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1378. Cruzada contra el Hambre hace a un lado a 4 millones de personas en pobreza extrema

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) afirmó que durante los primeros años del Gobierno de Enrique Peña Nieto el número de pobres se incrementó al pasar de 53.3 a 55.3 millones de pobres. De éstos, 11.4 millones de personas están en situación de extrema pobreza y es a quienes se han enfocado la mayoría de los programas sociales.
Sin embargo, la estrategia insigne para el combate a la pobreza del Gobierno federal, la Cruzada Nacional contra el Hambre (CNH), sólo atendió a 7 millones de personas en condiciones de pobreza extrema alimentaria que habita en poco más de mil municipios.
La Cruzada contra el Hambre es uno de los proyectos más importantes de la administración de Enrique Peña Nieto, y en el que más esfuerzos han puesto la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y su titular Rosario Robles Berlanga para llevarla al éxito.
Sin embargo, las cifras indican que no ha dado los resultados esperados, pues la pobreza extrema alimentaria se redujo 0.6 por ciento y la reducción en el acceso a la alimentación no ha tenido ningún cambio significativo.
Oficialmente, la Cruzada inició en enero de 2013 con la publicación en el Diario Oficial de la Federación del Decreto por el que se establece el Sistema Nacional para la CNH. En abril de 2014 se publicó el Programa Nacional México sin Hambre 2014-2018, el cual constituye el instrumento de planeación oficial de la estrategia.
“El propósito de la Cruzada, de acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), es que 7.015 millones de personas superen su condición de pobreza extrema y carencia por acceso a la alimentación. Es decir, la Cruzada tiene como población objetivo sólo a un subconjunto de la población en pobreza extrema”, dice el informe.
A dos años de iniciado, el programa ha logrado aumentar la cifra de personas con acceso a la salud y servicios básicos en sus viviendas, pero en el caso del acceso a la alimentación –el punto neurálgico de la CNH– la reducción ha sido de cero puntos porcentuales, de acuerdo con la información elaborada por el Coneval.
El decreto presidencial que impulsó la implementación de la Cruzada marcó como principales objetivos la eliminación de la desnutrición infantil aguda, aumentar la producción de alimentos y la inclusión de campesinos y pequeños productores, minimizar el desperdicio de los alimentos, y fomentar la participación comunitaria.
Tras su implementación, diversas organizaciones sociales se dijeron preocupadas por la selección de población por parte de la Sedesol. México Evalúa señaló que debía explicarse la razón de elegir a 400 municipios, en los que sólo habita la cuarta parte de los pobres extremos.
Por su parte, el representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Raúl Benítez, afirmó a finales de julio que México se ha convertido en un “ejemplo global” por haber tomado la firme decisión de erradicar el hambre mediante una política de Estado.
“Con la Cruzada, México se ha profundizado en su lucha contra el hambre y unido las fuerzas en toda la sociedad a favor de los más vulnerables”, dijo. Sin embargo, dentro de los más vulnerables, el programa del Gobierno federal descarta a más de cuatro millones de personas en extrema pobreza.
Los Descartados  
El universo de estudio del Coneval sobre la Cruzada contra el Hambre se limitó a 207 mil 578 hogares ubicados en 400 municipios de la primera etapa del programa. Todos los hogares participantes contaban con al menos un integrante beneficiario de algún programa de registrado en el Sistema de Focalización de Desarrollo (SIFODE) y recibieron beneficios entre enero de 2013 y junio 2014; además tenían al menos una persona en pobreza extrema de alimentación y un identificador único que permitió dar seguimiento a los mismos de manera longitudinal.
De acuerdo con bases de datos, 378 mil 539 registros de hogares fueron intervenidos durante 2013 y primer semestre de 2014 por alguno de los 33 programas registrados en el SIFODE; sin embargo 170 mil 961 fueron descartados porque no tenían información suficiente.
