El conflicto no terminará, se transformará y la violencia tampoco desaparecerá tras la firma de los acuerdos.
Bogotá, Colombia. Innumerables trabajos realizados sobre la guerra y
la paz en Colombia hablan de prepararnos para el posconflicto; aquí se está
cometiendo un error conceptual que lo ha aclarado Galtung, (uno de los más
importantes teóricos de la paz), quien afirma que el problema no es terminar el
conflicto o tratarlo como un estado no deseable; el conflicto se refiere a la
gestión de las diferencias entre individuos, al interior de un grupo o entre
grupos; permite aprender de los otros, evidenciar diferencias e identificar
formas o estilos de comunicación con las que construimos la realidad social en
la que vivimos.
Comprender los conflictos posibilita
demostrar las asimetrías (de información, habilidades de comunicación y de
poder) en las relaciones entre quienes actúan en él; es en el contexto del
conflicto en el que se evidencian los intereses, las intenciones, los recursos
que están en juego entre los actores sociales.
Desafortunadamente contamos con
numerosos ejemplos en los que las asimetrías de información, en competencias de
comunicación o el uso del engaño, el encubrimiento o el poder ilimitado y sin
controles de las partes, generan que se transite de la gestión no violenta de
un conflicto al uso de la violencia como recurso de gestión del mismo, con la
consecuente emergencia de los círculos y espirales de violencia que conocemos
de sobra.
Por tanto, es necesario que asumamos
que el problema no es el conflicto sino de lo que se trata es de la
transformación de las prácticas de gestión de los mismos, de la incorporación
cultural de prácticas pacíficas, es decir, hacer del diálogo simétrico y
transparente el fundamento de todo proceso de gestión de las diferencias.
Por otro lado, debemos también
diferenciar el denominado posconflicto y hablar de la posnegociación, pues es
seguro que la misma no implique ni el fin del conflicto ni tampoco el fin del
uso de prácticas violentas para buscar la resolución de los conflictos. Como ya
lo he mencionado, seguramente esto implicará años de incorporación de prácticas
pacíficas sobre la gestión de conflictos y seguramente los actores, que llevan
años usufructuando de la violencia (explicita e implícitamente), no las dejaran
rápidamente y solo con una combinación de complejas acciones de rediseño: socio
económico, político, jurídico, cultural y psicosocial, sostenidas y de largo
plazo se podrán transformar. Esto exige, además, no construir expectativas que
sobredimensionen el escenario de posnegociación y cuidarnos de los múltiples
discursos que buscaran mostrar el fracaso del mismo.
El conflicto no terminará, se
transformará y la violencia tampoco desaparecerá al día siguiente de la firma
de los acuerdos, esto solo será un comienzo de muchos y seguramente la firma
será un ritual necesario para marcar un hito para hablar de un conjunto de
actores que deciden hacer que las prácticas pacíficas sean la forma de
gestionar diferencias.
En definitiva, en el proceso de paz
debemos incorporar la palabra posnegociación e introducir la idea de
transformación de prácticas violentas de la gestión de los conflictos más que
hablar de posconflicto y menos del fin del conflicto.
Wilson López López. Profesor asociado Pontificia Universidad Javeriana.
Editor Universitas Psychologica.
Wilson López López. Semana.com. 10/01/13
El Mediador no es un tercero
Barcelona, España. Por “Tercero"
se entiende (técnicamente) las varias funciones que personas pueden ejercer
como intermediarias en el proceso de resolución de un conflicto. Hasta el
momento se han aceptado universalmente y por la mayoría de escuelas de gestión
de conflictos, 13 funciones de intermediación
El globito de la Mediación, lanzado sobre en el actual proceso de paz
la Habana, afortunadamente ha alcanzado difusión dentro de la llamada sociedad
civil colombiana y por ende demanda una más amplia discusión; pero lo ha hecho,
creo yo, sobre dos premisas que desde el punto de vista de la gestión de
conflictos, resultan técnicamente inexactas : 1- La Medición no puede igualarse
o reducirse a un “Tercero” , ya que bajo esta categoría se agrupan múltiples y
diversas actividades técnicas en la gestión y resolución de conflictos , y 2-
La Mediación necesita “obligatoriamente” de la aceptación de las dos partes
enfrentadas en un proceso de resolución de un conflicto. Precisemos:
1-EXPLORADOR o
tranquilizador, quien convence a las partes que ninguna está incondicionalmente
comprometida con la victoria y plantea posibles alternativas a un impase.
