Hace muchos años leí esta frase enormemente aleccionadora en un
cementerio francés: “Les linceuls n’ont pas de poches”: “Las mortajas no tienen
bolsillos”. Muy ricos o muy pobres, la muerte, eso sí, nos iguala a todos. Me
dio mucho qué pensar. Me sigue dando mucho qué pensar, y me sorprende que no
sean más numerosos los que, acaudalados, deciden llegar a su último día más
livianos de equipaje. ¿De qué les vale llegar al final con unos medios tan
excesivos que ni han podido disfrutar ni han sabido facilitar que los disfrutaran
otros?
Buena parte de la felicidad consiste en dar, en repartir, en
impulsar, en promover. No en acumular.
Todos aquellos que van bien provistos, con los bolsillos
repletos, piensen en que los sudarios no los tienen. Y compartan. Verán cómo, a
medida que sea mayor la largueza, se hará mayor su sonrisa.
Todos los seres humanos iguales en dignidad. Desiguales al
llegar pero todos iguales al partir.
Federico Mayor Zaragoza. Doctor en Farmacia por la Universidad
Complutense de Madrid, Ex Director General Adjunto de la UNESCO y Ex Director
General de dicha organización. Presidente de la Fundación para una Cultura de
Paz.
Federico Mayor Zaragoza. 26/08/2013