Han pasado ciento veinte años
desde que, en 1895, Alfred Nobel firmara su testamento por el cual donaba la
mayor parte de su fortuna a una serie de premios, los Premios Nobel. Cómo el
propio Alfred Nobel dejo escrito, una parte se dedicaba a “la persona que haya
hecho el mayor o el mejor trabajo por la fraternidad entre las naciones, la
abolición o reducción de los ejércitos y la celebración y promoción de
congresos por la paz”.
El pasado día nueve de octubre,
el Premio Nobel de la Paz, que lleva otorgándose desde 1901, ha recaído sobre
el “Tunisian National Dialogue Quartet” o Cuarteto de Diálogo Nacional de
Túnez, por su “decisiva contribución a la construcción de una democracia
pluralista” en Túnez a raíz de la Revolución de los Jazmines el pasado 2011. El
Cuarteto, formado en 2013 cuando los asesinatos políticos y el malestar social
generalizado estuvieron a punto de derrumbar el proceso democrático y de
provocar una guerra civil, estableció una alternativa, un proceso político
pacífico que permitiría a Túnez formar un gobierno constitucional que
garantizara los derechos de toda la población.
Estos derechos, independientes
del género, las convicciones políticas o religiosas de cada persona, y sus
bases, se han sentado gracias a la asociación de cuatro organizaciones clave de
la sociedad civil Tunecina: “La Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT, Union
Générale Tunisienne du Travail), la Confederación Tunecina de Industria,
Comercio y Artesanía (UTICA, Union Tunisienne de l’Industrie, du Commerce et de
l’Artisanat), la Liga Tunecina de Derechos Humanos (LTDH, La Ligue Tunisienne
pour la Défense des Droits de l’Homme), y la Orden de Abogados de Túnez (Ordre
National des Avocats de Tunisie).
Estas cuatro organizaciones,
representantes de diferentes sectores y valores de la sociedad de Túnez, “la
vida laboral y el bienestar, los principios del Estado de Derecho y los
derechos humanos”, conforman el Cuarteto de Diálogo Nacional de Túnez, que ha
recibido de forma conjunta, y sobre estas bases, el Premio Nobel de la Paz por
su labor “como mediador y fuerza motriz para impulsar el desarrollo pacífico y
democrático en Túnez con gran autoridad moral”.
Jaime Mayoral Pérez. EuropaMedia.es. España, 26/10/15
Nobel de la Paz para un grupo
mediador tunecino
El Cuarteto de Diálogo Nacional
de Túnez se creó en 2013; impulsó el entendimiento cuando el país estaba al borde
de la guerra civil La integran miembros de la sociedad civil de Túnez:
empresarios, trabajadores, abogados y la liga de derechos humanos
El Cuarteto de Diálogo
Nacional de Túnez fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz 2015 “por su
decisiva contribución a crear una democracia plural en Túnez tras la Revolución
de los Jazmines en 2011” y evitar que el país cayera en una guerra civil. Con
el premio, el jurado pretende seguir apoyando el proceso de democratización del
país norteafricano que, pese a algunos reveses, sigue siendo considerado modelo
para los que vivieron las ‘Primaveras Árabes’.
El cuarteto, integrado por el
sindicato Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT), la patronal de empresarios
UTICA, la Liga Tunecina de Derechos Humanos (LTD) y la Cámara de Abogados, se
creó en el verano de 2013, cuando el proceso de democratización del país
norteafricano se encontraba en peligro de colapsar tras el asesinato de varios
políticos del país que desató disturbios sociales.
Entonces, por iniciativa del
sindicato UGTT comenzó un “diálogo nacional” a partir del cual se creó un
gobierno de transición integrado exclusivamente por expertos independientes. La
organización “estableció un proceso político pacífico y alternativo en un
momento que el país estaba al borde de la guerra civil”, destaca el Comité
Nobel. Así, se convirtió en un “instrumento para posibilitar que Túnez, en el
espacio de unos años, estableciera un sistema constitucional de gobierno
garantizando los derechos fundamentales de toda la población, sin importar el
género, las convicciones políticas o creencias religiosas”, señaló el comité.
“Hemos recibido premios
internacionales pero nunca habíamos soñado con el Premio Nobel de la Paz”, dijo
Chokri Dhouibi, miembro de la cúpula de la Liga Tunecina de Derechos Humanos.