2-CONVOCADOR o
iniciador, quien hace posible que las partes inicien un proceso de paz.
3-DESACOPLAOR, quien
ayuda a que los “apoyos” externos dados a las partes en conflicto se retiren o
alejen del conflicto en el que se han involucrado.
4-AGLUTINADOR, quien
ayuda a reparar las divisiones presentadas entre las partes y aglutinarlas en
torno a soluciones aceptables para ellas.
5-HABILITADOR, también
llamado en la literatura anglosajona el “empoderador” y quien desarrolla
competencias o habilidades para que las partes lleguen a soluciones aceptables
y sostenibles.
6. VISUALIZADOR, quien
investiga y visualiza nueva información y nuevas opciones para que las partes
tomen decisiones mutuamente favorables.
7-GARANTE, quien como
su nombre lo dice “garantiza” o sirve de fiador de cualquier acuerdo alcanzado.
8-FACILITADOR, quien
desarrolla diversas tareas técnicas del proceso como presidir reuniones,
interpretar posiciones, y en general contribuir a su buena marcha.
9-LEGITIMADOR, quien
con su prestigio ayuda a las partes a aceptar el proceso, su resultado y a
legitimarlo.
10-POTENCIALIZADOR,
quien proporciona y desarrolla recursos adicionales para ayudar a las partes a
encontrar una solución positiva.
11-VERIFICADOR, quien
monitorea el cumplimiento pleno del acuerdo por las partes.
12-IMPLEMENTADOR,
quien vigila y hace cumplir plenamente los acuerdos alcanzados.
13-RECONCILIADOR,
quien se encarga de las acciones de largo plazo para modificar y superar los
estereotipos negativos ampliamente difundidos y que quedan, construyendo nuevas
relaciones que trasciendan la inercia del conflicto.
Por Mediación se
entiende (también técnicamente) un proceso de corto plazo, que una Persona
Ideal y Externa (PIE) con la ayuda de las partes realiza para tratar de
abstraer los problemas en disputa, encontrar opciones, considerar alternativas
y llegar a un acuerdo positivo ajustado a sus intereses. La Mediación
interviene sobre la conducta de las personas sentadas en la mesa de diálogos,
ayudándoles a abordar de una manera más realista y objetiva el tratamiento
estructural del conflicto, pero no tiene implicaciones sobre la “estructura
misma del conflicto”, pues esto último depende de las modificaciones
económicas, políticas, legales y sociales que se acuerden mutuamente, se
realicen, y sobre todo perduren.
Esta persona ideal
externa, o Mediador, introducido desde fuera en un proceso de resolución de un
conflicto, debe tener una serie de pre-requisitos, o cualidades propias ya muy
bien establecidas técnicamente en la teoría de la gestión y resolución de conflictos.
He aquí algunas de ellas:
Debe contar con la
confianza total de las partes. Ser imparcial es decir no representar o estar
vinculado con ninguna de ellas. Debe ser lo suficientemente flexible. Objetivo.
Creador. Paciente. Saber escuchar. Ser confidencial. Ser un diplomático.
Visualizar los intereses ocultos de las partes que subyacen bajo las
“posiciones, para sacarlos a flote. Conceder oportunidades a las dos partes por
igual. Y sobre todo, debe ser un gran comunicador social.
Cuando hago estas pocas
consideraciones, pienso en Diógenes con su linterna buscando al hombre justo
que pueda mediar en la solución política del conflicto colombiano. ¿Quién
podría ser y donde se encontrará?
Alberto Pinzón
Sánchez. kaos en la red.net. 07/02/13