Bogotá,
Colombia. “La educación no es un medio para hacer economía... El Estado tiene
que ver que los estudiantes son seres humanos”. Con estas palabras Moritz
Bilagher, coordinador de la oficina regional de educación de América Latina y
el Caribe de la Unesco, criticó la manera en que se ha mercantilizado el sector
educativo. Aseguró, además, que se están adelantando conversaciones con el
Ministerio de Educación colombiano para implementar un programa de educación
para la paz.
¿Cómo
va la región en inclusión educativa?
Hay
muchas iniciativas desde el sector privado; en algunos casos, las empresas
asumen el rol del Estado. Lo que se está presentando es que si los niños van a
una buena escuela salen bien educados y pueden conseguir un buen trabajo, pero
si van a una mala, no importa que tengan ciertos talentos, su desempeño va a
ser menor.
Y
ustedes, ¿cómo hacen para combatir esto?
Hacemos
todo lo posible para desnivelar estos actos. Para nosotros, la educación no es
un medio para hacer economía, aunque sea importante. El Estado tiene que ver
que se trata de seres humanos.
Según
los estudios realizados por Llece, ¿cómo está la educación en la región?
En
muchos casos no se están logrando las metas de los gobiernos. Por ejemplo,
aproximadamente la mitad de los niños tienen dificultades con operaciones
básicas en matemáticas y el 36% con la comprensión de lectura. Estamos
analizando cuáles son los factores que sirven para mejorar esto. Uno es el
clima escolar: que los niños no sientan miedo, que no haya violencia, que de
verdad escuchen al profesor. Y otro, el capital cultural: que los padres se
involucren más con las escuelas, que conozcan a los maestros, que se haga un
seguimiento del papel que realizan en casa (esto se mide a través de preguntas
como: ¿cuántos libros tiene en su casa?).
Y en
ese sentido, ¿qué deben hacer los educadores para no sólo enseñar sino formar?
Hay
tres áreas en las que se puede educar: la cognitiva (a través de asignaturas
como las matemáticas y el lenguaje), la afectiva (que tiene que ver con
habilidades sociales, valores y comportamiento) y la psicomotriz (con materias
como educación física). Nos hemos dado cuenta de que en el mundo, no sólo en
esta región, los estados se enfocan solamente en el aspecto cognitivo. Y aunque
lo afectivo es parte del currículo, no le dan importancia.
Desde
su punto de vista, ¿qué cree que hace falta?
A mí me
gustaría, por ejemplo, que existiera una clase de ética en la que se hable de
medio ambiente.
¿Con la
educación que se brinda basta para conseguir buenas ofertas laborales?
Según
los datos que tenemos, para tener un ingreso decente en esta región se necesita
un grado alto de escolaridad, y aunque hay mucha gente que le está apostando a
la educación universitaria, es muy costosa e implica endeudarse. Pero la
pregunta es: ¿puede la sociedad absorber a todos estos graduados? Hay que
pensar en trabajos técnicos, para eso es necesaria una comunicación con el
mercado laboral.
El 2015
es la meta para cumplir los Objetivos de Educación para Todos (EPT). ¿Cómo está
América Latina? ¿Logrará cumplirlos?
En
términos de cobertura estamos bien, porque se ha hecho la inversión adecuada.
Alrededor del 95% de los niños están en la escuela primaria. En cuanto a la
paridad de género, estamos bien; en promedio, a los niños les va mejor en
América Latina y a las niñas en el Caribe.
Según
su experiencia de educación en medio de un conflicto, ¿qué se debe hacer en
Colombia para que los niños no se unan a las tropas?
Hay que
trabajar la educación para la paz y la resolución de conflictos sin violencia.
Sabemos que en Colombia la desigualdad no ayuda, que existen regiones en las que
el verdadero poder lo tiene el que está armado y que en muchos casos los
menores terminan involucrándose porque no tienen más opción. Ya tuvimos una
reunión con el Ministerio de Educación para empezar a planear cómo implementar
la educación para la paz en este país.
Catalina González Navarro. Elespectador.com. 16/01/2013