La paz se construye
con inteligencia y conciencia solidaria; el papel de las universidades es y
será decisivo en la construcción del proceso de paz.
Comentarios
generales. Pensando en los estudios sobre la paz, notemos que es necesario
actualizarlos y profundizarlos. Entre nosotros se han desarrollado importantes
reflexiones sobre la dinámica estratégica y coyuntural de la guerra. Así mismo,
sectores de la sociedad civil, en su conjunto, han abierto canales de reflexión
y acción en torno a la paz, no sólo como expectativa o como ilusión, sino como
un marco de entendimiento cotidiano para el desarrollo concreto de la
democracia.
La disonancia entre
el desarrollo académico y la dinámica social ha generado un vacío que es
necesario llenar entre todos, y no sólo a través del trabajo de los académicos
porque se correría el riesgo de caer nuevamente en los mismos errores cometidos
hasta ahora. Si bien es cierto que la academia ha estado, en las diferentes
convocatorias públicas, a favor de un nuevo esquema de convivencia, es tiempo
ya de que se funde esa intencionalidad en una nueva vocación de servicio: la de
repensar y elaborar los procesos de paz simultáneamente. Un camino significante
para llenar el vacío fue el Foro Agrario organizado por la Universidad Nacional
y la Oficina de Naciones Unidas en Colombia. La metodología adoptada, permitió
que los 1.200 participantes, presentaran sus propuestas dirigidas a la Mesa de
Trabajo, convenida por el Gobierno Nacional y las F.A.R.C reunidas en Cuba.
Como universitarios,
no debemos seguir siendo espectadores y la Asociación Colombiana de
Universidades (ASCUN) y la Red de Universitarios por la Paz, (Redunipaz) deben
seguir produciendo resultados para facilitar la presentación de alternativas
complementarias que sean viables de implementación (1). Los universitarios estamos
invitados a intervenir creativamente en el proceso de paz y a no olvidar que:
Hacer no es agitarse; es realizar lo difícil. Nos corresponde intervenir en la
más ardua tarea, donde está en juego el destino democrático de nuestra gran
Nación. El espíritu belicista debe ser confrontado por una muy bien informada y
planeada solución política negociada.
En nuestros días, los
demócratas estamos invitados a ser constructores de paz y a comprometernos con
esta causa. Me inclino a pensar que un colombiano constructor de la paz, la
estudia individualmente y en grupo; reflexiona en distintas estrategias y
tácticas y está dispuesto a contribuir en planes a corto, mediano y largo
plazo, que conduzcan a su solución. Esbocemos entonces algunas propuestas
viables, para vincular las universidades al proceso de paz desde su
especificidad.
Propuestas.
i-
Convocar nuevamente el Consejo Nacional de Paz como espacio de participación y
de gestión articulado a la construcción de la paz.
ii- Intervenir en el
conflicto con una perspectiva transformadora hacia la paz.
iii- Realizar
análisis e investigaciones universitarias, en conexión con los actores que, más
allá de estar inmersos en el conflicto, han venido construyendo procesos
paralelos de convivencia pacífica en diferentes espacios locales y regionales.
iv- Superar las elaboraciones descriptivas del conflicto y tender, más bien, al
planteamiento crítico de escenarios, esquemas y tendencias de paz, con
perspectiva regional.
v- Dialogar con los actores en un contexto internacional y
con especialistas que hayan desarrollado esa reflexión teórico-práctica en
otros contextos.
vi- Monitorear los trabajos desarrollados por otros actores,
en regiones de países distintos. Este seguimiento permite adentrarse en otras
culturas, conocer métodos de racionamiento y técnicas de tratamiento y
transformación para la paz (2).
vii- Persuadir a los
rectores universitarios y a las instancias académicas para que, con su
capacidad de convocatoria y responsabilidad, se facilite reformular los
currículos, tanto en ciencias sociales como naturales, incluyendo espacios
académicos vinculados a la construcción de una nueva cultura de paz.
Asimismo, agenciar
los recursos para preparar a los profesores y a los egresados, para que puedan
intervenir en la construcción de la paz con eficiencia y eficacia.
viii-
Organizar en las universidades diplomados, especializaciones, maestrías y
doctorados sobre los distintos aspectos del proceso de paz (liderazgo político;
resolución de conflictos; análisis político moderno; pedagogías de la
convivencia; zonas de paz; procesos de paz, análisis comparado de casos;
políticas públicas para la paz; relaciones internacionales; y gobernabilidad
democrática...).
ix- Fortalecer los
centros de investigación y los proyectos sobre la paz, haciendo los respectivos
seguimientos y produciendo resultados que planteen soluciones realizables.
x-
Formar técnicamente grupos profesionales para administrar y difundir
–pedagógicamente- las nuevas culturas en torno a la construcción de la paz y el
manejo del postconflicto.
xi- Celebrar alianzas
estratégicas, nacionales e internacionales, para facilitar el surgimiento de
una nueva cultura de paz.
xii- Acudir a la colaboración y el apoyo de
instituciones expertas en la problemática de la paz y la solución de
conflictos, al estilo de Naciones Unidas y TRASCEND.
xiii- Examinar y
reformular las experiencias y aportes de las universidades públicas y privadas,
vinculadas a los procesos de reinserción; y xiv- Replantear la formación
política ofrecida a los estudiantes, para facilitar su compromiso con los
principios de la democracia participativa, los partidos políticos y los
movimientos políticos y sociales -de tal manera- que se cree una cultura
política capaz de derrotar las prácticas clientelistas y corruptas vigentes en
amplios sectores de la vida política.
Si hemos de ser
reconocidos como defensores de la paz, deben existir manifestaciones expresas
de nuestro compromiso; y en él lo que está en juego es nuestro ser dinámico y
creador; nuestro ser histórico. Comprometemos no tanto nuestro presente, como
nuestro porvenir. Observemos que el carácter dinámico y creador de esta opción
nos impulsará a excedernos y superarnos en el diseño y solución del más
significante problema colombiano, sin cuya resolución sostenible el
funcionamiento de la democracia será imposible.
Referencias
(1) Estúdiense
cuidadosamente las conclusiones de la reunión celebrada en la Rectoría de la
Universidad Javeriana, el día 14 de agosto de 2014, patrocinada por la Redunipaz,
Ascun y el Instituto Pensar, con asistencia de importantes rectores
universitarios a nivel nacional y regional.
(2) Es de gran
utilidad revisar los aportes africanos al respecto; también los de El Salvador,
Guatemala y Nicaragua…
Hernando Roa Suárez.
Elespectador.com. Bogotá, Colombia. 07/10/14