¿Por qué la cacería de Edward Snowden?
México,
Distrito Federal. La noticia es ya conocida,
Edward Snowden se encuentra en Moscú y busca asilo político en algún
país. Estados Unidos lo busca, pues reveló información del espionaje que
realizan los gringos en todo el mundo.
Pero
¿Qué fue exactamente lo que este hombre informó? Se ha entrevistado con el
diario The Guardian, el diario chino South China Morning, con la revista
alemana Der Spiegel y con importantes personajes de la política a nivel
mundial, ha dado a conocer el espionaje que realiza su país, ha enseñado
archivos y parece ser que tiene todo muy bien sustentado.
Este
contratista de inteligencia reveló que el programa PRISM es un sistema que fue
lanzado en el 2007 por la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana; el cual
es capaz de captar correos electrónicos, videos, fotografías, llamadas de voz e
imagen, actividades en los medios sociales, contraseñas y otros datos por medio
de empresas de internet.
A
pesar de no tener acceso directo a empresas como Microsoft, Skype, Verizon,
Google, Facebook y otras; ellas están obligadas a entregar la información que
se les pida.
PRISM
asegura que la población de su país no es el objetivo a seguir, sino el
extranjero y que lo hace como seguridad nacional para prevenir futuros ataques
terroristas. A pesar de estas declaraciones el diario británico The Guardian
publicó que han investigado a millones de personas en este país y que además
tienen sus números telefónicos, sus cuentas bancarias y sus contactos en
internet.
Snowden
declaró que la NSA tiene como aliado a TEMPORA, que son los servicios de
inteligencia de Inglaterra. El diario The Guardian reportó que se
espiaban cables de fibra óptica que la agencia británica compartía con NSA,
intervenían 200 cables lo que significa más de 600 millones de comunicaciones
diarias que, aunque no las escuchan todas, tiene el poder de almacenarlas.
También
salió a la luz el hackeo que se hace a nivel mundial. Entre los países
afectados se encuentra China, Alemania, Francia, Italia, Grecia, India, Corea
del Sur y Japón.
Informó
que han utilizado oficinas de la ONU para realizar este espionaje y que además
38 embajadas y misiones diplomáticas han sido espiadas por los Estados Unidos.
Esto
tiene muy enfadados a varios países, que además son aliados de los Estados
Unidos pero se sienten ofendidos ante tremenda intromisión.
El
hecho es que al día de hoy es más noticia lo que pasará con este valiente
hombre que los mismos trabajos de espionaje y hackeo que ha realizado el gran
metiche del planeta.
Por
su parte Kim Dotcom, fundador de Megaupload asegura que la privacidad está en
peligro y que se vivirá una era de espionaje si es que se aprueba un proyecto
de ley que pretende ampliar la capacidad de vigilancia de Estados Unidos.
Verónica Ojeda. Siete24.mx. 04/07/13
http://www.siete24.mx/colaboraciones/51397-ipor-que-la-caceria-de-edward-snowden
Edward Snowden o los escenarios
de la nueva guerra
Buenos Aires, Argentina. La cacería desatada por los
Estados Unidos para atrapar a Edward Skowden parece, a primera vista,
desproporcionada. Millones de personas en todo el mundo se preguntan cuál es el
conjuro desatado por ese joven pálido y desgarbado para que se active la
maquinaria político-diplomática-disuasiva (y no tanto) de la primera potencia
mundial.
Las revelaciones del ex
contratista de la CIA y de la Agencia Nacional de Seguridad no sólo ponen en
entredicho el tipo de democracia que existe en Estados Unidos sino que revela
la íntima relación entre régimen político, control social y corporaciones
económicas.
Estados Unidos gasta 50 mil millones
de dólares al año para mantener su aparato de inteligencia y vigilancia. El 70
% de esos recursos van a parar a contratistas privados, verdaderos
beneficiarios económicos de la nueva etapa.
La contratista Booz Allen Hamilton (BAH), para quien trabajaba Snowden, es una empresa con 25000 empleados y una facturación por 5.760 millones de dólares. Sus ingresos provienen, en un 99 %, de sus contratos con el gobierno de los Estados Unidos.
