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892. Nelson Mandela 1918-2013: Descanse en Paz Madiba

Muere Nelson Mandela
Johannesburgo,  Sudáfrica. El líder de la lucha contra el apartheid y primer Presidente negro de Sudáfrica, Nelson Mandela, falleció a los 95 años.
El histórico líder por la igualdad de derechos llevaba convaleciendo desde hacía meses.
En junio fue internado durante tres meses, su cuarta hospitalización en un año. Las personas más cercanas a él habían revelado desde hace tiempo que su condición de salud se había deteriorado y sus ánimos apagado, además de que ya le costaba trabajo recordar algunas cosas.
Durante semanas, cientos de personas oraron por la salud de Madiba, quien había sufrido de recurrentes problemas pulmonares desde que se le diagnosticó tuberculosis en 1988.
"Nuestro país ha perdido un padre. Aunque sabíamos que este día llegaría nada puede disminuir el sentido de una pérdida profunda", dijo el Presidente sudafricano Jacob Zuma al dar el anuncio.
Tras concluir su mandato como Presidente en 1999, Mandela dedicó su tiempo y su energía a luchar contra el sida y la resolución de conflictos, antes de alejarse de la vida pública hace una década, a los 85 años.
La exitosa transición del régimen racista del apartheid a la democracia le valió el Premio Nobel de la Paz en 1993, que compartió con el último Presidente del apartheid, Frederik De Klerk.
El Congreso Nacional Africano, que lleva casi 20 años en el poder, ha perdido el brillo que le dio Mandela en medio de una corrupción rampante, la pobreza y el deterioro de los servicios públicos.
El Norte.com. 05/12/13
http://www.elnorte.com/internacional/articulo/777/1552669/default.asp?PlazaConsulta=elnorte&DirCobertura=&TipoCob=0


El eterno Madiba
El ex Mandatario falleció a sus 95 años.
Bruselas,  Bélgica. Nelson Rolihlahla Mandela, conocido por el clan thembu como "Madiba", no sólo será recordado como el padre fundador de la Sudáfrica libre, sino también como una figura indispensable en la lucha por la dignidad humana a través del diálogo y la justicia.
"Es un héroe, creo que para todos, y ha acabado siendo una fuente de inspiración para todo el mundo. Cuando piensas en una persona capaz de personificar el tipo de liderazgo al que todos aspiramos, el primer nombre que te viene a la cabeza es el de Nelson Mandela", declaró recientemente el Presidente estadounidense, Barack Obama.
Algunos temen que la pérdida del "Tata" signifique también la muerte de su legado, pero fueron tantas las contribuciones y lecciones del Premio Nobel de la Paz, que éste seguirá siendo fuente de inspiración.
Nacido el 18 de julio de 1918 en Mvezo, hijo del consejero principal de la casa real del pueblo thembu, creció soñando en cambiar un país sofocado por un sistema basado en la supremacía de la minoría de raza blanca sobre la mayoría negra.
"He luchado contra la dominación blanca y he luchado contra la dominación negra. He buscado el ideal de una sociedad democrática y libre en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades.
"Es un ideal que espero poder vivir y lograr. Pero si es necesario, es un ideal por el cual estoy dispuesto a morir", dijo desde prisión, mientras era testimonio de la brutalidad del régimen de segregación racial, el apartheid.
Un proyecto político
Abogado por la Universidad de Witwatersrand, fue un incómodo del sistema desde sus años de activista estudiantil.
Si bien inicialmente llamaba a la resistencia pacifista, hechos como la matanza de Sharpeville, en la que fueron asesinatos 69 manifestantes por la Policía en 1960, lo condujeron a replantearse el principio de la protesta no violenta.
En la clandestinidad, recibió adiestramiento militar en Marruecos y Etiopia, y a su vuelta al país, sería acusado de preparar un levantamiento armado contra la población blanca. El proceso lo llevaría a ser condenado en 1964, junto con otros siete activistas, a cadena perpetua por alta traición.
El prisionero 466/64 pasaría 27 años en la cárcel, de los cuales 18 vivió en una celda de dos por dos metros en la isla de alta seguridad de Robben Island. Allí se convertiría gradualmente en el símbolo de la opresión por parte del régimen en contra la población negra y ganaría el apoyo internacional hasta conseguir la libertad en 1990 bajo la Presidencia de Frederik de Klerk.
Mandela rechazó la venganza y en su lugar defendió la reconciliación nacional, abriendo el diálogo con la minoría blanca y evocando la transición por la vía democrática. Este proyecto político culminaría el 10 de mayo de 1994, al resultar electo, por sufragio universal directo, como el primer Presidente negro de la República sudafricana.
Casado en tres ocasiones y aquejado por escándalos y tragedias familiares, como fue la muerte de tres hijos, rompería el molde de otros líderes africanos considerados en algún momento de su trayectoria como revolucionarios, negándose a perpetuarse en el poder.
Entregó la Presidencia al término de su mandato, 1999, aunque no desapareció. Se convirtió en un político de clase mundial y dirigió sus esfuerzos a promover la lucha contra el racismo más allá de las fronteras sudafricanas y contra el flagelo del Sida.
"Después de escalar una montaña muy alta, descubrimos que hay muchas otras montañas por escalar", escribió Mandela en su cuadernillo de pensamientos.
Sus últimos años los pasó en su residencia en Qunu, al sureste del país, y su última aparición en público fue en la clausura del Mundial de Futbol de Sudáfrica, en julio de 2010.
Inder Bugarín. El Norte.com. 05/12/13
http://www.elnorte.com/internacional/articulo/777/1552673/default.asp?PlazaConsulta=elnorte&DirCobertura=&TipoCob=0

