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1156. Acusa CEM que en México hay “emergencia por la paz”

La Conferencia del Episcopado mexicano (CEM) aseguró que si no hay una atención a las víctimas de la violencia no habrá paz en México, apuntó que en las actuales circunstancias de “crisis humanitaria” que prevalecen en el país, el gobierno “no puede abandonarlas”.
 En conferencia de prensa en la que el arzobispo de Acapulco Carlos Garfias Merlos, el de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, responsable de la dimensión de justicia, paz y reconciliación de la Comisión Episcopal para la pastoral social de la CEM, Jesús Mendoza Zaragoza, titular de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Acapulco, presentaron una campaña por la paz en México y dos documentos relativos al tema: Directrices para la dimensión de justicia, paz y reconciliación, fe y política en México y Acompañamiento integral a víctimas de la violencia en la Arquidiócesis de Acapulco.
Garfias Merlo y Castro señalaron que estas experiencias de pacificación y atención a víctimas de la inseguridad en Acapulco serán replicadas en todas diócesis del país particularmente en las cuales prevalecen las actividades del crimen organizado.
 Sobre lo dicho por el presidente Enrique Peña Nieto respecto a que hay que “superar este momento de dolor” en relación a las desaparición de los 43 normalistas en Iguala, el arzobispo confió en que ese comentario más que ser un darle vuelta la página signifique la necesidad de pasar “de la protesta a la propuesta”.
Los prelados señalaron que ante la situación actual de México existe una “emergencia por la paz” por lo cual “urge trabajar” por ella desde todos los sectores, y en ese sentido remarcaron que la Iglesia Católica está proponiendo acciones concretas para prevenir la violencia y atender a las víctimas, además de proponer un docenario de oración por la paz, en el contexto de la fiesta guadalupana.
“La Iglesia Católica siempre trabaja en la construcción de la paz, sin embrago, la magnitud de la violencia que está viviendo el país hace que estos esfuerzos sean insuficientes. Las víctimas y sus familiares son las primeras personas que necesitan de nuestra ayuda pero este trabajo no se puede alcanzar sin justicia y sin restablecer el Estado de derechos, sin reconocer y responsabilizar por el daño hecho para entrara de lleno a una etapa de reconciliación y transformación social que cure las heridas y que propicie la paz y desarrollo que tanto anhelamos los mexicano.
Carolina Gómez Mena. Lajornada.unam.mx. México, D.F., 05/12/14

“Por 1 México en paz”: los obispos proponen un Itinerario de Construcción de Paz
Campaña lanzada por el episcopado mexicano en medio de la violencia que vive el país
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a través de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Comunicación, ha lanzado una campaña masiva para contribuir a la pacificación de México, hoy convulsionado por hechos de violencia cuya cima ha sido la desaparición de 43 estudiantes de una escuela normal en Ayotzinapa, Guerrero.
Tras el comunicado intitulado “¡Basta ya, no queremos más sangre!”, los obispos de México han propuesto un “Itinerario de Construcción de Paz” a través de la campaña “Por 1 México en Paz”, con el logotipo de una paloma blanca sosteniendo al territorio mexicano.
La campaña tiene cuatro líneas de acción: oración (tomando en cuenta el Adviento) “predicando la conversión y la esperanza”; una campaña mediática usando los medios internos de la Iglesia y los medios de comunicación de masas (sobre la reconciliación y la paz); llamamiento a la sociedad para activar el diálogo y desactivar el conflicto y ofrecimiento (por parte de la Iglesia) de acompañamiento a las víctimas de la violencia.
La campaña por la paz de la CEM representa una participación directa de la Iglesia en la remodelación de la vida y del tejido social en México.  No está lanzada únicamente para los católicos, sino pretende tocar todos los estamentos de la sociedad mexicana.  Al tiempo, se pide que los mexicanos que se integren a ella, porten un listón blanco en sus prendas de vestir.
Mañana, durante el segundo domingo de Adviento, se ha hecho la indicación de que en todos los templos, cuando en la misa dominical se encienda la segunda vela de la corona de Adviento y se bendiga velas y veladoras para que cada persona que quiera hacerlo las lleve a su casa y las encienda “como signo de luz y esperanza para nuestro México”.
