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1431. ODS: Objetivos de Desarrollo Sostenible

ODS: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Objetivo 1: Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo
Los índices de pobreza extrema se han reducido a la mitad desde 1990. Si bien se trata de un logro notable, 1 de cada 5 personas de las regiones en desarrollo aún vive con menos de 1,25 dólares al día, y hay muchos más millones de personas que ganan poco más de esa cantidad diaria, a lo que se añade que hay muchas personas en riesgo de recaer en la pobreza.
La pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles. Entre sus manifestaciones se incluyen el hambre y la malnutrición, el acceso limitado a la educación y a otros servicios básicos, la discriminación y la exclusión sociales y la falta de participación en la adopción de decisiones. El crecimiento económico debe ser inclusivo con el fin de crear empleos sostenibles y promover la igualdad.
Datos y cifras
836 millones de personas aún viven en la pobreza extrema
Alrededor de 1 de cada 5 personas de las regiones en desarrollo vive con menos de 1,25 dólares diarios
La gran mayoría de las personas que viven con menos de 1,25 dólares diarios pertenece a 2 regiones: Asia Meridional y África Subsahariana.
Los elevados índices de pobreza se ven a menudo en países pequeños, frágiles y afectados por conflictos
En el mundo, 1 de cada 7 niños menores de 5 años no tiene una altura adecuada para su edad
En 2014, cada día, 42.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares en busca de protección debido a un conflicto
Metas del objetivo 1
Para 2030, erradicar la pobreza extrema para todas las personas en el mundo, actualmente medida por un ingreso por persona inferior a 1,25 dólares de los Estados Unidos al día
Para 2030, reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales
Poner en práctica a nivel nacional sistemas y medidas apropiadas de protección social para todos, incluidos niveles mínimos, y, para 2030, lograr una amplia cobertura de los pobres y los vulnerables
Para 2030, garantizar que todos los hombres y mujeres, en particular los pobres y los vulnerables, tengan los mismos derechos a los recursos económicos, así como acceso a los servicios básicos, la propiedad y el control de las tierras y otros bienes, la herencia, los recursos naturales, las nuevas tecnologías apropiadas y los servicios financieros, incluida la microfinanciación
Para 2030, fomentar la resiliencia de los pobres y las personas que se encuentran en situaciones vulnerables y reducir su exposición y vulnerabilidad a los fenómenos extremos relacionados con el clima y otras crisis y desastres económicos, sociales y ambientales
Garantizar una movilización importante de recursos procedentes de diversas fuentes, incluso mediante la mejora de la cooperación para el desarrollo, a fin de proporcionar medios suficientes y previsibles a los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, para poner en práctica programas y políticas encaminados a poner fin a la pobreza en todas sus dimensiones
Crear marcos normativos sólidos en los planos nacional, regional e internacional, sobre la base de estrategias de desarrollo en favor de los pobres que tengan en cuenta las cuestiones de género, a fin de apoyar la inversión acelerada en medidas para erradicar la pobreza
Objetivo 2: Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible
Si se hace bien, la agricultura, la silvicultura y las piscifactorías pueden suministrarnos comida nutritiva para todos y generar ingresos decentes, mientras se apoya el desarrollo de las gentes del campo y la protección del medio ambiente.
Pero ahora mismo, nuestros suelos, agua, océanos, bosques y nuestra biodiversidad están siendo rápidamente degradados. El cambio climático está poniendo mayor presión sobre los recursos de los que dependemos y aumentan los riesgos asociados a desastres tales como sequías e inundaciones. Muchas campesinas y campesinos ya no pueden ganarse la vida en sus tierras, lo que les obliga a emigrar a las ciudades en busca de oportunidades.
Necesitamos una profunda reforma del sistema mundial de agricultura y alimentación si queremos nutrir a los 925 millones de hambrientos que existen actualmente y los dos mil millones adicionales de personas que vivirán en el año 2050.
El sector alimentario y el sector agrícola ofrecen soluciones claves para el desarrollo y son vitales para la eliminación del hambre y la pobreza.
Datos y cifras
Hambre
Alrededor de 795 millones de personas en todo el mundo no disponen de alimentos suficientes para llevar una vida saludable y activa. Esto es, 1 de cada 9 personas en la Tierra.
La gran mayoría de las personas hambrientas del mundo vive en países en desarrollo, donde el 12,9% de la población está subalimentada.
Asia es el continente donde hay más personas que padecen hambre: dos terceras partes del total. En los últimos años se ha reducido el porcentaje en Asia Meridional, pero ha aumentado ligeramente en Asia Occidental.
Asia Meridional enfrenta la mayor carga de hambre, con cerca de 281 millones de personas desnutridas. En África subsahariana, las proyecciones para el período 2014-2016 indican una tasa de desnutrición de casi 23%.
La nutrición deficiente provoca casi la mitad (45%) de las muertes de niños menores de 5 años: 3,1 millones de niños al año.
En el mundo, 1 de cada 4 niños padece retraso del crecimiento. En los países en desarrollo la proporción puede ascender a 1 de cada 3.
En el mundo en desarrollo, 66 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria acuden a clase hambrientos, 23 millones de ellos solo en África.
Seguridad alimentaria
La agricultura es el sector que más empleo produce en el mundo, suministrando la forma de vida del 40% de la población mundial. Es la mayor fuente de ingresos y trabajo en los hogares pobres rurales.
500 millones de pequeñas granjas en todo el mundo, la mayoría de secano, proporcionan un 80% de los alimentos que se consumen en en la mayor parte del mundo en desarrollo. Invertir en los pequeños agricultores, mujeres y hombres, es una forma importante de aumentar la seguridad alimentaria y la nutrición para los más pobres, así como la producción de alimentos para mercados locales y mundiales.
Desde 1900, el 75% de la diversidad de las cosechas se ha perdido en los campos. Un mejor uso de la biodiversidad agrícola puede contribuir a una alimentación sana, mejorar la vida de las comunidades agrícolas y hacer más resistentes y sostenibles los sistemas agrícolas.
Si las mujeres agricultoras tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, el número de hambrientos en el mundo podría ser reducido en hasta 150 millones de dólares.
1,4 millones de personas no tienen acceso a la electricidad, la mayoría de ellas viven en zonas rurales del mundo en desarrollo. En muchas regiones la pobreza energética es uno de los principales obstáculos para la reducción del hambre y la garantía de que el mundo puede producir alimentos suficientes para satisfacer la demanda futura.
