Un niño que muere de hambre es un niño asesinado
Federico Mayor Zaragoza
Lo dijo en una entrevista Jean
Ziegler, ex Relator de la ONU para el Derecho a la Alimentación (ABC, 11/6/12).
“Cada cinco segundos muere de hambre un niño menor de diez años”, añadió. “La
obsesión por el beneficio, el afán de lucro y la codicia ilimitada de las
oligarquías predatorias del capital globalizado…”.
He repetido sin cesar que constituye
un problema de conciencia para la humanidad en su conjunto que cada día se
inviertan 4000 millones de dólares en armas y gastos militares al tiempo que
mueren de hambre más de 60 mil personas… Pero los más poderosos están
acostumbrados a mirar hacia otro lado. Tendremos que elevar un gran clamor
popular, un movimiento solidario de las redes sociales en el ciberespacio para
que sean millones y millones de seres humanos los que exijan y los que aporten.
Matilde Donaire, que ha escrito
discretamente con gran sentido literario y con muy difícil templanza algunos
trazos de su “memoria histórica”, tan aleccionadora, me obsequió el otro día,
junto a su último “librito” (librazo) titulado“Relatos y semblanzas”, un texto
de su amiga escritora-poeta Rosario F. Cartes, que versa, nada menos, sobre “De
fragancias y esencias: “vera-flor””… Es todo él una deliciosa descripción sobre
la personalidad del moguereño Eustaquio Jiménez, con episodios muy interesantes
representantes por Zenobia y Juan Ramón Jiménez. Un auténtico “encaje de
bolillos” que no traería ahora a colación si no adjuntara el poema “Los ojos
del Sahel. Los ojos de los niños son los cielos del mundo”, del que transcribo,
para nuestra reflexión común, algunos versos:
“Los poderosos… ponen en vuestras
bocas un hambre planetaria… Mas todo está escrito en las cimas abatidas de
estos ojos niños, hijos vuestros llorados, hijos olvidados nuestros. Y es la
dignidad de sus cenizas la indignidad nuestra”…
Sí, indignidad nuestra que es
apremiante dignificar de una vez, actuando, compartiendo, exigiendo a los
gobernantes, gritándoles –para asegurar que nos oyen- que no queremos saber
nada más de primas de riesgo ni de “agujeros bancarios”. Que pedimos con firmeza
que se depuren responsabilidades y que, inmediatamente, cumplamos nuestras
responsabilidades a escala mundial.
“Cada niño que muere de hambre es un
niño asesinado”… y “es la dignidad de sus cenizas la indignidad nuestra”.
Situemos ambas sentencias en el centro mismo de nuestra mente para que guíen
nuestra conducta cada día.
Federico Mayor Zaragoza. Doctor en Farmacia por
la Universidad Complutense de Madrid. Ex Catedrático de Bioquímica de la
Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada y ex Rector de esta
institución. Ex catedrático de su especialidad en la Universidad Autónoma de
Madrid. Cofundador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa de la
Universidad Autónoma de Madrid y del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas. Subsecretario de Educación y Ciencia del Gobierno español
(1974-75), Diputado al Parlamento Español (1977-78), Consejero del Presidente
del Gobierno (1977-78), Ministro de Educación y Ciencia (1981-82) y Diputado al
Parlamento Europeo (1987). Ex Director General Adjunto de la UNESCO y en 1987,
fue elegido Director General de dicha Organización. Presidente de la Fundación
para una Cultura de Paz.
Federico Mayor Zaragoza. 02/10/12