Otras de las vertientes de la campaña es hacer de todos los días 26 de cada mes el rezo de la Oración por la Paz que los obispos mexicanos han hecho circular por todo México y que se podrá obtener en las parroquias.  La CEM ha escogido el día 26 pues ese día del mes de septiembre fue cuando ocurrió la desaparición forzada de los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa, en la ciudad de Iguala, en el Estado de Guerrero.
La campaña tendrá una fecha importante: el próximo 12 de diciembre, día en que se celebra a la Virgen de Guadalupe, en que se está invitando a todos los que asistan a Misa –en México es día de obligación—vayan vestidos de blanco.  Así también se habrá de celebrar Misa en sintonía con la Misa que llevará a efecto el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, justamente por Guadalupe.
La campaña tiene cinco etapas, la primera que va del 30 de noviembre al 12 de diciembre; la segunda que culmina en Navidad; la tercera arranca el 1 de enero de 2015, aprovechando la Jornada Mundial de la Paz del Papa Francisco; la cuarta etapa va desde Cuaresma hasta Pentecostés y la quinta etapa desde Pentecostés hasta Cristo Rey del Universo.
Los banners de la campaña incluyen frases sobre la paz de la beata Teresa de Calcuta; de san Juan Pablo II, John Lenon o el Padre Pedro Pantoja, entre otros.
Aleteia.org. 06/12/14

Campaña permanente por la paz en México: #por1méxicoenpaz
¿Qué hace la Iglesia Católica en México por la paz? La Iglesia Católica siempre trabaja en la construcción de la paz, sin embargo, la magnitud de la violencia que está viviendo el país hace que estos esfuerzos sean insuficientes.
Las víctimas y sus familiares son las primeras personas que necesitan de nuestra ayuda, pero este trabajo no se puede alcanzar sin justicia, sin restablecer el Estado de Derecho, sin reconocer y responsabilizar por el daño hecho, para entrar de lleno a una etapa de reconciliación y transformación social que cure las heridas y que propicie la paz y desarrollo que tanto anhelamos los mexicanos.
Los obispos de México, han encomendado a la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS), a través de la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política, trabajar por la apropiación e implementación de la Exhortación Pastoral de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) "Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna" (2010).
Desde entonces el trabajo de esta Dimensión se ha basado en responder a las preguntas que nos hacen nuestros agentes pastorales en su trabajo cotidiano: "¿qué y cómo impulsamos la construcción de la paz y la ciudadanía permanente?". No hay una respuesta única, se han elaborado Directrices que contienen muchas respuestas, ideas, reflexiones y experiencias útiles en este trabajo, se intenta ordenarlas y sistematizarlas para poderlas compartir de una manera más práctica. Se trata de insumos de reflexión, fundamentación y algunas herramientas de apoyo.
Con base en nuestra fe y en la experiencia, reconocemos que no es fácil restablecer la paz, se trata de un proyecto de largo aliento que requiere construirse sobre bases firmes de justicia y reconciliación, lo cual implica fortalecer y restablecer las relaciones y transformar las instituciones y los sistemas injustos.
Toda la Iglesia estamos en Campaña permanente por la paz en México: POR1MEXICOENPAZ (#por1méxicoenpaz). Desde el 30 de noviembre iniciamos un docenario de ORACIÓN POR LA PAZ, hasta el 12 de Diciembre y continuándola en forma permanente.
Existen en nuestro país grupos, movimientos, Arquidiócesis y Diócesis, que se han comprometido en la construcción de la paz en estos momentos en que es urgente la necesidad de paz y reconciliación en México; una muestra de ello es el "Acompañamiento Integral a Víctimas de las Violencias en la Arquidiócesis de Acapulco, construcción de paz de cara a la crisis humanitaria en México", encabezado por Monseñor Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco y de toda la Provincia de Acapulco (con las Diócesis de Ciudad Altamirano, Tlapa y Chilpancingo-Chilapa).
¿Como se ha dado este acompañamiento? Se ha dado en alguna o varias de cuatro modalidades: pastoral, espiritual, psicosocial y jurídico. Se busca que las víctimas se reconcilien y se reconstituyan con ellas mismas para evitar que se conviertan en personas llenas de rencor, que busquen venganza o se conviertan en nuevos victimarios. Muchas de estas víctimas acompañadas, hoy participan como promotores y constructores de paz en sus comunidades.
