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856. Aumentan los homicidios en América Latina

AL es la región más insegura
Managua, Nicaragua. En los países de América Latina (AL), uno de cada tres ciudadanos ha limitado sus lugares de compras, y uno de cada tres ciudadanos ha restringido los lugares de recreación, ante la percepción general de inseguridad.
Esta proporción aumenta al tomar en cuenta solo a las personas que han sido víctimas de un delito. En este caso, uno de cada dos ha limitado sus lugares de compras y cuatro de cada diez, sus lugares de recreación.
Según el Informe Regional de Desarrollo Humano (IDH) 2013-2014 “Seguridad Ciudadana con rostro humano: diagnóstico y propuestas para América Latina”, del Programa de Desarrollo de la ONU (PNUD), el delito y la violencia constituyen obstáculos graves para el desarrollo humano pleno de América Latina.
Pese a las mejoras sociales, la región sigue siendo la más desigual y la más insegura del mundo. En todos los países analizados, la percepción de seguridad se ha deteriorado y el robo se ha triplicado en los últimos 25 años, convirtiéndose en el delito que más afecta a los latinoamericanos, revela el informe.
Tras referir que América Latina registra más de cien mil asesinatos cada año y en 11 de los 18 países la tasa es mayor a los 10 asesinatos por cada cien mil habitantes, nivel considerado epidémico.
La inseguridad tiene múltiples impactos negativos en el desarrollo humano: afecta profundamente las capacidades y las libertades de las personas, la manera cómo construyen la vida en sociedad y su relación con las instituciones del Estado.
Además, señala el estudio que la inseguridad genera importantes costos, desde el gasto público de las instituciones y los gastos privados de los ciudadanos para procurarse seguridad, hasta los costos irreparables en la vida y en la integridad física de las personas, cuando llega al homicidio.
Y es así que el IDH identifica seis tipos de delitos como amenazas a la seguridad ciudadana de los países de América Latina, debido al impacto en el desarrollo humano: delito callejero, delincuencia organizada, violencia en contra de los jóvenes, la violencia de género, violencia ilegal por parte de actores estatales y la corrupción.
Entre estas amenazas resalta el delito callejero, en el que incluye los hurtos y robos de pequeña cuantía, que son los que atentan con más frecuencia contra la seguridad de los ciudadanos.
Es por eso que señala que cuando se habla de una ciudad segura o de un barrio seguro, generalmente se alude a la poca ocurrencia de delitos callejeros, expone el informe. Y aunque en algunos países de América Latina destaca la incidencia del crimen organizado, el estudio también refiere que en casi todos los países las personas identifican el delito callejero como la principal amenaza a su seguridad.
Es así como un 48 por ciento de los latinoamericanos identifican a la delincuencia común como su principal amenaza.
Plantea el informe que para responder al desafío de la violencia y el delito, los gobiernos requieren establecer una política de Estado en materia de seguridad.
Casos más frecuentes: delitos de menos cuantía 
En Nicaragua no es la excepción. El vocero de la Policía Nacional, comisionado mayor Fernando Borge, corroboró que los delitos de mayor peligrosidad se registran en menor proporción.
Y la mayor cantidad de delitos que ocurren están relacionados con hurtos, carterismo en el interior de los autobuses de transporte colectivo o robos de menor cuantía, como bicicletas, la pieza de algún vehículo, cilindro de gas licuado, entre otros.
El combate de este tipo de delitos no es fácil, apuntó Borge, pero es al problema al cual la Policía se ha “volcado” a prevenir, pues “creemos que la percepción de inseguridad tiene que ver mucho con este tipo de delitos menores”.
Los planes en paradas de autobuses de transporte público y el llamado “Coraza Popular”, que desarrolla la Policía constantemente en los barrios, les ha dejado importantes resultados, expuso el vocero policial.
El IDH refiere que en los países de AL un porcentaje alto de delitos y actos violentos contra la ciudadanía no son investigados, procesados y, en su caso, castigados, por lo que se crea una sensación de vulnerabilidad.
Y en un énfasis muy particular con los países centroamericanos de Guatemala, El Salvador y Honduras, el IDH refiere que las políticas de mano dura, sobre todo en la lucha contra las maras, en esos países han tenido un impacto negativo y profundo en la convivencia democrática y en el respeto a los derechos humanos, que están en la base del desarrollo humano. En ese aspecto, la Policía Nacional de Nicaragua logra destacar en relación con el resto de países del istmo.
El vocero policial, comisionado mayor Fernando Borge, resalta que el logro obedece a que promueven el modelo preventivo comunitario. “En este caso, la fortaleza nuestra es el trabajo con la participación ciudadana”, sostuvo Borge.