Es decir que en realidad el levantamiento final fue de 7 mil 616 hogares pues no se tomaron en cuenta 22.7 por ciento de los hogares porque no contaba con nombre de vialidad, 10.1 por ciento no contaba con nombre de asentamiento (colonia), 6.6 por ciento no contaba con código postal y 6.5 por ciento no tenía descripción de la ubicación.
Con base a ese registro se observó que los indicadores de carencia sociales fueron menores en 2015 respecto a la situación de beneficiarios en 2013-2014 y destacaron disminuciones en carencia por acceso a los servicios de salud y por acceso a la alimentación, debido a que el primero paso de 32.9 entre 2013 y 2014 a 9.2  den 2015, mientras la carencia por acceso a la alimentación pasó de cien a 42.5 por ciento en este grupo de personas.
Los datos recabados revelaron que el programa con mayor participación fue el Seguro Popular, 46.5 por ciento de la población objetivo de este estudio era beneficiaria del programa. Le sigue Prospera (24.5 por ciento), Programa de Apoyo Alimentario (10.8) y Programa de Abasto Social de Leche LICONSA (9.5). El resto de los programas benefició a 11.2 por ciento de la población.
Del informe también se desprende una reducción en el presupuesto destinado a “Comedores y Huertas” de 2.77 por ciento de 2013 a 2014 (fechas de la primera y segunda etapas). Pasó lo contrario con el segmento “Agua y Saneamiento” que aumentó su presupuesto 6.50 por ciento, “Vivienda” con un incremento de 2.23 por ciento en el mismo periodo.
El presupuesto total del programa asciende a los 120 mil 369 millones de pesos.
SinEmbargo.mx 18/08/15

¡Es una vergüenza!
No hay nada que celebrar, ni hay manera de minimizar los hechos. Pretender festejar avances mínimos en el combate a la pobreza es inaceptable. Sobre todo porque se requieren cambios de fondo, de enfoque, de instituciones, de programas y de capacidad de implementación.
“La magnitud de la pobreza en nuestro país es una vergüenza. Debería causarnos indignación y movernos a actuar”, fue la frase con la que me recibió un gran líder social, del mundo empresarial, admirado y respetado por muchos, Don Alberto Núñez Esteva.
Y pues sí, no hay nada que celebrar, ni hay manera de minimizar los hechos. Pretender festejar avances mínimos es inaceptable. Sobre todo porque se requieren cambios de fondo, de enfoque, de instituciones, de programas y de capacidad de implementación. Todavía hay tiempo. Y se puede empezar ya. El próximo paquete económico y en especial el “Presupuesto Base Cero” presentan la oportunidad para mejorar el gasto público y lograr resultados.
Es absurdo escuchar las declaraciones que pretenden festejar los resultados de la Cruzada Nacional contra el Hambre. La evaluación de resultados intermedios que ha dado a conocer CONEVAL es reveladora y no puede ser interpretada con triunfalismo. Hay dos conclusiones demoledoras:
El 42.5% de las personas que recibieron la atención de la Cruzada desde su inicio en 2013 hasta este año, es decir, personas con casi tres años de “tratamiento” no mejoran su condición de carencia alimentaria. Si fuera examen escolar, la Cruzada saldría reprobada porque no alcanza el “6”.
La evaluación de impacto no muestra cambios entre población atendida por la Cruzada y población no atendida que sirve como grupo de comparación: En ambos casos, la incidencia es casi 36%. (35.7% para muestra con “tratamiento” o atendidas y 35.8% para muestra sin tratamiento, es decir grupo de control para comparación).
Ciertamente hay mejoras en otras carencias, pero no en el objetivo trazado. Que bueno que se reduce la carencia por acceso a la salud en esas muestras de hogares, pero los datos completos presentados por CONEVAL para todo el país –y no sólo para una muestra de hogares con “tratamiento”- no permiten el festejo:
21.8 millones de personas sin acceso a servicios de salud (18%).
70.1 millones de personas sin acceso a seguridad social (58%).
63.8 millones de personas con ingreso insuficiente para adquirir los satisfactores básicos (53.3% en pobreza por ingresos, es decir, población con ingreso inferior a la línea de bienestar).