La ‘Primavera Árabe’ comenzó en
Túnez entre finales de 2010 y comienzos de 2011, cuando fue derrocado su líder
Zine el Abidine Ben Ali, pero rápidamente se expandió a otros países del norte
de África y Oriente Próximo, en muchos de los cuales la lucha por la democracia
y los derechos fundamentales se ha estancado y ha sufrido fuertes golpes.
“Túnez ha visto una transición democrática basada en una vibrante sociedad
civil que exige respeto a los derechos humanos fundamentales”, destacó el
comité.
El presidente de Túnez, Beji Caid
Essibsi, consideró que la distinción “honra y refuerza el método del diálogo”
que ha adoptado el país. Ahora, el país enfrenta muchos otros desafíos
políticos, económicos y de seguridad y el Comité Nobel manifestó su esperanza
de que el premio contribuya a garantizar el camino democrático del país y pueda
“ser una inspiración para quienes desean trabajar por los procesos de paz” en
Oriente Próximo, el norte de África y el resto del mundo, indicó la presidenta
del comité, Kaci Kullmann Five, en Oslo al anunciar el galardón.
“Ningún país es igual, pero
esperamos que los valores en los procesos que han funcionado en Túnez puedan
servir como inspiración”, señaló. El Nobel de la Paz, dotado con ocho millones
de coronas suecas (unos 850.000 euros) será entregado el 10 de diciembre en
Oslo, el aniversario de la muerte de Alfred Nobel.
El año pasado el premio fue para
la joven paquistaní Malala Yousafzai y el indio Kailash Satyarthi por su lucha para
evitar la explotación de niños y jóvenes y en favor del derecho de todos los
niños a la educación. Ambos felicitaron al Cuarteto que les tomó el relevo:
“Gracias por su compromiso en la protección de la democracia”, escribió Malala,
de 18 años, en el Twiter de su fundación que lleva su nombre.
Pese a que Túnez cuenta ahora con
una Constitución y un gobierno, los ingentes problemas económicos y sociales
del país no están solucionados: más del 15 % de los 11 millones de tunecinos
están desempleados. Otro gran reto es el terrorismo y la amenaza militar de las
milicias islamistas que operan desde las vecinas Libia y Argelia. (DPA)
Es la distinción política de
mayor importancia en el mundo
El Premio Nobel de la Paz
es considerado la distinción política más importante del mundo. El empresario
sueco Alfred Nobel, conocido por su invención de la dinamita y fallecido en
1896, encargó al Parlamento noruego su concesión anual a hasta a tres
personalidades u organizaciones por sus logros por la humanidad. Debían ser
premiados quienes prestaran la mejor labor “por el hermanamiento de los
pueblos, la abolición o reducción de los Ejércitos existentes o la creación y
difusión de congresos de paz”. Desde 1960 se premia también la lucha por los
derechos humanos y desde 2004, la defensa del medio ambiente.
Se concedió por primera vez en
1901 y desde entonces se ha entregado 96 premios a 129 laureados, 103
individuos y 26 organizaciones, pero en 19 ocasiones no se entregó. Este Nobel
se entrega en Oslo, la capital noruega.
Los cinco miembros del Comité
Nobel de la Paz son nombrados por seis años: son representantes de partidos
según la relación de fuerzas política en el Parlamento de Oslo. La conservadora
ex ministra de Comercio Kaci Kullman Five presidente actualmente el comité.
Los más premiados fueron el
Comité Internacional de la Cruz Roja, que lo ganó en tres ocasiones (1917,
1944, 1963) y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, en dos (1954 y
1981). El fundador de la Cruz Roja, Henry Dunant, lo ganó de forma individual
en el inicio del galardón.
En una ocasión el premio fue
rechazado: Le Duc Tho, galardonado en 1973 junto a Henry Kissinger por negociar
los acuerdos de paz que pusieron fin a la guerra de Vietnam, dijo que no podía
aceptarlo porque la paz no estaba aún cerrada. Tres encarcelados estaban en
prisión en el momento de su reconocimiento: el periodista alemán Carl von
Ossietzky (1935), la activista birmana Aung San Suu Kyi (1991) y el defensor de
los derechos humanos chino Liu Xiaobo (2010). Se lo concedió de forma póstuma
al entonces secretario general de la ONU, el sueco Dag Hammarskjold en 1961,
quien murió en un accidente aéreo, durante un viaje para mediar en el conflicto
que desangraba al ex Congo Belga, África. Y también lo obtuvieron los
argentinos Carlos Saavedra Lamas, en 1936, mediador de la guerra del Chaco que
enfrentó a Paraguay y Bolivia, y Adolfo Pérez Esquivel, en 1980, por su lucha
en defensa de los derechos humanos durante la dictadura.
