Santiago de Compostela, España. El derecho a vivir en un entorno seguro, al desarrollo y a un medio ambiente sostenible, a la desobediencia y a la objeción de conciencia o al desarme. Estos son algunos de los puntos que recoge la Declaración de Santiago, aprobada ayer en la capital gallega y que basándose en el Preámbulo de la Carta de la Organización de Naciones Unidas, establece el derecho humano a la Paz como un “valor universal”.
El texto, aprobado en el Congreso Internacional del Derecho Humano a la Paz –que se enmarca dentro del Foro 2010– opta por una concepción “positiva” de la paz, “que va más allá de la estricta ausencia del conflicto armado”. En este sentido, lo vincula a la “eliminación de todo tipo de violencia, ya sea directa, política, estructural, económica, social y cultural de los pueblos como condición para satisfacer las necesidades de los seres humanos”.
Así, el preambulo de este texto –aprobado definitivamente en Compostela y que tendrá que ser revisado por Naciones Unidas el próximo mes de enero– , asegura además que la “impunidad es incompatible con la paz y la justicia”, el derecho de “todas las personas a vivir y permanecer en sus respectivos países y muestra su preocupación por la producción de armas y su “tráfico desmesurado”.
“Las personas, los grupos, los pueblos y toda la humanidad tienen el derecho inalienable a una paz justa, sostenible y duradera”, sentencia el primer artículo de esta declaración que, además establece a los estados como los “principales deudores” del derecho a la paz.
En este sentido, también se establece que este derecho se aplicará “sin distinción alguna” por razón de raza, sexo, orientación sexual, edad, idioma, religión, origen, convcción política, posición económica o diversidad funcional. Así, se destaca que los pueblos que sufren racismo, genocidio, xenofobia o coloniamlismo, “merecen una atención especial”.
Entre los derechos, se reconoce el de la “educación en y para la paz”, que es“condición sine qua non para desaprender la guerra”. El derecho a la seguridad incluye la “libertad frente al miedo”, el derecho a un “entorno sano”, o la posibilidad de los pueblos de exigir a los gobiernos que aplique “el sistema de seguridad colectiva establecido en la carta de la ONU”.
La paz también implica la eliminación de “los obstáculos que impiden la realización del derecho al desarrollo”, así como el derecho a “vivir en un medio ambiente sostenible y seguro”. Los expertos han querido destacar la desobediencia civil y la objeción de conciencia “frente a actividades que supongan amenazas contra la paz”. La Declaración subraya el “derecho a resisitir y oponerse a todos los regímenes que cometan crímenes internacionales”, a exigir a los Estados que se desarmen y recoge las libertades de opinión, pensamiento o religión.
La posibilidad de “solicitar refugio y disfrutar de él sin discriminación”, así como la de “retornar voluntariamente al país de origen”, también quedan recogidos junto al derecho a la justicia de las víctimas.
Raquel Pazos. Xoral.com. 13/Dic/2010
Aprueban declaración sobre derecho humano a la paz que será sometida a la ONU
Santiago de Compostela, España. Juristas, académicos y expertos de organizaciones internacionales y no gubernamentales aprobaron hoy en Santiago de Compostela una declaración sobre el "derecho humano a la paz" que someterán a la ONU con el objetivo de fomentar el desarme y eliminar las armas de destrucción masiva.
El documento fue adoptado en la conclusión del Congreso Internacional sobre el Derecho a la Paz, que se inscribe en las iniciativas del Foro 2010.
La declaración establece que "las personas y los pueblos tienen derecho a exigir a todos los Estados que procedan, conjuntamente y coordinadamente y dentro de un plazo razonable, a un desarme general y completo, bajo estricto y eficaz control internacional".
En particular, el texto exhorta a "eliminar urgentemente todas las armas de destrucción masiva o de efecto indiscriminado, incluidas las armas nucleares, químicas o biológicas".
También estipula que "los Estados deben prohibir y abstenerse de atribuir a contratistas privados funciones militares y de seguridad propias del Estado".
