Los índices
de pobreza en el mundo continúan siendo preocupantes. Según datos de Coneval
(Consejo Nacional de Evolución de la Política de Desarrollo Social), en México
se estima que 53.4 millones de personas viven en pobreza, y otros 9.4 millones
en pobreza extrema. A nivel global, aproximadamente 1,000 millones viven
pobreza extrema y otros 1,500 millones en pobreza.
Se habla
mucho de pobreza, pero poco nos hemos centrado en analizar la condición de ser
pobre. De acuerdo a este consejo, una persona que vive en pobreza es aquella
que presenta al menos una carencia social (alimentación, vivienda, servicios
básicos de vivienda, salud, educación y seguridad social), y el ingreso es
insuficiente para satisfacer sus necesidades. Existe pobreza extrema cuando hay
tres o más carencias y se encuentran por debajo del bienestar mínimo. Así, se
puede deducir la falta de justicia social que existe en el mundo, y también en
nuestro país.
Quizá la
palabra pobreza se haya “normalizado” por aparecer tan repetidamente en
discursos, como si fuese una condición inherente a la sociedad, más en la
nuestra, donde se ha lucrado con ella, manipulando a las personas como llave
hacia el poder.
No fue
hasta que visité la India y observé la avasalladora realidad de lo que es capaz
de soportar una persona para tratar de sobrevivir, que entendí a lo que se
refería el concepto. Gente durmiendo amontonada en las calles, sin acceso a
sanitarios, agua potable y pepenando restos de comida de la basura para
alimentarse. Los más afortunados enjarraban sus “cuartitos” con excremento de
vaca. México no está tan alejado de esa realidad, pues ¿cuántas personas no
alcanzan a satisfacer sus necesidades básicas, simplemente por que no pueden?,
por la desigualdad tan marcada que hace que unos tengan privilegios y otros no,
lo que resalta la carencia de una justicia social, en equidad, para todos.
Justicia
social se refiere a la necesidad de lograr un reparto equitativo de los bienes,
donde los Derechos Humanos sean respetados y los grupos más desfavorecidos
cuenten con oportunidades de desarrollo. El 20 de febrero se celebra el Día
Mundial de la Justicia Social, que busca apoyar la labor de la comunidad
internacional encaminada a erradicar la pobreza para el acceso al bienestar
social y la justicia social. ¿Pero cómo lograrla? Podemos comenzar siendo
empáticos con las personas que se encuentran desfavorecidas, principalmente
desde “la tribuna” que discute y toma decisiones, y entender cuán profunda es
la realidad; crear los mecanismos para tener la convicción de que realmente
estamos juntos, iguales en dignidad y derechos y apoyar a cada quien con lo que
necesita en ese momento. Dejemos la conmiseración y actuemos en consecuencia.
Mary Wollstonecraft dijo: Es justicia y no caridad lo que necesita el mundo.
Flor María
Yáñez Álvarez. ElHaradoDeChihuahua.com.mx. Chihuahua, Chihuahua. 20/02/2019