El velo de la impunidad
es una red que lo cubre todo en Tenancingo, Tlaxcala, esa pequeña porción de
tierra en donde los proxenetas han hecho de su oficio un negocio familiar y
rentable a expensas de niñas, adolescentes y jóvenes. En Tierra de padrotes, la
periodista Evangelina Hernández, documenta historias de abusos legitimados por
la autoridad. Los testimonios permiten observar, con lupa, la radiografía de
una práctica ilícita que a fuerza de costumbre se ha legitimado y ha traspasado
generaciones y fronteras.
Lo que sucede en
Tenancigo, Tlaxcala es un secreto a voces. ¿Cómo se explica la permisibilidad
hacia la trata de personas?
Incluso, pareciera ser
que se fomenta. La siguiente generación de jóvenes en Tenancingo sueña con ser
‘padrote’. No hay intervención de ningún tipo de autoridad –y mucho menos de la
institución familiar o de la comunidad más cercana- para inhibir ese sueño.
¿Qué significa esto? ¿Va a continuar o a empeorar? El análisis y la reflexión
del libro van mucho en este sentido. No es algo nuevo, es un fenómeno estudiado
por antropólogos sociales y analistas. Si recorres Tenancingo, encuentras
hoteles donde rentan la habitación a cincuenta pesos por tres horas, lo que
quiere decir que está llegando el turismo sexual a la zona.
¿Por qué las
autoridades no hacen nada al respecto?
La autoridad lo ha
asimilado tanto como los habitantes del pueblo y no sólo eso, viven de este
fenómeno: el alcalde, el policía, e incluso la procuradora reconocen su
existencia. La procuraduría estatal lo invisibiliza. Es un ejemplo de la
violencia naturalizada hacia el cuerpo femenino y la explotación sexual vista
como una forma para obtener recursos. En el ámbito federal, el asunto es más
grave porque la legislación de 2009 tardó nueve meses en tener un reglamento.
En 2012, le hicieron modificaciones para fortalecer la ley y desde entonces a
la fecha hay diecisiete sentencias en todo el país, además algunos estados no
la han federalizado y lo tienen tipificado como lenocinio, con lo cual el
delito de trata de personas, que contempla la esclavitud, se reduce a su mínima
expresión que es la explotación. Si nos vamos al tema de atención a víctimas,
estamos en la calle: el albergue que tiene la PGR carece de las medidas mínimas
y es el único que existe en país.
¿Cuál es el origen de
todo esto: machismo? En el libro cita autoridades que sostienen que todo es
culpa de la mujer.
Hay quienes dicen que
“el sexo-servicio o la prostitución es el oficio más viejo del mundo”, desde
ahí ya se naturaliza. No solemos mirar al consumidor, para el hombre es símbolo
de virilidad, machismo, etc. En Tenancingo además es la industria que
sostiene económicamente al pueblo.
¿Qué tan fácil fue
conseguir los testimonios del libro?
Nada fácil. Ingresar a
Tenancingo no es sencillo. El pueblo no tiene un restaurante, hay hoteles pero
sólo con ciertas características: cincuenta pesos por tres horas. No hay un
café. Moverte por las calles es complicado, debes de llegar en días de carnaval
o de tianguis. Yo ingresé con unas religiosas. Algunas personas dicen que las
limosnas de los padrotes son las mejores que llegan a la Iglesia y con ellas se
hacen los arreglitos para la fiesta del santo patrono que es San Miguel
Arcángel.
¿Existe relación entre
los padrotes y el narcotráfico?
Un padrote me decía:
“Cuando yo era narcomenudista, la ganancia de una grapa se acababa en el
momento de la venta. A una mujer la puedes ocupar treinta y cinco veces en una
sola noche”. No hay mucha comparación. Ellos son los que gobiernan ahí, no
quiere decir que no estén involucrados en otros negocios ilícitos porque
traficar con mujeres, niñas y adolescentes significa que las compran, venden y
las llevan hasta Estados Unidos, también venden drogas. Por lo tanto, son el
círculo completo del delito.
¿Por dónde atraviesa la
solución? ¿Se debería ajustar la ley o que se traten los casos a nivel federal?
A pesar de que México
firmó el Protocolo de Palermo de la Lucha contra la Trata, el país es un foco
rojo porque es un sitio de origen, tránsito y destino de trata de personas. Aun
así nuestra ley sigue siendo laxa al igual que la capacitación para que la
autoridad entienda que el fenómeno de la trata debe ser atendido de distinta
manera tanto para la persecución del delito como para la prevención. No estamos
trabajando en la prevención por que la mayor parte de las historias de las
víctimas atraviesa por mujeres que son producto de hogares disfuncionales, que
provienen de comunidades de extrema pobreza, que han sido víctimas de algún
tipo de incesto, violación, abuso. Necesitamos una labor educativa de fondo y una
aplicación más rígida de la ley. En
Estados Unidos un padrote fue detenido y tiene cadena perpetua. Nosotros damos
sentencias muy laxas. En Tenancingo se necesita una intervención para llevar
otro tipo de alternativas económicas para la comunidad.
Héctor González. AristeguiNoticias.com. México, Distrito Federal, 11/06/15