Es común
encontrar en México casos de personas cuyas vidas corrían con normalidad hasta
que por azares del destino tuvieron que enfrentarse a la impunidad e injusticia
que se vive en nuestro país; cuando te conviertes en víctima de violaciones a
derechos humanos, y el camino por la búsqueda de la justicia se vuelve para
muchos el inicio de una nueva vida, distinta y más tortuosa de la que estaban
acostumbrados a llevar. Es así que resulta terriblemente fácil encontrar a
madres, hijas, hijos, padres, hermanos y hermanas, quienes en su mayoría son
personas sin ningún tipo de vocación
jurídica que terminan convirtiéndose en verdaderos defensores de sus propias
causas, en aquellos casos donde el Estado mexicano ha transgredido total y
arbitrariamente los derechos humanos de algún familiar e incluso los derechos
propios.
Tal es el
caso de Nino Colman Hoyos Henao, un ingeniero en informática, mexicano
naturalizado de origen colombiano, quien nunca hubiera imaginado que su sueño
de vivir en México para obtener una vida mejor se frustraría hace justamente
cinco años, cuando un 11 de agosto del año 2009 alrededor de las 16:00 horas
fue detenido arbitrariamente en la calle de Hamburgo, en la Ciudad de México,
al salir de su centro de trabajo por aproximadamente 12 policías judiciales
pertenecientes a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. Fue
interceptado por dos de ellos, quienes sin identificarse como autoridad, le
mostraron por segundos una hoja y le informaron que estaba detenido. Acto
seguido lo subieron al menos tres personas en la parte trasera de un automóvil
Tsuru sin logo o registro institucional alguno. Tiempo después Nino Colman
se enteró que la hoja que le mostraron era una simple orden de localización más
no de aprehensión.
Durante el
trayecto, antes de trasladarlo a la Fiscalía Especial de Investigación para la
Atención del Delito de Secuestro (en adelante FAS), se detuvieron en la
glorieta del Ángel de la Independencia con dirección hacia el norte de la
ciudad y lo esposaron. La persona que iba con él en la parte trasera del
vehículo lo inclinó y metió la cabeza de éste debajo de su pierna. Enseguida,
Nino fue amenazado para que confesara un delito del cual aún no tenía
conocimiento, diciéndole cosas como: “ya valiste madre, aquí en México las
cosas son diferentes”; “nos contrataron para matarte”, y “vas a ver cómo te
hacemos confesar”, entre otras.
Al llegar a
la FAS lo bajaron del vehículo, esposado y con la cabeza cubierta con una
chamarra, en una postura inclinada y caminando rápido. Lo ingresaron a las
oficinas de la Policía de Investigación y allí continuaron con las amenazas y
preguntas relacionadas con la víctima del delito, una presunta secuestrada, y dado
que no sabía nada, se molestaban y continuaban golpeándolo con el puño cerrado
en la cabeza y en el cuello, situación que se repitió muchas veces. Al no poder
contestar a sus preguntas por desconocimiento del tema, continuaron
insultándolo y amenazaban con que “irían por su mamá y le mocharían los dedos
si no decía dónde está la muchacha”. A partir de ese día comenzaría para Nino
Colman y para su madre, la señora Francia Nelly Henao Agudelo, el calvario de
sus vidas.
Nino Colman
llegó a México en el año 2000 por invitación de un amigo para que laboraran
juntos en el área de informática y mantenimiento de equipos de cómputo, sin
embargo, al cabo de aproximadamente tres años Nino se independizó e incluso se
estableció en la plaza de la computación en la Ciudad de México, ofreciendo
servicios de reparación y mantenimiento de computadoras; ello le permitía
trabajar en distintos lugares de manera flexible y por lo tanto obtener mayores
ingresos.