Los gobiernos federal, estatales y municipales del país tienen la obligación y compromiso de recuperar el Estado de Derecho lo más pronto posible y castigar a los infractores, sean estos delincuentes comunes o funcionarios corruptos u omisos, pues sin verdadera justicia es fácil volver a delinquir, pero también nos toca a todos como sociedad participar y construir paz. Debemos transitar por los caminos de la sinceridad y la verdad. Sin la identificación de los responsables, sin el conocimiento de lo que realmente ha ocurrido, son imposibles el arrepentimiento y el perdón sinceros. La verdad no cierra los ojos, ni los oídos, ni la boca. Establecer la verdad es una condición básica para la reconciliación.
Estamos convencidos que la situación de violencia e inseguridad puede transformarse generando procesos conjuntos, interdisciplinares e interinstitucionales; construyendo relaciones de confianza que irrumpan en capacidades de incidencia y desarrollo de iniciativas locales de paz.
¡Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna!
Enrique Sánchez Martínez. Elsiglodedurango.com.mx
http://www.elsiglodedurango.com.mx/noticia/559342.campana-permanente-por-la-paz-en-mexico-por1mexicoenpaz-.html

Emergencia por la Paz ¡Trabajar por la Paz urge!
La Iglesia Católica siempre trabaja en la construcción de la paz, sin embargo, la magnitud de la violencia que está viviendo el país hace que estos esfuerzos sean insuficientes. Las víctimas y sus familiares son las primeras personas que necesitan de nuestra ayuda, pero este trabajo no se puede alcanzar sin justicia, sin restablecer el Estado de Derecho, sin reconocer y responsabilizar por el daño hecho, para entrar de lleno a una etapa de reconciliación y transformación social que cure las heridas y que propicie la paz y desarrollo que tanto anhelamos los mexicanos.
Hoy venimos a presentar una experiencia pastoral práctica de trabajo de construcción de paz y una reflexión; las compartimos con el ánimo de contribuir desde nuestro ser de Iglesia a la urgente necesidad de paz y la reconciliación en México. 
1.- Sistematización del acompañamiento integral a víctimas de las violencias en Acapulco.
En la parte práctica presentamos los resultados del “Acompañamiento Integral a Víctimas de las Violencias en la Arquidiócesis de Acapulco, construcción de paz de cara a la crisis humanitaria en México”, encabezado por Monseñor Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco, a través del cual se han atendido a mil 541 víctimas y a 202 familias, sólo de junio de 2013 a julio de 2014.
Este acompañamiento se ha dado en alguna o varias de las cuatro modalidades: pastoral, espiritual, psicosocial y jurídico. Se busca que las víctimas se reconcilien y se reconstituyan con ellas mismas para evitar que se conviertan en personas llenas de rencor, que busquen venganza o se conviertan en nuevos victimarios. Muchas de estas víctimas acompañadas por la Arquidiócesis de Acapulco hoy participan como promotores y constructores de paz en sus comunidades. Esta provincia eclesial ya ha conformado cinco Centros de Escucha y está por abrir otros dos en la Costa Grande, para seguir trabajando este tema.
2.- Directrices para la Dimensión de Justicia, Paz, Reconciliación, Fe y Política
En cuanto a la reflexión, la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS), a través de la Dimension de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política, que preside Mons. Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca, está presentando sus "Directrices", un trabajo que brinda sustento para esta pastoral.
Desde el año 2010, con la Exhortación Pastoral de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) “Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna”, se le encomendó a la CEPS, y de manera particular a dicha Dimensión, trabajar por la apropiación e implementación de esta Exhortación.
Las Directrices responden a las preguntas que nos hacen nuestros agentes pastorales en su trabajo cotidiano: “¿qué y cómo impulsamos la construcción de la paz y la ciudadanía permanente?”. No hay una respuesta única, se trata de muchas respuestas, ideas, reflexiones y experiencias útiles en este trabajo, lo que se intenta aquí es ordenarlas y sistematizarlas para poderlas compartir de una manera más práctica. Se trata de insumos de reflexión, fundamentación y algunas herramientas de apoyo.
Con base en nuestra fe y en estas experiencias que hoy les presentamos, reconocemos que no es fácil restablecer la paz, se trata de un proyecto de largo aliento que requiere construirse sobre bases firmes de justicia y reconciliación, lo cual implica fortalecer y restablecer las relaciones y transformar las instituciones y los sistemas injustos.
