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1221. "Sólo los hombres libres pueden Negociar": Nelson Mandela

Mandela, el líder que luchó por la libertad de su pueblo

"¿Qué libertad se me ofrece, mientras sigue prohibida la organización de la gente?"
-Nelson Mandela

En febrero, Nelson Mandela quien fue el líder del movimiento negro sudafricano renunció a la libertad que le ofreció el gobierno a cambio de abandonar la lucha armada.
En enero de 1962 Mandela abandonó Sudáfrica para  acudir a la Conferencia Panafricana de Addis Abeba (Etiopía), más tarde se dirigió a Argelia donde tomó un entrenamiento guerrillero, y al regresar de su viaje es detenido por abandono ilegal de su país y condenando a cinco años en prisión.
El 12 de junio de 1964 Nelson Mandela es condenado a cadena perpetua en la prisión de Robben Island, en donde los presos políticos eran separados de los comunes y tenían menos privilegios, Mandela sólo podía recibir una visita y una carta cada seis meses.
El 10 de febrero de 1985 el presidente Botha ofreció la liberación condicional de Mandela a cambio de renunciar a la lucha armada. Mandela rechazó la oferta, haciendo un comunicado a través de su hija Zindzi: "¿Qué libertad se me ofrece, mientras sigue prohibida la organización de la gente? Sólo los hombres libres pueden negociar. Un preso no puede entrar en los contratos."
Tras haber estado preso 27 años, el domingo 11 de febrero de 1990 se dio a conocer la liberación de Mandela, quien pese a su reclusión se convirtió en la principal figura de la lucha contra el racismo en su país y el mundo.
Noticiasmvs.com México, D.F., 10/01/15

901. Nelson Mandela 1918-2013

Londres, Reino Unido. Amnistía Internacional rinde homenaje a uno de los líderes mundiales más visionarios de la lucha por la protección y la promoción de los derechos humanos, Nelson Mandela.
La muerte de Nelson Mandela no supone una pérdida sólo para Sudáfrica. Es una pérdida para todas las personas de este mundo que luchan por la libertad, la justicia y para acabar con la discriminación.
“Como líder mundial que se negó a aceptar la injusticia, el coraje de Nelson Mandela contribuyó a cambiar todo nuestro mundo”, ha afirmado Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional. “Su muerte deja un enorme vacío, no sólo en Sudáfrica, sino en todo el mundo”.
"El compromiso de Nelson Mandela con los derechos humanos se resume en su inquebrantable voluntad de erradicar la desigualdad racial durante el apartheid, así como su labor vital en la lucha contra el VIH/sida en Sudáfrica. Su legado en África, y en todo el mundo, perdurará durante generaciones."
Su vida de lucha política y abnegación constituye un ejemplo para millones de personas en todo el mundo. Extraordinarios fueron su talante bajo presión, su valentía y su integridad, y su compromiso con la reconciliación y el perdón frente a la venganza y el odio.
“Impresionaba este hombre, tan excepcional”, afirma Louis Blom-Cooper, que participó en la fundación de Amnistía Internacional a principios de la década de 1960 y fue observador del largo juicio por traición seguido contra Nelson Mandela y otros líderes antiapartheid antes de su absolución, en marzo de1961.
“Literalmente, al verlo y oírle hablar, uno se sentía en presencia de una persona muy relevante que un día se convertiría en un ciudadano muy destacado de Sudáfrica.”
“Tenía un rostro muy atractivo y cuando te hablaba, sentías que la persona más importante en ese momento eras tú y no él”.
En los años que siguieron a su presidencia, la defensa abierta y resuelta de Nelson Mandela de los millones de personas que vivían con el VIH, sobre todo en el África Subsahariana, incluida Sudáfrica, mostró que su pasión por apoyar la dignidad humana, el derecho a la igualdad y el acceso a la justicia no habían disminuido con el tiempo.
Su insistencia en que también éstas eran cuestiones de derechos humanos contribuyó a garantizar que las circunstancias de quienes viven con el VIH siguen constituyendo un motivo de preocupación urgente y global.
En noviembre de 2006, Amnistía Internacional nombró a Nelson Mandela Embajador de Conciencia como reconocimiento por sus numerosos años de labor de denuncia de los abusos contra los derechos humanos, no sólo en Sudáfrica, sino en todo el mundo.
Al aceptar el galardón, Nelson Mandela dijo: "Al igual que Amnistía Internacional, llevo muchos años luchando por la justicia y los derechos humanos. Ya me he retirado de la vida pública. Pero mientras persistan la injusticia y la desigualdad en nuestro mundo, ninguno de nosotros puede descansar de verdad. Debemos ser aún más fuertes.
"A través de la labor de la Fundación Nelson Mandela, el Fondo para la Infancia Nelson Mandela y la Fundación Mandela Rhodes, prosigo mi lucha por los derechos humanos."
En esa misma ocasión, Amnistía Internacional ofreció a Nelson Mandela y a la Fundación Nelson Mandela cinco volúmenes de informes públicos y campañas que la organización lanzó entre la década de 1960 y 1994 sobre los abusos contra los derechos humanos en Sudáfrica.
Al aceptar el Premio Embajador de Conciencia, Nelson Mandela reconoció la contribución de Amnistía Internacional a la defensa de los derechos humanos.
Nelson Mandela fue víctima de una gran injusticia, fue procesado y condenado en un sistema de apartheid cimentado sobre el racismo y fue privado del derecho a un juicio justo.
Como señaló Amnistía Internacional en su informe de 1978 sobre el encarcelamiento político en Sudáfrica: “Mientras permanezca el apartheid, no puede haber ninguna estructura que sea conforme a las normas reconocidas de derechos humanos y las garantice.”
“Nelson Mandela fue un preso político, encarcelado también por su conciencia. Fue un hombre que comprendió que la exclusión de los grupos destruye el tejido social de un país, generando una política de desigualdad. El movimiento universal de derechos humanos tiene una ‘deuda de gratitud’ con Nelson Mandela. Y todas las personas que lo admirábamos debemos proseguir su lucha”, ha afirmado Salil Shetty.
Aministía Internacional.org. 05/12/13
http://www.amnesty.org/es/news/nelson-mandela-1918-2013-2013-12-05

