El 0.12% más rico se
acerca peligrosamente a concentrar el 50% de la riqueza neta individual
disponible en todos los hogares mexicanos. Dos mil quinientos individuos
ultraricos (.002%) concentran más de 20% del total. Si en Estados Unidos el 1%
acapara el 42% de la riqueza total, en México el 0.1% amasa una proporción
similar.
La riqueza individual
que se acumula en los hogares es un factor crucial para lidiar con los
impredecibles de la vida: desempleo, enfermedades, calamidades ambientales o, simplemente, resolver mejor los costos de
episodios naturales como el embarazo y la vejez.
Por otro lado, también ayuda a financiar inversiones
mayores, así como mejorar la calidad de vida y, sobre todo, las oportunidades
disponibles para los miembros del hogar. Hace posible que esos individuos
emprendan negocios de escala mayor o con más valor agregado y, de muchas
maneras, reproduzcan privilegios de todo tipo. Por eso facilita que los ricos
de hoy sean los ricos de mañana.
La desigualdad en el
ingreso corriente de los hogares es una variable que se debate con frecuencia;
no obstante, la concentración de riqueza individual en los hogares es un factor
que solía revisarse menos pero que también tiene enormes consecuencias
sociales. ¿Cuál es el estado de la concentración de la riqueza individual en
México?
Ya sabemos que el
ingreso trimestral promedio de los hogares mexicanos ha pasado por años
difíciles y disminuyó 11.88%, en términos reales, entre 2008 y 2012. Este tipo
de cifras nos las hace saber regularmente una de las meticulosas encuestas del
INEGI: la ENIGH. El ingreso trimestral promedio de los hogares cayó de 43,124
pesos a 38,000 pesos en tan solo cuatro años.
Sin embargo, a pesar de
la caída de los ingresos promedio de millones de hogares mexicanos
(especialmente de aquellos que se encuentran por encima de la línea de la
pobreza) y del estancamiento del salario mínimo durante más de dos décadas, la
riqueza individual de los más pudientes se ha seguido concentrando. Es una
tendencia contrastante, sobre todo en un país cuya economía crece poco.
Los datos aún no se
conocen con suficiente precisión, pero ya existen estimaciones sistemáticas que
ofrecen un buen panorama. Por ejemplo, en su último reporte sobre riqueza
global, Credit Suisse calcula que el número de millonarios en México aumentará
significativamente. Se reporta que, en 2014, había un total de 172 mil
millonarios (en dólares) y que habrá 271 mil en 2019. Esto representaría un
aumento en el número de millonarios del 59% en tan solo cinco años.
La consultora global
CapGemini, en su propio reporte de 2013, informó que tan solo en 2012 los
millonarios mexicanos crecieron 6.6 por ciento.
En otro reporte, WealthInsight
afirma que en 2012, en México, entre el total de 145 mil millonarios, había
2,540 individuos considerados como “multimillonarios”. Este subgrupo está
definido por esa firma como aquellas personas con una fortuna personal (activos
financieros y materiales) superior a los 30 millones de dólares, sin contar el
valor de sus residencias principales.[1]
Juntos, los millonarios
amasaron una fortuna personal de 736 mil millones de dólares. Es decir, el .12%
más rico de la población concentró el
43% de la riqueza individual total. Por su parte, los 2,540 multimillonarios
mexicanos, amasaron una fortuna personal combinada de 364 mil millones de
dólares o 21.2% del total. Estos 2,540 individuos representan el .002% de la
población total del país.
La organización explica
que, al poseer el 43% de toda la riqueza [individual], la concentración de la
fortuna de los millonarios mexicanos “se encuentran muy por encima del promedio
global de 29%”.
Si en Estados Unidos el
1% más rico acapara el 42% de la riqueza total, en México, el 0.1% amasa una
misma proporción.
Una variable geográfica
acompaña esta tendencia hiperconcentradora. Junto con Moscú y Seúl, la ciudad
de México tiene una de las tasas más altas de concentración de millonarios del
mundo. En el Distrito Federal habita una proporción superior al 70% de los
millonarios del país, mientras que el Londres es del 41%, en Tokio es del 21% y
en Nueva York del 7%.
En los países donde
existe un sistema de protección social universal, donde los mecanismos de movilidad
social y de acceso al crédito productivo no se encuentran fracturados, y donde
los bienes públicos están mejor distribuidos, la concentración de la riqueza
personal no deja de importar, pero importa menos. En México no existen esas
condiciones y se le suman estructuras de mercado monopólicas, con altas
barreras de entrada, cero impuestos a la herencia y un desempeño fiscal
insuficientemente progresivo.
Por eso sorprende poco
que, en sus proyecciones, WealthInsight calcule que la riqueza combinada de los
multimillonarios mexicanos ( el .002%) crecerá hasta alcanzar 525 mil millones
de dólares en 2017. Esta figura los colocaría en posesión de algo menos de un
tercio del total de la riqueza individual acumulada en los hogares del país.
Los millonarios (el 0.1%) podrían llegara
acumular la mitad. Es una cifra alarmante para estándares mexicanos;
también cuando se le compara con el resto del mundo.
Los datos y las
circunstancias pintan un panorama en el que ya no importa si queremos o no que
los multimillonarios mexicanos de hoy sean los multimillonarios de mañana. Han
acumulado suficiente riqueza individual. Lo van a ser.
Lo que importa a estas
alturas es preguntar por los daños que ocasiona este grado de concentración de
la riqueza, si acaso esa tendencia se puede empezar a revertir y cómo.
[1] Credit Suisse, por
su parte, define “el valor neto o la ‘riqueza’ como el valor de los activos
financieros y los bienes materiales (especialmente los bienes raíces) que
poseen los individuos en un hogar, menos las deudas. Es decir, toda la riqueza
que un hogar podría accesar de vender sus bienes y activos. Se incluyen los
fondos privados destinados para pensiones pero no los públicos. Se excluye el
capital humano, así como los activos y deudas de propiedad estatal que son
difíciles de asignar a los individuos”
(Global Wealth Report 2014, p.13).
[2] Fe de errata – En
la publicación original había una errata en la que se estimaba que el 43% de la
riqueza estaba en manos del .002% de la población, la cifra correcta es .12%
Mario Arriagada
Cuadriello. Internacionalista por
El Colegio de México y Politólogo por la London School of Economics.
Horizontal.mx. 06/04/15