Los gobiernos federal, estatales y municipales del país tienen la obligación y compromiso de recuperar el Estado de Derecho lo más pronto posible y castigar a los infractores, sean estos delincuentes comunes o funcionarios corruptos u omisos, pues sin verdadera justicia es fácil volver a delinquir, pero también nos toca a todos como sociedad participar y construir paz. Debemos transitar por los caminos de la sinceridad y la verdad. Sin la identificación de los responsables, sin el conocimiento de lo que realmente ha ocurrido, son imposibles el arrepentimiento y el perdón sinceros. La verdad no cierra los ojos, ni los oídos, ni la boca. Establecer la verdad es una condición básica para la reconciliación.
Creemos que estas dos publicaciones, que sistematizan lo que por años ha hecho nuestra Iglesia, pueden ser de gran ayuda no sólo para nuestros agentes pastorales, sino para todas aquellas personas e instituciones interesadas en trabajar en la construcción de la paz en México. El país nos necesita a todos.
Estamos convencidos que la situación de violencia e inseguridad puede transformarse generando procesos conjuntos, interdisciplinares e interinstitucionales; construyendo relaciones de confianza que irrumpan en capacidades de incidencia y desarrollo de iniciativas locales de paz.
Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna
Cem.org.mx. México, D.F. 05/12/14

“¡Oremos y trabajemos por la paz!”
Nuestro país está en crisis. Eso nos duele y nos afecta a todos. La inequidad, la injusticia, la corrupción, la impunidad, las complicidades y la indiferencia nos han sumido en la violencia, el temor y la desesperación. Ante esto, muchísimos mexicanos nos hemos manifestado de distintas maneras para demandar justicia y paz. Conscientes de este deseo de participar y sabiendo que todos somos parte de la solución para construir una nación en la que se valore la vida, dignidad y derechos de cada persona, los obispos de México proponemos:
1. Que del 30 de noviembre, Primer Domingo de Adviento, al 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, nos unamos en un “docenario” (doce días) de oración por la paz, convencidos de que para Dios “nada es imposible” (cfr. Lc 1,37).
2. Que el 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, unidos al Papa Francisco, pidamos la intercesión de la Madre de Dios por la conversión de todos los mexicanos, particularmente la de quienes provocan sufrimiento y muerte, y para que todos pongamos lo mejor de nosotros mismos para hacer posible la paz.
3. Que ese mismo día, 12 de diciembre, conscientes de que la Guadalupana camina con nosotros diciéndonos como a san Juan Diego: “No se turbe tu corazón… ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?”, nos consagremos a Ella, a nivel personal, familiar o comunitario, ofreciéndole orar a su Hijo Jesús por la paz de manera permanente.
4. Que, con la ayuda divina, nos comprometamos a ser constructores de paz. Esa paz que se funda en la verdad, la justicia, el amor y la libertad, como enseñaba san Juan XXIII. ¡Sumémonos a los esfuerzos para atender a las víctimas de la violencia! ¡Participemos en los procesos de justicia, reconciliación y búsqueda de paz! ¡Privilegiemos el diálogo constructivo! ¡Trabajemos juntos en favor de un auténtico Estado de Derecho! ¡Formémonos en valores! ¡Ayudemos a los más vulnerables! ¡Reconstruyamos el tejido social!
Oración por la Paz 
Señor Jesús, tu  eres nuestra paz,
mira nuestra Patria dañada por la violencia
y dispersa por el miedo y la inseguridad.
Consuela el dolor de quienes sufren.
Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan.
Toca el corazón de quienes olvidan
que somos hermanos
y provocan sufrimiento y muerte.
Dales el don de la conversión.
Protege a las familias,
a nuestros niños, adolescentes y jóvenes,
a nuestros pueblos y comunidades.
Que como discípulos misioneros tuyos,
ciudadanos responsables,
sepamos ser promotores de justicia y de paz,
para que en ti, nuestro pueblo tenga vida digna.
Amén.
Santa María de Guadalupe, Reina de la paz, ruega por nosotros.
Cem.org.mx. México, D.F., 26/11/14

¡¡BASTA YA!!
Los Obispos de México decimos: ¡Basta ya! No queremos más sangre. No queremos más muertes. No queremos más desparecidos. No queremos más dolor ni más vergüenza. Compartimos como mexicanos la pena y el sufrimiento de las familias cuyos hijos están muertos o están desaparecidos en Iguala, en Tlatlaya y que se suman a los miles de víctimas anónimas en diversas regiones de nuestros país. Nos unimos al clamor generalizado por un México en el que la verdad y la justicia provoquen una profunda transformación del orden institucional, judicial y político, que asegure que jamás hechos como estos vuelvan a repetirse.