Mano dura es un fracaso
Un punto muy particular que aborda el estudio es el fracaso de las políticas de mano dura adoptadas en la región para bajar el delito y los niveles de violencia.
Y en un énfasis muy particular con los países centroamericanos de Guatemala, El Salvador y Honduras, el IDH refiere que las políticas de mano dura, sobre todo en la lucha contra las maras, en esos países han tenido un impacto negativo y profundo en la convivencia democrática y en el respeto a los derechos humanos, que están en la base del desarrollo humano.
En ese aspecto, la Policía Nacional de Nicaragua logra destacar en relación con el resto de países del istmo.
El vocero policial, comisionado mayor Fernando Borge, resalta que el logro obedece a que promueven el modelo preventivo comunitario. “En este caso, la fortaleza nuestra es el trabajo con la participación ciudadana”, sostuvo Borge.
Recomendaciones
Para una América Latina segura, el IDH recomienda: Alinear los esfuerzos nacionales para reducir el delito y la violencia. Y generar políticas públicas orientadas a proteger a las personas más afectadas por la violencia y el delito.
Prevenir el delito y la violencia, impulsando un crecimiento incluyente, equitativo y con calidad. Así como disminuir la impunidad fortaleciendo las instituciones de seguridad y justicia, con respeto a los derechos humanos.
Potenciar la participación activa de la sociedad en la construcción de la seguridad ciudadana e incrementar las oportunidades reales de desarrollo humano para los jóvenes.
Atender y prevenir de modo integral la violencia de género, así como salvaguardar los derechos de las víctimas.
Regular y reducir los disparadores del delito, como alcohol, drogas y armas y fortalecer los mecanismos de coordinación y evaluación de la cooperación internacional.
Elízabeth Romero. La Prensa.com.ni. 15/11/13
http://www.laprensa.com.ni/2013/11/18/reportajes-especiales/170505-al-region-mas-insegura

América Latina, único lugar del mundo donde los homicidios aumentan
América Latina es la única región del mundo donde los homicidios se incrementaron entre el 2000 y el 2010, con 11 países con tasas consideradas como “epidemia”  por la OMS y un millón de víctimas de violencia criminal en una década, según un informe presentado este martes en Nueva York por Naciones Unidas.
Nueva York, Estados Unidos. “Entre 2000 y 2010 la tasa de homicidios de la región creció 11%, mientras que en la mayoría de las regiones del mundo descendió o se estabilizó. En una década han muerto más de 1 millón de personas en Latinoamérica y el Caribe por causa de la violencia criminal”, afirma el estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo  (PNUD).
Esta “epidemia de violencia, acompañada por el crecimiento y difusión de los delitos, así como por el aumento del temor entre los ciudadanos”  tiene lugar a pesar de que América Latina “muestra hoy en día economías más fuertes e integradas, menos pobreza y democracias más consolidadas” , indica el informe.
“En la última década, América Latina ha sido el escenario de dos grandes expansiones: la económica y la delictiva”, resume el estudio de 285 páginas y que ofrece una visión regional de la seguridad ciudadana para 18 países, desde México hasta Argentina, sumando a República Dominicana.
Según las datos recabados, 11 países  (Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Venezuela) presentan un “alto nivel”  de homicidios, con tasas superiores a 10 por cada cien mil habitantes.
Esta porcentaje es considerado por la Organización Mundial de la Salud  (OMS) como un nivel de “epidemia”. Por debajo de él se encuentran los otros siete países analizados: Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Nicaragua, Perú y Uruguay.
El incremento del homicidio en América Latina afecta particularmente a “jóvenes de entre 15 y 25 años que no trabajan ni estudian” , dijo Carlos Loret de Mola, moderador de la presentación del informe en la que estuvieron presentes la titular del PNUD, Helen Clark, y el subsecretario general de la ONU y director regional del PNUD, Heraldo Muñoz.
A pesar de las alarmantes cifras, “en la mayoría de los países, la tasa se ha estabilizado en los últimos dos o tres años, e incluso hay un pequeño grupo de países que muestra una moderada disminución”, afirma el estudio.
Prensa Libre.com. 15/11/13
http://www.prensalibre.com/internacional/America_Latina-mundo-homicidios-creciendo_0_1028297322.html

Crece violencia en regiones ricas.
México, Distrito federal. Las tasas más altas de homicidios en México se registran en los municipios de menor pobreza, señala un reporte del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El patrón de violencia, según el Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014. Seguridad Ciudadana con Rostro Humano, es totalmente opuesto al de Colombia, donde la violencia se concentra en las demarcaciones con mayores niveles de marginación.
"La relación entre bienestar e inseguridad puede transformarse radicalmente a lo largo del tiempo. Un ejercicio llevado a cabo en México muestra cómo entre los años 1990 y 2000 la mayor incidencia de homicidios se registraba en los municipios con mayor pobreza por ingresos", indica el estudio.
