AL es la región más insegura
Managua, Nicaragua. En los países
de América Latina (AL), uno de cada tres ciudadanos ha limitado sus lugares de
compras, y uno de cada tres ciudadanos ha restringido los lugares de
recreación, ante la percepción general de inseguridad.
Esta proporción aumenta al tomar en
cuenta solo a las personas que han sido víctimas de un delito. En este caso,
uno de cada dos ha limitado sus lugares de compras y cuatro de cada diez, sus
lugares de recreación.
Según el Informe Regional de
Desarrollo Humano (IDH) 2013-2014 “Seguridad Ciudadana con rostro humano:
diagnóstico y propuestas para América Latina”, del Programa de Desarrollo de la
ONU (PNUD), el delito y la violencia constituyen obstáculos graves para el
desarrollo humano pleno de América Latina.
Pese a las mejoras sociales, la
región sigue siendo la más desigual y la más insegura del mundo. En todos los
países analizados, la percepción de seguridad se ha deteriorado y el robo se ha
triplicado en los últimos 25 años, convirtiéndose en el delito que más afecta a
los latinoamericanos, revela el informe.
Tras referir que América Latina
registra más de cien mil asesinatos cada año y en 11 de los 18 países la tasa
es mayor a los 10 asesinatos por cada cien mil habitantes, nivel considerado
epidémico.
La inseguridad tiene múltiples
impactos negativos en el desarrollo humano: afecta profundamente las
capacidades y las libertades de las personas, la manera cómo construyen la vida
en sociedad y su relación con las instituciones del Estado.
Además, señala el estudio que la
inseguridad genera importantes costos, desde el gasto público de las
instituciones y los gastos privados de los ciudadanos para procurarse
seguridad, hasta los costos irreparables en la vida y en la integridad física
de las personas, cuando llega al homicidio.
Y es así que el IDH identifica seis
tipos de delitos como amenazas a la seguridad ciudadana de los países de
América Latina, debido al impacto en el desarrollo humano: delito callejero,
delincuencia organizada, violencia en contra de los jóvenes, la violencia de
género, violencia ilegal por parte de actores estatales y la corrupción.
Entre estas amenazas resalta el
delito callejero, en el que incluye los hurtos y robos de pequeña cuantía, que
son los que atentan con más frecuencia contra la seguridad de los ciudadanos.
Es por eso que señala que cuando se
habla de una ciudad segura o de un barrio seguro, generalmente se alude a la
poca ocurrencia de delitos callejeros, expone el informe. Y aunque en algunos
países de América Latina destaca la incidencia del crimen organizado, el
estudio también refiere que en casi todos los países las personas identifican
el delito callejero como la principal amenaza a su seguridad.
Es así como un 48 por ciento de los
latinoamericanos identifican a la delincuencia común como su principal amenaza.
Plantea el informe que para
responder al desafío de la violencia y el delito, los gobiernos requieren
establecer una política de Estado en materia de seguridad.
Casos más frecuentes: delitos de menos cuantía
En Nicaragua no es la excepción. El
vocero de la Policía Nacional, comisionado mayor Fernando Borge, corroboró que
los delitos de mayor peligrosidad se registran en menor proporción.
Y la mayor cantidad de delitos que
ocurren están relacionados con hurtos, carterismo en el interior de los
autobuses de transporte colectivo o robos de menor cuantía, como bicicletas, la
pieza de algún vehículo, cilindro de gas licuado, entre otros.
El combate de este tipo de delitos
no es fácil, apuntó Borge, pero es al problema al cual la Policía se ha
“volcado” a prevenir, pues “creemos que la percepción de inseguridad tiene que
ver mucho con este tipo de delitos menores”.
Los planes en paradas de autobuses
de transporte público y el llamado “Coraza Popular”, que desarrolla la Policía
constantemente en los barrios, les ha dejado importantes resultados, expuso el
vocero policial.
