Madrid, España. Vicent Martínez Guzmán es cálido, cordial, dueño de una fuerte
convicción que transmite con la seguridad y sencilla erudición de sus palabras.
“Los pacifistas somos los realistas”, dice, e insiste en que se equivocan
quienes creen que la paz es un asunto de soñadores e ingenuos idealistas. Es
Doctor en Filosofía y, además de ser profesor y conferencista habitual y de
escribir libros sobre su especialidad, es director de la Cátedra Unesco de
Filosofía de la Paz de la “Universidad Jaume I” de Castellón de la Plana
(Valencia, España).
¿Qué es la Filosofía de
las Paces?
Es la aproximación filosófica a la Investigación para la Paz, un
campo de trabajo académico y de organizaciones de la sociedad civil desde los
años 50. Como hablar de una sola “Filosofía de la Paz” sería impositivo, desde
la Cátedra Unesco hablamos de “hacer las paces” para enfatizar en que no existe
una única paz, sino que existen tantas posibilidades de hacer la paz como seres
humanos y como plurales son las culturas. Partimos del principio de que, pese a
que se nos tilde de ingenuos e idealistas, los pacifistas somos los realistas
porque reconocemos que las competencias y capacidades de las personas son
amplísimas: para destruirnos y también para reconstruirnos. Y eso no es ingenuo
ni utópico, al contrario: denunciamos que los que afirman que esta situación de
desigualdad es inmodificable son los idealistas en el sentido más negativo
porque niegan cualquier alternativa posible. Nuestro compromiso es que los
conflictos se solucionen por medios pacíficos.
¿Cómo podemos pasar del imperio del pensamiento belicista al
pensamiento pacifista?
El pensamiento belicista dominante forma parte de lo que se ha
llamado “la dominación masculina”. Un libro muy interesante de la investigadora
feminista para la paz Betty Reardon, “Sexism and the War System”, (“Sexismo y
Sistema de Guerra”) dice que es precisamente el miedo que tienen los hombres a
reconocer su fragilidad y su dependencia de otros seres humanos el que hace que
se construya un sistema de seguridad basado en la violencia y en las armas. Ese
tipo de dominación se aplica desde el punto de vista institucional y no sólo
personal. Gracias a esta perspectiva lo que reconocemos es que si el sentirnos
dependientes de la otra o del otro, por una parte y desgraciadamente, nos puede
poner a la defensiva y hacernos más violentos, por otra parte y de manera
favorable puede hacer que asumamos nuestra fragilidad y que reconozcamos que
somos seres relacionales.
Aparte del aporte de la perspectiva de género, ¿qué otros
factores habría que tener en cuenta para la construcción y consolidación del
pensamiento pacifista?
La Investigación para la Paz parte de un giro epistemológico, de
un cambio en la manera en la que entendemos la ciencia, el conocimiento, el
saber. Hemos heredado de la cultura del norte que debíamos ser neutrales,
objetivos; en el cambio epistemológico que proponemos la neutralidad es
imposible. Estamos a favor de unos valores muy concretos: los de la paz como
justicia. La vieja fórmula latina de “si quieres la paz, prepárate para la
guerra” es una contradicción: así como para cosechar tomates tienes que sembrar
tomates, para construir la paz hay que sembrar la paz. Hay que cambiar el
concepto de política que dice que quien tiene el poder es quien detenta el
monopolio de la fuerza por uno en que, como dice Hannah Arendt, quien tiene el
poder es quien tiene capacidad de concertación y de llegar a acuerdos.
La paz se ha usado ideológicamente, se ha impuesto una paz
entendida sólo como ausencia de guerra y a menudo se ha instrumentalizado
políticamente…
No sólo sucede con el concepto de Paz, sino con los de Derechos
Humanos y Democracia. Hay quien en nombre de la defensa de los derechos humanos
sigue colonizando; quien en nombre de la paz o en nombre de la seguridad atenta
contra la seguridad de las personas. Los movimientos sociales tienen la
responsabilidad de ver y denunciar si ese uso ideologizado de la paz encubre
algún uso de la violencia, inversión en armamento, etcétera. Es bueno que la
gente haga propuestas de paz, pero siempre sometidas a la interacción y al
debate público de la sociedad. Debemos transformar el sentido de democracia
para que también sea una democracia participativa, que tenga una incidencia en
la transformación de las desigualdades. Si se cree que la democracia existe
porque puede haber elecciones se reduce su definición al mínimo. La democracia,
para funcionar, tiene que ir de la mano de la justicia.
A lo largo de la historia ha habido personajes mundialmente
reconocidos por su lucha por lapaz, que han marcado un hito muy importante en
la historia de la humanidad, como Gandhi o Luther King ¿Por qué parece que sus
mensajes de paz no llegan lo suficiente a convencer sobre la necesidad de que
la situación cambie?
Las de Gandhi y Luther King son bonitas reflexiones, pero ambos
ya están muertos. En Sudáfrica, Mandela sigue vivo e intentando unos procesos
de reconciliación que han sido muy importantes. Hay una especie de pensamiento
dominante de que son héroes que han muerto por la causa pero creo que, aunque
está muy bien estudiarlos y conocerlos, hay que ocuparse más de la paz de las
personas y de los grupos humanos, de las posibilidades de paz local. Es muy
importante que la gente se dé cuenta de que la paz es una tarea cotidiana de
cada uno, hay que quitarle ese carácter heroico y extraordinario que hace que
se piense que la paz es responsabilidad de otros. Ese mensaje es muy importante
para que deje de verse la paz como algo utópico e imposible, un asunto de
soñadores ingenuos e idealistas.
¿Cómo convencer a quienes no son conscientes de que la paz es
una construcción cotidiana que nos compete a todos?
Creo que es fundamental el papel de los movimientos sociales
para que la gente tome consciencia de su propia responsabilidad. Hay que
superar esa tendencia a hacer diagnósticos negativos y a ver quién es más
brillante haciéndolos y cambiarla por acciones propositivas concretas. Gramsci decía
que la sociedad civil debía tener tres funciones: capacidad crítica, capacidad
de resistencia y lucha pacífica por la emancipación de los seres humanos. Creo
que eso deben hacerlo cada vez más los movimientos sociales.
¿Cuánto nos falta para construir la paz completa?
Siempre estaremos insatisfechos, las paces siempre serán
imperfectas porque estaremos haciéndolas continuamente. No es sólo cuestión de
que se consiga el fin de la guerra, es importante, pero no suficiente. Tenemos
que continuar profundizando en la transformación de las desigualdades y la
aceptación de la pluralidad. No es una imperfección decir que la paz es
imperfecta, sino que siempre vamos subiendo escalones, logrando poco a poco
llegar a un estado de bienestar que hay que ver si lo entendemos como
crecimiento descontrolado y depredador o como espacio de oportunidades para
todos. Se pueden establecer siempre medidas a corto y largo plazo, los
trabajadores y trabajadoras para la paz siempre tendremos una tarea. Hay
muchísimo trabajo por hacer.
Yovivodepreguntar.wordpress.com. 26/09/09
http://yovivodepreguntar.wordpress.com/2009/09/26/la-paz-no-es-un-asunto-de-heroes-y-santos-sino-de-gente-comun-y-corriente/