La Conferencia del
Episcopado mexicano (CEM) aseguró que si no hay una atención a las víctimas de
la violencia no habrá paz en México, apuntó que en las actuales circunstancias
de “crisis humanitaria” que prevalecen en el país, el gobierno “no puede
abandonarlas”.
En conferencia de
prensa en la que el arzobispo de Acapulco Carlos Garfias Merlos, el de
Cuernavaca, Ramón Castro Castro, responsable de la dimensión de justicia, paz y
reconciliación de la Comisión Episcopal para la pastoral social de la CEM,
Jesús Mendoza Zaragoza, titular de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de
Acapulco, presentaron una campaña por la paz en México y dos documentos
relativos al tema: Directrices para la dimensión de justicia, paz y reconciliación,
fe y política en México y Acompañamiento integral a víctimas de la violencia en
la Arquidiócesis de Acapulco.
Garfias Merlo y
Castro señalaron que estas experiencias de pacificación y atención a víctimas
de la inseguridad en Acapulco serán replicadas en todas diócesis del país
particularmente en las cuales prevalecen las actividades del crimen organizado.
Sobre lo dicho por el
presidente Enrique Peña Nieto respecto a que hay que “superar este momento de
dolor” en relación a las desaparición de los 43 normalistas en Iguala, el
arzobispo confió en que ese comentario más que ser un darle vuelta la página
signifique la necesidad de pasar “de la protesta a la propuesta”.
Los prelados
señalaron que ante la situación actual de México existe una “emergencia por la
paz” por lo cual “urge trabajar” por ella desde todos los sectores, y en ese
sentido remarcaron que la Iglesia Católica está proponiendo acciones concretas
para prevenir la violencia y atender a las víctimas, además de proponer un
docenario de oración por la paz, en el contexto de la fiesta guadalupana.
“La Iglesia Católica
siempre trabaja en la construcción de la paz, sin embrago, la magnitud de la
violencia que está viviendo el país hace que estos esfuerzos sean
insuficientes. Las víctimas y sus familiares son las primeras personas que
necesitan de nuestra ayuda pero este trabajo no se puede alcanzar sin justicia
y sin restablecer el Estado de derechos, sin reconocer y responsabilizar por el
daño hecho para entrara de lleno a una etapa de reconciliación y transformación
social que cure las heridas y que propicie la paz y desarrollo que tanto
anhelamos los mexicano.
Carolina Gómez
Mena. Lajornada.unam.mx. México, D.F., 05/12/14
“Por 1 México en
paz”: los obispos proponen un Itinerario de Construcción de Paz
Campaña lanzada por
el episcopado mexicano en medio de la violencia que vive el país
La Conferencia del
Episcopado Mexicano (CEM), a través de la Comisión Episcopal de Pastoral de la
Comunicación, ha lanzado una campaña masiva para contribuir a la pacificación
de México, hoy convulsionado por hechos de violencia cuya cima ha sido la
desaparición de 43 estudiantes de una escuela normal en Ayotzinapa, Guerrero.
Tras el comunicado
intitulado “¡Basta ya, no queremos más sangre!”, los obispos de México han
propuesto un “Itinerario de Construcción de Paz” a través de la campaña “Por 1
México en Paz”, con el logotipo de una paloma blanca sosteniendo al territorio
mexicano.
La campaña tiene
cuatro líneas de acción: oración (tomando en cuenta el Adviento) “predicando la
conversión y la esperanza”; una campaña mediática usando los medios internos de
la Iglesia y los medios de comunicación de masas (sobre la reconciliación y la
paz); llamamiento a la sociedad para activar el diálogo y desactivar el
conflicto y ofrecimiento (por parte de la Iglesia) de acompañamiento a las
víctimas de la violencia.
La campaña por la paz
de la CEM representa una participación directa de la Iglesia en la remodelación
de la vida y del tejido social en México.
No está lanzada únicamente para los católicos, sino pretende tocar todos
los estamentos de la sociedad mexicana.
Al tiempo, se pide que los mexicanos que se integren a ella, porten un
listón blanco en sus prendas de vestir.
Mañana, durante el
segundo domingo de Adviento, se ha hecho la indicación de que en todos los
templos, cuando en la misa dominical se encienda la segunda vela de la corona
de Adviento y se bendiga velas y veladoras para que cada persona que quiera
hacerlo las lleve a su casa y las encienda “como signo de luz y esperanza para
nuestro México”.