24.6 millones de personas con ingreso insuficiente para adquirir los alimentos esenciales (21% en pobreza extrema por ingresos, es decir, población con ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo).
Entre 2012 y 2014 las personas en pobreza por ingreso aumentaron en 3 millones y en pobreza extrema por ingresos, aumentaron 1 millón 100 mil.
La Evaluación de resultados intermedios de la Cruzada Nacional contra el Hambre, presenta además otra información que es urgente comprender para no esperar hasta el final de sexenio y conocer lo que no funcionó:
La población objetivo de la Cruzada es muy restringida. Aunque hay 24.6 millones de personas con ingreso insuficiente para adquirir la canasta alimentaria, la Cruzada se enfoca únicamente en 7 millones, esto es el 28% de esa población.
La evaluación presenta información únicamente sobre 1,012 municipios en que opera la Cruzada. Aún no logra cobertura nacional. Esto implica que aún no llega al total de su población objetivo.
La coordinación como estrategia depende del contexto, aún no está institucionalizada. Depende del funcionamiento de las dependencias federales, estatales y municipales en cada entidad federativa. Según la evaluación, hay lugares en que funciona mejor y otros no tanto.
La participación comunitaria que es otra de las líneas estratégicas de la Cruzada es muy limitada. Los diagnósticos y las demandas aprobadas por los comités comunitarios es atendida únicamente a través de la oferta de programas disponibles.
El Sistema de Focalización para el Desarrollo (SIFODE) no constituye un padrón único de beneficiarios de acuerdo a la experiencia internacional. Más bien es una base de datos integrada del conjunto de padrones de cada programa. De acuerdo a la evaluación de la Cruzada presenta inconsistencias, en datos y consistencia interna. Y lo más grave es que no funciona como vía de acceso a los programas gubernamentales. Se mantiene la dispersión y la pulverización de las acciones.
Es el momento de actuar. Hay que exigir cambios de mayor profundidad frente a la magnitud y el crecimiento de la pobreza en nuestro país. Hay que sumar muchas voces para exigir cambios en las políticas que no están funcionando, en los fondos que abren espacio a la corrupción, en los programas que no dan resultados.
Sólo tres ejemplos, entre varios posibles:
1. Para evitar la “programitis aguda”, esto es, la dispersión de programas y la pulverización de acciones, que el inventario de CONEVAL contabiliza en casi 6 mil, se requiere un padrón integrado de población en condición de rezago –administrado por una instancia ciudadanizada- que funcione como vía única y obligatoria para asignar los programas gubernamentales.
Este padrón permitiría “coordinar” las intervenciones y lograr la cobertura “inmediata” no sólo a los 7 millones focalizados por la Cruzada, sino incluso a los casi 25 millones de personas sin ingreso suficiente para comer, aún con los recursos actuales. El SIFODE de SEDESOL no funciona de esta manera, es una integración posterior de padrones de los programas existentes.
2. Para mejorar los ingresos, hay que fusionar y reestructurar los programas que promueven el apoyo a proyectos productivos.
En especial hay que fortalecer y articular en el INAES las acciones para promover las empresas sociales y la asociación de los pequeños productores y población en pobreza. Se pueden reducir los subsidios regresivos al campo de SAGARPA, que dan más a quienes más tienen, para canalizar mayores recursos para los pequeños productores, y mejorar su productividad.
3. Para enfrentar las carencias, hay que avanzar en el enfoque de derechos. Se debe empezar por el acceso efectivo a la salud, dado que es un mandato de la Ley que se debió alcanzar en 2010.
Hay que garantizar que los recursos para la salud se destinen efectivamente a la atención. Estos recursos se han multiplicado en los últimos años y no han producido los resultados esperados, dado que aún hay 18.2 millones de personas sin acceso y múltiples evidencias de que población “con acceso” es decir afiliada, no siempre recibe la atención necesaria.
Rogelio Gómez Hermosillo. Coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.
Rogelio Gómez Hermosillo. AnimalPolítico.com. 19/08/15

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