La iniciativa se sustenta en el enfoque del Nuevo Humanismo, de
Silo. Ya se aplica en una escuela de Panquehua.
Mendoza,
Argentina. Susana Colina es directora de la escuela Julio Le Parc, una primaria
ubicada en Panquehua (Las Heras), a la que asisten unos 190 niños, sobre todo
de los asentamientos Moyano y Covirpol. La docente explica que los alumnos
entran a la Dirección libremente, la saludan con un beso y charlan con ella.
También,
que antes de comenzar la jornada escolar, las maestras hacen que los pequeños
cierren los ojos, se relajen a través de la respiración e imaginen un sitio
donde les gustaría estar. De esta manera, más tranquilos, pueden concentrarse
mejor y enfocar la atención en el aprendizaje.
Esta
técnica es parte de un abordaje educativo que se sustenta en el enfoque del
Nuevo Humanismo, pero con propuestas concretas para llevar al aula.
La metodología se empezó a aplicar a través de
la Red de Educadores por la No-violencia, que nació en Las Heras, en el marco
de la tarea de la Fundación Da Vinci. Y ayer se presentó el Instituto
Pedagógico de Investigación y Capacitación del Nuevo Humanismo (IPIC), cuyo
objetivo, entre otros, será extender el conocimiento de este método.
A
partir de las ideas de Mario Rodríguez Cobos -conocido como Silo-, en la
Fundación se comenzó a trabajar en un modelo de educación sin violencia.
La
directora del IPIC, Matilde Domínguez, explica que, en general, la política del
sistema educativo es responder a las actitudes violentas de los niños o
adolescentes con un castigo o sanción, es decir una nueva violencia. En cambio,
el enfoque humanista propicia que las personas puedan entender de dónde
proviene esa ira o enojo para trabajarla.
Así,
Domínguez ejemplifica que, cuando se aborda la noción de familia y de padre, es
probable que algunos niños se alteren porque tienen un progenitor autoritario o
abusivo, y que respondan a esa sensación con agresiones físicas o verbales.
Pero si
el niño aprende a detectar esa carga sensorial y de qué manera se manifiesta en
el cuerpo cada emoción, puede manejarla y relajar la tensión. Esto, luego de
transformar la imagen negativa en positiva.
A
diferencia del método tradicional de enseñanza, que parte de lo intelectual
para activar los conocimientos previos, la metodología humanista entiende que
la respuesta cognitiva es la más lenta y que primero surgen lo impulsivo y lo
emocional.
De ahí
que se concentren en las imágenes y representaciones que tienen los niños -los
seres humanos en general- y que están cargadas por la experiencia particular de
la persona. También se promueve la puesta en común, para que cada uno pueda
manifestar su visión.
Matilde
Domínguez resaltó que la metodología de la no-violencia activa es pragmática y
tiene estrategias muy concretas para trabajar la currícula, pero con técnicas
diferentes de enseñanza. De hecho, en la Fundación Da Vinci cuentan con un
manual de juegos para transmitir los contenidos en clase -porque también se
focaliza en lo lúdico y lo imaginativo- y se ha ido enriqueciendo con las
experiencias de los docentes que participaron de los cursos.
Generar
el cambio
Susana
Colina, directora de la escuela Le Parc y secretaria de Relaciones Institucionales
del IPIC, explicó que ella misma adoptó este enfoque a partir de una invitación
de la Fundación Da Vinci y porque se dio cuenta de que los directivos son los
que deben promover un cambio.
Sin
embargo, seis docentes más de su escuela se sumaron a las capacitaciones. En un
primer momento, detalla, se creó la Red de Educadores por la no-violencia y
hace tres meses nació el Instituto Pedagógico de Investigación y Capacitación.
Romina
Balliró, quien ha participado de las capacitaciones en no-violencia, comentó
que aprendió cómo lograr que los chicos se calmen a partir de la motricidad, la
relajación y experiencias guiadas con imágenes mentales.
La
joven está por comenzar sus estudios para ser docente en nivel inicial y
consideró fundamental que los niños reciban desde edad temprana herramientas
para resolver de otra forma los problemas.
Los
Andes.com.ar. 07/08/13