Guatemala,
Guatemala. El 30 de enero se conmemora el aniversario de la muerte
de Mahatma Ghandi, líder político de India, ocurrida en 1948. El objetivo del día escolar de la No Violencia es educar a los hijos, desde la infancia, con tolerancia, respeto y
amor. La importancia de la celebración se enfoca en el futuro de una sociedad
más amable, solidaria, tolerante y con mejor cultura de paz.
Las
técnicas para corregir las conductas inadecuadas de los hijos no se traen desde
siempre; son aprendidas. Por eso la psicóloga Claudia Cuyún, asesora educativa
y familiar, aconseja prestar atención a la educación que recibieron los padres
en el pasado.
“Dar
una mirada al pasado de nuestra infancia, pensar y decidir cuál de los métodos
que aplicaron en nosotros nos ayudó o nos lastimó. Cuáles son aquellos sistemas
de corrección que adoptaríamos de nuestros padres y cuáles cambiaríamos”,
aconseja.
Firmeza, pero no golpes
A
criterio de la especialista, la firmeza es necesaria para que los hijos
conozcan sus límites y lo que se espera de ellos; pero, no se aconseja agredir
(golpear o jalar el cabello).
“La
paradoja está en que con la misma mano que se le acaricia se le pega. El niño
entrará en un período de confusión y es muy posible que a futuro rechace el
afecto a nivel físico ya que ha sido lastimado y dolido a través del contacto
físico”, afirma Cuyún.
Si
la ira es incontrolable, se debe consultar la ayuda de un experto, pues quizá
se debe realizar un proceso psicoterapéutico que revise algunos patrones de
corrección que fueron aplicados a los padres en su infancia y que
inconscientemente aplican ahora a sus hijos.
Evolución de la educación
Según
la experiencia de Claudia Cuyún en la Psicología, los padres han cambiado la
perspectiva desde hace muchos años. Actualmente, asegura, quieren estar más
cerca de sus hijos, desean tener una amistad. Están dispuestos a aprender y a
modificar las técnicas de corrección.
“Sin
embargo, me he dado cuenta de que existen casos en que los padres han perdido
absoluta autoridad en los hijos y tienen miedo a corregir, a reprobar conductas.
Los padres no deben perder de vista su rol de padres que está orientado a
formar no a tolerar”, resalta.
Los
distintos modelos familiares también han contribuido a la falta de un manejo
uniforme de la corrección de los hijos, según Cuyún. La falta de uno de los
padres o de ambos, por motivos de trabajo, abandono u otro, genera que los
niños y adolescentes aprendan las conductas en la calle o con personas que no
son las correctas guías, afirma.
Recuadros
·
Las frases asertivas
Según
Cuyún, se ha comprobado que los comentarios en positivo que solicitan la
conducta deseada en los niños son mejor aceptadas. Por ejemplo: “Hay que hacer
silencio”, el niño interpreta: (niño = silencio). Mientras que: “No puedes
hablar”, el niño interpretará: (niño =hablar). Además es mucho más motivador
hablar con este tipo de frases que estar constantemente diciendo NO.
·
La corrección positiva en los adolescentes
Cuando
se da la corrección, debe combinarse con una serie de refuerzos positivos.
1. Corregir con
firmeza pero con amor. Por eso debe ser cuidadosa la corrección quitando todo
sarcasmo, ironía y ofensas. Combatir la acción, la actitud equivocada y no su
ser.
2. Examinar si como
padres son responsables de aquello que quieren corregir. Por ejemplo:
Reclamarle que fume, si el padre fuma; decirle que es un borracho, y ve a los
padres tomar; o mentiroso, y oye que los padres mienten. Cuando se ve hacia
adentro como padres y se reconoce la responsabilidad, es mucho mejor aceptada
la corrección por parte del hijo. Es decir, invitarlo a que reflexione sobre
las consecuencias de sus actos.
3. Corregir a
solas, sin humillarlo en público. Sin comparaciones, ya que él/ella es él/ella
y no los primos, amigos, hijos de amigos, etc.
4. Escuchar y no
juzgar.
5. Centrarse en el
tema. Evitar los “tú nunca, tú siempre”. La corrección debe ser específica y
concreta.
6. Saber perdonar y
darle tiempo de mejorar y enmendarse.