El IDH refiere que en los países de
AL un porcentaje alto de delitos y actos violentos contra la ciudadanía no son
investigados, procesados y, en su caso, castigados, por lo que se crea una
sensación de vulnerabilidad.
Y en un énfasis muy particular con
los países centroamericanos de Guatemala, El Salvador y Honduras, el IDH
refiere que las políticas de mano dura, sobre todo en la lucha contra las
maras, en esos países han tenido un impacto negativo y profundo en la
convivencia democrática y en el respeto a los derechos humanos, que están en la
base del desarrollo humano. En ese aspecto, la Policía Nacional de Nicaragua
logra destacar en relación con el resto de países del istmo.
El vocero policial, comisionado
mayor Fernando Borge, resalta que el logro obedece a que promueven el modelo
preventivo comunitario. “En este caso, la fortaleza nuestra es el trabajo con
la participación ciudadana”, sostuvo Borge.
Mano dura es un fracaso
Un punto muy particular que aborda
el estudio es el fracaso de las políticas de mano dura adoptadas en la región
para bajar el delito y los niveles de violencia.
Y en un énfasis muy particular con
los países centroamericanos de Guatemala, El Salvador y Honduras, el IDH
refiere que las políticas de mano dura, sobre todo en la lucha contra las
maras, en esos países han tenido un impacto negativo y profundo en la
convivencia democrática y en el respeto a los derechos humanos, que están en la
base del desarrollo humano.
En ese aspecto, la Policía Nacional
de Nicaragua logra destacar en relación con el resto de países del istmo.
El vocero policial, comisionado
mayor Fernando Borge, resalta que el logro obedece a que promueven el modelo
preventivo comunitario. “En este caso, la fortaleza nuestra es el trabajo con
la participación ciudadana”, sostuvo Borge.
Recomendaciones
Para una América Latina segura, el
IDH recomienda: Alinear los esfuerzos nacionales para reducir el delito y la
violencia. Y generar políticas públicas orientadas a proteger a las personas
más afectadas por la violencia y el delito.
Prevenir el delito y la violencia,
impulsando un crecimiento incluyente, equitativo y con calidad. Así como
disminuir la impunidad fortaleciendo las instituciones de seguridad y justicia,
con respeto a los derechos humanos.
Potenciar la participación activa
de la sociedad en la construcción de la seguridad ciudadana e incrementar las
oportunidades reales de desarrollo humano para los jóvenes.
Atender y prevenir de modo integral
la violencia de género, así como salvaguardar los derechos de las víctimas.
Regular y reducir los disparadores
del delito, como alcohol, drogas y armas y fortalecer los mecanismos de
coordinación y evaluación de la cooperación internacional.
Elízabeth Romero. La Prensa.com.ni. 15/11/13
http://www.laprensa.com.ni/2013/11/18/reportajes-especiales/170505-al-region-mas-insegura
América Latina, único lugar del
mundo donde los homicidios aumentan
América Latina es la única región
del mundo donde los homicidios se incrementaron entre el 2000 y el 2010, con 11
países con tasas consideradas como “epidemia”
por la OMS y un millón de víctimas de violencia criminal en una década,
según un informe presentado este martes en Nueva York por Naciones Unidas.
Nueva York, Estados
Unidos. “Entre 2000 y 2010 la tasa de homicidios de la región creció 11%,
mientras que en la mayoría de las regiones del mundo descendió o se estabilizó.
En una década han muerto más de 1 millón de personas en Latinoamérica y el
Caribe por causa de la violencia criminal”, afirma el estudio del Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD).
Esta “epidemia de
violencia, acompañada por el crecimiento y difusión de los delitos, así como
por el aumento del temor entre los ciudadanos”
tiene lugar a pesar de que América Latina “muestra hoy en día economías
más fuertes e integradas, menos pobreza y democracias más consolidadas” ,
indica el informe.
“En la última década,
América Latina ha sido el escenario de dos grandes expansiones: la económica y
la delictiva”, resume el estudio de 285 páginas y que ofrece una visión
regional de la seguridad ciudadana para 18 países, desde México hasta
Argentina, sumando a República Dominicana.