Metas del objetivo 2
Para 2030, poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres y las personas en situaciones vulnerables, incluidos los lactantes, a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año
Para 2030, poner fin a todas las formas de malnutrición, incluso logrando, a más tardar en 2025, las metas convenidas internacionalmente sobre el retraso del crecimiento y la emaciación de los niños menores de 5 años, y abordar las necesidades de nutrición de las adolescentes, las mujeres embarazadas y lactantes y las personas de edad
Para 2030, duplicar la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos en pequeña escala, en particular las mujeres, los pueblos indígenas, los agricultores familiares, los pastores y los pescadores, entre otras cosas mediante un acceso seguro y equitativo a las tierras, a otros recursos de producción e insumos, conocimientos, servicios financieros, mercados y oportunidades para la generación de valor añadido y empleos no agrícolas
Para 2030, asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y la producción, contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas, fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos, las sequías, las inundaciones y otros desastres, y mejoren progresivamente la calidad del suelo y la tierra
Para 2020, mantener la diversidad genética de las semillas, las plantas cultivadas y los animales de granja y domesticados y sus especies silvestres conexas, entre otras cosas mediante una buena gestión y diversificación de los bancos de semillas y plantas a nivel nacional, regional e internacional, y promover el acceso a los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos y los conocimientos tradicionales y su distribución justa y equitativa, como se ha convenido internacionalmente
Aumentar las inversiones, incluso mediante una mayor cooperación internacional, en la infraestructura rural, la investigación agrícola y los servicios de extensión, el desarrollo tecnológico y los bancos de genes de plantas y ganado a fin de mejorar la capacidad de producción agrícola en los países en desarrollo, en particular en los países menos adelantados
Corregir y prevenir las restricciones y distorsiones comerciales en los mercados agropecuarios mundiales, entre otras cosas mediante la eliminación paralela de todas las formas de subvenciones a las exportaciones agrícolas y todas las medidas de exportación con efectos equivalentes, de conformidad con el mandato de la Ronda de Doha para el Desarrollo
Adoptar medidas para asegurar el buen funcionamiento de los mercados de productos básicos alimentarios y sus derivados y facilitar el acceso oportuno a información sobre los mercados, en particular sobre las reservas de alimentos, a fin de ayudar a limitar la extrema volatilidad de los precios de los alimentos
Objetivo 3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades
Para lograr el desarrollo sostenible es fundamental garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos a cualquier edad. Se han obtenido grandes progresos en relación con el aumento de la esperanza de vida y la reducción de algunas de las causas de muerte más comunes relacionadas con la mortalidad infantil y materna. Se han logrado grandes avances en cuanto al aumento del acceso al agua limpia y el saneamiento, la reducción de la malaria, la tuberculosis, la poliomielitis y la propagación del VIH/SIDA. Sin embargo, se necesitan muchas más iniciativas para erradicar por completo una amplia gama de enfermedades y hacer frente a numerosas y variadas cuestiones persistentes y emergentes relativas a la salud.
Datos y cifras
Salud infantil
Cada día 17 000 niños menos mueren que en 1990, pero más de seis millones de niños siguen muriendo antes de cumplir los cinco años cada año
Desde el año 2000, las vacunas contra el sarampión han evitado casi 15,6 millones de muertes
A pesar de los progresos mundiales determinados, una proporción creciente de las muertes infantiles se encuentran en África subsahariana y Asia meridional. Cuatro de cada cinco muertes de niños menores de cinco años se producen en estas regiones.
Los niños nacidos en la pobreza tienen casi el doble de probabilidades de morir antes de cumplir cinco años que los de familias más ricas.
Los hijos de madres con estudios, incluso las que solo tienen estudios primarios, tienen más probabilidades de sobrevivir que los niños de madres sin educación.
Salud materna
La muerte maternal cayó casi en un 50% desde 1990
En Asia Oriental, el norte de África y el sur de Asia, la mortalidad materna se ha reducido en alrededor de dos tercios
Pero la tasa de mortalidad materna – la proporción de madres que no sobreviven el parto en comparación con aquellos que lo hacen – en las regiones en desarrollo es aún 14 veces mayor que en las regiones desarrolladas
Más mujeres están recibiendo atención prenatal. En las regiones en desarrollo, la atención prenatal aumentó del 65 por ciento en 1990 al 83 por ciento en 2012
Sólo la mitad de las mujeres en las regiones en desarrollo reciben la cantidad recomendada de atención médica que necesitan
Menos adolescentes están teniendo niños en la mayoría de las regiones en desarrollo, pero los progresos se han ralentizado. El gran aumento en el uso de anticonceptivos en la década de 1990 no se dió en la década de 2000
La necesidad de la planificación familiar se esta usando lentamente por más mujeres, pero la demanda está aumentando a un ritmo rápido
El VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades
9,7 millones de personas estaban recibiendo medicamentos esenciales para el VIH en 2012
Nuevas infecciones de VIH siguen disminuyendo en la mayoría de las regiones
El número de nuevas infecciones de VIH por cada 100 adultos (15 a 49 años) se redujo en un 44 por ciento entre 2001 y 2012
Cada hora 50 mujeres jóvenes son infectadas con VIH
Y un conocimiento más completo de la transmisión del VIH sigue siendo bajo entre los jóvenes, junto con el uso del condón
Entre 2000 y 2012, la expansión sustancial de las intervenciones contra la malaria condujo a una disminución del 42 por ciento en las tasas de mortalidad de la malaria a nivel mundial
Entre 2000 y 2012, se evitaron 3,3 millones de muertes por malaria y se salvaron tres millones de niños
Gracias al aumento de la financiación, más niños están durmiendo bajo mosquiteros tratados con insecticida en el África subsahariana
El tratamiento de la tuberculosis ha ahorrado unos 22 millones de vidas entre 1995 y 2012
Metas del objetivo 3
Para 2030, reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos
Para 2030, poner fin a las muertes evitables de recién nacidos y de niños menores de 5 años, logrando que todos los países intenten reducir la mortalidad neonatal al menos hasta 12 por cada 1.000 nacidos vivos, y la mortalidad de niños menores de 5 años al menos hasta 25 por cada 1.000 nacidos vivos
Para 2030, poner fin a las epidemias del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles
Para 2030, reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles mediante la prevención y el tratamiento y promover la salud mental y el bienestar
Fortalecer la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas, incluido el uso indebido de estupefacientes y el consumo nocivo de alcohol
