En México tenemos un
gobierno criminal, asegura el obispo Raúl Vera
A 26 años de su
fundación, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba)
es más necesario que nunca, sostuvo el presidente del organismo, Raúl Vera,
obispo de Saltillo.
Hoy todo México es
Chiapas, las violaciones a los derechos humanos se han extendido, dijo en
alusión a los abusos contra la población indígena que imperaban aquí décadas
atrás.
La policía y los
criminales son socios en la actualidad. En México tenemos un gobierno criminal,
remató Vera durante el cambio de director del Frayba, en un acto en el que
asumió el encargo Pedro Faro Navarro, abogado y poeta originario de esta
ciudad.
Para el nuevo director
del Frayba,el México que queremos se ha ido por el despeñadero, pues estamos
viviendo una crisis humana provocada por un Estado criminal, impulsada y
fomentada por el gobierno mexicano, una guerra sin cuartel contra todas las
personas y todos los pueblos de nuestro territorio. Aludió a las acciones de
interés económico y control llenas de una violencia generalizada, sistemática,
que pareciera que se alimenta de vejaciones contra quienes luchan por un país
mejor.
Faro Navarro afirmó, en la sede del Frayba, que las consecuencias de la violencia
tienen rostro y lo ilustró “con la ejecución extrajudicial del maestro
zapatista Galeano en La Realidad y la reciente liberación de Carmelino Rodríguez
Jiménez y Javier López Rodríguez, señalados como responsables del asesinato”,
entre otros miembros de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y
Campesinos (CIOAC) Histórica.
Horas antes, el propio
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) había dado a conocer el hecho,
con toda su carga de engaño, impunidad y cinismo.
El director saliente,
Víctor Hugo López, señaló que Faro acepta el cargo en un contexto difícil, ahora
que el trabajo de defensor se ha vuelto de gran riesgo.
Lo mismo apuntó
Fernando Ríos Martínez, de la red de 74 organizaciones Todos los Derechos para
Todas y Todas: Vienen tiempos de riesgo para los defensores.
El obispo Vera
consideró que con el Frayba, el ex obispo Samuel Ruiz García creó un modelo de
defensa de derechos humanos. Un vocero de la indignación cuyo inicio en 1989
fue para la defensa de los pueblos originarios, siempre con la idea de que
éstos asumieran su propia defensa.
Víctor Hugo López lo
ilustró con elocuencia, ataviado con el traje tradicional de Tenejapa que
heredó de su padre tzeltal hace siete años. Elegante y señorial, lo calificó
Vera. A su vez, López recordó que conoció al equipo del Frayba en condición de
víctima, cuando asesinaron a mi hermano hace 12 años; entré aquí como todos los
que vienen con el dolor a cuestas, y entendí que la demanda no era individual
sino de justicia social.
Al concurrido acto
acudieron representantes de tzotziles y tzeltales de los Altos, de distintas
comunidades y organizaciones indígenas, así como miembros de organismos civiles
independientes. El coro de Las Abejas de Acteal contrapunteó las presentaciones
y los saludos.
Chiapas sigue siendo
referente
En declaraciones el obispo Raúl Vera subrayó: Chiapas sigue siendo un referente. En
pocos lugares de México hay tantas experiencia y efervescencia de organismos
civiles que defiendan los derechos humanos trabajando con las comunidades. Don
Samuel es precursor de la idea de que los pueblos deben hacerse cargo de su
propia defensa.
El obispo de Saltillo
recordó que el Tatic decía de los rebeldes zapatistas: Si los hermanos se han
levantado en armas es porque saben lo que les puede dar este país. En su
contrapunto a los abusos de autoridades y caciques, en pocos lugares como en
Chiapas, los pueblos indígenas se han erigido en sujetos de su historia.
Gonzalo Ituarte,
sacerdote dominico que participa en el centro desde su fundación, en 1989, y
pertenece al consejo directivo, refirió que si bien el Frayba nace
por impulso del obispo Ruiz García y la diócesis de San Cristóbal de Las Casas,
desde el principio incluyó a personas de la sociedad civil no necesariamente
creyentes, como los periodistas y activistas Amado Avendaño, Concepción
Villafuerte y Gaspar Morquecho. El proceso de lucha de los pueblos indígenas se
aceleró desde 1974, con el Congreso Nacional Indígena celebrado en San Andrés.
Cuando Ruiz García
encargó la fundación del centro, a finales de 1988, éste enfrenta dos hechos
graves y excepcionales: el masivo exilio guatemalteco hacia la selva de
Chiapas, primer momento en que la labor de Ruiz García alcanza repercusión
internacional (lo sacó de su timidez, dice Ituarte), y el periodo de
intolerancia religiosa que generó la expulsión de decenas de miles de indígenas
de San Juan Chamula y cambió el rostro de esta ciudad.
Otros episodios
memorables en la experiencia del Frayba y de la diócesis fueron los diálogos
entre el gobierno federal y el insurrecto EZLN en la catedral (1994) y San
Andrés Larráinzar (1995-1996). Y de manera dramática, las ofensivas
paramilitares en la zona norte y en Chenalhó, con su clímax en la masacre de
Acteal (1997).
El Frayba documentó la
barbarie y ejerció la defensa legal de personas y comunidades. Ha evolucionado.
Se separó de la diócesis y en los lustros recientes su papel es más ciudadano,
cada vez más a cargo de defensores y comunidades directamente.
Para Gonzalo Ituarte,
el Frayba actual trasciende la visión étnica, no es sólo para indígenas, sino
para quien necesite una defensa independiente.
El Frayba lleva
denuncias de feminicidios, desapariciones, abusos de autoridad y los incesantes
casos de tortura y encarcelamiento injustificado en Chiapas.
En palabras de Pedro
Faro, el camino del Frayba está trazado por los caminos de los pueblos. En
colectivo,por el horizonte de los que no claudican, no se venden, no se rinden,
son la esencia misma de la pasión y la lucha.
Redtdt.org.mx. 20 agosto, 2015