La Fuerza de la Palabra
Estados Unidos: ¡armas fuera!
Federico Mayor Zaragoza
Se acabó el larguísimo tiempo de disculpas, de
argumentos rebuscados, de tradiciones sobre la seguridad personal. Cada dos por
tres, asesinatos colectivos. De forma recurrente, niños y mayores sacrificados
sin que, como sucede con las drogas, nadie se atreva a modificar la inercia de
lo establecido.
El negocio inmenso que se oculta tras
estos hábitos que pertenecen, además, a la competencia de cada Estado, no puede
seguir manteniéndose a base de nuevos sacrificios en el altar de estos
“derechos constitucionales adquiridos”. Los Estados Unidos no pueden seguir
dando malísimos ejemplos de esta naturaleza –al igual que sucede con la pena
capital- por no ser materia de ámbito federal.
¡Armas fuera! Siempre habrá, en
grandes colectivos, personas que pierden el juicio, pero corresponde al Estado
asegurar, en toda la medida de lo posible, la seguridad ciudadana.
Espero que la horrenda matanza del
Colegio de Newtown, en Connecticut, haga reflexionar a las autoridades y
representantes de un gran pueblo que, por intereses inconfesables, se somete a
anacrónicas “costumbres”. Unos, sometidos a la presión de la Asociación del
Rifle, incapaces de reaccionar, ni ante los niños muertos, por los inmensos
intereses que se obtienen. Los otros, incapaces de oponerse, azorados en el
funambulismo de arcos parlamentarios muy ajustados. Lo que es cierto es que los
Estados Unidos no pueden seguir presentando al mundo, del que deberían ser
líder, frecuentes ejemplos de esta índole.
El asesino“siguió el horrible patrón
de otras masacres similares”, se dice en la prensa. “Tenía cuatro armas de fuego
y vestía un chaleco antibalas”.
“En lo que va de año, el sistema
nacional que contabiliza el comercio de armas –informa “El País”- ha detectado
16.300.000 ventas” (pero en cada “venta” puede figurar un número ilimitado de
piezas). El año pasado, de los 14.000 asesinatos que tuvieron lugar en los
Estados Unidos, 10.000 lo fueron por armas de fuego. En 2009 hubo casi 600
muertos en accidentes causados por armas y unos 19.000 suicidios con el mismo
método.
El Presidente Obama, “con la mirada de
un padre” y lágrimas en los ojos, hizo un llamamiento para adoptar “acciones
significativas”. Tómelas, señor Presidente, sin contemplaciones para los que
sólo observan estos sucesos con ojos llenos de dólares y siguen defendiendo lo
indefendible, lo inadmisible. Enmiende la Segunda Enmienda en la que se escudan
los cómplices de este dislate.
Y dirija después su mirada, con
determinación y firmeza, hacia los niños y niñas que mueren todos los días en
el desamparo y el anonimato, en el olvido mueren de hambre miles de niños todos
los días… mientras la sociedad saciada mira hacia otro lado.
Aproveche esta tristísima ocasión para
hacer frente a esta ignominia, a esta vergüenza colectiva.
Federico Mayor
Zaragoza. Doctor en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Ex Catedrático
de Bioquímica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada y ex
Rector de esta institución. Ex catedrático de su especialidad en la Universidad
Autónoma de Madrid. Cofundador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa de
la Universidad Autónoma de Madrid y del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas. Subsecretario de Educación y Ciencia del Gobierno español
(1974-75), Diputado al Parlamento Español (1977-78), Consejero del Presidente
del Gobierno (1977-78), Ministro de Educación y Ciencia (1981-82) y Diputado al
Parlamento Europeo (1987). Ex Director General Adjunto de la UNESCO y en 1987,
fue elegido Director General de dicha Organización. Presidente de la Fundación
para una Cultura de Paz. Federico Mayor Zaragoza. 17/12/12