Para 2020, reducir a la mitad el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico en el mundo
Para 2030, garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación de la familia, información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales
Lograr la cobertura sanitaria universal, en particular la protección contra los riesgos financieros, el acceso a servicios de salud esenciales de calidad y el acceso a medicamentos y vacunas seguros, eficaces, asequibles y de calidad para todos
Para 2030, reducir sustancialmente el número de muertes y enfermedades producidas por productos químicos peligrosos y la contaminación del aire, el agua y el suelo
Fortalecer la aplicación del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco en todos los países, según proceda
Apoyar las actividades de investigación y desarrollo de vacunas y medicamentos para las enfermedades transmisibles y no transmisibles que afectan primordialmente a los países en desarrollo y facilitar el acceso a medicamentos y vacunas esenciales asequibles de conformidad con la Declaración de Doha relativa al Acuerdo sobre los ADPIC y la Salud Pública, en la que se afirma el derecho de los países en desarrollo a utilizar al máximo las disposiciones del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio en lo relativo a la flexibilidad para proteger la salud pública y, en particular, proporcionar acceso a los medicamentos para todos
Aumentar sustancialmente la financiación de la salud y la contratación, el desarrollo, la capacitación y la retención del personal sanitario en los países en desarrollo, especialmente en los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo
Reforzar la capacidad de todos los países, en particular los países en desarrollo, en materia de alerta temprana, reducción de riesgos y gestión de los riesgos para la salud nacional y mundial
Objetivo 4: Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos
La consecución de una educación de calidad es la base para mejorar la vida de las personas y el desarrollo sostenible. Se han producido importantes avances con relación a la mejora en el acceso a la educación a todos los niveles y el incremento en las tasas de escolarización en las escuelas, sobre todo en el caso de las mujeres y las niñas. Se ha incrementado en gran medida el nivel mínimo de alfabetización, si bien es necesario redoblar los esfuerzos para conseguir mayores avances en la consecución de los objetivos de la educación universal. Por ejemplo, se ha conseguido la igualdad entre niñas y niños en la educación primaria en el mundo, pero pocos países han conseguido ese objetivo a todos los niveles educativos.
Datos y cifras
La matrícula en la educación primaria en los países en desarrollo ha alcanzado el 90%, pero 58 millones de niños siguen sin escolarizar
Más de la mitad de los niños que no se han inscrito en la escuela viven en el África subsahariana
Se calcula que el 50% de los niños en edad de asistir a la escuela primaria que no asisten a la escuela vive en zonas afectadas por los conflictos.
En el mundo, 781 millones de adultos y 126 millones de jóvenes no tienen un nivel mínimo de alfabetización, y más del 60% son mujeres.
Objetivo 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas
Si bien se han producido avances a nivel mundial con relación a la igualdad entre los géneros a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (incluida la igualdad de acceso entre niñas y niños a la enseñanza primaria), las mujeres y las niñas siguen sufriendo discriminación y violencia en todos los lugares del mundo.
La igualdad entre los géneros no es solo un derecho humano fundamental, sino la base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible.
Si se facilita a las mujeres y niñas igualdad en el acceso a la educación, atención médica, un trabajo decente y representación en los procesos de adopción de decisiones políticas y económicas, se impulsarán las economías sostenibles y se beneficiará a las sociedades y a la humanidad en su conjunto.
Datos y cifras
En 1990, en Asia Meridional tan solo había 74 niñas matriculadas en la escuela primaria por cada 100 niños varones. En 2012, las tasas de matriculación eran iguales para niñas y niños
En África Subsahariana, Oceanía y Asia Occidental, las niñas aún se enfrentan a obstáculos para ingresar en la escuela primaria y secundaria.
En el Norte de África las mujeres ocupan menos de 1 de cada 5 empleos remunerados en el sector no agrícola.
En 46 países, las mujeres ocupan más del 30% de los escaños en los parlamentos nacionales al menos en una de las cámaras.
Objetivo 6: Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos
El agua libre de impurezas y accesible para todos es parte esencial del mundo en que queremos vivir. Hay suficiente agua dulce en el planeta para lograr este sueño.
La escasez de recursos hídricos, la mala calidad del agua y el saneamiento inadecuado influyen negativamente en la seguridad alimentaria , las opciones de medios de subsistencia y las oportunidades de educación para las familias pobres en todo el mundo. La sequía afecta a algunos de los países más pobres del mundo, recrudece el hambre y la desnutrición.
Para 2050, al menos una de cada cuatro personas probablemente viva en un país afectado por escasez crónica y reiterada de agua dulce.
Datos y cifras
1.700 millones de personas han conseguido el acceso al agua potable libre de impurezas desde 1990. Pero, todavía 884 millones de personas en todo el mundo todavía no tienen acceso a él.
2.600 millones de personas carecen de acceso a servicios de saneamiento básicos, como retretes o letrinas.
Cada día, un promedio de 5.000 niños mueren a causa de enfermedades evitables causadas por el agua y el saneamiento.
La energía hidráulica es la fuente de energía renovable más importante y de más amplio uso y representa el 19% de la producción total de electricidad en todo el mundo.
Aproximadamente 70% de toda el agua disponible se utiliza para el regadío.
Las inundaciones representan 15% del total de muertos causados por los desastres naturales.
Objetivo 7: Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos
La energía es central para casi todos los grandes desafíos y oportunidades a los que hace frente el mundo actualmente. Ya sea para los empleos, la seguridad, el cambio climático, la producción de alimentos o para aumentar los ingresos, el acceso a la energía para todos es esencial.
La energía sostenible es una oportunidad – que transforma vidas, economías y el planeta.
El Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon está a la cabeza de la iniciativa Energía sostenible para todos para asegurar el acceso universal a los servicios de energía modernos, mejorar el rendimiento y aumentar el uso de fuentes renovables.
Datos y cifras
Una de cada cinco personas todavía no tiene acceso a la electricidad moderna
3 millones de personas dependen de la biomasa tradicional, como la madera y los residuos de plantas animales, para cocinar y para la calefacción.
La energía predomina entre los contribuyentes al cambio climático, y representa alrededor del 60% del total de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial.
La reducción de la intensidad de las emisiones de carbono de la energía, es un objetivo a largo plazo relacionado con el clima.