LaGaceta,com.ar. Argentina, 10/10/15
Nobel de la Paz para el cuarteto
de diálogo nacional de Túnez
El premio pretende ser un
estímulo para los tunecinos, que a pesar de los grandes retos, ha sentado las
bases para lograr una fraternidad nacional
El Cuarteto de Diálogo Nacional
de Túnez ganó el Premio Nobel de la Paz por ayudar a construir la
democracia en el lugar de nacimiento de la Primavera Árabe, un proceso que es
considerado un ejemplo de transición pacífica en una región que lucha con la
violencia.
El cuarteto está formado por la
Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT), la Confederación Tunecina de
Industria, Comercio y Artesanía (UTICA), la Liga Tunecina de Derechos Humanos
(LTDH) y la Orden de Abogados de Túnez.
La entidad formada en el verano
boreal del 2013 ayudó al proceso de democratización de Túnez cuando este estaba
en peligro, dijo el comité que entrega el Nobel.
"Esta es una gran alegría y
orgullo para Túnez, pero también una esperanza para el mundo árabe", dijo el jefe de la UGTT, Hussein Abbas.
"Es un mensaje de que el
diálogo nos puede llevar por el camino correcto. Este premio es un mensaje para
nuestra región a deponer las armas, sentarse y hablar en una mesa de
negociación", agregó.
Con una nueva Constitución,
elecciones libres y un compromiso político entre los líderes islamistas y
seculares, Túnez ha sido alabado como un modelo de cómo hacer una transición
desde la dictadura a la democracia.
"El premio pretende ser un
estímulo para el pueblo tunecino, que a pesar de tener grandes retos ha sentado
las bases para lograr una fraternidad nacional, que el Comité espera que sirva
de ejemplo a seguir por otros países", dijo Kaci Kullman Five, jefa del
comité del Nobel.
El Premio Nobel de la Paz, que
entrega 8 millones de coronas suecas (972.000 dólares), será presentado en Oslo
el 10 de diciembre.
El equipo
La Unión General de Trabajadores
Tunecinos (UGTT), la Patronal (UTICA), la Liga Tunecina de Derechos Humanos
(LTDH) y la Asociación de Magistrados llegaron a la conclusión de que el
alzamiento contra la dictadura languidecía, amenazado igualmente por el
conflicto político latente y el resurgimiento del yihadismo.
La señal de alarma fue el
asesinato en febrero de 2013 del líder político de izquierda Chokri Belaïd, al
que siguió en julio el de su colega Mohamed Brahmi.
A esas alturas, la troika
(integrada por los islamistas de Al Nahda y el centro derecha representado por
el CPR y el partido Ettakatol) que trataba de conducir el timón de la
transición había perdido el apoyo de la calle.
Y el salafismo, al que se acusa
de los citados ataques, campaba a sus anchas en mezquitas, escuelas e
instituciones. Partidos como Ansar al Sharia, ahora ilegalizado y señalado como
el alma detrás de los atentados que este año mataron a 60 turistas extranjeros,
logró ese año reunir a miles de personas en una demostración de fuerza en la
histórica ciudad de Kairaoun, en el centro del país.
Además, la corrupción y el abuso
de poder, endémicos en tiempos de la dictadura del huido Zinedin el Abidin Ben
Ali, volvía a asomar en las instituciones, purgadas y dirigidas en el nuevo
Túnez por funcionarios inexpertos y partidistas.
Elegida en 2011 con mandato de un
año, el plazo para redactar una nueva Constitución, la troika se mantenía
aferrada al poder, con el país escindido en dos bandos.
Por una parte, la troika, y por
otra la oposición, constituida en su mayoría por partidos creados tras la
revolución y salidos de la sociedad civil.
En este ambiente, a principios de
2013 se reunieron, primero en secreto y después en público, representantes de
los sindicatos, la patronal, los movimientos de derechos humanos y los jueces
con una ambición común: salvar la única revolución de las primaveras árabes que
ha sobrevivido.
Compuesta por tecnócratas y otros
expertos de la sociedad civil, su primera propuesta fue crear un gobierno
alternativo a la troika libre de partidismos, que preparara el camino a unas
elecciones totalmente democráticas.