Ante la
suerte económica que estaba teniendo Nino, decidió invitar a su madre a venirse
a vivir a México con la promesa de que mientras él estuviera trabajando aquí su
madre ya no iba a trabajar más, “porque ya mi cabecita se había puesto blanca y
ya iba a descansar”, según relató la señora Francia Henao Agudelo. En general,
Nino y su madre vivían sin inconvenientes de ningún tipo, todo lo contrario,
tenían una vida feliz llena de muchos proyectos de vida. Nino además estaba
ahorrando para comprarse una casa e incluso tenía planes de matrimonio con su
novia. Lamentablemente, la vida en México como la conoció tanto Nino Colman,
como la señora Francia, daría un giro de 180º grados después del 11 de agosto
del 2009, pues a partir de ese momento Francia se convertiría no sólo en la
defensora más cercana del caso de su hijo sino que además tuvo que conseguir un
empleo para asumir sus propios gastos y los gastos que generara la defensa de
su hijo.
Después de
la detención, la impresión de Francia al verlo hasta el día siguiente con
moretones en el cuerpo y apenas pudiendo sostener la cabeza sobre su cuello la
hicieron derrumbarse, se puso a llorar y gritar, pero al mismo tiempo sin
conocer el sistema jurídico mexicano y con apenas unos centavos en la bolsa,
empezó a preguntar entre la gente de la Procuraduría que podía hacer. Fue hasta
que un desconocido le dio el teléfono de la Comisión de Derechos Humanos del
Distrito Federal (CDHDF), marcó inmediatamente solicitando ayuda para su hijo,
gracias a ello Nino fue trasladado a un hospital público para ser atendido ya
que presentaba un intenso dolor en el cuello a causa de la tortura que sufrió.
A partir de ese momento quedó abierto el expediente de queja por los actos de
tortura, privación arbitraria de la libertad, seguridad personal en contra de
policías judiciales de la FAS.
Durante el
proceso de investigación, la CDHDF recabó las evidencias suficientes para
acreditar que efectivamente Nino Colman fue víctima de tortura, con base en
diversos exámenes médicos y psicológicos practicados por médicos de dicha
institución, por lo que en el año 2013 se emitió la Recomendación 2/2013,
dirigida a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF),
donde se recomendó entre otras cosas: 1) Se integre una averiguación previa en
la que se investiguen los hechos de tortura y a los servidores públicos
relacionados con la Recomendación. 2) Se diera vista a la Contraloría Interna a
fin de que investigue y determine las responsabilidades del personal
ministerial que tuvo a su cargo la tramitación de la averiguación previa en la
que el agraviado tuvo la calidad de probable responsable (FSIP/T3/1758/07-12).
3) Se diseñe un mecanismo que permita operativizar el fortalecimiento de las
labores de supervisión y seguimiento del personal ministerial y los agentes de
la Policía de Investigación a cargo de las investigaciones. 4) Se repare
integralmente a NINO COLMAN HOYOS HENAO por el daño material y moral provocado,
brindándole a su vez la asistencia legal necesaria en su calidad de víctima del
delito de tortura. A la fecha, la PGJDF no ha querido aceptar la recomendación,
pese a la insistencia de los representantes legales y de la propia CDHDF, por
lo que ningún punto recomendatorio se ha cumplido.
Si bien se
abrió una averiguación previa en contra de los policías aprehensores por la
tortura y por el robo de pertenencias personales que Nino llevaba consigo al
momento de su detención, y que nunca le fueron entregados, dicha averiguación
se ha intentado archivar en tres ocasiones distintas, con la notoria intención
de dejar en la impunidad a los perpetradores de la tortura de la que fue
víctima Nino. Debido a que la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los
Derechos Humanos conoció del caso en el año 2011 y asumió la defensa del caso,
particularmente por el tema de tortura, no ha sido posible cerrar la
investigación ya que en todas las ocasiones se ha impugnado la determinación
del ministerio público a cargo de la investigación del no ejercicio de la
acción penal.
Por otra
parte, Nino también fue víctima del servicio deficiente y deplorable que se
obtiene al acudir a la defensoría pública de oficio, pues su caso que
inicialmente fue tomado por un abogado particular quien al no presentarse a una
de las audiencias, Nino tomó la decisión de solicitar la defensa de una
defensora de oficio. No obstante, la defensora de oficio fue omisa primero en
estudiar diligentemente el expediente penal de Nino para poder establecer una
defensa adecuada renunciando al tiempo que le concedía la ley para poder
enterarse de lo que constaba en el expediente, que hasta ese momento estaba
integrado en más de cinco mil hojas.
