado, guerra al crimen organizado, abatir a los “malos”, combatir la pobreza, atraer inversiones, hacer reformas. Quizá la reformitis junto con la legislomanía han sido las más empleadas, mayores castigos, incremento de penas, encierro de delincuentes, aumento de represión e intensidad de la fuerza del Estado, en pocas palabras, “cero tolerancia”. Sin embargo, detrás de esto, se esconde un fenómeno nacional agudo, el de la incomprensión de los fenómenos sociales. No es común tener más de 20 mil jóvenes “ni ni” en las calles ni más de 50 millones de personas en la pobreza, ni encabezar los índices de corrupción mundial, ni ser número uno en feminicidios por más de una década. Los nazis pensaron como solución inmediata crear campos de concentración para abatir a los “enemigos del Estado” bajo la ideología de la superioridad de una raza. El malo quedaría exterminado y el bienestar de la nación vendría cuando aquellos “enemigos” fueran eliminados. Me pregunto, y con temor a que sea calificada de atrevida esta pregunta, ¿Cuándo eliminemos a estos enemigos del Estado (me refiero a los enemigos que mencioné al principio) acabarán nuestros problemas? ¿nos emanciparemos de los “malos” y recuperaremos la paz social que tanto se anhela día a día?
La violencia está en todos lados, el mismo lenguaje es ejemplo claro de la violencia que empleamos cotidianamente. Hablar de guerra, es violencia, marginar es un acto simbólico de violencia, despreciar o ningunear al otro también es un acto de violencia. La violencia se encuentra presente en todo momento de nuestras vidas e incluso forma parte de la convivencia cotidiana. Sin embargo, los niveles con los que la empleamos han resultado bastante peligrosos hoy en día. El delincuente de hoy en día no se conforma con “robar”, prefiere hacer algún destrozo adicional o dejar la marca en la víctima de ello. Anticipo que no soy antropólogo, pero el sentido común me dice que lo que en el fondo se busca es el reconocimiento social. ¿de quién o quiénes? De quienes han habitado este país y nunca han sido incluidos en ese pacto de convivencia social o no se han sentido atraídos parte del mismo. Decía Leopoldo Zea que este milenio sería de los marginados y creo que no se equivocaba. Lo evidente ahora es que la marca de los marginados está dejando una marca cada vez más grande.
Aclaro, no se trata de justificar la denominada “violencia” de los “malos”, encarnados en el “crimen organizado”. Se trata de que entendamos los motivos y orígenes de ella. Pues al igual que un médico antes de realizar un diagnóstico adecuado, es necesario analizar los síntomas, pues de lo contrario, pudiéramos recetar la medicina que provoque un alivio momentáneo, pero que puede traer efectos secundarios terribles o devastadores. Todos somos partícipes en esta construcción, ya sea con nuestras acciones, omisiones o indiferencia a los problemas cotidianos. Decía hace poco Lorenzo Córdova en una charla dictada en nuestra Universidad, que el respeto a las instituciones se construye día a día con nuestras acciones, y en ocasiones, nosotros decidimos cuando mandarlas al diablo. Lo más triste de todo, es que este fenómeno es generalizado desde los más conspicuos empresarios de este país, que pagan menos impuestos que los miserables profesores universitarios que conformamos la planta docente de la Universidad, hasta el ciudadano que decide corromper al agente de tránsito. Todos somos culpables de este deterioro institucional, y si algo apesta aquí es porque nosotros, con nuestras omisiones, acciones e indiferencia, hemos dejado que la ilegalidad se adueñe de nuestras vidas. Como decía un reciente filme mexicano, “Somos lo que hay”, y con ese capital humano debemos de aprender a trabajar día a día, de lo contrario, excluir, marginar, mandar al diablo a las instituciones y buscar nuestra supervivencia aislando a “los otros”, y volviendo al estado de naturaleza del que hablaba Hobbes, es tanto como entregarse a los vaivenes de un Tsunami que amenaza con volver con réplicas cada vez más intensas.
Rogelio López Sánchez. Profesor de Derechos Fundamentales en la Facultad de Derecho y Criminología. Investigador-colaborador del Área de Filosofía del Derecho del Centro de Investigación de Tecnología Jurídica y Criminológica de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Actualmente es Estudiante del Doctorado en Derecho Constitucional y Gobernabilidad por la misma institución y becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT); asimismo, ha sido becario de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, dentro del Programa “Los caminos de la justicia en México 1810-1910-2010”. Secretario Académico de la Revista Isotimia (Revista Internacional de Teoría Política y Jurídica). Cuenta con distintas publicaciones en materia de derechos fundamentales en Revistas y compilaciones en México y el extranjero. Entre sus últimas publicaciones se encuentran: Garantías Individuales: modelo agotado (SCJN-México, 2011). Coordinador del sitio “Aula Virtual de Derechos Fundamentales” http://aulavirtualdf.blogspot.com/ .

Revista Conexión Social

Universidad Autónoma de Zacatecas presenta: Panel sobre el Día Internacional de la Paz

Consejo de Valores Nuevo León y Cultura de Paz y No Violencia Monterrey

Cultura de Paz y Mediación de José Benito Pérez Sauceda

Cultura de Paz y Mediación de José Benito Pérez Sauceda
Pídelo al 01 81 2115 0135

Cultura de Paz y No Violencia Monterrey

Cultura de Paz y No Violencia Monterrey

Cultura de Paz y No Violencia Monterrey. Juntos, Podemos hacer la Paz, Podemos Ser la Paz. Creador/Coordinador: José Benito Pérez Sauceda; *Pintura de la cabecera: Pérez Ruiz.
Cultura de Paz y No Violencia Monterrey desde 2010.

Llamado

Llamado

Cultura de Paz Monterrey Blogger, Facebook y Twitter

Cultura de Paz Monterrey Facebook y Twitter

Cultura de Paz Monterrey Facebook y Twitter
Cultura de Paz Monterrey Twitter: https://twitter.com/CulturadePazMty y Cultura de Paz Monterrey Facebook: https://www.facebook.com/culturadepazmonterrey/

Participa en la sección "Opinión"

Cultura de Paz Monterrey

Cultura de Paz Monterrey