Logra cumbre de ONU acuerdo climático
Lima, Perú (14
diciembre 2014).- La conferencia de la ONU sobre cambio climático (COP20)
acordó la madrugada de este domingo en Lima un formato de reducción de
emisiones de gases de efecto invernadero que deben asumir los países para
sellar en 2015 un acuerdo contra el calentamiento global.
Tras maratónicas
jornadas de deliberaciones por diferencias entre los países desarrollados y en
desarrollo, la COP20, que debía concluir el viernes, logró un acuerdo sobre el
texto que debe servir de base a un histórico pacto global el año próximo en
París.
"Damos por
aprobado el documento", dijo el Ministro de Ambiente peruano y presidente
de la COP20, Manuel Pulgar Vidal, tras someter la propuesta a consulta del
pleno de 195 países y no recibir objeciones.
"Con sacrificio
conseguimos nuestro objetivo"
Los delegados de los
países, con rostros fatigados tras dos semanas de sesiones, dieron un apoyo de
última hora a la propuesta y evitaron el derrumbe del plan trazado por la ONU.
El texto consensuado
incorporó con distintos matices aspectos cruciales en la ruta hacia el acuerdo
que debe quedar aprobado en diciembre de 2015 en París.
Reconoce una
responsabilidad común y "diferenciada" de los países frente al
calentamiento y establece mecanismos para hacer frente a pérdidas y daños por
fenómenos climáticos extremos, que sufren especialmente países pobres e islas
del mundo bajo amenaza.
"La esperanza de
un éxito en París se acerca", dijo Laurent Fabius, canciller de Francia,
país organizador de la COP21 en diciembre de 2015.
Poco antes, el
enviado de Estados Unidos, Todd Stern, había advertido que un fracaso de las
negociaciones resultaría muy perjudicial para los intentos de contener el
calentamiento global, causante de efectos climáticos como grandes tormentas,
inundaciones, derretimiento de glaciares, sequías y otros fenómenos extremos
que golpean duramente a los países pobres y las poblaciones más vulnerables.
Divisiones entre
países ricos y pobres
Hasta último momento
se mantuvieron las fuertes diferencias entre naciones del Norte y el Sur. Los
países ricos consideran que los futuros compromisos nacionales deben centrarse
en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, con una
evaluación futura que se base en informaciones precisas y transparente de los
pasos dados en cada nación.
Pero numerosos países
del Sur, sobre todo de África, América Latina y pequeños estados insulares, no
están dispuestos a asumir la reducción de emisiones si no existen garantías
financieras de los países ricos que les permitan adaptarse, con nuevas
tecnologías limpias, al calentamiento global y a su creciente impacto.
"Los países
desarrollados sólo nos piden reducción de los gases de efecto invernadero (como
contribución), pero eso es imposible para nosotros (sin inversiones en energías
limpias)", dijo a la AFP Seyni Nafou, vocero del grupo África.
Por su lado, China e
India, primer y cuarto emisores mundiales por sus industrias de carbón
altamente contaminantes, se oponen a un sistema de evaluación que los
constriña, y presionan a los países desarrollados para que contribuyan
financieramente a la medida de su responsabilidad como los mayores generadores
del calentamiento.
Limitar aumento de
temperatura
Los países deben
anunciar en los próximos meses sus compromisos de reducción de las emisiones
globales entre un 40 y un 70 por ciento hasta 2050, una necesidad para poder
limitar a 2 grados centígrados el incremento de la temperatura del planeta.
Más allá de ese
umbral, los científicos estiman que los impactos serían graves e irreversibles
y pondrían en peligro a numerosas poblaciones.
Los países del Sur
esperan ver una hoja de ruta sobre cómo el mundo cumplirá con el objetivo de un
Fondo Verde que para 2020 debe totalizar 100 mil millones de dólares anuales,
destinados a mitigar los efectos del cambio climático en países pobres.
Miguel Arias Cañete,
comisionado de Acción Climática y Energía de la UE dijo que a pesar que la
Unión Europea quería un resultado más ambicioso en Lima, cree que se está en
buena vía para pactar un acuerdo global en París el año próximo.
"El acuerdo en
Lima nos pone en camino hacia París, pero también nos señala un año muy difícil
por delante", dijo Elliot Diringer, experto del Centro para el Clima.
Las ONG ecologistas
presentes en la COP20 recibieron con críticas el anuncio del texto consensuado,
y reclamaron un cambio del sistema que genera el calentamiento.
"Lo que hemos
visto en Lima es una más de una serie de decisiones que debilitan las reglas
climáticas internacionales, y son un fracaso para las poblaciones y el
planeta", según un pronunciamiento conjunto de las entidades.
"El resultado en
París es un misterio. Será duro llevar tantos asuntos al mismo tiempo el
próximo año", consideró Samantha Smith de WWF.
Elnorte.com. Lima, Perú, 14/12/14
El triste futuro de nuestro planeta
En esta columna Roberto Savio, fundador y presidente
emérito de la agencia IPS, y editor de Other News, escribe que la 20
Conferencia sobre cambio climático, concluida en Lima el 14 de este mes, ha
logrado un acuerdo que ha sido aprobado por los 195 países asistentes,
simplemente porque no implica ninguna obligación. La idea principal que salió
de Lima es permitir que cada país decida sus reducciones de emisiones según sus
propios criterios. Pero todo el mundo está consciente de que esto es un desastre
para el planeta.
Ya es oficial: el
actual sistema intergubernamental no logra actuar en beneficio de la humanidad.
La 20 Conferencia de las Partes (COP 20) sobre cambio climático, concluida en
Lima el 14 de este mes, produjo un proyecto de acuerdo que ha sido adoptado por
todos, simplemente porque no implica ninguna obligación.