Al no tener
conocimiento detallado del caso y sin tomar en cuenta que aún quedaban
actuaciones jurídicas por desahogar que eran necesarias e importantes para
acreditar la inocencia del señor Nino Colman, y peor aún que habiendo pruebas
ilícitas dentro del expediente nunca se percató de ello, y finalmente, al
décimo día de haber asumido la defensa del caso acordó con el juez dar por
concluida la etapa del procedimiento donde se podían presentar y desahogar las
pruebas necesarias para desvirtuar la responsabilidad de Nino Colman.
Además, la
defensora pública nunca informó a Nino del alcance jurídico de dicha situación,
aún cuando faltaban varias actuaciones que se podían realizar para su adecuada
defensa. Por esta razón, por cuenta propia el señor Colman realizó promociones
ante el Juzgado, que lamentablemente no tuvieron efecto favorable en virtud de
que ya no era el tiempo procesal oportuno, siendo la falta de una defensa
adecuada por parte de la defensora de oficio el motivo principal por el que
Nino Colman fue finalmente sentenciado a 60 años de prisión por el delito de
secuestro.
Nino fue
asistido por dos defensores de oficio más en el proceso de apelación de su
sentencia condenatoria, sin embargo, ello le ha dificultado un ejercicio
adecuado de su derecho a una defensa, debido a la discontinuidad de la misma
por parte de los defensores de oficio. A causa de esta defensa defectuosa, Nino
se ha visto obligado a promover recursos legales por sí mismo, sin la
asistencia de los defensores de oficio que argumentaban una carga excesiva de
trabajo. Actualmente, está pendiente de presentar un amparo directo en contra
de la resolución de apelación. Al respecto, es oportuno señalar que de acuerdo
con la jurisprudencia internacional en materia de derechos humanos, se
considera que el derecho a la defensa no se agota con la sola presencia de un abogado
en las actuaciones policiales o judiciales, sino que se requiere que sea
eficaz, es decir, que desarrolle sus funciones no solo formalmente, sino que
lleve efectivamente la defensa encargada.
Por lo que
es factible concluir que la defensa y protección del derecho al debido proceso
y parte de las garantías procesales implícitas en él no sólo correrán a cargo
de las autoridades jurisdiccionales, sino que el abogado defensor deberá estar
en actitud de brindar servicios jurídicos de calidad que hagan posible una
defensa adecuada y efectiva que garantice la solución más justa al caso.
Especialmente, tratándose de defensores de oficio, es decir, abogados
proporcionados y pagados por el Estado, lo que les añade la calidad de
servidores públicos, reforzando a su vez su obligación de debida diligencia
durante su actuación como defensor público.
A lo largo
de estos cinco años, Nino Colman junto con su madre, pese a todos los
obstáculos y barreras que han tenido que afrontar en un sistema jurídico que en
un inicio era completamente desconocido para ellos, han mantenido su lucha
activa en la búsqueda de la verdad, justicia y libertad para un inocente que
injustamente está pagando la condena de un delito que jamás cometió. Ambos
están convencidos que no pararán hasta que la verdad salga a relucir, primero
para que se ponga en libertad a Nino, reconociendo su total inocencia, segundo
para que se continúen con las investigaciones para dar con los verdaderos
responsables del secuestro que se le imputó a Nino Colman, y finalmente para
que los responsables de la tortura y de la detención ilegal y arbitraria sean
sancionados conforme a derecho.
Hoy, a
cinco años de comenzar esta lucha, Nino está buscando estudiar la carrera de
derecho en el interior del penal donde se encuentra recluido, con el deseo de
convertirse en un abogado que luche por causas injustas como la que él y su
madre han tenido que vivir los últimos cinco años de su vida, para que nadie
más tenga que sufrir la injusticia que a ellos les ha cambiado la vida.
Natalia
Pérez Cordero. animalpolitico.com. 11/08/14