“La paz para mí no es un estado idílico que
vivo sólo por hacer ejercicios individuales como el yoga o la meditación, sino
una recompensa que recibo por también hacer ejercicios sociales. Culturalmente
se me ha enseñado a que debo que evadir el conflicto para ser «bien educado»,
pero eso la mayoría de las veces me ha traído intranquilidad y otras ha
empeorado mucho las cosas. He aprendido a hacer justo lo contrario: Enfrentar
el conflicto y acompañar a los otros en atenderlo con madurez y centralidad.
Dicho
de otro modo, la paz para mí implica tener cuatro cualidades (dos personales y
dos sociales): Uno, valorar y dar seguimiento a mis cualidades para
potenciarlas; Dos, saber examinar mis fragilidades y trabajarlas; Tres, tener
facilidad para reconocer y celebrar los talentos de los demás; Y cuatro, tener
el temple adecuado para dar soporte y acompañar las limitaciones y defectos de
los que me rodean. Estos cuatro elementos es a lo que Carlos Cabarrús llama «el
tener una buena autoestima», y lo que me permite a mí hacer de la paz una
realidad”.
Luis
Ortuño. Coordinador del Centro Misionero Universitario, UDEM. CreeSer, ABP.
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