900. Enorme pesar por la muerte de Nelson Mandela


Su vida personificó una valiente lucha por la libertad, la igualdad y la justicia
Londres, Reino Unido. La muerte de Nelson Mandela, ocurrida el 5 de diciembre de 2013, representa una enorme pérdida no sólo para Sudáfrica, sino también para el resto del mundo.
Mandela, quien lideró la lucha de varias décadas contra el apartheid en Sudáfrica, pasó 27 años en prisión debido a su labor de activismo. Tras su liberación en 1990, Mandela se convirtió en el primer presidente sudafricano después del fin del apartheid, en 1994. Uno de sus más valorados aportes fue conducir la transición pacífica del país hacia un sistema más equitativo y democrático.
“La vida de Mandela representó la lucha por la libertad, la igualdad y la justicia, todos ellos valores centrales de derechos humanos”, indicó Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch. “Su muerte nos recuerda el carácter excepcional de su liderazgo comprometido y digno, tanto en África como fuera de este continente”.
Nelson Mandela nació el 18 de julio de 1918. Luego de terminar la escuela secundaria, cursó estudios en la University of Fort Hare, donde comenzó a participar en política estudiantil. En 1944, se convirtió en miembro del Congreso Nacional Africano (CNA). Mandela integró la Liga Juvenil del CNA junto con Walter Sisulu, Oliver Tambo y otros activistas que lucharon contra el apartheid. En 1964, Mandela y otros 156 miembros de CNA fueron juzgados por sabotaje y condenados a prisión perpetua.
Durante el juicio, Mandela expresó:
He aspirado al ideal de una sociedad libre y democrática, donde todas las personas convivan en armonía y con igualdad de oportunidades. Espero poder vivir para defender y alcanzar este ideal. Pero si fuera necesario, es una aspiración por la cual también estoy dispuesto a morir.
A pesar de haber sido condenado a prisión perpetua y vivir en prisión durante 27 años, hasta el año 1990, Nelson Mandela defendió apasionadamente y sin resentimientos la reconciliación y la necesidad de construir un nuevo estado sudafricano. Un aspecto clave de este cambio fue la ampliamente celebrada Constitución de Sudáfrica, que consagra valores fundamentales de dignidad humana, igualdad y libertad, así como la importancia de la construcción nacional, la participación pública y la cohesión social.
Después de casi dos décadas de democracia, Sudáfrica no se ha convertido en el país al cual aspiraba Mandela. Abundan la desigualdad y la pobreza, existen grandes deficiencias en el sector de educación y de salud, y Sudáfrica continúa dividida por las diferencias raciales y la profunda desigualdad económica.
“Mandela condujo a Sudáfrica para que dejara atrás un período de tinieblas y atrocidades”, indicó Roth. “La próxima generación de líderes del país deberá estar a la altura de los ambiciosos estándares marcados por este hombre y su acérrimo compromiso con los derechos humanos”.
Hhr.org. 05/12/13
http://www.hrw.org/es/news/2013/12/05/sudafrica-enorme-pesar-por-la-muerte-de-nelson-mandela

