La
entrada en vigor del Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA) el 24
de diciembre, marca un avance histórico para los derechos humanos después de
más de dos decenios de campaña de Amnistía Internacional y sus ONG asociadas en
todo el mundo. Por primera vez, un tratado integra expresamente las
implicaciones que para los derechos humanos tienen las transferencias de ventas
de armas.
Amnistía
Internacional y sus activistas han trabajado y hecho campaña sin descanso en
favor de un Tratado sobre el Comercio de Armas desde mediados de la década de
1990. Como primer tratado jurídicamente vinculante de esta naturaleza, impedirá
que las armas lleguen a manos de gobiernos que las destinarían a cometer
atrocidades.
“Se
trata de un logro verdaderamente histórico. Demuestra lo que se puede conseguir
cuando los activistas de derechos humanos trabajan a largo plazo para
transformar una buena idea en una realidad que salva vidas en todo el mundo”,
ha dicho Salil Shetty, Secretario General de Amnistía Internacional.
“Cuando
los activistas de Amnistía Internacional estaban entre el reducido grupo que
propuso por primera vez regular el comercio internacional irresponsable de
armas a principios de la década de 1990, hubo quienes se burlaron de la idea.
Veinte años más tarde, ha pasado a ser una realidad en forma de tratado
jurídicamente vinculante: el legado de su duro esfuerzo, su creatividad y su
firme determinación.”
Al
menos medio millón de personas mueren cada año y varios millones más resultan
heridas, son violadas o se ven obligadas a huir de sus hogares como
consecuencia de un comercio mundial mal regulado de armas y municiones. El
comercio de armas está rodeado de secreto, pero el valor registrado de las
transferencias internacionales se aproxima a los 80,000 millones anuales de
euros.
El
Tratado sobre el Comercio de Armas es un conjunto de sólidas normas concebidas
para impedir la afluencia de armas a países donde se sabe que se destinarían a
cometer genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra o violaciones
graves del derecho internacional de los derechos humanos. Los gobiernos de los
Estados Parte en el Tratado sobre el Comercio de Armas tendrán la obligación de
realizar evaluaciones objetivas para evitar el riesgo preponderante de que el
armamento exportado se destine a cometer esas atrocidades.
De los
10 primeros exportadores de armas, 5 –Francia, Alemania, Italia, España y Reino
Unido– están entre los 60 Estados del mundo que ya han ratificado el Tratado.
Estados Unidos, que es con diferencia el mayor productor y exportador de armas,
está entre los otros 70 países que lo han firmado pero aún no lo han
ratificado. Otros grandes productores de armas, como China, Canadá y Rusia, se
resisten a firmarlo o ratificarlo.
Amnistía
Internacional seguirá presionando a todos los Estados para que se comprometan
con el Tratado sobre el Comercio de Armas y empiecen a aplicar estrictamente
sus disposiciones que salvan vidas. Activistas de la organización en todo el
mundo pedirán a Estados Unidos, a China y a países de todas las regiones
mundiales que ratifiquen el Tratado sobre el Comercio de Armas el año que
viene.
“La
tarea no termina aquí. Aunque el Tratado sobre el Comercio de Armas establece
unas normas básicas para el comercio mundial de las armas, no es la panacea.
Harán falta más presión y apoyo generalizados para que los Estados se adhieran
estrictamente a sus principios”, ha afirmado Salil Shetty. “Personas de todo el
mundo ya han sufrido bastante por culpa del comercio irresponsable de las
armas. Merecen que los gobiernos demuestren su compromiso con la acción.”
Información
complementaria
Desde
principios de la década de 1990, Amnistía Internacional hace campaña junto a
ONG asociadas en favor de que se adopten unas normas globales sobre
transferencias internacionales de armas que sean sólidas y jurídicamente
vinculantes, para frenar la circulación de municiones y armas convencionales
que fomentan las atrocidades y los abusos contra los derechos humanos. Más de
un millón de personas en todo el mundo se sumaron a la campaña y pidieron a los
gobiernos que acordaran un Tratado sobre el Comercio de Armas firme y con
sólidas normas para proteger vidas.
El 2 de
abril de 2013, 155 Estados votaron en la Asamblea General de la ONU a favor de
adoptar el TCA. Al menos 50 Estados debían ratificarlo, incorporándolo a su
legislación nacional, para que fuera posible su entrada en vigor. Y se logró el
25 de septiembre de 2014, en un tiempo récord para un tratado de la ONU.
Amnistía
Internacional ha seguido documentando y poniendo al descubierto transferencias
irresponsables de armas que facilitan la comisión de abusos graves. Por
ejemplo: varios envíos de armas previstos de Estados Unidos a Irak, donde la
organización ha documentado graves abusos contra los derechos humanos en meses
recientes; un envío masivo de armas y municiones de China al conflictivo Sudán
del Sur, donde Amnistía Internacional ha documentado crímenes de guerra y
crímenes de lesa humanidad; y la diversidad de países que suministran armas
pequeñas y armas ligeras a Honduras, país que, según datos de la ONU, presenta
el índice de homicidios más alto del mundo.
Amnistia.org.mx. México, D.F., 24/12/14