La
expresión irrestricta de nuestros puntos de vista es un Derecho Humano (art. 19
de la Declaración Universal). La Constitución de la UNESCO, que tiene como
misión construir la paz "en la mente de los hombres", establece en su
artículo primero "la libre circulación de las ideas por la palabra y por
la imagen".
También es
un derecho poder acceder a una información veraz, equilibrada, que no refleje
la ideología, creencias, partido
político, etc. de quienes emiten la noticia.
Es
intolerable que los muy pocos sean capaces de modelar el comportamiento de los
muchos mediante el acoso de un enorme poder mediático, hasta el punto de que
sigan callados e inaparentes cuando el tiempo del silencio ha concluido.
La
desinformación es peligrosísima.
No me canso
de insistir en el riesgo de ser sólo espectadores, receptores impasibles,
pusilánimes, resignados. Las generaciones venideras merecen algo más. No nos
dejemos convencer y ahormar. Con la mejor voluntad, muchas personas no conocen
más verdades que las que se les presentan por quienes no dan puntada sin hilo
pensando exclusivamente en las próximas elecciones.
Lamentablemente,
hasta los medios de comunicación menos tendenciosos se inclinan, de vez en
cuando, ante el inmenso poder del “gran dominio” (militar, financiero,
energético, mediático). La
concentración del poder mediático audiovisual y escrito es de tal naturaleza
que no sólo influye a escala mundial para justificar acciones difícilmente asumibles
por la mayor parte del público sino que, a través de los medios más adecuados
del "grupo", desencadenan movimientos especulativos de la
economía o crean "enemigos"
para que no se desacelere la inmensa maquinaria de la guerra.
Muchas
personas que no leen más de un periódico corren el peligro -salvo contadas
excepciones- de formarse una idea totalmente errónea de lo que acontece. En
consecuencia, sus opiniones sobre la gobernación, sobre la justicia, sobre los
partidos... se van tiñendo de la misma parcialidad, de los mismos sesgos que
los que caracterizan al diario. Lo mismo sucede con los canales de TV que,
progresivamente, van perteneciendo a los mismos amos...
Es
fundamental informarse prestando atención también a tendencias reconocidamente
contrarias, ver otros canales de TV y escuchar, de vez en cuando al menos,
otras emisoras de radio que las "habituales"... Y hablar
desapasionadamente, serenamente, de temas controvertidos con amigos de
"otros cestos"... Y ver también lo que pasa más allá de nuestro
entorno, fuera de España.
Por cuanto
antecede, es indispensable tener tiempo para pensar, para reflexionar sobre los
distintos temas, para leer y escuchar otras opiniones y expresar después
nuestros puntos de vista sin cortapisas, nunca al dictado de otros, nunca
condicionados por influencias sectarias, fanáticas, dogmáticas, supremacistas.
Sólo así podremos avanzar hacia el otro
mundo posible que anhelamos.
Federico
Mayor Zaragoza. Profesor, político y alto funcionario internacional español.
Doctor en Farmacia por la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de
Madrid. Exdirector General de la Unesco. Director de la Fundación Cultura de
Paz de España.