899. Hamba Kahle Nelson Mandela: con nuestra profunda gratitud

"Lo importante en la vida no es el mero hecho de que la hemos vivido. Consiste en la diferencia que hemos hecho en la vida de los demás lo que determinará el significado de la vida que tenemos"
-Discurso de Nelson Mandela en el 90 aniversario de la celebración de Walter Sisulu, en el Salón Walter Sisulu, Randburg, Johanesburgo, Sudáfrica, 18 de mayo de 2002.
Johannesburgo, Sudáfrica. En realidad Nelson Mandela nunca fue un prisionero, todo el tiempo fue libre, y a partir de hoy, lo será por siempre. Como sudafricano, como un camarada en la lucha para liberar a mi país natal de la maldad del Apartheid y también como ciudadano del mundo, mi corazón tiene un gran pesar. La pérdida era esperada, pero aún así es muy difícil de soportar.
El mundo ha perdido a un verdadero líder, a un padre y a una inspiración. Decir que tuvo una vida llena de significado apenas le hace justicia y por fortuna no se quedará ahí, nos deja un profundo legado de esperanza, en un mundo aún sacudido por la injusticia y la iniquidad. Su inspiración vivirá en mi corazón y en el de todas las personas del mundo.
En estos momentos difíciles mis pensamientos y oraciones están con su familia y amigos. El mundo ha suspirado colectivamente y está de luto. Es un momento de reflexión y de tranquila contemplación de una vida bien vivida, de un hombre profundamente querido.
Tenía 15 años la primera vez que escuché el nombre de Mandela, o Madiba, como se le conoce con cariño en África. Durante el Apartheid fue el enemigo número uno de Sudáfrica. Envuelto en el secreto, el mito y el rumor, los medios de comunicación lo llamaban "El Pimpernel negro". Podía eludir a la policía utilizando varios disfraces –uno de sus favoritos era el de chofer- hasta que la CIA, coludida con el régimen del Apartheid logró detenerlo. En Durban, donde nací y crecí, y en todo África, él era un héroe. Hoy es un héroe del mundo.
"La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo", dijo en la Universidad de Witwatersrand en 2003.
Recordando cómo dio forma a mi joven vida como activista, durante el régimen del Apartheid primero estuve al frente en las protestas contra la iniquidad en la educación –combatí el aparheid de educación- Recuerdo cuando mis amigos y yo escuchamos por primera vez la campaña "Liberen a Mandela". Madiba, como le decimos con cariño, era censurado por los medios de comunicación. Era un reflejo del miedo oficial que el estado tenía ante sus ideas. Desde entonces Madiba se convirtió en una fuente de inspiración para mí, y cuando él dijo "la lucha es mi vida", me di cuenta qué tan poderosas y ciertas eran sus palabras. Esas palabras inspiraron a muchos de mis compañeros activistas para combatir la brutalidad del régimen del apartheid. Para mí, como para muchos de mis ex camaradas, también se convirtió en mi vida, una vida alegre, pero también una vida dura.