"En el 2005 y 2007, esta relación empezó a transformarse, y para el 2010 había cambiado drásticamente.
Para entonces, un mayor número de homicidios había comenzado a ocurrir en los municipios de menor pobreza por ingresos".
El estudio reconoce que no hay una relación clara entre pobreza y delito, pues en cada país y en cada época se observan comportamientos diferentes.
La educación en Latinoamérica, abunda el organismo, ha mejorado, pero los niveles de violencia no.
No obstante, sí hay una relación entre la deserción escolar y la delincuencia, pues los jóvenes con menor nivel educativo están más expuestos a ser víctimas de la violencia.
La tasa de homicidios de hombres de 18 a 40 años sin primaria es muy superior a la nacional, con 300 por cada 100 mil habitantes.
En contraste, indica, entre los varones de 26 a 40 años que lograron terminar estudios universitarios, la tasa de homicidios se ubica en 26 por cada 100 mil habitantes.
Algo semejante ocurre con las mujeres, donde el único grupo que tiene una tasa de homicidios superior al promedio nacional es el que se encuentra entre 18 y 25 años sin primaria terminada.
Otro dato sobre la relación educación y delincuencia es que el 51 por ciento de los presos declara no haber llegado ni a 9 años de escolaridad, mientras que el 85 por ciento tuvo menos de 12 años.
Victimizados
El PNUD indica que los jóvenes suelen ser el grupo más involucrado en la violencia, regularmente vistos como victimarios, pero también como víctimas.
En Colombia, la guerrilla y el paramilitarismo han provocado el ingreso forzado de jóvenes a sus filas; en países de Centroamérica conforman las pandillas o maras, y en México la estimación es de que 30 mil menores cooperan activamente con la delincuencia organizada desde la piratería hasta extorsión y narcotráfico.
Otro sector vulnerable son las mujeres, pues en México las agresiones sexuales contra ellas representan el 11 por ciento del total de delitos por los que hay condenas en las cárceles, mientras que en Perú llegan a ser el 22 por ciento.
En el caso mexicano, arriba del 70 por ciento de estos casos de violencia, el agresor conocía a la víctima.
Itxaro Arteta. El Norte.com. 15/11/13
http://www.elnorte.com/nacional/articulo/773/1545545/?Titulo=escala-violenciaen-regiones-ricas


América Latina: la paradoja del crecimiento con inseguridad
Durante los últimos años se ha producido un notable desarrollo económico-social, pero al mismo tiempo aumentan vertiginosamente los crímenes. Entre 2000 y 2010 se han producido más de un millón de asesinatos
Madrid, España. En años recientes, América Latina ha sido el escenario de dos grandes expansiones: la económico-social y la delictiva. Pese a los avances en crecimiento y las mejoras en salud, educación y reducción de pobreza y desigualdad, la región se ha tornado la más insegura del mundo.
Mientras los índices de homicidio disminuyen en otras regiones, el problema ha aumentado en América Latina, registrándose más de un millón de asesinatos entre 2000-2010. En 11 de 18 países, las tasas de homicidios superan la clasificación de “nivel epidémico”, con más de 10 homicidios por cada 100.000 habitantes. En tanto, el robo se ha triplicado en los últimos 25 años, convirtiéndose en el delito que más afecta a los latinoamericanos. Un promedio de seis en cada 10 latinoamericanos fueron víctima de un robo con violencia en el año 2012.
Estos son datos del Informe Regional de Desarrollo Humano Ciudadanía con Rostro Humano: Diagnóstico y Propuestas para América Latina, apoyado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que recién damos a conocer. La constatación de que la inseguridad es un reto compartido y un obstáculo para el desarrollo social y económico en todos los países de la región ha llevado al Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), en el cual dirijo la división para América Latina y el Caribe, a dedicar dos años de investigación para diagnosticar el problema y aportar recomendaciones para mejorar las políticas públicas en la materia.
¿Cómo explicar el aumento en el crimen y la violencia si América Latina experimentó, entre el 2000-2010, el período de mayor crecimiento económico de las últimas cuatro décadas? ¿Cómo explicar la magnitud de la inseguridad ciudadana si esta bonanza económica, junto a la creación de empleos y algunas políticas innovadoras en materia social, elevaron más de un tercio de la población de la región a la clase media?
Por un lado, el crecimiento económico no se traduce automáticamente en una mejora en el desarrollo humano y tampoco implica que los ciudadanos estén más seguros. El informe destaca que en América Latina el crecimiento ha sido de baja calidad, basado en el consumo y con insuficiente movilidad social, lo cual ha impulsado una suerte de “delito aspiracional”. Los robos de celulares, laptops y ropa deportiva son una expresión de este fenómeno.