Otras de las
vertientes de la campaña es hacer de todos los días 26 de cada mes el rezo de
la Oración por la Paz que los obispos mexicanos han hecho circular por todo
México y que se podrá obtener en las parroquias. La CEM ha escogido el día 26 pues ese día del
mes de septiembre fue cuando ocurrió la desaparición forzada de los 43 jóvenes
normalistas de Ayotzinapa, en la ciudad de Iguala, en el Estado de Guerrero.
La campaña tendrá una
fecha importante: el próximo 12 de diciembre, día en que se celebra a la Virgen
de Guadalupe, en que se está invitando a todos los que asistan a Misa –en
México es día de obligación—vayan vestidos de blanco. Así también se habrá de celebrar Misa en
sintonía con la Misa que llevará a efecto el Papa Francisco en la Basílica de
San Pedro, justamente por Guadalupe.
La campaña tiene
cinco etapas, la primera que va del 30 de noviembre al 12 de diciembre; la
segunda que culmina en Navidad; la tercera arranca el 1 de enero de 2015,
aprovechando la Jornada Mundial de la Paz del Papa Francisco; la cuarta etapa
va desde Cuaresma hasta Pentecostés y la quinta etapa desde Pentecostés hasta
Cristo Rey del Universo.
Los banners de la
campaña incluyen frases sobre la paz de la beata Teresa de Calcuta; de san Juan
Pablo II, John Lenon o el Padre Pedro Pantoja, entre otros.
Aleteia.org. 06/12/14
Campaña permanente por la paz en México: #por1méxicoenpaz
¿Qué hace la Iglesia Católica en México por la paz? La Iglesia Católica siempre trabaja en la construcción de la paz, sin embargo, la magnitud de la violencia que está viviendo el país hace que estos esfuerzos sean insuficientes.
Las víctimas y sus familiares son las primeras personas que necesitan de nuestra ayuda, pero este trabajo no se puede alcanzar sin justicia, sin restablecer el Estado de Derecho, sin reconocer y responsabilizar por el daño hecho, para entrar de lleno a una etapa de reconciliación y transformación social que cure las heridas y que propicie la paz y desarrollo que tanto anhelamos los mexicanos.
Los obispos de México, han encomendado a la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS), a través de la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política, trabajar por la apropiación e implementación de la Exhortación Pastoral de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) "Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna" (2010).
Desde entonces el trabajo de esta Dimensión se ha basado en responder a las preguntas que nos hacen nuestros agentes pastorales en su trabajo cotidiano: "¿qué y cómo impulsamos la construcción de la paz y la ciudadanía permanente?". No hay una respuesta única, se han elaborado Directrices que contienen muchas respuestas, ideas, reflexiones y experiencias útiles en este trabajo, se intenta ordenarlas y sistematizarlas para poderlas compartir de una manera más práctica. Se trata de insumos de reflexión, fundamentación y algunas herramientas de apoyo.
Con base en nuestra fe y en la experiencia, reconocemos que no es fácil restablecer la paz, se trata de un proyecto de largo aliento que requiere construirse sobre bases firmes de justicia y reconciliación, lo cual implica fortalecer y restablecer las relaciones y transformar las instituciones y los sistemas injustos.
Toda la Iglesia estamos en Campaña permanente por la paz en México: POR1MEXICOENPAZ (#por1méxicoenpaz). Desde el 30 de noviembre iniciamos un docenario de ORACIÓN POR LA PAZ, hasta el 12 de Diciembre y continuándola en forma permanente.
Existen en nuestro país grupos, movimientos, Arquidiócesis y Diócesis, que se han comprometido en la construcción de la paz en estos momentos en que es urgente la necesidad de paz y reconciliación en México; una muestra de ello es el "Acompañamiento Integral a Víctimas de las Violencias en la Arquidiócesis de Acapulco, construcción de paz de cara a la crisis humanitaria en México", encabezado por Monseñor Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco y de toda la Provincia de Acapulco (con las Diócesis de Ciudad Altamirano, Tlapa y Chilpancingo-Chilapa).
¿Como se ha dado este acompañamiento? Se ha dado en alguna o varias de cuatro modalidades: pastoral, espiritual, psicosocial y jurídico. Se busca que las víctimas se reconcilien y se reconstituyan con ellas mismas para evitar que se conviertan en personas llenas de rencor, que busquen venganza o se conviertan en nuevos victimarios. Muchas de estas víctimas acompañadas, hoy participan como promotores y constructores de paz en sus comunidades.