Tuve el privilegio de encontrarme con Madiba muchas veces. Gracias a ello me considero extremadamente afortunado. Primero lo conocí a finales de mis 20, en 1993. Ayudaba con la realización del plan de comunicación del Congreso Africano Nacional. Para alguien que difícilmente se queda sin palabras lo que ocurrió fue impresionante, me quedé callado, fui humillado, apenas pude pronunciar una palabra cuando Madiba estrechó mi mano: "Es un honor Madiba", y no pude decir nada más. Tenía una presencia enorme pero también se mantenía simple, sin ser pretencioso. Luego del desayuno preguntó al gerente del hotel donde nos reuníamos si podía agradecer a los trabajadores que nos prepararon la comida. Fue hasta la cocina y agradeció a cada uno de ellos. Lo seguí y vi cómo estrechó las manos de cada uno de ellos, un simple y honesto gesto de aprecio que significó tanto para todos.
En 1995 me encontré nuevamente con él cuando encabezaba la Campaña de Alfabetización de Adultos en Sudáfrica. En el Día de Alfabetización Internacional llevé a un par de niños y adultos a conocer a Madiba al Parlamento. Estaban tan emocionados de tener una foto con él, esa imagen se convirtió en el poster para promover la educación adulta básica. Todos estaban muy ansiosos, ¡me preguntaban qué se suponía debían decir y cómo debían dirigirse al Presidente! Habían preparado frases para agradecerle el tiempo para vernos. Sin embargo, cuando Madiba apareció desde su gabinete de reuniones dio la vuelta a la mesa. Caminó y agradeció a todos por tomarse el tiempo para verlo. "Sé que están muy ocupados y les agradezco por tomarse un tiempo para mí", dijo. En ese momento rompió el hielo, era solo un ser humano, una persona como ellos, y todos se relajaron.
Era más grande que la vida y nunca perdió su sentido de la humanidad y de lo "ordinario". Su tenacidad, su resolución y su voluntad para perdonar eran sobrehumanas y me dieron la fortaleza y la enseñanza de importantes lecciones sobre la determinación y perseverancia.
Madiba dijo una vez que la lucha por la justicia no es un concurso de popularidad. La verdad no siempre es popular y su ejemplo me ayudó, junto a miles de personas más, a ser más resistente. Madiba creía que la injusticia continuaría hasta que los hombres y mujeres decentes dijeran "suficiente es suficiente y no más".
Declaró: "He peleado contra la dominación blanca y he peleado contra la dominación negra. He acariciado el ideal de una libre y democrática sociedad en la que todas las personas vivirán juntas en armonía con las mismas oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y ver realizado, pero Señor, si tiene que ser, también es un ideal por el que estoy preparado para morir". Posicionamiento de su defensa durante el juicio de Rivonia, en 1964.
Hoy habrá un poco más de colores y de alegría en el cielo, él estará ahí, aun ardiendo en la pasión y sabiduría que fue forjó en el horno de la injusticia y la adversidad, envuelto en la victoria. Nos mirará desde arriba, gente por todas partes dispuesta a seguir adelante, sabiendo que lo imposible es posible si somos fieles a nosotros mismos.
¡Descansa en paz Madiba, con nuestra interminable gratitud, tienes más de lo ganado!
Hamba Kahle (Ve con bien / Descansa en paz), Madiba. Ngiyabonga kakhulu (muchas gracias).
Kumi Naidoo. Greenpeace.org. 05/12/13
http://www.greenpeace.org/mexico/es/Blog/Blog-de-Greenpeace-Verde/hamba-kahle-nelson-mandela-con-nuestra-profun/blog/47613/