Es una especie de
pacto de caballeros global, donde se supone que el mundo está habitado solo por
caballeros, incluyendo las corporaciones petroleras. De hecho, es un acto de
irresponsabilidad colosal, donde en aras de un acuerdo, se evita una solución.
Lima ha sido la
última etapa previa a la COP 21, que tendrá lugar en París en diciembre del año
próximo, donde se supone que se debería lograrse un nuevo tratado global sobre
el cambio climático. En Lima, miles de delegados de 195 países más la Unión
Europea han estado negociando para tratar de encontrar una posición común para
la cita final en París.
La COP de la capital
peruana fue precedida por una reunión histórica entre los presidentes Barack
Obama, de Estados Unidos, y Xi Jinping,
de China, en la que los jefes de Estado de los dos principales países
contaminadores acordaron un plan de acción para reducir las emisiones.
La idea
principal que salió de Lima es permitir
que cada país decida sus reducciones de las emisiones de dióxido de carbono de
acuerdo con sus propios criterios. Pero todo el mundo está consciente de que
esto es un desastre para el planeta.
“Es un avance, ya que
da sentido a la idea de que cada país va a hacer reducciones”, estimó el
diplomático holandés Yvo de Boer, ex secretario ejecutivo de la Convención
Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. “Pero las grandes
esperanzas sobre el proceso se han desvanecido”, agregó.
Todos los delegados
saben que sin un tratado vinculante para reducir las emisiones, no hay manera
de que un plan al respecto se ponga en práctica. Pero aceptan lo posible,
incluso si no se soluciona el problema. Es como un hospital donde el cirujano
jefe anuncia que la buena noticia es que el paciente quedará paralizado.
El proyecto de
acuerdo se basa en que todos los países se comprometen públicamente a adoptar
su propio plan para reducir las emisiones, mediante criterios establecidos por
los gobiernos nacionales, sobre la base de su política interna, en vez de
adoptar las medidas que los científicos indican como absolutamente necesarias.
Por supuesto, esto
hace que ningún país se oponga a ese tipo de tratado. El tratado solo podría ser válido si el sistema
intergubernamental fuese capaz de actuar unido y asumir compromisos comunes.
Este acto de
irresponsabilidad es evidente cuando observamos que en países productores de
combustibles fósiles, como Arabia
Saudita, Ecuador, Irán, Nigeria, Qatar o Venezuela, los gobiernos están
interesados en utilizar las exportaciones de petróleo para mantenerse en el
poder.
Podemos imaginar cómo
interpretará la India, el tercer mayor emisor, el espíritu del tratado de Lima.
Bajo la consigna “Nos gusta India limpia, pero necesitamos puestos de trabajo”, el gobierno del primer
ministro Narendra Modi se mueve a una velocidad notable para eliminar cualquier
norma regulatoria para la industria, la minería, proyectos de energía, fuerzas
armadas, etcétera.
Según el comité
encargado de reformar la legislación ambiental de India, el sistema de
regulación “sirve solo a los propósitos de una administración corrupta”.
En su lugar, el
comité presenta un nuevo paradigma: “el concepto de máxima buena fe”. Los
empresarios se vigilarán a sí mismos sobre la contaminación generada por sus
actividades”.
La recién creada
Dirección Nacional para la Vida Silvestre de la India, que es responsable por
las áreas protegidas, aprobó 140 proyectos pendientes en dos días. Las pequeñas
minas de carbón cuentan con un permiso expedito para ampliarse y ahora no es
necesaria la aprobación de los pueblos tribales para los proyectos forestales.
El ministro de Ambiente, Bosques y Cambio Climático, Shri
Prakash Javadekar, se jactó de que en India, “hemos decidido descentralizar la
toma de decisiones. El noventa por ciento de las solicitudes no necesitarán mi
aprobación”.
Por supuesto que es
una total coincidencia que la conferencia de Lima se haya celebrado en medio de
la mayor disminución de precios del petróleo en cinco años.
El barril de petróleo
ha descendido a menos de 60 dólares, contra los 100 o más dólares de hace unos
meses. Este nivel de precio ha sido decidido especialmente por Arabia Saudita,
que no aceptó reducir la producción para defender el precio del crudo.
La explicación más
frecuente es que el bajo costo socavaría la explotación de gas y petróleo de
esquisto que están convirtiendo a Estados Unidos en autosuficiente y dentro de
poco en exportador de hidrocarburos.
Pero también hay que
considerar el futuro de las energías renovables. La eólica o la solar, que
tienen costos relativamente elevados, serían abandonadas si se dispone de
petróleo barato.
Siempre por
coincidencia, esta situación está
creando serios problemas a países como Rusia y Venezuela (en conflicto con
Washington) e Irán (enemigo directo), ya que están encarando graves déficit en
sus cuentas.
También casualmente,
el uso de la abaratada energía de origen fósil se está perfilando más tentador,
en momentos en que todo el mundo por fin admite que existe un problema de
cambio climático.
A partir de marzo,
los países tendrán que presentar sus planes nacionales. Entonces quedará claro
que los gobiernos están ignorando la muy simple tarea de detener el cambio
climático, lo que se traducirá en daños irreversibles al llegar a la última
fecha límite de 2020, el año en que el nuevo tratado debería entrar en vigor.
De esta forma, el
ejercicio de irresponsabilidad de Lima también se convertirá en un ejercicio de
futilidad.
¿Existe alguna duda de que, si la gente y no los gobiernos
fuesen los responsables de salvar el planeta, su respuesta habría sido más
rápida y eficiente?
Los jóvenes en todo
el mundo tienen prioridades muy diferentes de las empresas e industrias.
Lamentablemente, su influencia política es muy inferior…
Roberto Savio (Editado por Pablo Piacentini), Ipsnoticias.net. Roma, Italia, 16/12/14