Esta simbiosis con el Estado no termina allí, ya que el actual director nacional de inteligencia del gobierno de Brack Obama, James Clapper, fue un alto ejecutivo de BHA, mientras que el actual vicepresidente de la compañía, Mike McConnell, fue director de la Agencia de Seguridad Nacional y asesor del ex presidente George W. Bush.
La contratista Booz Allen Hamilton (BAH), para quien trabajaba Snowden, es una empresa con 25000 empleados y una facturación por 5.760 millones de dólares. Sus ingresos provienen, en un 99 %, de sus contratos con el gobierno de los Estados Unidos.
Esta simbiosis con el Estado no termina allí, ya que el actual director nacional de inteligencia del gobierno de Brack Obama, James Clapper, fue un alto ejecutivo de BHA, mientras que el actual vicepresidente de la compañía, Mike McConnell, fue director de la Agencia de Seguridad Nacional y asesor del ex presidente George W. Bush.
Una verdadera puerta giratoria donde
funcionarios y ejecutivos intercambian roles con suma facilidad, evidenciando
que en el nuevo escenario los gobiernos pasan y las corporaciones quedan. La
toma de decisiones, en definitiva, se traslada cada vez más desde los
ciudadanos a los accionistas de las grandes compañías.
El ciberespionaje y la vigilancia masiva son además el nuevo horizonte para empresas como Lockheed Martin o General Dynamics, ubicadas en el top five de los proveedores de armas a nivel global.
El ciberespionaje y la vigilancia masiva son además el nuevo horizonte para empresas como Lockheed Martin o General Dynamics, ubicadas en el top five de los proveedores de armas a nivel global.
Guerra Civil Mundial
Después del declive que supuso el fin de la guerra fría, la maquinaria bélica
resurgió con las guerras preventivas y la caza de terroristas reales o
ficticios. La invasión de Afganistán (octubre de 2001) e Irak (marzo de 2003)
son dos “hitos” de ese proceso.
Este resurgimiento coincide también con la ampliación del concepto de guerra, y la diversificación de la industria ligada a esta, que se profundizó a partir del ataque contra las Torres Gemelas en septiembre de 2001.
Este resurgimiento coincide también con la ampliación del concepto de guerra, y la diversificación de la industria ligada a esta, que se profundizó a partir del ataque contra las Torres Gemelas en septiembre de 2001.
A partir de entonces, la
"guerra contra el terrorismo" que lanzó el entonces presidente George
W. Bush, y que contó con el apoyo entusiasta de sus aliados en Europa,
globalizó el escenario bélico y puso a la población mundial en el campo de
batalla.
La invasión a Afganistán para dar con Bin Laden o a Irak para destruir armas químicas inexistentes no sólo no cumplieron el objetivo enunciado sino que sirvieron para colocar al mundo en estado de guerra permanente. Como sugiere el filósofo italiano Giorgio Agamben, hoy resulta casi imposible discernir entre guerra y paz. Pero también guerra externa y guerra civil mundial.
El “enemigo” no sólo es estigmatizado con el prototipo del musulmán y del árabe (extendiéndose a latinos, africanos y todo aquel no encaje con el prototipo de hombre blanco de origen anglosajón) sino que adquiere la suficiente ambigüedad como para “infiltrarse” entre “nosotros”.
La invasión a Afganistán para dar con Bin Laden o a Irak para destruir armas químicas inexistentes no sólo no cumplieron el objetivo enunciado sino que sirvieron para colocar al mundo en estado de guerra permanente. Como sugiere el filósofo italiano Giorgio Agamben, hoy resulta casi imposible discernir entre guerra y paz. Pero también guerra externa y guerra civil mundial.
El “enemigo” no sólo es estigmatizado con el prototipo del musulmán y del árabe (extendiéndose a latinos, africanos y todo aquel no encaje con el prototipo de hombre blanco de origen anglosajón) sino que adquiere la suficiente ambigüedad como para “infiltrarse” entre “nosotros”.
El miedo, el prejuicio y la
simplificación, operan para legitimar la excepción. Vivimos en un estado de
excepción permanente que naturaliza las cárceles secretas, los tribunales
militares, la tortura a sospechosos y las detenciones indefinidas sin acusación
ni juicio.
El centro de detención clandestino en que el gobierno norteamericano convirtió a la base militar de Guantánamo hoy no escandaliza a casi nadie. Sin embargo, la mayoría de los 150 detenidos llevan adelante una prolongada huelga de hambre reclamando algo tan elemental como una acusación formal y un juicio justo.