898. Justicia sin venganza: su lección para superar la violencia del pasado

Madrid, España. Las escenas eran desgarradoras. Una viuda que grita de pena, mientras el verdugo de su marido confiesa, entre lágrimas, cómo lo mató y quemó su cuerpo. O un anciano que con un hilo de voz señala al policía que lo torturó hasta dejarlo inválido. Y el niñito zulú que cuenta que de su padre sólo recuerda la imagen de un hombre apaleado en el suelo por tres policías blancos.
Un día tras otro, durante tres años, 21.000 personas construyeron el mayor relato de las atrocidades de casi 50 años de segregación y represión en Sudáfrica. Fue una de las jugadas más significativas de Nelson Mandela cuando llegó al poder tras pasar 27 años en prisión por motivos políticos: promover la justicia sin venganza.
"Vamos a mirar al monstruo a los ojos", les dijo Mandela, con el tono solemne que usaba para las ocasiones trascendentales, a la veintena de personalidades que convocó en 1995 para la delicada misión de lidiar con el pasado traumático del apartheid.
Con el arzobispo Desmond Tutu como presidente, nacía la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, una corte itinerante que, entre 1996 y 1998, recorrió ciudades, pueblos y aldeas para escuchar a las víctimas y también a los verdugos. Quienes confesaran públicamente los crímenes políticos y dieran toda la información que estuviera en su poder quedarían en condiciones de solicitar una amnistía.
"No era la justicia como la conocíamos. La clave era el perdón y no el castigo. Algo había que hacer con los crímenes del apartheid. La amnistía no era una solución y abrir una catarata de juicios podía impedir el gran objetivo de la unificación de Sudáfrica", recuerda la argentina Mary Burton, radicada en Sudáfrica en los años 60, a quien Mandela nombró en aquella comisión en gratitud por décadas de lucha contra el apartheid.
Las audiencias de la comisión se limitaron a los crímenes cometidos entre 1960, cuando se radicaliza la represión del régimen de segregación a la mayoría negra, y el inicio de la democracia, en 1994. Las víctimas contaban sus historias delante de la comisión y de los verdugos que se prestaban a participar del proceso.
El arzobispo Tutu recorrió el país y escuchó todos los testimonios. Se llevaba cada tanto las manos a la cabeza y lloraba, desbordado por la maldad. "Mi trabajo era estrangularlos y después quemarlos para que no se supiera nada más de ellos", relató el policía Joe Mamasela en una de las audiencias, en Port Elizabeth.
Delante de él, estaban los familiares de los Pebco Three, tres famosos activistas antiapartheid desaparecidos en 1985 y cuyos cuerpos pudieron ser hallados tras las audiencias. Ésa y centenares de escenas parecidas se veían a diario en la TV. Horas y horas de confesiones, llanto y horror.
"El corazón se me iba con las mujeres -recuerda Pumla Gobodo, otra de las integrantes de la comisión-. Ellas llegaban allí a contar la pérdida de sus hijos, de sus esposos, pero pocas veces hablaban de ellas. Cuando les preguntábamos terminaban contándonos las vejaciones a las que ellas mismas eran sometidas."
Mandela siguió obsesivamente el desarrollo de las audiencias. Fue enfático en la directiva de abrir procesos contra los activistas de su partido que habían cometido atentados y violaciones de los derechos humanos en la lucha contra la tiranía racial.
Aplicó el ubuntu, la filosofía ancestral de los xhosa, su etnia. Una forma de entender al ser humano en relación con los demás: "Yo soy lo que soy en función de lo que todos somos", podría ser una traducción de ese principio rector de la política que instauró Mandela.
La comisión fue criticada por muchos sectores que consideraban que no podía haber perdón sin castigo. También suele marcarse el incumplimiento de otro de los objetivos: la indemnización a las víctimas. Los defensores de la idea siempre destacaron el alivio que significó, para una sociedad oprimida durante décadas, contar sus dramas. "Fue un ejercicio tremendamente sano que, entre otras cosas, obligó a los blancos a entender todas las atrocidades que se hicieron para defender sus privilegios. Y les dio a las víctimas la oportunidad de recuperar el equilibrio", resume el escritor británico John Carlin.
Antes de dejar el poder, Mandela recibió de Tutu libros con el contenido de las audiencias de la comisión. "Juntos hemos superado el legado de nuestro pasado violento e inhumano", dijo el líder aquel 29 de octubre de 1998. Y lo coronó con una promesa que hasta el día de su muerte pudo cumplir: "Nunca, nunca, nunca más esta bella tierra será sometida a la opresión de unos sobre otros"
Martín Rodríguez Yebra. La Nacion.com.ar. 06/12/13
http://www.lanacion.com.ar/1645147-justicia-sin-venganza-su-leccion-para-superar-la-violencia-del-pasado

