Museo
de la Memoria, un espacio para la paz y la reconciliación
Como
parte de la construcción de la memoria histórica del país, el Centro Nacional
de Memoria Histórica lidera una iniciativa para construir lo que será el Museo
de la Memoria en Bogotá, donde se guardarán los recuerdos de los más de 50 años
del conflicto armado colombiano y sus víctimas.
La
dirección de esta iniciativa está a cargo de Martha Nubia Bello, directora de
Museos del Centro Nacional de Memoria Histórica, quien habló con Colprensa para
contar lo que será y lo que significará este museo para los colombianos.
- ¿Por
qué el Centro Nacional de Memoria Histórica pretende construir un Museo para la
Memoria?
Porque
es nuestro mandato legal. La ley 1448 de 2011, también conocida como ‘Ley de
Víctimas’, nos ordena como Centro de Memoria Histórica la construcción de un
Museo Nacional para la Memoria. De hecho éste es uno de nuestros principales
mandatos.
-
Aparte de eso, ¿a qué se dedica la Dirección de Museos del Cnmh?
Nosotros
estamos en un proceso de fortalecimiento y apoyo a iniciativas de memoria en lo
local y lo regional. Este proceso consiste en el apoyo al diálogo en torno a
esas iniciativas que se expresan territorialmente, así como a perspectivas
étnicas específicas. Ahí hay una complementariedad en los dos procesos.
- ¿Cómo
es esa complementariedad?
En
Bogotá se ha considerado necesaria la existencia de un lugar para la memoria,
en que la sociedad urbana que recorre esta ciudad pueda tener la oportunidad de
conocer la historia contemporánea de la violencia del país, un lugar donde las
personas tengan la posibilidad de reconocer cómo es que la violencia se ha
expresado en esas regiones y cómo en ellas la gente ha venido promoviendo
iniciativas de memoria.
Pensamos
que Bogotá es un escenario muy importante para la construcción de la opinión
pública y de una cultura que pueda avanzar en la construcción de la memoria y
la paz. El grueso de las víctimas ha sido la población que habita la ruralidad
colombiana. Eso contribuye a un gran nivel de falta de compromiso social en la
Capital con el tema de la guerra.
- ¿Esto
qué quiere decir, que a los bogotanos no les importa la guerra?
Les
importa, pero hay unos que la padecen en forma directa y cruda en el campo y
otros que la ven por televisión. Hay una gran desinformación, tergiversación, e
incluso simplificación de lo que es la guerra en Colombia. Lo que intenta hacer
un museo es darle un lugar a esas voces de las regiones en el centro del país,
a través de esas voces se les puede hablar a los ciudadanos jóvenes que tienen
el compromiso de ayudar a construir la paz. Hacerles saber qué ha pasado y por
qué ha pasado.
- Si la
guerra es de las regiones, ¿no sería mejor enfocarse en ellas en lugar de traer
todo a Bogotá?
La
existencia de un museo en Bogotá no invalida la existencia de expresiones
museísticas en el resto del territorio colombiano. Ojalá podamos hacer un
proceso paralelo en el que el centro tenga la capacidad de fortalecer ideas de
memoria y museos en las regiones.
También
que el museo en Bogotá muestre toda esa diversidad que existe en las regiones y
sea una representación de las expresiones locales que ya existen y tengan una
visibilidad a nivel nacional.
- Esto
suena bastante ambicioso, ¿qué tan grande puede ser la edificación de este
museo?
Sí es
una construcción ambiciosa, en términos de la significación simbólica que tiene
para el país una obra de esas. Más que por la monumentalidad de la
construcción, es por el valor simbólico que ésta tiene. Ambicioso porque
intenta un objetivo bien complejo, como lo es mostrar en Bogotá la diversidad
del país y que esa diversidad se sienta representada en ese museo.
No se
trata de una obra que llene unos requisitos arquitectónicos o que sea
estéticamente del gusto de todos, sino que sea un lugar en el que las víctimas
se sientan representadas, pero a la vez reparadas.
- ¿Cómo
se da esta reparación a través de un museo?
El
hecho de un museo inscrito en una ley de víctimas obliga a que cumpla una
función reparadora. Es un museo que cumple, por un lado con el propósito de
hacer un esclarecimiento histórico y en ese sentido, garantizar la no
repetición, pero también para garantizar la satisfacción para las víctimas. La
idea es que las víctimas sientan que es un homenaje a ellas y a sus
experiencias de victimización.
Ahí
está para nosotros el reto, porque no es la construcción de un centro
comercial, no es la de un edificio financiero, es una obra que reta a la
arquitectura en términos de lo que simbólicamente debe expresar. Debe expresar
recogimiento, duelo, reconciliación, diversidad y esperanza. Eso es un reto
arquitectónico y a eso nos referimos con el tema de la dimensión de la obra.
-
¿Dónde lo van a construir?