El documento, iniciativa del jurista español Carlos Villán Durán, fue adoptado en una reunión en la que participaron antiguos expertos de la ONU como el profesor holandés Theo Van Boven o el argentino Mario Yutzis, así como dos relatores del comité asesor del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, la coreana Chinsung Chung y el alemán Wolfgang Heinz.
Villán Durán indicó a Efe que el texto es fruto de varios años de concertación con representantes de la sociedad civil de diversos puntos de la geografía mundial y aspira a que "las relaciones internacionales no estén dominadas por el principio de 'el que más fuerza tiene es el que gana'".
"Hay que desaprender la guerra y la violencia y aprender la paz", dijo el jurista español, quien subrayó que la declaración coincide con la celebración del aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.
Como parte de esta estrategia, los promotores de la iniciativa adoptaron también en Santiago de Compostela el establecimiento de un Observatorio que se encargará de controlar que los países rebajen sus presupuestos militares, que ascienden a 1,5 billones de dólares anuales en todo el mundo.
Por su parte, Van Boven señaló que la declaración de Santiago de Compostela será probablemente sometida inicialmente al Consejo de derechos humanos de la ONU, integrado por 47 Estados representativos de las diferente regiones, y consideró que "podría ser operativo en un plazo de cinco a diez años".
El jurista, profesor emérito de la Universidad de Maastricht (Holanda) y antiguo director de la división de derechos humanos de la ONU, consideró que varios países de Europa occidental podrían "expresar su apoyo" al documento aunque con "reservas", pero opinó que "entre tanto puede ser una fuente de inspiración y de actividad de la sociedad civil".
Van Boven consideró que los presupuestos militares globales son "extremadamente elevados" y opinó que "el clima es mejor ahora que tras la Segunda Guerra Mundial" para poder plantear efectivamente un declaración del derecho humano a la paz.
Abc.es. 10/Dic/2010
El Foro 2010, una fuente de pensamiento alternativo
Por Carmen Magallón
Directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz
Santiago de Compostela, España. La convocatoria del Foro 2010, en Santiago de Compostela, no puede ser más oportuna. Tras un par de años de preparativos, llega como la lluvia sobre secano este encuentro de encuentros en el que han confluido varios congresos internacionales (sobre Información y derechos humanos; sobre el Derecho humano a la paz; sobre Memoria, reconciliación y cultura de paz), y el Foro Mundial de Educación, investigación y cultura de paz.
Lo más reseñable es que, en un contexto difícil por la multiplicación de problemas que afectan a tantas personas –en especial el paro– y por la preponderancia de mensajes de impotencia, es un bálsamo escuchar las propuestas y participar en las actividades autogestionadas que han preparado organizaciones de muy diverso tipo y procedencia geográfica: del mundo de la educación, de los derechos humanos o de la investigación para la paz. Más de 150 experiencias, debates, talleres, iniciativas y proyectos varios se han ido desplegando, en forma horizontal y participativa, poniendo de manifiesto que, a partir de un pensar alternativo, un intercambio de voluntades y un actuar juntos, es posible proyectar un horizonte más esperanzador.
Como ejemplo mencionaré el congreso sobre el Derecho humano a la paz, culminación de un proceso en el que, en los últimos cuatro años, han participado más de 800 organizaciones de corte no gubernamental de las cinco regiones del mundo. Su empeño –codificar la paz como derecho humano– ha sido recogido en la Declaración de Santiago sobre el derecho humano a la paz. En 15 artículos se delimita un derecho que incluye el de desaprender la guerra y la violencia, el derecho al desarrollo y a un medio ambiente sostenible, a la desobediencia y a la objeción de conciencia, a resistir contra la opresión y el totalitarismo, el derecho al desarme, a las libertades, el derecho al refugio, el derecho a emigrar y a participar, el derecho de las víctimas, en suma, el derecho a una paz concebida en positivo, no sólo como ausencia de guerra. Un Observatorio internacional de la sociedad civil velará por su logro y cumplimiento.
No podemos cruzarnos de brazos ante las muestras de agotamiento moral de nuestras viejas sociedades.
Carmen Magallón. Público.es. 13/Dic/2010