Objetivo 8: Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos
Aproximadamente la mitad de la población mundial todavía vive con el equivalente a unos 2 dólares de los Estados Unidos diarios, y en muchos lugares el hecho de tener un empleo no garantiza la capacidad para escapar de la pobreza. Debemos reflexionar sobre este progreso lento y desigual, y revisar nuestras políticas económicas y sociales destinadas a erradicar la pobreza.
La continua falta de oportunidades de trabajo decente, la insuficiente inversión y el bajo consumo producen una erosión del contrato social básico subyacente en las sociedades democráticas: el derecho de todos a compartir el progreso. La creación de empleos de calidad seguirá constituyendo un gran desafío para casi todas las economías más allá de 2015.
Para conseguir el desarrollo económico sostenible, las sociedades deberán crear las condiciones necesarias para que las personas accedan a empleos de calidad, estimulando la economía sin dañar el medio ambiente. También tendrá que haber oportunidades laborales para toda la población en edad de trabajar, con condiciones de trabajo decentes.
Datos y cifras
El desempleo mundial aumentó de 170 millones en 2007 a casi 202 millones en 2012, de los cuales alrededor de 75 millones son mujeres y hombres jóvenes.
Casi 900 millones de trabajadores –1 de cada 3– vive por debajo del umbral de pobreza, con menos de 2 dólares de los Estados Unidos, y solo será posible erradicar la pobreza a través de empleos estables y bien remunerados.
Se necesitan 470 millones de empleos a nivel mundial para las personas que se incorporarán al mercado laboral entre 2016 y 2030.
Objetivo 9: Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sotenible y fomentar la innovación
Las inversiones en infraestructura (transporte, riego, energía y tecnología de la información y las comunicaciones) son fundamentales para lograr el desarrollo sostenible y empoderar a las comunidades en numerosos países. Desde hace tiempo se reconoce que, para conseguir un incremento de la productividad y de los ingresos y mejoras en los resultados sanitarios y educativos, se necesitan inversiones en infraestructura.
El ritmo de crecimiento y urbanización también está generando la necesidad de contar con nuevas inversiones en infraestructuras sostenibles que permitirán a las ciudades ser más resistentes al cambio climático e impulsar el crecimiento económico y la estabilidad social.
Además de la financiación gubernamental y la asistencia oficial para el desarrollo, se está promoviendo la financiación del sector privado para los países que necesitan apoyo financiero, tecnológico y técnico.
Objetivo 10: Reducir la desigualdad en y entre los países
La comunidad internacional ha logrado grandes avances sacando a las personas de la pobreza. Las naciones más vulnerables –los países menos adelantados, los países en desarrollo sin litoral y los pequeños Estados insulares en desarrollo– continúan avanzando en el ámbito de la reducción de la pobreza. Sin embargo, siguen existiendo desigualdades y grandes disparidades en el acceso a los servicios sanitarios y educativos y a otros bienes productivos.
Además, a pesar de que la desigualdad de los ingresos entre países ha podido reducirse, dentro de los propios países ha aumentado la desigualdad. Existe un consenso cada vez mayor de que el crecimiento económico no es suficiente para reducir la pobreza si este no es inclusivo ni tiene en cuenta las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental.
Con el fin de reducir la desigualdad, se ha recomendado la aplicación de políticas universales que presten también especial atención a las necesidades de las poblaciones desfavorecidas y marginadas.
Datos y cifras
En promedio –y teniendo en cuenta el tamaño de la población– la desigualdad de los ingresos aumentó un 11% en los países en desarrollo entre 1990 y 2010.
La gran mayoría de los hogares en los países en desarrollo –más del 75% de la población– se encuentran hoy en día en sociedades donde los ingresos se distribuyen de manera mucho más desigual que en la década de 1990.
Los hechos demuestran que, por encima de un determinado umbral, la desigualdad perjudica al crecimiento y la reducción de la pobreza, a la calidad de las relaciones en los ámbitos público y político de la vida, y al sentimiento de realización y autoestima de las personas.
No hay nada que sea inevitable en cuanto al incremento de la desigualdad de los ingresos; varios países han logrado contener o reducir la desigualdad de los ingresos, consiguiendo al mismo tiempo un fuerte crecimiento.
Si no se toman en consideración los vínculos inextricables entre la desigualdad de los ingresos y la desigualdad de oportunidades, no se podrá hacer frente a la desigualdad de manera eficaz.
En una encuesta mundial llevada a cabo por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, encargados de la formulación de políticas de todo el mundo reconocieron que por lo general las desigualdades en sus países son elevadas y pueden constituir una amenaza para el desarrollo social y económico a largo plazo.
Las pruebas obtenidas en los países en desarrollo muestran que los niños pertenecientes al quintil más pobre siguen teniendo hasta 3 veces más probabilidades de morir antes de cumplir los 5 años que aquellos de los quintiles más ricos.
Se ha ampliado considerablemente la protección social a nivel mundial, pero las personas con discapacidad son cinco veces más propensas que la media a contraer gastos en salud catastróficos.
A pesar de la disminución general de la mortalidad materna en la mayoría de los países en desarrollo, las mujeres en las zonas rurales siguen teniendo hasta tres veces más probabilidades de morir durante el parto que las mujeres de los centros urbanos.
Objetivo 11: Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles
Las ciudades son hervideros de ideas, comercio, cultura, ciencia, productividad, desarrollo social y mucho más. En el mejor de los casos, las ciudades han permitido a las personas progresar social y económicamente.
Ahora bien, son muchos los problemas que existen para mantener ciudades de manera que se sigan creando empleos y prosperidad sin ejercer presión sobre la tierra y los recursos. Los problemas comunes de las ciudades son la congestión, la falta de fondos para prestar servicios básicos, la escasez de vivienda adecuada y el deterioro de la infraestructura.
Los problemas que enfrentan las ciudades se pueden vencer de manera que les permita seguir prosperando y creciendo, y al mismo tiempo aprovechar mejor los recursos y reducir la contaminación y la pobreza. El futuro que queremos incluye a ciudades de oportunidades, con acceso a servicios básicos, energía, vivienda, transporte y más facilidades para todos.
Datos y cifras
La mitad de la humanidad, 3,500 millones de personas, vive hoy día en las ciudades.
Para 2030, casi 60% de la población mundial vivirán en zonas urbanas.
Un 95% de la expansión urbana en los próximos decenios se producirá en el mundo en desarrollo.
828 millones de personas viven en barrios marginales y el número sigue aumentando.
