Desde
que el Presidente Reagan y la Primer Ministra Thatcher acentuaron el
distanciamiento de las Naciones Unidas y pusieron progresivamente en su lugar a
los grupos oligárquicos del G-6, G-7, G-8, G-20, la impunidad y el desconcierto
jurídico a escala supranacional se han incrementado, la seguridad mundial y la
posibilidad de intermediación ha alcanzado mínimos peligrosos, y la cooperación
y la relación internacional dependen de la discrecionalidad, siempre inclinada
por la codicia hacia los intereses a corto plazo, de los mercados.
A pesar
del menosprecio de que han sido objeto, en especial por parte de las grandes
potencias, las Naciones Unidas no han cesado de proponer soluciones y aportar
puntos de referencia en relación a los grandes desafíos de nuestro tiempos: a
título de ejemplo, Educación para todos, 1990; Medio Ambiente, 1992; Derechos
Humanos y Democracia, 1993; Desarrollo Social, 1995; Mujer, 1995; Diálogo entre
Civilizaciones, 1988; Cultura de Paz y no Violencia, 1988 y 1989; Objetivos del
Milenio, 2000; Diversidad Cultural, 2001; Alianza de Civilizaciones, 2005…
El
trágico desastre de la guerra de Irak, emprendida sin su autorización; y la
carencia de autoridad para el seguimiento de las “primaveras árabes”… todos
estos acontecimientos deplorables han tenido lugar sin las Naciones Unidas o
incumpliendo descaradamente sus resoluciones.
Vemos
ahora con satisfacción que es en la ONU donde se toman las medidas adecuadas
sobre Siria donde se reinician los contactos entre Irán y los Estados Unidos; y
donde se da la voz de alarma, de nuevo, sobre la deriva del medio ambiente y la
imperiosa necesidad de actuar sin mayor demora.
“Hablando
se entiende la gente”. Ojalá se den cuenta –quienes todavía acuden a la
Asamblea General pensando sólo en los mercados y en cómo prolongar la vigencia
de un sistema en total decadencia- de que para iniciar la “nueva era” que
reclama la mayoría de la humanidad es necesaria la refundación del Sistema de
las Naciones Unidas.
Ojalá.
Federico
Mayor Zaragoza. Doctor en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid, Ex
Director General Adjunto de la UNESCO y Ex Director General de dicha
organización. Presidente de la Fundación para una Cultura de Paz.