Tras meses de duras
negociaciones, los esfuerzos del cuarteto dieron como fruto un gobierno de
transición dirigido por el tecnócrata Mehdi Jomâa, un hombre que durante años
trabajó para la industria del petróleo en Francia.
Un trabajo que tuvo, además,
otros cuatro nombres propios: Wided Bouchamaoui (representante de la patronal),
Houcine Abassi (líder sindical), Abdessatar Ben Moussa (responsable de la Ligue
des Droits de l'Homme) y Fadhel Mahfoudh (representante del colegio de
abogados).
Para muchos tunecinos, son
personas que merecen ese Premio Nobel de la Paz por salvar la única revolución
que ha sobrevivido y evitar que Túnez caminara por los trágicos derroteros de
Libia, Siria o Egipto.
ElMundo.com. Venezuela, 09/10/15
Los artífices de la democracia en
Túnez fueron galardonados con el Nobel de la Paz
El cuarteto distinguido por el
galardón, que agrupó a varias organizaciones de la sociedad civil, en la
transición democrática en ese país, está integrado por el sindicato del
Trabajo.
El Cuarteto para el Diálogo
Nacional de Túnez fue galardonado ayer con el premio Nobel de la Paz 2015
"por su decisiva contribución a crear una democracia plural en Túnez tras
la Revolución de los Jazmines en 2011", según anunció en Oslo el Comité
Nobel. El cuarteto distinguido por el galardón, que agrupó a varias
organizaciones de la sociedad civil, en la transición democrática en ese país,
está integrado por el sindicato Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT), la
patronal de empresarios UTICA, la Liga Tunecina de Derechos Humanos (LTD) y la
cámara de abogados.
Su creación data del verano de
2013, cuando el proceso de democratización del país norafricano se encontraba
en peligro de colapsar tras el asesinato de varios políticos del país que
desató disturbios sociales. La organización "estableció un proceso
político pacífico y alternativo en un momento que el país estaba al borde de la
guerra civil" y se convirtió en una "fuerza motriz" para hacer
avanzar este proceso pacífico en un momento problemático para Túnez. El amplio
diálogo nacional impulsado por el Cuarteto frenó la escalada de violencia y
ayudó a encontrar soluciones de consenso, desempeñando una función similar a la
de los congresos de paz a los que Alfred Nobel, creador de los premios, aludía
en su testamento. Tras los asesinatos políticos, la troika (integrada por los
islamistas de Ennahda y el centro derecha representado por el CPR y el partido
Ettakatol) que trataba de conducir el timón de la transición, había perdido el
apoyo de la calle. Mientras el salafismo, al que se acusa de los citados
asesinatos, actuaba violentamente casi a voluntad en mezquitas, escuelas e
instituciones.
Males endémicos. Además, la
corrupción y el abuso de poder, endémicos en tiempos de la dictadura de Ben
Ali, volvía a asomar en las instituciones, purgadas y dirigidas en el nuevo
Túnez por funcionarios inexpertos y partidistas. En ese ambiente, a principios
de 2013 se reunieron representantes de los sindicatos, la patronal, los
movimientos de derechos humanos y los jueces con una ambición común: salvar la
única revolución de las primaveras árabes que había sobrevivido. Compuesta por
tecnócratas y otros expertos de la sociedad civil, su primera propuesta fue
crear un gobierno alternativo a la troika, libre de partidismos, que preparara
el camino a unas elecciones totalmente democráticas. Tras largas negociaciones
en las que el Cuarteto tuvo vital participación, Ennahda aceptó dejar el poder
para dar paso a un gobierno tecnócrata encargado de manejar la crisis del país
hasta las elecciones legislativas y presidenciales de 2014.
La otra cuestión que significaba
una traba para el normalización institucional era la paralizada Asamblea
Constituyente. La mediación del Cuarteto logró dejar de lado los desacuerdos
políticos. Esto permitió que el 24 de enero se aprobara, con un consenso
prácticamente absoluto, la nueva Constitución, un hecho sin precedentes en casi
todo el mundo árabe. Esa Carta Magna crea un sistema democrático y laico, bajo
un régimen semipresidencialista, la transición terminaría meses más tarde con
la victoria en las elecciones legislativas de la oposición laica, liderada por
Nidá Tunis, y de su líder, Beyi Caid Essebsi, en las presidenciales. Ennahda
aceptó su derrota en las urnas, y se produjo un traspaso de poderes pacífico.