896. Nelson Mandela en frases

Mandela, en diez frases
Madrid, España. El decálogo del líder sudafricano, muestra de sus fuertes convicciones
1. «He luchado contra la dominación blanca y contra la dominación negra. He perseguido el ideal de una sociedad libre y democrática donde todas las personas vivan juntas y en armonía. Es un ideal por el que voy a vivir hasta el final. Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir». (Alegato en el Proceso de Rivonia, 1962)
2. «Todo parece imposible hasta que se hace» (Frase atribuida a Mandela, sin autentificar por su Fundación)
3. «Si deseas hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces se convierte en tu compañero» (De la autobiografía «El largo camino hacia la libertad», 1994)
4. «Nadie nace odiando a otro por el color de su piel, su procedencia o religión. La gente aprende a odiar, y si pueden aprender a odiar, también pueden aprender a amar» (De la autobiografía «El largo camino hacia la libertad», 1994)
5. «He descubierto que tras subir una montaña, solo encontramos más cumbres que escalar» (De la autobiografía «El largo camino hacia la libertad», 1994)
6. «El valor no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. Un hombre valiente no es aquel que no siente miedo, sino el que se sobrepone a él» (De la autobiografía «El largo camino hacia la libertad», 1994)
7. «La grandeza de la vida no consiste en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos». (De la autobiografía «El largo camino hacia la libertad», 1994)
8. «Lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido; sino la contribución que hemos hecho a la vida de otros» (Discurso en el 90 cumpleaños de Walter Sisulu, Ranburg, 2002)
9. «La labor está lejos de acabar. Donde haya pobreza, enfermedad, opresión, hay más trabajo que hacer. Es el momento de que nuevas manos lleven la carga. Ahora está en vuestras manos» (Discurso en el concierto de su 90 cumpleaños. Londres, 2008)
10. «La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que creía necesario por su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que yo he cumplido ese deber, y así descansaré para la eternidad». (Extracto del documental «Mandela», 1994)
Jaime Velázquez. Abc.es. 05/12/13
http://www.abc.es/internacional/20131205/abci-decalogo-nelson-mandela-201306251857.html?utm_source=abc.es&utm_medium=modulo-sugerido&utm_content=noticia-AB&utm_campaign=outbrain=obinsite