Deja país de contrastes
México, Distrito Federal. Unión, perdón, reconciliación y diálogo. El legado de Nelson Mandela podría resumirse con estas palabras, clave para el desarrollo político de Sudáfrica, pero también para África, donde sembró esperanza, opinan analistas.
"Para África, Mandela es un ícono y significa muchas ideas. (Significa) humanidad y que todo el mundo es igual", dijo Oladiran Bello, especialista en temas políticos africanos del Instituto de Relaciones Internacionales de Sudáfrica, en Johannesburgo.
"El movimiento que encabezó demostró a África que, mediante el diálogo, (se podían superar) situaciones absolutamente hostiles".
"(Así lo hizo él al) lograr el fin del apartheid, una de las formas más aberrantes de explotación del ser humano", añadió por su parte Hilda Varela, especialista en África de El Colegio de México.
Mandela inició su lucha contra el régimen de segregación racial o apartheid cuando África comenzaba un importante proceso de descolonización y guerras de liberación.
En 1960, Nigeria y Somalia se independizaron de Gran Bretaña; Senegal, Camerún y Malí, de Francia, y la República Democrática del Congo, de Bélgica.
Pero en Sudáfrica no fue así.
Ahí, el Partido Nacional, de la población afrikáner de origen holandés, que simpatizó con los nazis en los 40, endureció el régimen del apartheid impuesto en 1948.
Sólo los blancos podían votar y era legal que un blanco ganara más que un negro por el mismo trabajo.
La riqueza generada por la industria, la agricultura y los ricos yacimientos de oro y diamantes era para la sociedad blanca.
"(Como Presidente, 1994-1999) su sueño fue construir un país con una democracia multirracial donde todo el mundo fuera igual, con oportunidades económicas y políticas para todos", explicó Bello.
Ese sueño, empero, no se ha cumplido del todo.
Mandela dividió sus últimos 10 años entre una mansión en un suburbio rico de Johannesburgo y su ancestral Qunu, una aldea del empobrecido Cabo del este de Sudáfrica.
En el primer lugar sus vecinos eran los magnates de la minería y banqueros blancos.
En el otro, campesinos negros que vivían en modestas cabañas.
"Mandela nos decepcionó. Aceptó un mal acuerdo para los negros. Económicamente estamos todavía fuera", afirmó en una entrevista en 2010 su ex esposa y líder antiapartheid, Winnie Madikizela-Mandela.
Aunque pocos cuestionan el logro de Mandela de evitar una guerra civil a comienzos de la década de 1990 y negociar pacíficamente el fin de tres siglos de dominio blanco, los sudafricanos comienzan a hacerse algunas preguntas difíciles.
A pesar de más de una década de acciones afirmativas para volver a equilibrar las cosas bajo la bandera del "empoderamiento económico negro", Sudáfrica continúa siendo una de las sociedades más desiguales del mundo y los blancos controlan enormes sectores de la economía.
En las palabras del líder sindical Zwelinzima Vavi, su estructura se parece al café irlandés: negra en la base con un poco de espuma blanca y algo de chocolate encima.
Un hogar blanco gana en promedio seis veces más que uno negro y casi uno de cada tres ciudadanos negros está desempleado, contra uno de cada 20 blancos.
Esos coeficientes atizan las críticas al acuerdo de 1994 que terminó con casi medio siglo de Gobierno de la minoría blanca y convirtió a Mandela en el primer Presidente negro de Sudáfrica.
Los números también respaldan la percepción que uno tienen en los barrios urbanos ricos, incluyendo Houghton, donde vivía Mandela, y lugar en el que, 19 años después del nacimiento de su "Nación del Arco Iris", la mayoría de los negros que uno ve son mucamas, guardias de seguridad o jardineros.
"Mandela fue demasiado lejos en ayudar a las comunidades no negras, en algunos casos a expensas (de los negros)", dijo el Presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, en un documental.
"Eso es ser demasiado santo, demasiado bueno", añadió.
¿Poder político o económico?
Los defensores del pacto sellado por Mandela sostienen que la forma violenta en que Mugabe expropió a partir del 2000 granjas en poder de campesinos blancos en el vecino Zimbabue llevó al colapso económico y lo convirtió de un respetado héroe de la liberación en un paria internacional.
Pero sus críticas a Mandela son replicadas en algunos rincones del Congreso Nacional Africano (ANC, por su sigla en inglés), el movimiento de liberación que unió fuerzas con los sindicatos y con el partido comunista para derrocar el apartheid.
Eloísa Farrera. El Norte.com. 06/12/13
http://www.elnorte.com/internacional/articulo/777/1552832/

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