Los gobiernos federal, estatales y municipales del país tienen la obligación y compromiso de recuperar el Estado de Derecho lo más pronto posible y castigar a los infractores, sean estos delincuentes comunes o funcionarios corruptos u omisos, pues sin verdadera justicia es fácil volver a delinquir, pero también nos toca a todos como sociedad participar y construir paz. Debemos transitar por los caminos de la sinceridad y la verdad. Sin la identificación de los responsables, sin el conocimiento de lo que realmente ha ocurrido, son imposibles el arrepentimiento y el perdón sinceros. La verdad no cierra los ojos, ni los oídos, ni la boca. Establecer la verdad es una condición básica para la reconciliación.
Estamos convencidos que la situación de violencia e inseguridad puede transformarse generando procesos conjuntos, interdisciplinares e interinstitucionales; construyendo relaciones de confianza que irrumpan en capacidades de incidencia y desarrollo de iniciativas locales de paz.
¡Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna!
Enrique Sánchez Martínez. Elsiglodedurango.com.mx
http://www.elsiglodedurango.com.mx/noticia/559342.campana-permanente-por-la-paz-en-mexico-por1mexicoenpaz-.html
Emergencia por la Paz ¡Trabajar por la Paz urge!
La Iglesia Católica
siempre trabaja en la construcción de la paz, sin embargo, la magnitud de la
violencia que está viviendo el país hace que estos esfuerzos sean
insuficientes. Las víctimas y sus familiares son las primeras personas que
necesitan de nuestra ayuda, pero este trabajo no se puede alcanzar sin
justicia, sin restablecer el Estado de Derecho, sin reconocer y responsabilizar
por el daño hecho, para entrar de lleno a una etapa de reconciliación y
transformación social que cure las heridas y que propicie la paz y desarrollo
que tanto anhelamos los mexicanos.
Hoy venimos a
presentar una experiencia pastoral práctica de trabajo de construcción de paz y
una reflexión; las compartimos con el ánimo de contribuir desde nuestro ser de
Iglesia a la urgente necesidad de paz y la reconciliación en México.
1.- Sistematización
del acompañamiento integral a víctimas de las violencias en Acapulco.
En la parte práctica
presentamos los resultados del “Acompañamiento Integral a Víctimas de las
Violencias en la Arquidiócesis de Acapulco, construcción de paz de cara a la
crisis humanitaria en México”, encabezado por Monseñor Carlos Garfias Merlos,
Arzobispo de Acapulco, a través del cual se han atendido a mil 541 víctimas y a
202 familias, sólo de junio de 2013 a julio de 2014.
Este acompañamiento
se ha dado en alguna o varias de las cuatro modalidades: pastoral, espiritual,
psicosocial y jurídico. Se busca que las víctimas se reconcilien y se
reconstituyan con ellas mismas para evitar que se conviertan en personas llenas
de rencor, que busquen venganza o se conviertan en nuevos victimarios. Muchas
de estas víctimas acompañadas por la Arquidiócesis de Acapulco hoy participan
como promotores y constructores de paz en sus comunidades. Esta provincia
eclesial ya ha conformado cinco Centros de Escucha y está por abrir otros dos
en la Costa Grande, para seguir trabajando este tema.
2.- Directrices para
la Dimensión de Justicia, Paz, Reconciliación, Fe y Política
En cuanto a la
reflexión, la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS), a través de la
Dimension de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política, que preside Mons.
Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca, está presentando sus
"Directrices", un trabajo que brinda sustento para esta pastoral.
Desde el año 2010,
con la Exhortación Pastoral de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM)
“Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna”, se le encomendó a la
CEPS, y de manera particular a dicha Dimensión, trabajar por la apropiación e
implementación de esta Exhortación.
Las Directrices
responden a las preguntas que nos hacen nuestros agentes pastorales en su
trabajo cotidiano: “¿qué y cómo impulsamos la construcción de la paz y la
ciudadanía permanente?”. No hay una respuesta única, se trata de muchas respuestas,
ideas, reflexiones y experiencias útiles en este trabajo, lo que se intenta
aquí es ordenarlas y sistematizarlas para poderlas compartir de una manera más
práctica. Se trata de insumos de reflexión, fundamentación y algunas
herramientas de apoyo.
Con base en nuestra
fe y en estas experiencias que hoy les presentamos, reconocemos que no es fácil
restablecer la paz, se trata de un proyecto de largo aliento que requiere
construirse sobre bases firmes de justicia y reconciliación, lo cual implica fortalecer
y restablecer las relaciones y transformar las instituciones y los sistemas
injustos.