Según las datos
recabados, 11 países (Brasil, Colombia,
Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, República
Dominicana y Venezuela) presentan un “alto nivel” de homicidios, con tasas superiores a 10 por
cada cien mil habitantes.
Esta porcentaje es
considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un nivel de “epidemia”. Por debajo
de él se encuentran los otros siete países analizados: Argentina, Bolivia,
Chile, Costa Rica, Nicaragua, Perú y Uruguay.
El incremento del
homicidio en América Latina afecta particularmente a “jóvenes de entre 15 y 25
años que no trabajan ni estudian” , dijo Carlos Loret de Mola, moderador de la
presentación del informe en la que estuvieron presentes la titular del PNUD,
Helen Clark, y el subsecretario general de la ONU y director regional del PNUD,
Heraldo Muñoz.
A pesar de las
alarmantes cifras, “en la mayoría de los países, la tasa se ha estabilizado en
los últimos dos o tres años, e incluso hay un pequeño grupo de países que
muestra una moderada disminución”, afirma el estudio.
Prensa Libre.com.
15/11/13
http://www.prensalibre.com/internacional/America_Latina-mundo-homicidios-creciendo_0_1028297322.html
Crece violencia en regiones ricas.
México, Distrito federal. Las tasas más altas
de homicidios en México se registran en los municipios de menor pobreza, señala
un reporte del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El patrón de violencia, según el Informe Regional de Desarrollo Humano
2013-2014. Seguridad Ciudadana con Rostro Humano, es totalmente opuesto al de
Colombia, donde la violencia se concentra en las demarcaciones con mayores
niveles de marginación.
"La relación entre bienestar e inseguridad puede transformarse
radicalmente a lo largo del tiempo. Un ejercicio llevado a cabo en México
muestra cómo entre los años 1990 y 2000 la mayor incidencia de homicidios se
registraba en los municipios con mayor pobreza por ingresos", indica el estudio.
"En el 2005 y 2007, esta relación empezó a transformarse, y para el 2010
había cambiado drásticamente.
Para entonces, un mayor número de homicidios había comenzado a ocurrir en los
municipios de menor pobreza por ingresos".
El estudio reconoce que no hay una relación clara entre pobreza y delito, pues
en cada país y en cada época se observan comportamientos diferentes.
La educación en Latinoamérica, abunda el organismo, ha mejorado, pero los
niveles de violencia no.
No obstante, sí hay una relación entre la deserción escolar y la delincuencia,
pues los jóvenes con menor nivel educativo están más expuestos a ser víctimas
de la violencia.
La tasa de homicidios de hombres de 18 a 40 años sin primaria es muy superior a
la nacional, con 300 por cada 100 mil habitantes.
En contraste, indica, entre los varones de 26 a 40 años que lograron terminar
estudios universitarios, la tasa de homicidios se ubica en 26 por cada 100 mil
habitantes.
Algo semejante ocurre con las mujeres, donde el único grupo que tiene una tasa
de homicidios superior al promedio nacional es el que se encuentra entre 18 y
25 años sin primaria terminada.
Otro dato sobre la relación educación y delincuencia es que el 51 por ciento de
los presos declara no haber llegado ni a 9 años de escolaridad, mientras que el
85 por ciento tuvo menos de 12 años.
Victimizados
El PNUD indica que los jóvenes suelen ser el grupo más involucrado en la
violencia, regularmente vistos como victimarios, pero también como víctimas.
En Colombia, la guerrilla y el paramilitarismo han provocado el ingreso forzado
de jóvenes a sus filas; en países de Centroamérica conforman las pandillas o
maras, y en México la estimación es de que 30 mil menores cooperan activamente
con la delincuencia organizada desde la piratería hasta extorsión y
narcotráfico.