Las ciudades del mundo ocupan apenas el 2% del planeta, pero representan entre 60 y 80% del consumo de energía y 75% de las emisiones de carbono.
La rápida urbanización está ejerciendo presión sobre el abastecimiento de agua dulce, las aguas residuales, los medios de vida y la salud pública.
Pero la densidad relativamente alta de las ciudades pueden lograr un aumento de la eficiencia y la innovación tecnológica y al mismo tiempo reducir el consumo de recursos y de energía.
Objetivo 12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles
El consumo y la producción sostenibles consisten en fomentar el uso eficiente de los recursos y la eficiencia energética, infraestructuras sostenibles y facilitar el acceso a los servicios básicos, empleos ecológicos y decentes, y una mejor calidad de vida para todos. Su aplicación ayuda a lograr los planes generales de desarrollo, reducir los futuros costos económicos, ambientales y sociales, aumentar la competitividad económica y reducir la pobreza.
El objetivo del consumo y la producción sostenibles es hacer más y mejores cosas con menos recursos, incrementando las ganancias netas de bienestar de las actividades económicas mediante la reducción de la utilización de los recursos, la degradación y la contaminación durante todo el ciclo de vida, logrando al mismo tiempo una mejor calidad de vida. En ese proceso participan distintos interesados, entre ellos empresas, consumidores, encargados de la formulación de políticas, investigadores, científicos, minoristas, medios de comunicación y organismos de cooperación para el desarrollo.
También es necesario adoptar un enfoque sistémico y lograr la cooperación entre los participantes de la cadena de suministro, desde el productor hasta el consumidor final. Consiste en involucrar a los consumidores mediante la sensibilización y la educación sobre el consumo y los modos de vida sostenibles, facilitándoles información adecuada a través de normas y etiquetas, y participando en la contratación pública sostenible, entre otros.
Datos y cifras
Se calcula que cada año alrededor de una tercera parte de todos los alimentos producidos –el equivalente a 1.300 millones de toneladas valoradas en 1 billón de dólares aproximadamente– acaba pudriéndose en los cubos de la basura de los consumidores y los minoristas, o bien se estropea debido al transporte y los métodos de recolección deficientes.
Si la población mundial empezara a utilizar bombillas de bajo consumo, se ahorrarían 120.000 millones de dólares de los Estados Unidos anuales a nivel mundial.
Si la población mundial llega a los 9.600 millones para 2050, harían falta casi 3 planetas para proporcionar los recursos naturales necesarios para mantener los modos de vida actuales.
Objetivo 13: Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos
El cambio climático afecta a todos los países en todos los continentes. Tiene un impacto negativo en la economía nacional y en la vida de las personas, de las comunidades y de los países. En un futuro las consecuencias serán todavía peores.
Las personas viven en su propia piel las consecuencias del cambio climático, que incluyen cambios en los patrones climáticos, el aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos más extremos. Las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por las actividades humanas hacen que esta amenaza aumente. De hecho, las emisiones nunca habían sido tan altas. Si no actuamos, la temperatura media de la superficie del mundo podría aumentar unos 3 grados centígrados este siglo y en algunas zonas del planeta podría ser todavía peor. Las personas más pobres y vulnerables serán los más perjudicados.
Tenemos a nuestro alcance soluciones viables para que los países puedan tener una actividad económica más sostenible y más respetuosa con el medio ambiente.
El cambio de actitudes se acelera a medida que más personas están recurriendo a la energía renovable y a otras soluciones para reducir las emisiones. Pero el cambio climático es un reto global que no respeta las fronteras nacionales. Las emisiones en un punto del planeta afectan a otros lugares lejanos. Es un problema que requiere que la comunidad internacional trabaje de forma coordinada y precisa de la cooperación internacional para que los países en desarrollo avancen hacia una economía baja en carbono. Los países están trabajando para adoptar un acuerdo global en París este mes de diciembre con el objetivo de luchar contra el cambio climático.
Datos y cifras
Gracias al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático sabemos lo siguiente:
Entre 1880 y 2012, la temperatura media mundial aumentó 0,85 grados centígrados.. Esto quiere decir que por cada grado que aumenta la temperatura, la producción de cereales se reduce un 5% aproximadamente. Se ha producido una reducción significativa en la producción de maíz, trigo y otros cultivos importantes, de 40 megatones anuales a nivel mundial entre 1981 y 2002 debido a un clima más cálido.
Los océanos se han calentado, la cantidad de nieve y de hielo ha disminuido, y ha subido el nivel del mar. Entre 1901 y 2010, el nivel medio del mar en el mundo aumentó 19 cm, pues los océanos se expandieron debido al calentamiento y al deshielo. La extensión del hielo marino del Ártico se ha reducido en los últimos decenios desde 1979, con una pérdida de hielo de 1,07 millones de km2 cada decenio.
Dada la actual concentración y las continuas emisiones de gases de efecto invernadero, es probable que a finales de siglo el incremento de la temperatura mundial supere los 1,5 grados centígrados en comparación con el período comprendido entre 1850 y 1900 en todos los escenarios menos en uno. Los océanos del mundo seguirán calentándose y continuará el deshielo. Se prevé una elevación media del nivel del mar de entre 24 y 30 cm para 2065 y entre 40 y 63 cm para 2100. La mayor parte de las cuestiones relacionadas con el cambio climático persistirán durante muchos siglos, a pesar de que se frenen las emisiones.
Las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) han aumentado casi un 50% desde 1990.
Entre 2000 y 2010 se produjo un incremento de las emisiones mayor que en las tres décadas anteriores.
Si se adopta una amplia gama de medidas tecnológicas y cambios en el comportamiento, aún es posible limitar el aumento de la temperatura media mundial a 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
Gracias a los grandes cambios institucionales y tecnológicos se dispondrá de una oportunidad mayor que nunca para que el calentamiento del planeta no supere este umbral.
Objetivo 14: Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible
Los océanos del mundo – su temperatura, química, corrientes y vida – mueven sistemas mundiales que hacen que la Tierra sea habitable para la humanidad.
Nuestras precipitaciones, el agua potable, el clima, el tiempo, las costas, gran parte de nuestros alimentos e incluso el oxígeno del aire que respiramos provienen, en última instancia del mar y son regulados por este. Históricamente, los océanos y los mares han sido cauces vitales del comercio y el transporte.
La gestión prudente de este recurso mundial esencial es una característica clave del futuro sostenible.