Los gobiernos
federal, estatales y municipales del país tienen la obligación y compromiso de
recuperar el Estado de Derecho lo más pronto posible y castigar a los
infractores, sean estos delincuentes comunes o funcionarios corruptos u omisos,
pues sin verdadera justicia es fácil volver a delinquir, pero también nos toca
a todos como sociedad participar y construir paz. Debemos transitar por los
caminos de la sinceridad y la verdad. Sin la identificación de los
responsables, sin el conocimiento de lo que realmente ha ocurrido, son
imposibles el arrepentimiento y el perdón sinceros. La verdad no cierra los
ojos, ni los oídos, ni la boca. Establecer la verdad es una condición básica
para la reconciliación.
Creemos que estas dos
publicaciones, que sistematizan lo que por años ha hecho nuestra Iglesia,
pueden ser de gran ayuda no sólo para nuestros agentes pastorales, sino para
todas aquellas personas e instituciones interesadas en trabajar en la
construcción de la paz en México. El país nos necesita a todos.
Estamos convencidos
que la situación de violencia e inseguridad puede transformarse generando
procesos conjuntos, interdisciplinares e interinstitucionales; construyendo
relaciones de confianza que irrumpan en capacidades de incidencia y desarrollo
de iniciativas locales de paz.
Que en Cristo nuestra
paz, México tenga vida digna
Cem.org.mx. México, D.F. 05/12/14
“¡Oremos y trabajemos
por la paz!”
Nuestro país está en
crisis. Eso nos duele y nos afecta a todos. La inequidad, la injusticia, la
corrupción, la impunidad, las complicidades y la indiferencia nos han sumido en
la violencia, el temor y la desesperación. Ante esto, muchísimos mexicanos nos
hemos manifestado de distintas maneras para demandar justicia y paz. Conscientes
de este deseo de participar y sabiendo que todos somos parte de la solución
para construir una nación en la que se valore la vida, dignidad y derechos de
cada persona, los obispos de México proponemos:
1. Que del 30 de
noviembre, Primer Domingo de Adviento, al 12 de diciembre, fiesta de Nuestra
Señora de Guadalupe, nos unamos en un “docenario” (doce días) de oración por la
paz, convencidos de que para Dios “nada es imposible” (cfr. Lc 1,37).
2. Que el 12 de
diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, unidos al Papa Francisco,
pidamos la intercesión de la Madre de Dios por la conversión de todos los
mexicanos, particularmente la de quienes provocan sufrimiento y muerte, y para
que todos pongamos lo mejor de nosotros mismos para hacer posible la paz.
3. Que ese mismo día,
12 de diciembre, conscientes de que la Guadalupana camina con nosotros
diciéndonos como a san Juan Diego: “No se turbe tu corazón… ¿No estoy yo aquí,
que soy tu Madre?”, nos consagremos a Ella, a nivel personal, familiar o comunitario,
ofreciéndole orar a su Hijo Jesús por la paz de manera permanente.
4. Que, con la ayuda
divina, nos comprometamos a ser constructores de paz. Esa paz que se funda en
la verdad, la justicia, el amor y la libertad, como enseñaba san Juan XXIII. ¡Sumémonos
a los esfuerzos para atender a las víctimas de la violencia! ¡Participemos en
los procesos de justicia, reconciliación y búsqueda de paz! ¡Privilegiemos el
diálogo constructivo! ¡Trabajemos juntos en favor de un auténtico Estado de
Derecho! ¡Formémonos en valores! ¡Ayudemos a los más vulnerables!
¡Reconstruyamos el tejido social!
Oración por la Paz
Señor Jesús, tu eres nuestra paz,
mira nuestra Patria
dañada por la violencia
y dispersa por el
miedo y la inseguridad.
Consuela el dolor de
quienes sufren.
Da acierto a las
decisiones de quienes nos gobiernan.
Toca el corazón de
quienes olvidan
que somos hermanos
y provocan
sufrimiento y muerte.
Dales el don de la
conversión.
Protege a las
familias,
a nuestros niños,
adolescentes y jóvenes,
a nuestros pueblos y
comunidades.
Que como discípulos
misioneros tuyos,
ciudadanos
responsables,
sepamos ser
promotores de justicia y de paz,
para que en ti,
nuestro pueblo tenga vida digna.
Amén.
Santa María de
Guadalupe, Reina de la paz, ruega por nosotros.
Cem.org.mx. México, D.F., 26/11/14
¡¡BASTA YA!!
Los Obispos de México
decimos: ¡Basta ya! No queremos más sangre. No queremos más muertes. No
queremos más desparecidos. No queremos más dolor ni más vergüenza. Compartimos
como mexicanos la pena y el sufrimiento de las familias cuyos hijos están
muertos o están desaparecidos en Iguala, en Tlatlaya y que se suman a los miles
de víctimas anónimas en diversas regiones de nuestros país. Nos unimos al
clamor generalizado por un México en el que la verdad y la justicia provoquen
una profunda transformación del orden institucional, judicial y político, que
asegure que jamás hechos como estos vuelvan a repetirse.