Otro sector vulnerable son las mujeres, pues en México las agresiones sexuales
contra ellas representan el 11 por ciento del total de delitos por los que hay
condenas en las cárceles, mientras que en Perú llegan a ser el 22 por ciento.
En el caso mexicano, arriba del 70 por ciento de estos casos de violencia, el
agresor conocía a la víctima.
Itxaro Arteta. El Norte.com. 15/11/13
http://www.elnorte.com/nacional/articulo/773/1545545/?Titulo=escala-violenciaen-regiones-ricas
América Latina: la
paradoja del crecimiento con inseguridad
Durante los últimos
años se ha producido un notable desarrollo económico-social, pero al mismo
tiempo aumentan vertiginosamente los crímenes. Entre 2000 y 2010 se han
producido más de un millón de asesinatos
Madrid, España. En años recientes,
América Latina ha sido el escenario de dos grandes expansiones: la económico-social
y la delictiva. Pese a los avances en crecimiento y las mejoras en salud,
educación y reducción de pobreza y desigualdad, la región se ha tornado la más
insegura del mundo.
Mientras los índices
de homicidio disminuyen en otras regiones, el problema ha aumentado en América
Latina, registrándose más de un millón de asesinatos entre 2000-2010. En 11 de
18 países, las tasas de homicidios superan la clasificación de “nivel
epidémico”, con más de 10 homicidios por cada 100.000 habitantes. En tanto, el robo
se ha triplicado en los últimos 25 años, convirtiéndose en el delito que más
afecta a los latinoamericanos. Un promedio de seis en cada 10 latinoamericanos
fueron víctima de un robo con violencia en el año 2012.
Estos son datos del
Informe Regional de Desarrollo Humano Ciudadanía con Rostro Humano: Diagnóstico
y Propuestas para América Latina, apoyado por la Agencia Española de
Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que recién damos a
conocer. La constatación de que la inseguridad es un reto compartido y un
obstáculo para el desarrollo social y económico en todos los países de la
región ha llevado al Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), en el cual
dirijo la división para América Latina y el Caribe, a dedicar dos años de
investigación para diagnosticar el problema y aportar recomendaciones para
mejorar las políticas públicas en la materia.
¿Cómo explicar el
aumento en el crimen y la violencia si América Latina experimentó, entre el
2000-2010, el período de mayor crecimiento económico de las últimas cuatro
décadas? ¿Cómo explicar la magnitud de la inseguridad ciudadana si esta bonanza
económica, junto a la creación de empleos y algunas políticas innovadoras en
materia social, elevaron más de un tercio de la población de la región a la
clase media?
Por un lado, el
crecimiento económico no se traduce automáticamente en una mejora en el
desarrollo humano y tampoco implica que los ciudadanos estén más seguros. El
informe destaca que en América Latina el crecimiento ha sido de baja calidad,
basado en el consumo y con insuficiente movilidad social, lo cual ha impulsado
una suerte de “delito aspiracional”. Los robos de celulares, laptops y ropa
deportiva son una expresión de este fenómeno.
Por otro lado, el
deterioro de la inseguridad ciudadana también se relaciona con las
transformaciones demográficas causadas por el crecimiento urbano acelerado y
desordenado, así como los cambios en la estructura familiar y fallas en el
sistema escolar; es decir, se ha erosionado el tejido social, generándose
condiciones que inciden en la criminalidad. Además, el porte de armas de fuego,
el consumo de alcohol y el tráfico de drogas son factores que impulsan el
crimen y el delito. Otro elemento fundamental es la escasa capacidad de los
Estados latinoamericanos, así como la falta de profesionalización en el combate
al delito y la carencia de proporcionalidad en las sanciones.
La encuesta de
cárceles que el PNUD realizó en Argentina, Brasil, Chile, México y Perú
evidencia persistentes retos sociales. Uno en cada tres internos abandonó su
hogar antes de los 15 años (en Chile uno en cada dos), y entre un 13%
(Argentina) y 27% (El Salvador) nunca conocieron a su padre o madre. La
encuesta también reveló que un 40% de los internos en Chile no acabó la
educación primaria. En todos los países, más de un 80% de los internos
encuestados no completó 12 años de escolaridad.