Las mejores frases de Nelson Mandela
Londres, Reino Unido. La capacidad de Nelson Mandela de darle vida a su causa a través de la fuerza de sus palabras fue una de las armas más poderosas que lo acompañaron en su lucha por la igualdad en Sudáfrica.
Vivir y morir por la igualdad
"He luchado contra la dominación blanca y he combatido la dominación negra. He promovido el ideal de una sociedad democrática y libre en la cual todas las personas puedan vivir en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir, pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir".
(Conclusión del discurso de tres horas que leyó en su juicio en 1964, tras ser acusado de sabotaje y traición).
Tras las rejas
"El aspecto más inquietante de la vida en prisión es el aislamiento. No hay principio ni final, solo tu propia mente, que a veces resulta engañosa.
¿Fue un sueño o realmente sucedió?, uno se empieza a cuestionar todo. ¿Tomé la decisión correcta, valió la pena mi sacrificio? En la soledad, no hay nada que te distraiga de esas preguntas agobiantes.
Pero el cuerpo humano tiene una enorme capacidad de adaptarse a las circunstancias difíciles. He descubierto que uno puede soportar lo insoportable si es capaz de conservar el espíritu, incluso cuando el cuerpo te pone a prueba".
"Tener fuertes convicciones es el secreto para sobrevivir a las privaciones, tu espíritu puede estar lleno, incluso cuando tu estómago está vacío".
"Un hombre que le quita la libertad a otro hombre es prisionero del odio, está encerrado tras las rejas de los prejuicios y la incapacidad de ver más allá... a los oprimidos y a los opresores se les priva de su humanidad por igual".
(Sobre su estancia en la cárcel de Robben Island, extraído de la autobiografía de Mandela, "El largo camino hacia la libertad", 1994).
"Volveré"
"En nombre de la ley, fui tratado como un criminal... no por lo que hice, sino por lo que defendí, por mi conciencia.
Nadie en su sano juicio elegiría una vida semejante, pero llega un momento en que a un hombre se le niega el derecho a vivir una vida normal, en que sólo puede vivir la vida de un criminal, porque así ha decretado el gobierno que se haga uso de la ley”.
"La pregunta que queda por hacerse es: ¿es políticamente correcto seguir predicando la paz y la no violencia cuando tratamos con un gobierno cuyas prácticas nos han traído tanto sufrimiento y miseria a los africanos? No puedo y no voy a dar mi brazo a torcer mientras que ustedes, el pueblo, y yo, no seamos libres. Su libertad y la mía no pueden separarse. Volveré".
(Mensaje leído por su hija Zinzi en una reunión en Soweto en 1985).
En libertad
"El cliqueo de las cámaras comenzó a resonar como si se tratara de una manada de bestias metálicas. Levanté el puño derecho y escuché un alarido. No había podido hacer eso en 27 años y me recargó de fuerza y de alegría".
(Describiendo su primer día de libertad tras años de prisión, en 1990. Extraído de la autobiografía de Mandela, "El largo camino hacia la libertad", 1994).
Paternidad
"Quizás estaba cegado a ciertas cosas por el dolor que me producía no poder cumplir con mi papel de esposo y padre de mis hijos.
Parece que el destino de los que luchan por la libertad es tener vidas personales inestables... ser el padre de una nación es un gran honor, pero ser el padre de una familia es una alegría mayor. Un trabajo que ejercí demasiado poco".
(Extraído de la autobiografía de Mandela, "El largo camino hacia la libertad", 1994).
Premio Nobel
"El valor de nuestra recompensa compartida es y debe ser medida por la paz que triunfará, porque la humanidad común que une a blancos y negros en una sola raza nos dirá a cada uno de nosotros que debemos vivir como los niños del paraíso...
Pero todavía hay algunos en nuestro país que erróneamente creen que pueden contribuir a la causa de la justicia y de la paz apegándose a los dogmas que sólo han traído desastres.
Esperamos que ellos también sean bendecidos con el razonamiento, lo suficiente para darse cuenta de que la historia no se puede negar y que la nueva sociedad no se puede crear mediante la reproducción de un pasado repugnante, por más de que se disfrace o se reconstruya".
(Al recibir el Premio Nobel de la Paz, compartido con el presidente sudafricano F.W. de Klerk en 1993).
Toma de posesión
"Nunca, nunca, y nunca más esta hermosa tierra volverá a experimentar la opresión del uno por el otro... El sol nunca se pondrá en un logro humano tan glorioso. Que reine la libertad. ¡Dios bendiga a África!".
(Discurso de investidura, 10 de mayo de 1994).
Inauguración del Mundial en Sudáfrica
"La gente de África aprendió la lección de la paciencia y de la resistencia en su larga lucha por la libertad. Que los premios otorgados por la Copa Mundial de la FIFA demuestren que la larga espera de su llegada a tierras africanas ha merecido la pena. Ke Nako (Ha llegado el momento)".
(Inauguración del Mundial de Fútbol en Sudáfrica, 2010).
Imagen pública
"Un tema que me preocupaba profundamente cuando estaba en la cárcel era la falsa imagen que involuntariamente proyectaba al mundo exterior, de ser considerado como un santo que nunca fui, incluso si se define a un santo como un pecador que sigue intentándolo".
(Extraído de la segunda autobiografía de Mandela, "Conversaciones conmigo mismo", 2010).
BBC Mundo. 05/12/13
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/12/130404_new_mandela_frases_memorables_jb.shtml