Grandes desafíos. La evolución de
Túnez desde la caída de la dictadura del huido Zine El Abidine Ben Ali, en
enero de 2011, es "única", apuntó el Comité. Ahora, Túnez enfrenta
muchos otros desafíos políticos, económicos y de seguridad y el Comité Nobel
manifestó su esperanza de que el premio contribuya a garantizar el camino
democrático del país. Además, el Comité mostró su deseo de que el premio
contribuya a reforzar la democracia en Túnez y sirva como ejemplo a otros
países, sobre todo en Medio Oriente y en el norte de Africa. "Esperamos
que inspire a la gente para que vea que es posible trabajar juntos, que
movimientos islamistas y seculares han logrado hacerlo con la ayuda de la
sociedad civil en Túnez", dijo en la rueda de prensa posterior al anuncio
del premio la presidenta del Comité, Kaci Kullmann Five. Five admitió que no
estaba claro aún quién viajará a Oslo a recibir el galardón, ya que el Cuarteto
como tal no tiene una oficina común.
La designación del Cuarteto para
el Diálogo Nacional en Túnez recibió el respaldo de los principales partidos
políticos y organizaciones noruegas, aunque fue recibida con sorpresa, ya que
no figuraba entre los favoritos al premio. Activistas rusos, movimientos anti
nucleares, el Papa Francisco, el médico congoleño Denis Mukwege, el sacerdote eritreo
Mussie Zerai y la canciller alemana, Angela Merkel, eran los principales
favoritos para suceder al indio Kailash Satyarthi y la paquistaní Malala
Yousafzai, premiados en 2014 por su lucha por los derechos de los niños.
Cientos de candidatos. Para este
año el comité noruego había recibido un total de 273 candidaturas: 205
correspondientes a personas y 68 a organizaciones. La elección de este año
supuso el estreno de la nueva presidenta del comité, la ex líder conservadora
Kaci Kullmann Five. Elegida en marzo, en reemplazo del ex primer ministro
Thorbjorn Jagland, bajo cuyo mandato hubo designaciones polémicas como las del
presidente de EEUU, Barack Obama, la Unión Europea (UE) y el activista chino
Liu Xiaobo. La lista de los últimos años incluye también a la Organización para
la Prohibición de las Armas Químicas (2013); la Unión Europea (2012); Ellen
Johnson Sirleaf, Leymah Gbowee y Tawakkol Karman (2011); Liu Xiaobo (2010) y
Barack Obama (2009).
El Nobel de la Paz, el único que
se otorga y entrega fuera de Suecia, está dotado con ocho millones de coronas
suecas (unos 954.000 dólares) será entregado el 10 de diciembre en Oslo. La
ronda de ganadores se cerrará el lunes con el Nobel de economía, el único de
los seis no instituido por el creador de los premios, sino por el Banco de
Suecia en 1968.
La única transición exitosa de la
Primavera Arabe. La Revolución de los Jazmines y
el derrocamiento de Zine el Abdidine Ben Ali en Túnez a finales de 2010 y
comienzos de 2011 supuso el pistoletazo de salida de las primaveras árabes, un
movimiento que llevó al derrocamiento de varios regímenes, pero que no pudo
cumplir las grandes esperanzas de libertad y democracia. El único país árabe
que consiguió una transición democrática fue Túnez. A ello contribuyó la disposición
del partido islámico En Nahda, que ganó las primeras elecciones, a renunciar al
poder. Se vio presionado a hacerlo tras el asesinato de dos políticos
opositores por parte de supuestos salafistas.
Corría 2013 y el país estaba
sumido en una grave crisis política, con manifestaciones masivas contra el
gobierno de mayoría islámica. El mayor sindicato del país, el UGTT, impulsó
entonces un "diálogo nacional" para solucionar la crisis, cuyo
objetivo era la formación de un nuevo gobierno de transición integrado
exclusivamente por expertos independientes que no formaran parte de ningún
partido.
El cuarteto, integrado además de
la Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT), por la patronal de empresarios
UTICA, la Liga Tunecina de Derechos Humanos (LTD) y la cámara de abogados, fue
creado en 2013, y obligó a los islamistas y a sus opositores a sentarse en la
mesa de negociaciones. Gracias al pragmatismo de los participantes en el
diálogo nacional, el país logró avanzar hacia la democratización. A comienzos de
2014 entró en vigor una nueva Constitución y a fines de año el secular Béji
Caid Essebsi fue elegido presidente del país. El economista independiente Habib
Essid es jefe de gobierno desde enero.