Reunidos para
reflexionar sobre los desafíos actuales, vemos en esta crisis un llamado para
construir un país que valore la vida, dignidad y derechos de cada persona,
haciéndonos capaces de encontrarnos como hermanos.
En el año 2010, en la
exhortación pastoral “Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna”
advertíamos sobre el efecto destructor de la violencia, que daña las relaciones
humanas, genera desconfianza, lastima a las personas, las envenena con el
resentimiento, el miedo, la angustia y el deseo de venganza; afecta la
economía, la calidad de nuestra democracia y altera la paz.
Con tristeza
reconocemos que la situación del país ha empeorado, desatando una verdadera
crisis nacional. Muchas personas viven sometidas por el miedo, la desconfianza
al encontrarse indefensas ante la amenaza de grupos criminales y, en algunos
casos, la lamentable corrupción de las autoridades. Queda al descubierto una
situación dolorosa que nos preocupa y que tiene que ser atendida por todos los
mexicanos, cada uno desde su propio lugar y en su propia comunidad.
En nuestra visión de
fe, estos hechos hacen evidente que nos hemos alejado de Dios; lo vemos en el
olvido de la verdad, el desprecio de la dignidad humana, la miseria y la
inequidad crecientes, la pérdida del sentido de la vida, de la credibilidad y
confianza necesarias para establecer relaciones sociales estables y duraderas.
En medio de esta
crisis vemos con esperanza el despertar de la sociedad civil que, como nunca
antes en los últimos años, se ha manifestado contra la corrupción, la impunidad
y la complicidad de algunas autoridades. Creemos que es necesario pasar de las
protestas a las propuestas. Que nadie esté como buitre esperando los despojos
del país para quedar satisfecho. La vía pacífica, que privilegia el diálogo y
los acuerdos transparentes, sin intereses ocultos, es la que asegura la
participación de todos para edificar un país para todos.
Estamos en un momento
crítico. Nos jugamos una autentica democracia que garantice el fortalecimiento
de las instituciones, el respeto de las leyes, y la educación, el trabajo y la
seguridad de las nuevas generaciones, a las que no debemos negarles un futuro digno.
Todos somos parte de la solución que reclama en nosotros mentalidad y corazón
nuevos, para ser capaces de auténticas relaciones fraternas, de amistad
sincera, de convivencia armónica, de participación solidaria.
Nos vemos urgidos
junto con los actores y responsables de la vida nacional a colaborar para
superar las causas de esta crisis. Se necesita un orden institucional, leyes y
administración de justicia que generen confianza. Es indispensable la
participación de la ciudadanía para el bien común. Sin el acompañamiento y la vigilancia por parte de
la sociedad civil, el poder se queda en manos de pocos.
Ante la situación que
enfrentamos, los Obispos de México queremos unirnos a todos los habitantes de
nuestra nación, en particular a aquellos que más sufren las consecuencias de la
violencia, acompañándoles, en su dolor, a encontrar consuelo y a recuperar la
esperanza.
Jesucristo es nuestra
paz. Él está presente en su Palabra, en la Eucaristía, en donde dos o más se
reúnen en su nombre, en todo gesto de amor misericordioso y en el compromiso
por construir la paz en la verdad y la justicia.
Con esta certeza,
redoblaremos nuestro compromiso de formar, animar y motivar a nuestras
comunidades diocesanas para acompañar espiritual y solidariamente a las
víctimas de la violencia en todo el país. A colaborar con los procesos de
reconciliación y búsqueda de paz. A respaldar los esfuerzos de la sociedad y
sus instituciones a favor de un auténtico Estado de Derecho en México. A seguir
comunicando el Evangelio a las familias y acompañar a sus miembros para que se
alejen de la violencia y sean escuelas de reconciliación y justicia.
Agradecemos al Papa
Francisco su cercanía y preocupación en estas circunstancias. Unidos a él,
celebraremos el próximo 12 de diciembre la fiesta de Nuestra Señora de
Guadalupe, haciendo una jornada de oración por la paz. Le pediremos su
intercesión por la conversión de todos los mexicanos, particularmente la de
quienes provocan sufrimiento y muerte.
Que Santa María de
Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive, que reclama a sus hijos
desaparecidos y ruega por la paz en México, interceda por nosotros para que una
oleada de amor nos haga capaces reconstruir la sociedad dañada.
Por los obispos de
México
Cem.org.mx. México, D.F. 12/11/14