Datos y cifras
Los océanos ocupan tres cuartas partes de la superficie de la Tierra, contienen 97% del agua de la Tierra y representan el 99% del espacio vital del planeta por volumen.
Más de tres mil millones de personas dependen de la diversidad biológica marina y costera para sus medios de vida.
A nivel mundial, el valor de mercado de los recursos marinos y costeros y las industrias correspondientes se calcula en 3 mil billones anuales o cerca del 5% del PIB mundial.
Los océanos contienen cerca de 200.000 especies identificadas, pero las cifras reales pueden ser del orden de millones.
Los océanos absorben aproximadamente el 30 por ciento del dióxido de carbono producido por los seres humanos, reduciendo así el impacto del calentamiento global
Los océanos constituyen la mayor fuente de proteínas del mundo, ya que más de 2.600 millones de personas dependen de los océanos como fuente primaria de proteína.
La pesca marina directa o indirectamente emplea a más de 200 millones de personas.
Los subsidios para la pesca contribuyen a la rápida desaparición de muchas especies de peces y minan los esfuerzos por salvar la pesca mundial, y por este motivo la industria deja de ingresar unos 50 mil millones anuales.
Se considera que hasta un 40% de los océanos del mundo se ven sumamente afectados por las actividades humanas, lo que incluye la contaminación, el agotamiento de los recursos pesqueros, la pérdida de hábitats costeros.
Objetivo 15: Promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y frenar la pérdida de la diversidad biológica
El 30% de la superficie terrestre está cubierta por bosques y estos, además de proporcionar seguridad alimentaria y refugio, son fundamentales para combatir el cambio climático, pues protegen la diversidad biológica y las viviendas de la población indígena. Cada año desaparecen 13 millones de hectáreas de bosque y la degradación persistente de las zonas áridas ha provocado la desertificación de 3.600 millones de hectáreas.
La deforestación y la desertificación –provocadas por las actividades humanas y el cambio climático– suponen grandes retos para el desarrollo sostenible y han afectado a las vidas y los medios de vida de millones de personas en la lucha contra la pobreza. Se están poniendo en marcha medidas destinadas a la gestión forestal y la lucha contra la desertificación.
Datos y cifras
Los bosques
Los bosques son el medio de vida de alrededor de 1.600 millones de personas, incluidas más de 2.000 culturas indígenas.
En los bosques habita más del 80% de las especies terrestres de animales, plantas e insectos.
La desertificación
De la agricultura dependen directamente 2.600 millones de personas, pero el 52% de la tierra empleada para la agricultura se ha visto moderada o gravemente afectada por la degradación del suelo.
La degradación de la tierra afecta a 1.500 millones de personas en todo el mundo.
Se calcula que la pérdida de tierra cultivable ha ascendido a entre 30 y 35 veces la tasa histórica.
Cada año se pierden 12 millones de hectáreas (23 hectáreas por minuto) como consecuencia de la sequía y la desertificación, en las que podrían cultivarse 20 millones de toneladas de cereales.
El 74% de los pobres se ven directamente afectados por la degradación de la tierra a nivel mundial.
La diversidad biológica
De las 8.300 razas animales que se conocen, el 8% está compuesto por especies extinguidas y el 22% por especies en peligro de extinción.
De las más de 80.000 especies forestales, menos del 1% se han estudiado para su posible uso.
El pescado proporciona el 20% de las proteínas de origen animal a 3.000 millones de personas aproximadamente. Tan solo 10 especies representan en torno al 30% de la pesca de captura marina y 10 especies constituyen alrededor del 50% de la producción acuícola.
Más del 80% de la alimentación humana se compone de plantas. Solo 5 cultivos de cereales proporcionan el 60% de la ingestión de energía.
Los microorganismos y los invertebrados son fundamentales para los servicios de los ecosistemas, pero aún no se sabe exactamente cuáles son ni se reconocen sus contribuciones.
Objetivo 16: Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles
En la Conferencia Río+20 celebrada en 2012, los países reiteraron la importancia de incluir la libertad, la paz y la seguridad y el respeto de los derechos humanos en el nuevo marco de desarrollo, que se basará en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y pusieron de relieve que para alcanzar el desarrollo sostenible se necesitan sociedades justas y democráticas.
El objetivo 16 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos se centra en la promoción de sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, la provisión de acceso a la justicia para todos y la construcción de instituciones responsables y eficaces a todos los niveles.
También se tiene el objetivo de conseguir lo siguiente:
Reducir de forma significativa todas las formas de violencia y las tasas de mortalidad conexas en todo el mundo.
Erradicar el abuso, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños.
Promover el estado de derecho a nivel nacional e internacional y garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a la justicia para todos.
Reducir significativamente las corrientes financieras y el tráfico de armas ilícitos, impulsar la recuperación y la devolución de los activos robados y combatir todas las formas de delincuencia organizada antes de 2030.
Reducir considerablemente la corrupción y el soborno en todas sus formas.
Desarrollar instituciones eficaces, responsables y transparentes a todos los niveles.
Garantizar la adopción de decisiones sensible, inclusiva, participativa y representativa a todos los niveles.
Ampliar y fortalecer la participación de los países en desarrollo en las instituciones de gobernanza mundial.
Proporcionar personalidad jurídica para todos, incluyendo el registro de nacimiento, para 2030.
Garantizar el acceso público a la información y proteger las libertades fundamentales, de conformidad con la legislación nacional y los acuerdos internacionales.
Fortalecer las instituciones nacionales pertinentes, mediante la cooperación internacional entre otros elementos, para desarrollar las capacidades a todos los niveles, especialmente en los países en desarrollo, con el fin de prevenir la violencia y combatir el terrorismo y el crimen.
Promover y ejecutar leyes y políticas no discriminatorias para el desarrollo sostenible.
Objetivo 17: Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible
Para que una agenda de desarrollo sostenible sea eficaz son necesarias las alianzas entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil. Estas alianzas se construyen sobre la base de principios y valores, una visión compartida y objetivos comunes que priorizan a las personas y al planeta, y son necesarias a nivel mundial, regional, nacional y local.
En su informe El camino hacia la dignidad para 2030, el Secretario General Ban Ki-moon indicó que solo se alcanzarán estos objetivos si la agenda tiene la capacidad de inspirar y movilizar a los actores clave, formar nuevas alianzas y unir a los ciudadanos del mundo.
