Mapa con
las guerras del mundo, del Programa de Datos sobre Conflictos de la Universidad
de Uppsala. Publico.es. Madrid, 09/08/14 |
El foco
mediático está en Gaza y Ucrania mientras permanecen invisibles decenas de
conflictos que les superan en número de afectados. En 2013 se superó por primera vez desde la
IIGM la cantidad de personas forzadas a huir de sus países
No todas
las guerras son iguales. Y no sólo en cuanto a la magnitud del conflicto, sino
también en lo que a atención mediática se refiere. En los últimos meses,
Ucrania y Gaza han ocupado todas las portadas de los medios de comunicación
como consecuencia del estallido de la guerra en sus territorios. Pero en el
mundo permanecen activos decenas de conflictos olvidados, invisibles, en los
que continúan muriendo miles de personas. De hecho, en 2013 se registraron 35
choques armados, superándose por primera vez la cantidad de personas forzadas a
huir desde la Segunda Guerra Mundial.
En Ucrania
continúan los combates entre las fuerzas de Kiev y los rebeldes prorrusos en el
este del país, que ya se han llevado la vida de casi medio millar de personas.
ACNUR cifra los desplazados internos en 117.000. Según las autoridades rusas,
730.000 personas han salido del país, de las cuales un 80% permanece aún en
zonas fronterizas. La tensión aumentó a mediados de julio cuando un avión de la
compañía Malaysia Airlines, con 298 personas a bordo, fue derribado por un
misil tierra-aire a 40 kilómetros de la frontera con Rusia.
Gaza vive a
la fuerza un episodio más del eterno conflicto. La operación Margen Protector
que puso en marcha hace un mes el Gobierno de Benjamin Netanyahu ha acabado ya
con la vida de más de 1.800 palestinos, la mayoría civiles. La ONU calcula que
más de 215.000 gazatíes, alrededor de una décima parte de la población de la
Franja, han tenido que abandonar sus hogares en las últimas semanas.
Pero no por
más mediáticos estos casos son los únicos. La sociedad permanece ajena a los
51,2 millones de refugiados en el mundo por la guerra, la violencia, la
persecución o la violación de los derechos humanos. De ellos, el 50% son
menores. Personas que se han visto obligadas a abandonar sus casas porque la
amenaza que suponía vivir en ellas era incluso mayor a la injusticia.
Si formaran
un país, éste sería la vigésimo sexta nación del mundo, superando en habitantes
a España, Canadá o Arabia Saudí. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados
(ACNUR), la mayoría procede de República Centroafricana, Sudán, Sudán del Sur,
República Democrática del Congo y Mali, con Afganistán, Siria y Somalia a la
cabeza que albergan al 53% del total de refugiados. María Jesús Vega, su
portavoz, se pregunta en conversación qué es lo que estamos
haciendo tan mal para haber llegado a esta situación que no parece que vaya a
mejorar. En los últimos tres años se ha producido el retorno voluntario más
bajo. Sólo en torno al medio millón de personas han vuelto a sus hogares. Una
cifra insignificante respecto a esos más de 50 millones que no pueden regresar
por no darse las condiciones necesarias para ello. "El mayor deseo de un
refugiado, pese a lo que la gente pueda pensar, es volver a su lugar de origen",
señala Vega.
Si hablamos
de víctimas mortales, la suma en estos países supera con creces las resultantes
en Ucrania y Gaza. Pese a lo escandaloso de la cifra, estos y otros territorios
quedan relegados a un segundo plano.
Según el
Informe Alerta que elabora la Escola de Cultura de Pau, en 2013 se registraron
35 conflictos armados, la mayoría en África (13), que concentró la mitad de los
conflictos de mayor intensidad, y Asia (11), que continuó caracterizándose por
el peso de las disputas identitarias, así como por la amplia presencia de
disputas de larga duración. Les siguen Europa (cinco), Oriente Medio (cinco) y
América (uno).
Del total
de conflictos, el 60% fueron internos internacionalizados y el 34% fueron
conflictos internos. Al finalizar 2013 continuaban activos 32, tras la
reducción sostenida de la violencia en Burundi de los últimos años; y la
reducción de la violencia insurgente en las repúblicas de Chechenia e
Ingushetia (Federación de Rusia).
El informe
refleja también las causas principales de estos conflictos, de los cuales casi
dos tercios fueron motivados por la oposición a un determinado Gobierno o al
sistema político, económico, social o ideológico de un Estado.
De todos
los conflictos armados activos en 2013, hubo 26 en los que ni el Consejo de
Seguridad de la ONU, ni la UE, ni la Liga Árabe ni la OSCE plantearon el
establecimiento de un embargo de armas como medida sancionadora.
Además, se
registraron 99 escenarios de tensión a nivel global, ocho más que en 2012. Los
casos se concentraron principalmente en África y Asia. En la mayoría continúa
el uso de la violencia sexual contra las mujeres como arma de guerra y en
países como Afganistán, República Democrática del Congo, Irak o Malí se siguen
violando los derechos de los menores mediante su reclutamiento y abuso.