Los jóvenes,
principalmente los varones, son los más afectados por la criminalidad y la
violencia, y a la vez son los responsables más comunes de la violencia y los
delitos; el informe, también hace un llamado a evitar la estigmatización de los
jóvenes, particularmente los de bajos ingresos.
La violencia de
género también es una amenaza persistente y un obstáculo para el desarrollo
humano, la salud pública y los derechos humanos en la región. Los registros de
violencia intrafamiliar, violaciones y asesinatos de mujeres (feminicidios) han
aumentado en casi todos los países. De los internos que habían cometido delitos
sexuales, entre el 75 y el 90% declararon conocer a sus víctimas antes del
delito y entre el 20 y el 40% eran sus familiares, según el informe.
La inseguridad
ciudadana también afecta el potencial económico de la región: sin el exceso de
muertes por homicidios el Producto Interno Bruto (PIB) de la región hubiese
sido superior en un 0,5%, lo que equivaldría a una ganancia potencial de más de
24 mil millones de dólares en el 2009. Un estudio del PNUD y del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) elaborado para el informe analizó los costos
de la delincuencia y los niveles de victimización en cinco países y reveló que
Honduras sufre los más altos costos con el delito y la violencia en porcentaje
de su PIB en el 2010 (10.54%, equivalente a 1.669 millones de dólares), seguido
de Paraguay (8,7%, lo que equivale a 1.742 millones de dólares), Chile (3.32%,
es decir 7.215 millones de dólares) Uruguay (3%, o cerca de 1.165 millones de
dólares) y Costa Rica (2.52%, 915 millones de dólares).
La creciente
percepción de inseguridad y el “adelgazamiento” del Estado han estimulado la
contratación de vigilantes privados, que ha crecido en América Latina a una
tasa estimada del 10% anual. La región tiene hoy casi 50% más vigilantes
privados (3.811.302) que agentes de policía (2.616.753), siendo los agentes de
seguridad privada de la región los más armados del mundo, con una tasa de
posesión de armas por empleado 10 veces mayor que la de Europa occidental. Esta
privatización de la seguridad agudiza la desigualdad que experimentan los
latinoamericanos.
No hay una solución
mágica para la inseguridad ciudadana en América Latina, pero el problema sí
tiene remedio y requiere visión y voluntad política a largo plazo. América
Latina cuenta con experiencias y lecciones aprendidas de gran valor, que se
analizan en el informe. Una de las principales lecciones de la región es que
las políticas de "mano dura" no funcionan: la fuerte represión
policial y penal a menudo ha coincidido con espirales de violencia y altos
índices de criminalidad.
Entre las 10
recomendaciones para una región más segura, destaco la conveniencia de evitar
la politización del tema de la inseguridad, visualizándola como un desafío de
todos que demanda construir en cada país un Acuerdo Nacional por la Seguridad
Ciudadana como política de Estado, provista de medidas para el corto, mediano y
largo plazo.
No hay otro camino
sino el de elaborar políticas que se orienten hacia una estrategia integral de
seguridad ciudadana, que incluya la actuación policial a partir de un trabajo
por cuadrantes y cercano con las comunidades locales; la adaptación de nuevas
tecnologías para ubicar puntos neurálgicos del crimen, enfatizando la
prevención en las áreas de riesgo; la mejora de la calidad de vida de la
población con especial atención en los grupos más vulnerables como jóvenes y
mujeres; una justicia accesible, ágil y eficaz; y una educación que se base en
valores de convivencia pacífica, tolerancia y respeto al estado de derecho.
Heraldo Muñoz. Subsecretario-General de las Naciones Unidas y director del Programa de la ONU
para el Desarrollo (PNUD).
Heraldo Muñoz.
Analítica.com. 15/11/13
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/1760149.asp