Tenemos
un lugar, el Museo Nacional de la Memoria hace parte de un proyecto más amplio
que se llama el Eje de la Memoria y de la Paz, que fue propuesto por la
Alcaldía de Bogotá, el cual contempla todo el eje de la Avenida El Dorado,
desde los cerros orientales hasta el Aeropuerto El Dorado.
Esto
articula muchas iniciativas de memoria, desde el Museo Nacional, el Cementerio
Central, el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación del Distrito, el Centro
Nacional de Memoria y obras que hay desplegadas sobre la 26 como el Monumento a
los Caídos, esto sería una oportunidad para marcar a las víctimas con las huellas
de la violencia, pero también, con las huellas de la paz, la resistencia y la
dignidad.
Para
nosotros, el lugar es muy adecuado, porque es de amplio tránsito, pasa la
avenida 30, la calle 26, la calle 34, que después se convierte en Las Américas,
es un triángulo que está detrás del SuperCade, al Concejo Distrital y a la
Plaza de la Democracia. Esta obra hará parte de este eje de la memoria.
-
Pasemos a lo regional. ¿Qué avances se han logrado en ese campo?
El
trabajo regional empezó desde antes de que existiera el Centro, porque lo hizo
con el Grupo de Memoria Histórica. Se podría decir que llevamos en esto casi
siete años. Cuando empezamos a ubicar los casos emblemáticos como El Salado,
Bojayá y cuando íbamos a reconocer y a realizar la labor de investigación,
encontramos que muchos ya habían comenzado con varias prácticas bastante
innovadoras para conservar la memoria de sus propias comunidades.
Hay
varias iniciativas de memoria entre las que se incluyen museos, expresiones
artísticas, dramáticas, musicales, visuales, plásticas y otras que sin tener
una expresión espacial concreta son iniciativas, porque implican las
peregrinaciones, las marchas y algunas representaciones callejeras.
Nosotros
tratamos de conectarlas no solo con otras iniciativas colombianas, sino también
con iniciativas de otros contextos, como los de Guatemala y El Salvador e
incluso algunas más oficiales como las europeas. La idea es hacer un Museo Red
que conecte las iniciativas regionales entre sí, pero también con el museo de
Bogotá.
-
¿Ustedes tienen oficinas en las regiones?
No,
para el mandato tan amplio que tenemos, somos una entidad pequeña, pero tenemos
enlaces en las regiones y procuramos coordinar con el trabajo que hacemos
nosotros. Del equipo de trabajo que tenemos acá, el 80 por ciento está haciendo
trabajo en regiones. Si bien nosotros estamos administrativamente en el Centro
de Bogotá, nuestro trabajo está planteado en las regiones, la mayor parte de
nuestro equipo hace apoyo técnico allá.
Por
ejemplo, tenemos apoyo técnico en Chocó, en Tumaco (Nariño), Buenaventura
(Valle de Cauca), Montes de María entre Sucre y Bolívar. Allí está uno de
nuestros trabajos más representativos que es el Museo Itinerante de los Montes
de María, que es un museo que responde a una realidad política y cultural de
esa región.
Es una
figura en forma del ave representativa de la región, que es el Mochuelo, y como
el ave, el museo se irá moviendo por la región. Está construido de tal manera
que se puede armar y desarmar, para trasladarlo a través de la región. Esa es
una iniciativa regional, que han construido los habitantes locales decidiendo
qué materiales usar y poniendo la mano de obra.
Poblaciones
incluidas
- ¿Este
trabajo regional incluye a las comunidades indígenas?
Sí pero
con ellos es diferente. Ellos no se sienten recogidos con la idea de un museo
estático, ellos son muy activos en el tema de memoria, porque la memoria para
ellos es de largo tiempo, no es la memoria del conflicto que nosotros estamos
trabajando.
Ellos
promueven más la idea de los observatorios de pensamiento indígena, este
observatorio también tiene expresión en un lugar, pero se mueven más con el
concepto de pensamiento que es un ejercicio de memoria, entonces el reto del
Centro es mirar como apoya esos observatorios de pensamiento y cómo en el museo
en Bogotá se pueden mostrar las dinámicas del pensamiento indígena.
-
¿Cuáles son los esfuerzos que ha hecho el Centro de Memoria para apoyar estas
iniciativas regionales?
Estos
han sido de diferente naturaleza. El solo hecho de poner en diálogo las
iniciativas ha sido una fuente de aprendizaje y estímulo para muchas regiones.
Al ver que cierta comunidad ha hecho tal proceso, estimula a hacer cosas
similares.
También
hemos hecho fortalecimiento técnico. Por ejemplo la gente tiene una idea, pero
esa idea requiere cualificación técnica, curaduría, cómo hacer una exposición
fotográfica, cómo establecer una exposición en un lugar, fortalecimiento
técnico en áreas artísticas como en el teatro. El montaje de una obra de
teatro, la construcción del guion, el diálogo social que se requiere, y el de
construcción social también es asesorado desde acá.