Oriente
Medio fue escenario del conflicto armado más grave de los últimos años: la
guerra en Siria, que actualmente vive su situación más crítica, siendo la causa
principal de los desplazamientos. Las protestas contra la dictadura de Bashar
al-Assad desencadenaron una respuesta por parte del Gobierno sirio
extremadamente violenta. En los tres años desde el inicio de la Primavera Árabe
han muerto más de 170.000 personas y el país se ha convertido en el líder
mundial de desplazamiento forzoso, con más de nueve millones de habitantes
desarraigados de sus hogares. El número total de personas que huyen, dentro y
fuera del país, ya supera el 40% de la población que tenía Siria antes del
conflicto. Paradójicamente, Siria ha pasado de ser el segundo país receptor a
ser el mayor productor de refugiados.
En cuanto a
agravamiento del conflicto, a Siria le siguen Sudán del Sur y República
Centroafricana.
En Sudán
del Sur las víctimas mortales se cuentan por miles mientras Gobierno y rebeldes
violan sistemáticamente el alto el fuego. Sólo en diciembre del pasado año,
cuando un intento de golpe de Estado desató enfrentamientos armados, murieron
más de 10.000 personas. Según UNICEF, alrededor de 3,2 millones de habitantes
necesitan asistencia humanitaria. La cifra de desplazados proporcionada por
ACNUR ha superado el millón. Sólo desde diciembre ya han huido del país 380.000
personas y en las últimas semanas los refugiados sursudaneses a países vecinos
crecen a un ritmo de 2.000 al día.
Desde que
comenzara la escalada de violencia en República Centroafricana en diciembre de
2013, acumula 685.000 personas desplazadas internas; unas 160.000, distribuidas
en 45 asentamientos de la capital, Bangui. Miles de personas han muerto desde
entonces en combates y casi la totalidad de los 4,6 millones de habitantes
dependen de ayuda humanitaria. El terror lo pone la milicia cristiana,
denominada antibalaka, enfrentada a los insurgentes Séléka.
En
Afganistán, Pakistán e Irak siguen los enfrentamientos entre el ejército
estadounidense y grupos yihadistas. Según la ONU, las víctimas civiles afganas
han aumentado un 24% respecto al año anterior en los últimos seis meses y la
violencia sectaria está provocando un desplazamiento masivo que ya alcanza el
medio millón de personas. En Irak murieron más de 1.000 civiles en menos de 20
días con el inicio de la ofensiva yihadista del Estado Islámico de Irak y el
Levante el pasado junio. En lo que va de año ya hay medio millón más de
desplazados.
En
Pakistán, los militares estadounidenses que operan los drones de combate
Predator se refieren a las matanzas de humanos como "aplastar
insectos". El asesinato del líder talibán Hakimullah Mehsud por un dron
estadounidense en Waziristán Norte frustró las negociaciones de paz previstas
con el Gobierno pakistaní. Hay que recordar que Pakistán, pese al conflicto,
sigue albergando al mayor número de refugiados en el mundo, casi todos
procedentes de Afganistán.
En Somalia,
en estado de guerra y caos desde 1991, la milicia islamista Al Shabab, que
anunció en febrero de 2012 su unión formal a la red terrorista Al Qaeda, lucha
por instaurar un Estado islámico de corte wahabí a base de ataques. La
organización no gubernamental Oxfam cifra en 2,9 millones el número de somalíes
que se encuentran en situación de crisis humanitaria y en 1,1 millones los
desplazados dentro del país. Según ACNUR, la situación, no obstante, empieza a
entrar en calma, lo que ha incentivado al regreso de 120.000 desplazados y en
torno a 40.000 refugiados.
En el
último mes, el Gobierno de Mali y seis grupos armados, entre ellos el MNLA
(Movimiento Nacional de Liberación del Azawad), rebelión tuareg especialmente
activa en Kidal, iniciaron conversaciones para establecer la paz en Argel. Pero
la realidad es que el país sigue sumido en un caos donde las armas continúan
como protagonistas. Más de 130.000 personas se han refugiado en otros países y
otras tantas se han tenido que desplazar a otras zonas internas.
Libia, por
su parte, ha visto agravada su situación en las últimas semanas a causa de los
ataques de milicianos islamistas por el dominio del aeropuerto de Trípoli,
controlado por la milicia Zintan desde la caída del régimen de Gadafi. Mientras
tanto, grupos islamistas luchan contra las tropas del Gobierno en Bengasi, la
segunda ciudad del país. Sólo en la última semana han muerto más de 200
personas. Este clima de violencia motivó que la ONU retirara a su personal del
país por razones de seguridad.
En Colombia
los negociadores de paz del Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) han acordado crear una subcomisión para
empezar a tratar el fin del conflicto, que incluye la discusión de aspectos
como abandonar las armas y un cese el fuego. Según un informe de la Unidad para
la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, el conflicto armado entre
conservadores y liberales desde hace medio siglo ha afectado a más seis
millones de personas, entre muertos, desplazados, heridos o secuestrados.
Estos son
sólo algunos de los conflictos que actualmente se desarrollan sin tener voz más
allá de sus fronteras. Mientras tanto, el mundo parece mirar hacia otro lado.
Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, alertaba hace un año de que la
población civil constituye la mayoría de las víctimas mortales en los
conflictos actuales y de que es perseguida con frecuencia y sujeta a ataques
indiscriminados y otros abusos por las partes en conflicto. "Lo que
estamos viendo es el inmenso coste de no poner fin a las guerras, de la
incapacidad para resolver o prevenir conflictos. La paz está en un peligroso
déficit", concluye António Guterres, alto comisionado de la ONU para los
Refugiados.
Itzaso
Marín. publico.es. Madrid 09/08/14