Hubo un tiempo en que
se decía que la religión era una cuestión que debía quedar circunscrita al
ámbito de lo privado. Creer o no creer, seguir una doctrina u otra, practicar o
no unos ritos, era una opción personal que no debía tener resonancia en la esfera
social. El espacio público era y debía ser laico.
Naturalmente había
discrepancias y la realidad social demostraba que el sentimiento religioso
estaba vivo en las personas y que trascendía al ámbito público. Basta con
recordar al efecto los debates y los pronunciamientos judiciales sobre los
crucifijos en las escuelas, los símbolos religiosos en los espacios públicos,
el velo, la adaptación en los comedores escolares a las dietas alimenticias de
las distintas religiones, la atención espiritual en hospitales, la adaptación
de zonas en cementerios, etc. En todos los ámbitos de la vida observamos
momentos en que la pertenencia a una determinada confesión establece una forma
de actuar que, naturalmente, se visualiza en la sociedad.
Esta realidad
diversa, que está siendo reconocida por la opinión general, no deja de
presentar problemas de adaptación y de aceptación por algunas personas o
colectivos. De esta forma, puede plantearse la cuestión de si la trascendencia
del hecho religioso en la sociedad es positiva o negativa para la concordia
social. En realidad es difícil separar, en muchos casos, el sentimiento
religioso de un grupo, de sus componentes culturales propios.
Ante la importancia
que tiene el hecho religioso en el mundo, la Asamblea General de la Organización
de Naciones Unidas, en el año 2010 proclamó la primera semana de febrero Semana
Mundial de la Armonía Interconfesional entre todas las religiones, confesiones
y creencias (resolución 65/5), en la que alienta a los Estados a apoyar “la
difusión del mensaje de la armonía interconfesional y la buena voluntad … sobre
la base del amor a Dios y al prójimo o del amor al bien y al prójimo, cada uno
según las propias tradiciones o convicciones religiosas”.
La ONU en el mismo
texto recuerda sus diversas resoluciones relativas a la cultura de la paz y la
no violencia; a la comprensión, la armonía y cooperación religiosas y
culturales en pro de la paz; al Diálogo entre civilizaciones y a la eliminación
de todas las formas de intolerancia y discriminación basadas en la religión o
las creencias.
Reconoce, la
necesidad imperiosa de que las distintas religiones dialoguen para que aumente
la comprensión entre las personas. Asimismo destaca que en los imperativos
morales de todas las religiones se incluyen la paz, la tolerancia y la
comprensión mutua.
Es de destacar la
importancia de este texto que, procediendo de un foro internacional laico,
proclama sin reservas la aportación de las religiones a la paz en el mundo y la
necesidad del diálogo entre las distintas religiones para que aumente la
comprensión mutua y la tolerancia entre las personas. Pide que este mensaje de
amor y solidaridad con el prójimo se efectué en las iglesias, mezquitas,
sinagogas, templos y lugares de culto.
Es decir, está
reclamando la complicidad de los líderes religiosos para que, con su palabra,
inviten a todos los fieles a aceptar, difundir y vivir personal y socialmente
sobre la base del amor a Dios y al prójimo, según su propia convicción
religiosa.
En estos días ,
siguiendo la propuesta de la ONU, en nuestro país se han organizado diversos
actos con la participación de la esfera gubernamental y de los líderes de las
diversas religiones reconocidas, en los que se ha podido visualizar la voluntad
de diálogo y solidaridad existentes y la voluntad de participar en la
construcción de una sociedad que considera suyas, y los vive, los valores de
amor y solidaridad propuestos por todas las religiones y que son básicos en un
sociedad que desea vivir en paz.
Es bueno que en unos
tiempos de crisis económica, de valores y de inseguridad social, se encuentren
momentos para reflexionar sobre necesidad del diálogo, la comprensión y la
tolerancia entre los hombres como dimensiones importantes en la cultura de la
paz.
Es bueno que en unos
tiempos en que el terror parece que quiere ganar espacio en la conciencia
pública se destaque que la paz no se construirá con las pistolas, ni con el
odio, ni la discriminación.
La paz se construirá
amando al prójimo.
Xavier Puigdollers i
Noblom. Profesor de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad AbatOliba
CEU.
Xavier Puigdollers i
Noblom. EnPositivo.com. Barcelona, España. 09/02/15