Por otro lado, el deterioro de la inseguridad ciudadana también se relaciona con las transformaciones demográficas causadas por el crecimiento urbano acelerado y desordenado, así como los cambios en la estructura familiar y fallas en el sistema escolar; es decir, se ha erosionado el tejido social, generándose condiciones que inciden en la criminalidad. Además, el porte de armas de fuego, el consumo de alcohol y el tráfico de drogas son factores que impulsan el crimen y el delito. Otro elemento fundamental es la escasa capacidad de los Estados latinoamericanos, así como la falta de profesionalización en el combate al delito y la carencia de proporcionalidad en las sanciones.
La encuesta de cárceles que el PNUD realizó en Argentina, Brasil, Chile, México y Perú evidencia persistentes retos sociales. Uno en cada tres internos abandonó su hogar antes de los 15 años (en Chile uno en cada dos), y entre un 13% (Argentina) y 27% (El Salvador) nunca conocieron a su padre o madre. La encuesta también reveló que un 40% de los internos en Chile no acabó la educación primaria. En todos los países, más de un 80% de los internos encuestados no completó 12 años de escolaridad.
Los jóvenes, principalmente los varones, son los más afectados por la criminalidad y la violencia, y a la vez son los responsables más comunes de la violencia y los delitos; el informe, también hace un llamado a evitar la estigmatización de los jóvenes, particularmente los de bajos ingresos.
La violencia de género también es una amenaza persistente y un obstáculo para el desarrollo humano, la salud pública y los derechos humanos en la región. Los registros de violencia intrafamiliar, violaciones y asesinatos de mujeres (feminicidios) han aumentado en casi todos los países. De los internos que habían cometido delitos sexuales, entre el 75 y el 90% declararon conocer a sus víctimas antes del delito y entre el 20 y el 40% eran sus familiares, según el informe.
La inseguridad ciudadana también afecta el potencial económico de la región: sin el exceso de muertes por homicidios el Producto Interno Bruto (PIB) de la región hubiese sido superior en un 0,5%, lo que equivaldría a una ganancia potencial de más de 24 mil millones de dólares en el 2009. Un estudio del PNUD y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) elaborado para el informe analizó los costos de la delincuencia y los niveles de victimización en cinco países y reveló que Honduras sufre los más altos costos con el delito y la violencia en porcentaje de su PIB en el 2010 (10.54%, equivalente a 1.669 millones de dólares), seguido de Paraguay (8,7%, lo que equivale a 1.742 millones de dólares), Chile (3.32%, es decir 7.215 millones de dólares) Uruguay (3%, o cerca de 1.165 millones de dólares) y Costa Rica (2.52%, 915 millones de dólares).
La creciente percepción de inseguridad y el “adelgazamiento” del Estado han estimulado la contratación de vigilantes privados, que ha crecido en América Latina a una tasa estimada del 10% anual. La región tiene hoy casi 50% más vigilantes privados (3.811.302) que agentes de policía (2.616.753), siendo los agentes de seguridad privada de la región los más armados del mundo, con una tasa de posesión de armas por empleado 10 veces mayor que la de Europa occidental. Esta privatización de la seguridad agudiza la desigualdad que experimentan los latinoamericanos.
No hay una solución mágica para la inseguridad ciudadana en América Latina, pero el problema sí tiene remedio y requiere visión y voluntad política a largo plazo. América Latina cuenta con experiencias y lecciones aprendidas de gran valor, que se analizan en el informe. Una de las principales lecciones de la región es que las políticas de "mano dura" no funcionan: la fuerte represión policial y penal a menudo ha coincidido con espirales de violencia y altos índices de criminalidad.
Entre las 10 recomendaciones para una región más segura, destaco la conveniencia de evitar la politización del tema de la inseguridad, visualizándola como un desafío de todos que demanda construir en cada país un Acuerdo Nacional por la Seguridad Ciudadana como política de Estado, provista de medidas para el corto, mediano y largo plazo.
No hay otro camino sino el de elaborar políticas que se orienten hacia una estrategia integral de seguridad ciudadana, que incluya la actuación policial a partir de un trabajo por cuadrantes y cercano con las comunidades locales; la adaptación de nuevas tecnologías para ubicar puntos neurálgicos del crimen, enfatizando la prevención en las áreas de riesgo; la mejora de la calidad de vida de la población con especial atención en los grupos más vulnerables como jóvenes y mujeres; una justicia accesible, ágil y eficaz; y una educación que se base en valores de convivencia pacífica, tolerancia y respeto al estado de derecho.
Heraldo Muñoz. Subsecretario-General de las Naciones Unidas y director del Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD).
Heraldo Muñoz. Analítica.com. 15/11/13
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/1760149.asp

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