Reunidos para reflexionar sobre los desafíos actuales, vemos en esta crisis un llamado para construir un país que valore la vida, dignidad y derechos de cada persona, haciéndonos capaces de encontrarnos como hermanos.
En el año 2010, en la exhortación pastoral “Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna” advertíamos sobre el efecto destructor de la violencia, que daña las relaciones humanas, genera desconfianza, lastima a las personas, las envenena con el resentimiento, el miedo, la angustia y el deseo de venganza; afecta la economía, la calidad de nuestra democracia y altera la paz.
Con tristeza reconocemos que la situación del país ha empeorado, desatando una verdadera crisis nacional. Muchas personas viven sometidas por el miedo, la desconfianza al encontrarse indefensas ante la amenaza de grupos criminales y, en algunos casos, la lamentable corrupción de las autoridades. Queda al descubierto una situación dolorosa que nos preocupa y que tiene que ser atendida por todos los mexicanos, cada uno desde su propio lugar y en su propia comunidad.
En nuestra visión de fe, estos hechos hacen evidente que nos hemos alejado de Dios; lo vemos en el olvido de la verdad, el desprecio de la dignidad humana, la miseria y la inequidad crecientes, la pérdida del sentido de la vida, de la credibilidad y confianza necesarias para establecer relaciones sociales estables y duraderas.
En medio de esta crisis vemos con esperanza el despertar de la sociedad civil que, como nunca antes en los últimos años, se ha manifestado contra la corrupción, la impunidad y la complicidad de algunas autoridades. Creemos que es necesario pasar de las protestas a las propuestas. Que nadie esté como buitre esperando los despojos del país para quedar satisfecho. La vía pacífica, que privilegia el diálogo y los acuerdos transparentes, sin intereses ocultos, es la que asegura la participación de todos para edificar un país para todos.
Estamos en un momento crítico. Nos jugamos una autentica democracia que garantice el fortalecimiento de las instituciones, el respeto de las leyes, y la educación, el trabajo y la seguridad de las nuevas generaciones, a las que no debemos negarles un futuro digno. Todos somos parte de la solución que reclama en nosotros mentalidad y corazón nuevos, para ser capaces de auténticas relaciones fraternas, de amistad sincera, de convivencia armónica, de participación solidaria.
Nos vemos urgidos junto con los actores y responsables de la vida nacional a colaborar para superar las causas de esta crisis. Se necesita un orden institucional, leyes y administración de justicia que generen confianza. Es indispensable la participación de la ciudadanía para el bien común. Sin el  acompañamiento y la vigilancia por parte de la sociedad civil, el poder se queda en manos de pocos.
Ante la situación que enfrentamos, los Obispos de México queremos unirnos a todos los habitantes de nuestra nación, en particular a aquellos que más sufren las consecuencias de la violencia, acompañándoles, en su dolor, a encontrar consuelo y a recuperar la esperanza.
Jesucristo es nuestra paz. Él está presente en su Palabra, en la Eucaristía, en donde dos o más se reúnen en su nombre, en todo gesto de amor misericordioso y en el compromiso por construir la paz en la verdad y la justicia.
Con esta certeza, redoblaremos nuestro compromiso de formar, animar y motivar a nuestras comunidades diocesanas para acompañar espiritual y solidariamente a las víctimas de la violencia en todo el país. A colaborar con los procesos de reconciliación y búsqueda de paz. A respaldar los esfuerzos de la sociedad y sus instituciones a favor de un auténtico Estado de Derecho en México. A seguir comunicando el Evangelio a las familias y acompañar a sus miembros para que se alejen de la violencia y sean escuelas de reconciliación y justicia.
Agradecemos al Papa Francisco su cercanía y preocupación en estas circunstancias. Unidos a él, celebraremos el próximo 12 de diciembre la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, haciendo una jornada de oración por la paz. Le pediremos su intercesión por la conversión de todos los mexicanos, particularmente la de quienes provocan sufrimiento y muerte.
Que Santa María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive, que reclama a sus hijos desaparecidos y ruega por la paz en México, interceda por nosotros para que una oleada de amor nos haga capaces reconstruir la sociedad dañada.
Por los obispos de México
Cem.org.mx. México, D.F. 12/11/14

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