Si cada
una de las tres personas más ricas del mundo gastaran un millón de dólares al
día, les llevaría 200 años acabarse su dinero. Esto no ocurre únicamente en los
países más ricos. En México, Carlos Slim Helú -el más rico de todos los latinos
y uno de los dos hombre más ricos del mundo- podría pagar sólo con sus ingresos
de un año los salarios anuales de 440 mil mexicanos, concluyó el informe
“Iguales: Acabemos con la desigualdad extrema”, elaborado por la organización
de desarrollo global, Oxfam.
A nivel
México, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social
(CONEVAL), destacó en su última medición que en el país existen 53.3 millones
de personas viviendo en pobreza y 11.3 millones en pobreza extrema, mientras
que un sólo hombre, Slim, cuya fortuna está valuada en 79 mil 600 millones de
dólares, según la revista Forbes, posee el equivalente al 6 por ciento del
presupuesto del país. “Ello implica que casi la mitad de la población mexicana,
no disponga de ingresos suficientes para adquirir los bienes y servicios que
requiere para satisfacer sus necesidades”, según la organización.
“Siendo
la economía número 15 más grande del mundo, México no tiene excusa alguna para
permitir que casi la mitad de su población se enfrente a las injustas
consecuencias de la desigualdad”, señaló Consuelo López-Zuriaga, Directora
Ejecutiva de Oxfam México, al comentar el informe.
El
documento revela que sólo entre 2013 y 2014, las 85 personas más ricas del
planeta –quienes poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población
mundial- aumentaron su patrimonio en 668 millones de dólares al día, lo que
equivale a casi medio millón de dólares cada minuto.
“La
creciente desigualdad podría causar un retroceso de décadas en la lucha contra
la pobreza”, detalla. Sólo en Latinoamérica y el Caribe, el número de personas
ricas que acumulan más de mil millones de dólares creció en un 38 por ciento de
2012 a 2013. En ninguna otra región del mundo subió tanto este grupo.
Impuesto a los más ricos
El
Fondo Monetario Internacional, el Papa Francisco, el Presidente de Estados
Unidos, Barack Obama, y el Foro Económico Mundial, entre otros, concuerdan con
que la desigualdad es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo; por lo que
no combatirla profundiza los problemas económicos y sociales. A pesar de todas
estas advertencias, no se han tomado medidas concretas. Esta falta de acción
por parte de los gobiernos es inaceptable; más aún, en el caso de Latinoamérica
y el Caribe, que sigue siendo la región más desigual del planeta.
Con
este nuevo informe, respaldado por el ex Secretario General de Naciones Unidas,
Kofi Annan, y el Premio Nobel de Ecomomía, Joseph Stiglitz, entre otros, Oxfam
lanzó su nueva campaña “Iguales: es hora de cambiar las reglas”. El objetivo es
exigir a los líderes mundiales que conviertan sus palabras en hechos y
garanticen reglas justas que beneficien a las personas más pobres.
Una de
las acciones importantes que deben cumplir los gobiernos, a juicio de la
organización, es frenar la evasión y la elusión fiscal de grandes empresas y
personas adineradas, para que los Estados tengan suficientes recursos para
construir sociedades más justas. Las personas ricas latinoamericanas acumulan
alrededor de dos billones de dólares (similar al Producto Interno Bruto de
Brasil) en paraísos fiscales. Según Oxfam, las empresas en Latinoamérica y el
Caribe registran niveles de evasión que van del 46 por ciento en México al 65
por ciento en Ecuador, sin sanciones ejemplares.
Como
parte de la solución, la organización propone un impuesto de 1.5 por ciento
sobre la riqueza a las personas que posean más de mil millones de dólares en el
mundo, lo que, según cálculos de la organización, alcanzaría para que todos los
niños y niñas del mundo pudieran asistir a la escuela, así como para el
suministro de servicios básicos de salud en los países más pobres.
Winnie
Byanyima, Directora Ejecutiva de Oxfam Internacional, afirmó que “lejos de
fomentar el crecimiento económico, la desigualdad extrema constituye un
obstáculo para la prosperidad de los habitantes del planeta. Hoy en día, el
crecimiento económico sólo beneficia a los más ricos y seguirá siendo así,
hasta que los gobiernos actúen. No deberíamos permitir que las doctrinas
económicas -que sólo buscan el beneficio a corto plazo-, o las personas ricas y
poderosas -que sólo buscan el beneficio propio- nos cieguen ante estos hechos”.
“La
desigualdad dificulta el crecimiento económico, corrompe la política, limita
las oportunidades y alimenta la inestabilidad; mientras exacerba la
discriminación, especialmente hacia las mujeres”, subrayó Byanyima.
Por
último, el documento subraya que invertir en servicios públicos gratuitos es
esencial para cerrar la brecha entre las personas más ricas y el resto. Cada
año, 100 millones de personas en todo el mundo se empobrecen por tener que
pagar para recibir asistencia médica. De 2009 a 2014, al menos un millón de
mujeres ha muerto durante el parto, debido a la falta de servicios básicos de
salud.
Pulsoslp.com.mx. México, D.F. 30/10/14
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