Retos. Pese a que el país cuenta
con una Constitución y un gobierno, los ingentes problemas económicos y
sociales no están solucionados: más del 15 por ciento de los 11 millones de
tunecinos están desempleados. Otro gran reto es el terrorismo en el interior
del país y la amenaza militar de las milicias islamistas que operan desde las
vecinas Libia y Argelia. Túnez se vio además golpeada por un grave atentado a
finales de junio, cuando un islamista recorrió la playa de la localidad
vacacional de Susa matando con un arma a 38 turistas antes de ser abatido por
la policía. Según el gobierno tunecino, el atacante había sido formado en
Libia, "posiblemente" por la milicia Ansar al Sharia. El grupo
salafista libio está en la lista de organizaciones terroristas de EEUU. En
julio, Túnez decretó el estado de excepción durante 30 días y después lo
prolongó por dos meses. A comienzos de octubre fue levantado.
LaCapital.com.ar. Argentina, 10/10/15
Ganan Nobel de la Paz por salvar
la “Primavera Árabe”
El Cuarteto para el Diálogo
Nacional fue premiado por ayudar a la construcción de la Democracia.
El Cuarteto para el Diálogo
Nacional de Túnez ganó ayer el Premio Nobel de la Paz por ayudar a construir la
democracia en el lugar de nacimiento de la “Primavera Árabe”, proceso que es
considerado un ejemplo de transición pacífica en una región que lucha con la
violencia.
El Comité Nobel reconoció ayer el
proceso de transición política vivido en Túnez (el país norafricano) en los
últimos años al premiar a su Cuarteto para el Diálogo Nacional, formado en 2013
como elemento integrador en medio de una crisis económica que amenazaba con
arrastrar los éxitos de la tunecina “Revolución del Jazmín”.
El Cuarteto para el Diálogo
Nacional en Túnez (cuya lengua oficial es el árabe) está conformado por la
Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT), la patronal (UTICA), la Liga
Tunecina de los Derechos Humanos (LTDH) y la Asociación Nacional de Abogados.
En 2010, el pueblo tunecino se
levantó contra la dictadura de Ben Alí, dando origen a un proceso de
levantamientos en el mundo árabe que aún persiste. Esa llamada “Revolución del
Jazmín” tunecina terminó con el régimen del entonces presidente de Túnez, el
dictador Zine El Abidine Ben Alí.
Creado en 2013 en medio del caos
político, el Cuarteto se formó ante un clima de violencia extremista y una
economía en crisis. Dos políticos de izquierda habían sido asesinados y dos
años después de derrocar a Ben Alí (lo que detonó la Primavera Árabe), Túnez
estaba al borde de la guerra civil. Las muertes de políticos en 2013 fueron
tomadas como una señal de alarma y como indicio de que la “Revolución del
Jazmín” languidecía, ante lo que surgió el galardonado Cuarteto.
El grupo se creó para tratar de
enderezar el rumbo del país. Inició un Diálogo Nacional con partidos políticos para
formar un gobierno que organizara elecciones. Lograron negociar la transición
de un gobierno electo, encabezado por el partido islamista Ennahda, a un
gobierno interino. El 14 de diciembre de 2013, el ministro de Industria, Mehdi
Jomaa, fue elegido primer ministro interino. El mes siguiente, Jomaa tomó
juramento a un nuevo gobierno interino.
Túnez, donde arrancó la
“Primavera Árabe” en 2010, se convirtió en la capital de ese proceso de
alzamientos populares en el mundo árabe sin precedentes, que muchos
consideraron como “una revolución democrática”. A diferencia de Libia, Egipto y
Siria, Túnez sobrevivió con éxito al proceso que su propio pueblo puso en
marcha en diciembre de 2010, cuando un vendedor se inmoló cuando le quitaron su
negocio y en protesta por la imposibilidad de trabajar. Miles de tunecinos
salieron a las calles en una revuelta que acabó con el régimen corrupto de Ben
Alí.
