La Organización de las
Naciones Unidas (ONU) planea lanzar una campaña mundial contra la intolerancia,
el extremismo, el racismo y la xenofobia, valiéndose de jóvenes talentos.
El secretario general
de la ONU, Ban Ki-moon, enfatizó que la educación es la clave. “Si quiere
entender el poder de la educación, solo mire cómo los extremistas la combaten”,
dijo.
Quisieron matar a la
activista adolescente pakistaní Malala Yousafzai y a sus amigas porque eran
niñas que querían ir a la escuela, señaló.
Extremistas violentos secuestraron
a más de 200 niñas en Chibook, Nigeria, y decenas de estudiantes fueron
asesinados en la ciudad keniata de Garissa y en la pakistaní de Peshawar.
“A lo que más temen es
a las niñas y a los jóvenes con libros de estudio”, dijo Ban, quien pronto
anunciará “un exhaustivo Plan de Acción para Impedir el Extremismo Violento”,
junto con la creación de un panel asesor de líderes religiosos a fin de
promover el diálogo entre los distintos credos.
Se prevé que el plan se
presente ante la 70 sesión de la Asamblea General, que empezará la tercera
semana de septiembre.
Como parte de la
campaña contra la intolerancia y el extremismo, el Departamento de Información
Pública de la ONU seleccionó 10 proyectos de jóvenes de todo el mundo en el
marco de un “concurso de diversidad”.
Los proyectos, elegidos
de entre 100 propuestas de 31 países, incluyen desafiar la homofobia en India y
México, resolver conflictos por el acceso al agua para reducir el conflicto
étnico en Burundi, promover la armonía interreligiosa en Pakistán, alentar una
mayor aceptación de las poblaciones migrantes en Sudáfrica y promover mayores
oportunidades de empleo para mujeres musulmanas en Alemania.
Lara-Zuzan Golesorkhi,
estudiante de doctorado e instructora en la New School de Nueva York, presentó
uno de los proyectos ganadores. Dijo que busca abordar uno de los asuntos
políticos más debatidos en la Alemania contemporánea: la integración de los
inmigrantes musulmanes.
En el centro de estas
discusiones, señaló, radica el llamado “debate del velo”, que saltó al primer
plano con el caso Ludin en 1998.
Ese año, a Fereshta
Ludin, hija de inmigrantes afganos que se cubría con velo típico musulmán, le
negaron un empleo como maestra en el sistema de escuelas públicas, con el
argumento de una “falta de aptitud personal” que la volvía “inadecuada e
incapaz de cumplir con las responsabilidades de una funcionaria pública de
acuerdo con el derecho básico alemán”.
La disputa interminable
entre Ludin y el sistema judicial alemán provocó el establecimiento de
políticas institucionales que implican la prohibición del velo en maestras de
escuelas públicas en toda Alemania.
Estas políticas se
aplican ya en ocho de los 16 “landers” (estados), pero acaban de ser
cuestionadas por la justicia federal, que reclama a los respectivos estados
revisar las políticas inherentemente discriminatorias, dijo Golesorkhi, quien
es ciudadana alemana y tiene la residencia permanente en Estados Unidos.
El Departamento de
Información Pública de la ONU expresó que Golesorkhi volverá a Alemania para
desafiar lo que se percibe como discriminación contra las mujeres musulmanas.
Ella pretende solicitar
a potenciales empleadores que se comprometan simbólicamente a contratar mujeres
musulmanas. También producirá una lista de esos empleadores, para que las
mujeres se sientan seguras y empoderadas para postularse en esos lugares.
Según The New York
Times, que citó al Servicio de Medios e Información de Estudios Religiosos en
Alemania, informó el mes pasado que los musulmanes constituyen alrededor de
cinco por ciento de la población de 81 millones, en comparación con 49 millones
de cristianos.
El periódico se centró
en la creciente controversia relacionada con la renovación de una iglesia
abandonada en el distrito obrero de Horn, en Hamburgo, donde se la estaba
convirtiendo en una mezquita.
“La iglesia estuvo
vacía durante 10 años y a nadie le importó. Pero cuando los musulmanes la
compraron, repentinamente pasó a ser un tema de interés”, dijo al diario el
director del Centro Islámico Al Nour en Hamburgo, Daniel Abdin.
Golesorkhi dijo a IPS
que con su organización no gubernamental “With or Without” (WoW, “con o sin”),
en su forma más abstracta, busca abordar la intersección de dos aspectos
cruciales de la política alemana: inmigración y religión.
Ambos aspectos han
desempeñado un rol significativo en el proceso de creación nacional de
Alemania, especialmente en materia de leyes y de composición social diversa del
país, así como el desarrollo de la islamofobia y de actos discriminatorios
contra los musulmanes.
Esto último se
incrementó particularmente desde el 11 de septiembre de 2001, fecha de los
atentados fundamentalistas que dejaron 3.000 muertos en Nueva York y
Washington.
Según Golesorkhi, la
población de musulmanes en Alemania pasó de 2,5 millones en 1990 a 4,1 millones
en 2010, y se espera que aumente a casi 5,5 millones en 2030.
Los tres principales
países de origen de los inmigrantes musulmanes son Turquía, la ex Yugoslavia y
Marruecos.
Esta presencia
significativa y en continuo crecimiento ha despertado sentimientos negativos en
la sociedad, donde ya en 2008 se consideraba que los musulmanes eran los
vecinos más indeseables.
Además de la campaña
para que empleadores se comprometan a dar trabajo a mujeres musulmanas (“Yo me
comprometo”), el proyecto de Golesorkhi incluye un seminario de “Lista para el
Empleo” y una serie de talleres que buscan prepararlas para su inserción en el
mercado laboral alemán. Y también una campaña para concientizar sobre las
dificultades que ellas enfrentan al buscar trabajo en Alemania.
Thalif Deen. IPSNoticias.net. 13/08/15