«Para ello, necesitaremos una agenda que refleje las experiencias y las necesidades de la población, que pueda ser entendida y adoptada. La agenda y los objetivos también deben recibirse a nivel de los países de manera que se garantice la transición de los Objetivos de Desarrollo del Milenio a la agenda de desarrollo sostenible, más amplia y transformadora, de modo de convertirse en parte integrante de las visiones y los planes nacionales y regionales»
Debe establecerse una asociación mundial revitalizada para el desarrollo sostenible sobre las bases acordadas en la Declaración del Milenio, en el proceso internacional de financiación para el desarrollo emprendido en Monterrey en 2002 y en el proceso de desarrollo sostenible iniciado en Johannesburgo en 2002.
Es necesario adoptar medidas urgentes para movilizar, reorientar y aprovechar billones de dólares de recursos privados para generar transformaciones a fin de alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible. Se necesitan inversiones a largo plazo, por ejemplo la inversión extranjera directa, en sectores fundamentales, en particular en los países en desarrollo. Entre esos sectores figuran la energía sostenible, infraestructura y transporte, y tecnologías de la información y las comunicaciones. El sector público deberá establecer una orientación clara al respecto. Deben reformularse los marcos de examen y vigilancia del cumplimiento, los reglamentos y las estructuras de incentivos que facilitan esas inversiones a fin de atraer inversiones y fortalecer el desarrollo sostenible. También deben fortalecerse los mecanismos nacionales de vigilancia, en particular, las instituciones superiores de auditoría y la función de fiscalización que corresponde al poder legislativo
Financiación
Los recursos económicos, públicos y privados, nacionales e internacionales, serán clave para impulsar la nueva agenda de desarrollo sostenible y para luchar contra el cambio climático. La tercera Conferencia internacional para la financiación del Desarrollo celebrada en Addis Ababa en julio de 2015 jugará un papel determinante en el diseño de nuevos mecanismos capaces de atraer los recursos necesarios.
La asistencia oficial para el desarrollo (AOD) y otros fondos internacionales de carácter público seguirán desempeñando una función central y catalizadora, especialmente en los países vulnerables, al igual que un enfoque estratégico y el progreso sistemático en su utilización. Los Estados Miembros deben cumplir sus compromisos puntualmente y en su totalidad. La AOD debe servir tanto para financiar las actividades que hayan quedado pendientes en relación con los Objetivos de Desarrollo del Milenio como para afrontar la transición a la nueva agenda para el desarrollo sostenible. Cabe destacar que en el debate actual sobre la modernización de la AOD es importante que la financiación de esa asistencia sea más eficaz, esté mejor dirigida a ciertos objetivos y aproveche otros recursos, lo que significa que debe hacerse un mayor hincapié en los países menos adelantados, los países en desarrollo sin litoral, los pequeños Estados insulares en desarrollo, y los países que se encuentran en una situación vulnerable.
La responsabilidad de reunir los ingresos públicos necesarios para asegurar las funciones económicas y sociales básicas, por ejemplo para garantizar un nivel mínimo de protección social y poner fin a la exclusión recae principalmente en cada gobierno nacional. Las leyes y políticas nacionales deben prever que se destinen puntualmente los recursos suficientes para alcanzar estos fines, en tanto que las instituciones públicas de ben actuar en pro del interés público, lo que incluye la adopción de políticas racionales desde el punto de vista ecológico y social, la promoción de los derechos humanos, las instituciones sólidas y el estado de derecho. Las iniciativas nacionales deben ir acompañadas, sin embargo, de un entorno internacional propicio.
Es necesario adoptar medidas urgentes para movilizar, reorientar y aprovechar billones de dólares de recursos privados para generar transformaciones a fin de alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible. Se necesitan inversiones a largo plazo, por ejemplo la inversión extranjera directa, en sectores fundamentales, en particular en los países en desarrollo.
Tecnología
Tecnología, ciencia e innovación para un futuro sostenible
Las nuevas tecnologías están creando nuevas posibilidades para alcanzar el desarrollo sostenible. Las soluciones que puedan generar y los niveles de acceso que faciliten serán fundamentales para nuestra visión del mundo para después de 2015.
Sin embargo, el acceso a tecnologías vitales y ecológicamente racionales hoy está repartido de forma desigual, tanto en cada país como entre un país y otro, y los pobres y muchos países en desarrollo se ven básicamente privados de acceso a ellas. Se asignan grandes cantidades de recursos públicos a presupuestos militares, pero se gasta relativamente menos en actividades para la investigación y desarrollo de bienes públicos. Las investigaciones que se llevan a cabo en el sector privado a menudo se subvencionan con fondos públicos, lo que a veces hace que la sociedad no pueda sufragar sus resultados ni beneficiarse con ellos, habida cuenta de que las licencias y patentes se han concedido en condiciones que les resultan desventajosas. Por otra parte, con frecuencia se otorgan subvenciones destinadas a innovaciones que no están en armonía con la promoción de modalidades de consumo y producción sostenibles. Además, todavía falta mucho para alcanzar el nivel necesario de participación de las mujeres y las niñas en la esfera de la ciencia, la tecnología (en particular las tecnologías de la información y las comunicaciones), la ingeniería y las matemáticas, para el mundo del siglo XXI.
Los países en desarrollo, y en particular los países menos adelantados, necesitarán apoyo para poder beneficiarse de un mejor acceso a esas tecnologías, y, en última instancia, ampliar la innovación interna y desarrollar sus propias soluciones tecnológicas.
Desde el punto de vista histórico, los avances tecnológicos a menudo han sido la consecuencia de iniciativas de múltiples interesados, motivadas por la búsqueda de soluciones. Alcanzar nuestros objetivos de desarrollo sostenible requerirá la formación de alianzas tecnológicas entre una variedad de agentes, con la finalidad de lograr soluciones.
Acción por el clima y la agenda de desarrollo sostenible requieren establecer modalidades eficaces para la cooperación entre múltiples interesados y la distribución de los gastos de investigación, desarrollo, demostración y difusión de nuevas tecnologías entre el sector público y el privado, la sociedad civil, las entidades filantrópicas, y otros sectores, además de la inclusión del conocimiento indígena.