DiarioDeCuyo.com.ar. Argentina, 10/10/2015
Nobel de la Paz al papel de la
sociedad civil contra la violencia
El premio otorgado al Cuarteto
del Diálogo Nacional Tunecino constituye la única experiencia exitosa entre las
primaveras árabes precisamente por el compromiso de las organizaciones civiles.
El Premio Nobel de la Paz 2015 va
a Túnez para premiar el papel de la sociedad civil en la lucha contra la
violencia. El pequeño país africano constituye la única experiencia exitosa
entre las primaveras árabes precisamente por el compromiso de las
organizaciones civiles premiadas hoy en la reconciliación nacional. Su
mediación y sus esfuerzos evitaron que Túnez acabara su primavera árabe en el
infierno de guerras y violencia terrorista en que han acabado otras
experiencias como la siria o la yemení o en otro régimen autoritario como el
egipcio.
El Comité Noruego del Nobel de la
Paz premia al Cuarteto del Diálogo Nacional Tunecino, que une a representantes
de trabajadores, empresarios, abogados y defensores de derechos humanos. Lo
forman el sindicato Unión General de Trabajadores Tunecinos, la Confederación
Tunecina de Industria, Comercio y Artesanía, la Liga de Derechos Humanos
Tunecina y la Asociación de Abogados Tunecinos.
Esas cuatro organizaciones llevan
desde 2011 por separado y desde entonces –cuando varios asesinatos políticos
pusieron la transición democrática en peligro- en conjunto conduciendo a las
fuerzas políticas hacia la reconciliación y el diálogo nacional.
Juntas consiguieron, paso a paso,
que Túnez, donde estalló la primera chispa de las revoluciones árabes con la
llamada “Revolución de los Jazmines”, haya ido creando poco a poco una
democracia efectiva que ha puesto freno tanto a las tendencias autoritarias
como a la violencia terrorista.
Sus esfuerzos fueron la clave
para que el país saltara los obstáculos que fueron apareciendo por el camino en
los últimos cuatro años y para convencer a los islamistas de que el camino a la
paz y a la reconciliación iba por aceptar la participación en el gobierno. La
presidenta del Comité Nobel, Kaci Kullmann Five, explicó en conferencia de
prensa desde Oslo que el galardón es al conjunto de las asociaciones y no a
cada una por separado.
El Comité Nobel explica en una
nota de prensa que entrega el galardón a estas cuatro organizaciones “por su
decisiva contribución a la construcción de una democracia pluralista en Túnez”
y por su papel para que el pequeño país del norte de África pudiera “en el
espacio de unos pocos años, establecer un sistema constitucional de gobierno
que garantiza los derechos fundamentales de toda la población sin
discriminación por género, convicción política o creencia religiosa”.
El comunicado también explica que
las cuatro organizaciones premiadas representan diferentes sectores y valores
de la sociedad tunecina: el trabajo, la empresa, el bienestar y los principios
de estado de derecho y derechos humanos.
El premio también reconoce el
valor de la transición democrática tunecina desde la caída del dictador Ben Ali
en enero de 2011. Muestra, abunda el comunicado, “que los movimientos políticos
islamistas y seculares pueden trabajar juntos para conseguir resultados
significativos por el interés común del país”. Y señala al ejemplo positivo de
Túnez en una región marcada por los conflictos.
También es un reconocimiento a la
labor de las organizaciones de la sociedad civil y al papel que pueden jugar en
la democratización de un país incluso en circunstancias difíciles. El Comité
Nobel reconoce que Túnez tiene todavía por delante muchos desafíos y espera que
el galardón contribuya “a la democracia en Túnez y como inspiración para todos
los que buscan promover la paz y la democracia en Oriente Medio, el norte de
África y el resto del mundo”.
El premio a la reconciliación
tunecina, que no aparecía en las quinielas, deja sin Nobel a quienes aparecían
en todas las listas: la alemana Angela Merkel por su papel en la crisis de
refugiados, el Papa Francisco por su mediación entre Cuba y Estados Unidos y su
defensa de los pobres y del medio ambiente o el ginecólogo congoleño Denis
Mukwege por su lucha contra las violaciones.
Los premiados de los últimos años
son los activistas paquistaníes Malala Yousafzai y Kailash Satyarthi (2014), la
Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (2013), la Unión Europea
(2012), Ellen Johnson Sirleaf, Leymah Gbowee y Tawakkol Karman (2011), Liu
Xiaobo (2010) y Barack Obama (2009).
