International Crisis Group publicó un estudio sobre los grupos
de autodefensas en México. Estima que estos pueden contribuir al
restablecimiento de condiciones de seguridad y de un Estado de derecho, si se
cumplen: el desarme; la incorporación al andamiaje legal e institucional y
actuación con respeto a los derechos humanos.
México, Distrito Federal. Un “programa de urgencia” para Michoacán es lo que necesita
México en estos momentos, según comentó en entrevista para CNN Javier
Ciurlizza, experto colombiano y director para América Latina y el Caribe de
International Crisis Group, organismo internacional que se dedica a realizar
investigación y estudios de campo en zonas del mundo donde están presentes
conflictos de carácter bélico. En su primera incursión en México, realizaron un
estudio sobre la violencia en el país el sexenio pasado. En su segunda
incursión, realizaron un estudio de campo sobre las fuerzas de autodefensa y
policías comunitarias, cuya irrupción en Guerrero y Michoacán ha crecido en
forma exponencial, a partir de las primeras semanas del año pasado.
El estudio “Justicia en el cañón de un arma: las milicias
civiles en México” disecciona la rápida expansión de grupos civiles armados que
se han organizado para hacer frente a grupos criminales, como es el caso de Los
Caballeros Templarios.
El trabajo de campo arroja que, si bien muchos de estos grupos
están constituidos por personas que actúan genuinamente y son conformados por
“ciudadanos bien intencionados y que han detenido a cientos de sospechosos, su
existencia desafía el monopolio básico del gobierno respecto al uso de la
fuerza y la impartición de justicia, y algunos de ellos tienen sus propios
vínculos con los cárteles”, según el informe y sus conclusiones.
En coincidencia con otros que han abordado el fenómeno en estos
días, se plantea que las autodefensas y policías comunitarias pueden
contribuir, favorablemente, para el restablecimiento de condiciones mínimas de
seguridad y de un Estado de derecho, siempre y cuando se cumplan tres
condiciones básicas: el desarme; la incorporación de autodefensas al andamiaje
legal e institucional y, por último, una actuación dentro del más amplio
respeto a los derechos humanos.
El gobierno los ha emplazado a la entrega de las armas, sin
lograr su objetivo. Las autodefensas han dicho que no lo harán hasta que sean
capturados los siete cabecillas de Los Caballeros Templarios y se restablezca
el Estado de derecho. Hasta el momento han detenido a uno de los siete
nombrados.
Para Ciurlizza: “La policía comunitaria puede contribuir
positivamente a luchar contra la inseguridad… pero, solo si es legal y trabaja
con el gobierno”.
Es innegable que las autodefensas y comunitarias han adquirido
experiencia, conocen las localidades, rutas, caminos y reconocen a los
personajes clave dentro de las estructuras operativas de la delincuencia y han
mostrado -por momentos- una determinación mayor que la de las propias fuerzas
del Estado. Autodefensas y comunitarios, por momentos sorprenden y por momentos
inquietan. Entusiasman y preocupan, indistintamente. Lo primero porque, con la
irrupción de la sociedad organizada, se recupera -si bien en un contexto
extremo y con las herramientas de la violencia- la noción básica de la
participación ciudadana como factor irrenunciable en cualquier proceso
democrático. Preocupa, por otra parte, que el ensanchamiento de las
autodefensas y comunitarias conduce a zonas de riesgo y mayor vulnerabilidad
institucional.
No hay información pública confiable, por ejemplo, respecto a
cuántos son, con cuántas armas y recursos cuentan. También es difícil imaginar
el despliegue gubernamental, militar y policiaco de los últimos días, de no ser
por el avance, acelerado, de las autodefensas en varios municipios de Tierra
Caliente hasta llegar a un paso de Apatzingán.
Después de recorridos y levantamiento de datos, concluyen que el
epicentro está en Michoacán y la Costa Pacífica de Guerrero, donde miles de
hombres forman parte de organizaciones diversas en esas corporaciones sociales.
El desafío es mayúsculo para el Estado mexicano. No se trata sólo
de Guerrero y Michoacán, sino de amplias zonas del país en donde grupos
criminales armados dominan franjas importantes del territorio, mientras que
guardias y policías comunitarias, por su parte, van ganando espacios y adeptos.
En Davos, Enrique Peña Nieto fue cuestionado durante su
intervención en ese Foro Mundial, precisamente, sobre el tema de las
autodefensas. Reconoció que a algunos de esos grupos los impulsan intereses
legítimos y los invitó a participar por las vías institucionales. La postura
gubernamental no ha variado, es de suponerse que la de las autodefensas
tampoco. Sí al desarme pero, primero, exigen resultados.
Carmen Aristegui. aristeguinoticias.com. 24/01/14
http://aristeguinoticias.com/2401/mexico/milicias-civiles-articulo-de-aristegui-sobre-autodefensas-en-mexico/