El miedo y el fantasma de la inseguridad (de la violencia urbana a las omnipresentes y potenciales acciones terroristas) legitiman también la vigilancia continua e indeterminada y el cercenamiento de derechos elementales, como la libertad de expresión, la privacidad y el respeto a la diversidad político-cultural.
El centro de detención clandestino en que el gobierno norteamericano convirtió a la base militar de Guantánamo hoy no escandaliza a casi nadie. Sin embargo, la mayoría de los 150 detenidos llevan adelante una prolongada huelga de hambre reclamando algo tan elemental como una acusación formal y un juicio justo.
El miedo y el fantasma de la inseguridad (de la violencia urbana a las omnipresentes y potenciales acciones terroristas) legitiman también la vigilancia continua e indeterminada y el cercenamiento de derechos elementales, como la libertad de expresión, la privacidad y el respeto a la diversidad político-cultural.
El brote de "islamofobia"
que desató en Londres el asesinato del soldado británico Lee Rigby y el apoyo
social a las escuchas ilegales y otras formas de espionaje masivo en Estados
Unidos dan una verdadera dimensión de la penetración de la política del miedo y
el terror. Un estudio realizado por el The Washington Post concluyó que el 56 %
de los encuestados considera “aceptable” ese tipo de prácticas.
Cacería
Es en este contexto, y sin disparar un sólo tiro, que Snowden, el soldado
Bradley Manning (quien filtró a WikiLeaks más de 700.000 documentos con
archivos de inteligencia militar y cables del departamento de Estado) y Julián
Assange, se convirtieron en una verdadera amenaza "para la seguridad
nacional" de los Estados Unidos.
El ex contratista de la CIA (y
no "el topo" como maliciosamente comenzó a llamarlo el gobierno
norteamericano con la reproducción acrítica de buena parte de los medios de
comunicación) reveló el corazón del mecanismo técnico-político sobre el que se
asienta el régimen de dominación: el control permanente y perpetuo de cada
individuo a través de escuchas telefónicas y de las múltiples posibilidades de
comunicación que brinda a Internet (correos electrónicos, chats, redes
sociales, etc) a través de programas como PRISMA.Control que supone vigilancia y sujeción permanente de los cuerpos gracias a la "colaboración" de las grandes corporaciones que dominan el negocio y que abrieron "una puerta trasera" en sus servidores (Microsoft, Apple, Google, Faceboock, etc).
Snowden corrió el velo sobre aquello que por temor, comodidad o cinismo millones de personas se niegan a admitir. La sofisticación de las técnicas de control social, facilitada por una visión acrítica y celebratoria de las tecnologías digitales aplicadas a la información y a la comunicación, nos alejan cada día más de los valores que dan sentido a la democracia, la libertad, la igualdad y la justicia.
“No quiero vivir en una sociedad que haga ese tipo de cosas (espiar). No quiero vivir en un mundo donde todo lo que hago y digo es grabado”, dijo Edward Snowden cuando justificó sus revelaciones.
En un diálogo, por ahora imposible, Julián Assange puso en contexto sus dichos. “Hay un nuevo estado de comunicación trasnacional que está propiciando una guerra de información global”, aseguró el fundador de Wikileaks al cerrar la Primera Cumbre de Periodismo Responsable que se desarrolló en Guayaquil.
Snowden hizo sus declaraciones en Hong Kong, de donde debió huir para refugiarse en un aeropuerto de Moscú y evitar ser entregado a las autoridades norteamericanas.
Assange hizo su intervención por videoconferencia desde la embajada ecuatoriana en Londres, de donde no puede salir, desde más de un año, sin ser capturado por la policía inglesa por difundir, entre otros documentos no menos escandalosos, 250 mil cables secretos de la diplomacia norteamericana (serie que revela, entre otras tantas cosas, conversaciones que algunos políticos argentinos preferirían olvidar, al menos en tiempos de campaña electoral).
Para ambos la esperanza está América del Sur, región vituperada por los campeones de la “libertad de prensa” y las corporaciones de la comunicación. Y eso, en el actual estado de cosas, es mucho más que una posibilidad.
Daniel Giarone. Telam.com.ar/ 30/07/2013