Idafe Martín. Clarin.com, Argentina, 09/10/15
Túnez, Nobel para la Paz
Túnez ha merecido el Nobel de paz
2015. Se ha premiado a un movimiento civil que representaba a todo un pueblo,
al Cuarteto para el Diálogo Nacional formado por el sindicato UGTT, la patronal
UTICA, la Liga de Derechos Humanos y la Orden de Abogados, que tuvieron una
contribución decisiva en la edificación de una democracia plural. En un momento
en que el proceso de democratización corría el peligro de hundirse, el Cuarteto
actuó al unísono con su autoridad moral para proteger y alentar los progresos.
La búsqueda del consenso y la
negociación han sido los caminos para una transición hacia una democracia
parlamentaria, un paso en la dirección correcta. Las transiciones políticas son
difíciles y esta era pacífica y mantiene un buen ritmo. Pero la creación de una
cultura abierta y democrática de debate requiere su tiempo.
La democracia es un proceso
continuo, es educación, formación y participación. El mejor camino al éxito
esla disposición a respetar las garantías de los derechos humanos, políticos,
económicos, sociales y culturales. El principio de la descentralización del
poder de acuerdo con la voluntad popular y la legitimidad constitucional, y la
aceptación de la diversidad y el
pensamiento plural. La clave no es solo lograr el cambio democrático, sino
garantizar su continuidad.
Desde diciembre de 2011, lo que
ocurrió fue una verdadera revolución, la del Jazmín, donde se unieron personas
de todas las edades y procedencias. El ejército desempeñó un papel fundamental
cuando optó por no proteger el Estado, y no disparar a los manifestantes.
Se celebraron elecciones que
demostraron las ansias de cambio de los ciudadanos al acudir masivamente a
votar. Se comprobó la reconciliación entre los componentes de la diversidad
social y política, y cómo la identidad nacional se está convirtiendo en identidad
democrática. Por eso su gente se enorgullece frente a los árabes, y el mundo ya
no es el hijo ilegítimo del arabismo distorsionado, o la camuflada experiencia
occidental.
Para un país que sale de más de
medio siglo de dictaduras, de despotismo y de corrupción, celebrando elecciones
ejemplares y con un gobierno de coalición, el resultado es saludable.
Muchos son los retos, El éxito
económico será vital para el progreso político y su futuro. La economía ha
experimentado una fuerte desaceleración, entrando en recesión el segundo
trimestre debido a una serie de factores, como una caída de la inversión, las
exportaciones y la producción de sus sectores no manufactureros y una fuerte
caída de ingresos por turismo de un 59,6 % debido a los ataques terroristas.
Esto aumentará la tasa de desempleo del 15% y afectará a la recuperación. El
turismo es su principal industria. Aporta el 10% del PIB y 15% de empleos de
manera que el golpe a este sector daña a la estabilidad política y económica.
El alto desempleo juvenil que
provocó la revuelta. Los casos de autoinmolación es una señal que muestra la
profunda preocupación de la gente y los retos externos que llegan de sus
fronteras. Desde Libia y Argelia.
Una vez asentado en la conciencia
colectiva, que el sistema totalitario basado en un único partido, en la
abolición de las libertades y la marginación de la sociedad civil ha caído,
ojala para siempre, Túnez se ha abierto a una revolución de libertad, en una
transición de la tiranía a la democracia.
Por ello, el país del Jazmín se
enfrenta a los desafíos que representa la democratización, y los cambios en los
ámbitos de la política, la economía y la seguridad. El premio Nobel es
importante y oportuno porque resalta lo conseguido. Anima a salvaguardar los
resultados positivos y ofrece apoyo moral para seguir en el camino del dialogo
en libertad y democracia.
El apoyo de la UE y EEUU será
fundamental para impulsar un cambio capaz de apoyar el crecimiento y la
estabilidad, sobre todo en el sector privado. Túnez se ha convertido en un
símbolo para el resto de los pueblos árabes, y un ejemplo para otros pueblos
del mundo.
Como se ha visto en otros países
vecinos, la guerra no sirve el interés del pueblo. Y privar a la gente de
democracia y de derechos fundamentales crea refugiados, y no ciudadanos
deseosos de respaldar a su propio país y de hacer avanzar el progreso. Invertir
en democracia, paz y seguridad debe ser la única opción, porque Túnez todavía
no está fuera de peligro.
Anwar Zibaoui. EconomiaDigital.es. España, 26/10/15