-
Volvamos a Bogotá, ¿para cuándo podremos tener este museo de la memoria?
Nosotros
empezamos este año con el concurso de diseño, este lo va a realizar la Sociedad
Colombiana de Arquitectos, esperamos tener un diseño ganador hacia el mes de
julio, contratar el diseño a lo largo del segundo semestre de este año e
iniciar los procesos para la construcción de obra a finales de este año. La
construcción empezaría en 2016, y tenemos previsto que para el 2017 esté
terminado y se pueda inaugurar.
A la
par con la construcción física del museo hay varios procesos que debemos ir
adelantando, en la recopilación de archivos, el manejo de los mismos, la
selección y compra de las obras, material expositivo, los bancos de información
que van a existir en ese museo, etcétera. La idea es que al tiempo que se está
en la construcción física, también se está en el proceso de adquirir los
contenidos para que cuando el museo esté terminado, pueda entrar en
funcionamiento pleno en 2018.
- ¿Cómo
se va a representar el conflicto en este museo?
Nosotros
hemos pensado que el museo debe tener espacialmente, y en términos de su
programación, respuesta a cinco temas clave que hemos pensado hasta el momento.
Lo primero es qué pasó en este país. Mostrar lo que ha sido esta guerra
contemporánea, la dimensión de ésta, los muertos que ha dejado, los repertorios
de violencia. La fotografía cruda de lo que nos ha pasado.
Un
segundo tema es que no solo debemos decir qué ha pasado sino también responder
por qué ha pasado. Las causas de la violencia, sus orígenes, los responsables
de la misma, los cambios que ha sufrido el conflicto armado a lo largo de estos
50 años. Nosotros no vamos a ser portadores de una verdad, no va a haber una
verdad oficial, el museo tiene que ser un espacio donde se pongan en diálogo
distintas versiones e interpretaciones, y que los colombianos entendamos que
ese diálogo es necesario.
Un
tercer tema muy importante para el museo son los daños y los impactos de la
guerra. Un museo que le muestre al país y al ciudadano que pasa por allí los
daños que ha causado esta guerra, la devastación que ha generado. Las huellas
que ha dejado sobre los cuerpos, sobre los territorios, la dimensión de los
daños económicos, pero también morales, psicológicos. La guerra causa daños
irreparables, pero también daños reparables con los que el país debe
comprometerse.
El
cuarto gran tema es la dignidad, la resistencia y la movilización social. Al
tiempo que ha ocurrido en este país tanto horror y tanta guerra, la gente ha
hecho cosas muy valiosas en términos de apuestas para construir la paz, para
resistir a la guerra, por la solidaridad y la democracia, no solo las víctimas,
sino también muchos sectores de la sociedad han intentado hacer algo. Al lado
del horror, también está el valor que es como esa faceta que se ha
invisibilizado, que ha estado muy oculta, esa resistencia la han hecho
indígenas, negros, mujeres, habitantes de las regiones apartadas y el país ni
siquiera las conoce.
El
quinto gran tema es nuestra Colombia presente, esto es algo que no ha
terminado, es una guerra que no ha pasado, la violencia que seguimos viviendo,
la que tenemos que seguir transformando y combatiendo. Y mostrar que al tiempo
que hay violencia también hay iniciativas de paz. Mostrar que esto no es una
memoria del pasado que no son duelos superados, sino que también el legado de
violencia que todavía nos queda y que todavía nos muestra la necesidad de tener
transformaciones.
- ¿Qué
hay en el futuro de la Dirección de Museos del Centro de Memoria?
Nosotros
tenemos planes muy importantes, dentro del mandato que nos rige hasta 2018. Por
un lado la construcción social del museo, que es seguir el diálogo en las
regiones, en cómo las víctimas se han visto representadas por iniciativas de
memoria, eso es algo que continuará, por lo menos hasta que el Centro tenga
mandato que es hasta el 2021.
Tener
diálogos con otros sectores sociales que debemos convocar para el museo.
Estamos pensando en los artistas, los periodistas, la academia y ver cómo este
tema puede convocar a otros sectores de la sociedad, incluido el sector
privado.
El reto
por ahora es comunicarle a la ciudad que va a tener un museo y cómo eso es algo
útil para la sociedad y no otra obra más de cemento. Son dos años que nos
implican también comunicarle a la sociedad las razones por las cuales un museo
puede aportar a la construcción de paz. Por qué éste puede ser reparador y
esclarecedor.
Esto no
es fácil, mucha gente dice que prefiere en términos de obras tener hospitales y
escuela o incluso carreteras en lugar de un museo. Esto pasa porque no se
entiende mucho el carácter y lo significativo que puede ser para la memoria un
espacio como este. Es uno de los trabajos en los que más tenemos que estar
concentrados.
ElNuevoDia.com.co. 26/02/15