Instituciones
Invertir en la capacidad para el desarrollo sostenible
Para alcanzar nuestros objetivos, es necesario que los países los integren en la planificación, las políticas, los presupuestos, los ordenamientos jurídicos y las instituciones nacionales. Para ello será necesario integrar instituciones eficaces y recursos humanos que cuenten con los conocimientos y la capacidad necesarios para alcanzar el desarrollo sostenible. Los gobiernos, en consulta con todas las partes interesadas, y en consonancia con las prioridades nacionales, tendrán que revisar las estrategias y políticas nacionales con el fin de apoyar los avances hacia la consecución de esos objetivos.
Esas estrategias también tendrán que revisarse y aplicarse a nivel local, con la plena participación de las autoridades locales. En muchos casos, las autoridades subnacionales y locales, como los alcaldes, ya lideran iniciativas orientadas al desarrollo sostenible. En muchos casos será necesario fortalecer la capacidad institucional y humana para lograr una aplicación y supervisión eficaces, lo que incluye el fortalecimiento de la capacidad para evaluar necesidades, reunir datos y formular respuestas en todos los sectores e instituciones.
Las instituciones del poder ejecutivo, los parlamentos y la judicatura necesitarán tener la capacidad para cumplir sus funciones al respecto. Las instituciones de la sociedad civil también deben tener la capacidad de desempeñar con independencia su papel, que es fundamental.
Los países en desarrollo necesitarán apoyo para crear la capacidad. La necesidad de los países menos adelantados y los países que acaban de salir de un conflicto será especialmente urgente. Con ese fin, las Naciones Unidas están procurando revitalizar y mejorar su función en lo que respecta al desarrollo de la capacidad. También en este caso debemos ser más ambiciosos, especialmente en el mediano plazo, y no solo las Naciones Unidas, sino todos los asociados en el proceso
Evaluación
Evaluación de la nueva dinámica
Los progresos que se alcancen en materia de desarrollo sostenible dependerán del dinamismo de las economías y de que el crecimiento sea incluyente de modo que acompañe el ritmo de aumento de la población y la mayor esperanza de vida, y genere empleo, sueldos y fondos para los programas sociales. Pero para que nuestras economías sean incluyentes y sostenibles, nuestra comprensión del rendimiento económico y nuestro sistema de indicadores para medirlo también deben ser más amplios, profundos y precisos.
Necesitamos reexaminar cómo deberíamos registrar las modalidades de producción y consumo sostenibles en las cuentas nacionales. Las modalidades que no distinguen entre actividades perjudiciales para el medio ambiente, por un lado, y bienes sociales, por el otro, que no tienen en cuenta la equidad ni la distribución de los costos y beneficios, y que no tienen en cuenta los efectos sobre las generaciones futuras, no nos ayudarán a avanzar hacia un futuro sostenible.
Los Estados Miembros han reconocido la importancia de aprovechar las iniciativas existentes para elaborar modalidades para medir los progresos sobre el desarrollo sostenible que exceden el producto interno bruto. Así, la labor relativa a elaboración de esas modalidades para medir los progresos, que excedan el PIB, debe recibir la atención dedicada de las Naciones Unidas, las instituciones financieras internacionales, la comunidad científica y las instituciones públicas. Estos criterios deben centrarse claramente en la medición del progreso social, el bienestar, la justicia, la seguridad, la igualdad y la sostenibilidad. Las mediciones de la pobreza deben reflejar su carácter multidimensional.
Necesitamos objetivos mensurables e indicadores rigurosos desde el punto de vista técnico. También en este caso, los Estados Miembros han hecho avanzar el proceso considerablemente, proponiendo una serie de metas, que tienen un fuerte efecto integrador y representan un gran progreso en lo que respecta a definir la sustancia de nuestros objetivos.
Vigilancia
Vigilancia, evaluación y presentación de informes
El Secretario General, en su informe, dice:
«Si queremos tener éxito, la nueva agenda debe pasar a ser parte del contrato que celebren las personas, incluida la sociedad civil y las empresas responsables, y sus gobiernos, tanto a nivel nacional como local. Los parlamentos deben ser más fuertes, profundizar los regímenes democráticos y cumplir los mandatos de vigilancia establecidos en las constituciones. Todas las empresas deben pagar sus impuestos y respetar las normas laborales, los derechos humanos y el medio ambiente. Los agentes de la sociedad civil, empoderados, deben, adoptando medidas y realizando actividades de promoción, unirse a la causa y contribuir a un futuro sostenible, equitativo y próspero.»
«Ahora tenemos que adoptar una cultura de responsabilidad compartida, basada en normas universales acordadas, compromisos mundiales, normas y datos compartidos, medidas colectivas y parámetros que faciliten el progreso. El nuevo paradigma de rendición de cuentas que deseamos establecer no se basa en la condicionalidad, ni en la rendición de cuentas en el marco Norte-Sur, ni Sur-Norte, sino que es más bien un paradigma de todos los agentes— gobiernos, instituciones internacionales, agentes del sector privado y organizaciones de la sociedad civil— y, en todos los países, de la propia gente. Esta es la verdadera prueba para saber si se ha alcanzado un desarrollo centrado en las personas, que tiene en cuenta el planeta»
Quienes participaron en las consultas de las Naciones Unidas han puesto de relieve la necesidad de que se lleve a cabo un proceso voluntario, dirigido por los Estados, que sea participativo, esté basado en datos y estructurado en múltiples niveles, a fin de hacer un seguimiento de los avances que se logren. Estos procesos de revisión podrían incluir un componente regional para el examen por homólogos, adaptado a las necesidades regionales y subregionales, y llevado a cabo por los mecanismos existentes en un proceso participativo, de múltiples interesados, para analizar los informes nacionales, detectar tendencias, obstáculos, puntos en común, las mejores prácticas y las enseñanza s adquiridas a nivel regional, y para generar soluciones y prestar apoyo mutuo.
Datos y cifras
En 2013 la asistencia oficial para el desarrollo ascendió a 134.800 millones de dólares de los Estados Unidos, el nivel más alto registrado hasta la fecha.
El 80% de las importaciones procedentes de países en desarrollo llega a los países desarrollados libre de derechos.
La carga de la deuda en los países en desarrollo se mantiene estable, en torno al 3% de los ingresos de la exportación.
La cifra de usuarios de Internet en África casi se ha duplicado durante los últimos cuatro años.
El 30% de los jóvenes de todo el mundo son nativos digitales, y han estado activos en la red durante al menos 5 años.
Sin embargo, hay más de 4.000 millones de personas que no utilizan Internet, el 90% de ellas en el mundo en desarrollo.
Un.org. 23/09(15

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