75 frases de Nelson Mandela
Madrid, España. Con reflexiones breves y directas sobre la libertad, el racismo o el deber social, Nelson Mandela dio muestras en vida de poseer una gran sabiduría.
Nelson Mandela fue un hombre con un inmenso talento para la escritura y con una filosofía de vida muy clara y definida. A lo largo de su vida, tanto en su actividad política como en sus años de cautiverio, ha dejado para la posteridad un buen número de reflexiones y pensamientos. Estas son algunas de sus mejores frases.
El hombre y la idea de la muerte
1- Mi padre seguía gritando: Nodayimani, tráeme mi tabaco. El grito era persistente, y finalmente se lo llevaron, le llenaron la pipa con tabaco, se la encendieron y se la pasaron ya preparada, y entonces fumó y murió fumando.
2- Una experiencia demoledora fue la muerte de mi hijo mayor en un accidente de coche. Además de mi hijo era mi amigo, y me dolió muchísimo, en realidad, no poder presentar mis respetos, mis últimos respetos ni a mi madre ni a mi hijo mayor.
3- Si yo tuviera el tiempo en mis manos haría lo mismo otra vez. Lo mismo que haría cualquier hombre que se atreva a llamarse a sí mismo un hombre.
4- Si tengo que morir, declaro para todos los que quieran saberlo que iré al encuentro de mi destino como un hombre.
5- Tenía cáncer de próstata y lo comenté con mis amigos en la cárcel. Mirad – dije –  creo que mejor lo anunciaré públicamente yo mismo, porque si voy al médico la gente empezará a murmurar: ¿Sabías que Mandela tiene cáncer?
6- Estoy seguro de que si voy al cielo me dirán, ¿quién eres? Yo diré: Bueno, soy Madiba. ¿De Qunu? Yo diré: Sí. Entonces ellos me dirán: ¿Cómo pretendes entrar aquí con todos tus pecados? Me dirán: Márchate, por favor, llama a las puertas del infierno, puede que allí te acepten.
 7- La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré por toda la eternidad.
Su ideario político
8- La pobreza no es natural, es creada por el hombre y puede superarse y erradicarse mediante acciones de los seres humanos. Y erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia.
9- La acción de las masas tiene la capacidad de derrocar gobiernos.
10- Nos encontramos en el amanecer de un siglo africano, un siglo en el que África ocupará su lugar legítimo entre las naciones del mundo.
11- El sostén de todos mis sueños es la sabiduría colectiva de toda la humanidad en su conjunto.
12- La acción de las masas tiene la capacidad de derrocar gobiernos.
13- Si el desarrollo del pueblo africano en su propio país no hubiera sido interrumpido por la llegada de los blancos, se habría producido un desarrollo igual al de Europa y al mismo nivel, sin ningún contacto con nadie.
14- El deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas… Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar barreras raciales.
15- Necesitamos situar la erradicación de la pobreza en el primer lugar de las prioridades mundiales. Hemos de tener claro que todos compartimos una humanidad común y que nuestra diversidad en todo el mundo es la mayor fortaleza de nuestro futuro conjunto.
16- La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.
17- No puede haber una revelación más intensa del alma de una sociedad que la forma en la que trata a sus niños.
18- La educación es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de la educación como la hija de un campesino puede convertirse en médico, el hijo de un minero puede convertirse en el jefe de la mina, o el hijo de trabajadores agrícolas puede llegar a ser presidente de una gran nación.
19- Mi ideal más querido es el de una sociedad libre y democrática en la que todos podamos vivir en armonía y con iguales posibilidades.
El hombre público y el deber social
20- No quiero ser presentado de forma que se omitan los puntos negros de mi vida.
21- Nunca me he preocupado demasiado por los premios individuales. Un hombre no se convierte en un luchador por la libertad con la esperanza de ganar premios.
22- Tanto si cambias las sábanas como si suturas heridas, preparas la comida o dispensas medicamentos, está en tus manos ayudar a construir un servicio público digno de todos aquellos que dan sus vidas por el sueño de la democracia (1998).
23- Una familia feliz es un pilar importante para cualquier hombre público. Pocas personas son tan esenciales o tan peligrosas para el éxito o el fracaso de un político como una buena esposa o una amiguita.
24- Seré uno más entre los ancianos de nuestra sociedad, seré uno más de los habitantes de la población rural, uno preocupado por los niños y los jóvenes de nuestro país; y seré un ciudadano del mundo comprometido, mientras tenga fuerzas, con la tarea de conseguir una vida mejor para las personas en todas partes.
25- Es el deber de los periodistas examinar la conducta de las figuras públicas y exponerla a la luz.
26- En este mundo moderno globalizado cada uno de nosotros somos el guardián de nuestro hermano y de nuestra hermana. Hemos fallado demasiado a menudo en esta obligación moral.
27- Cuando decidimos tomar las armas fue porque la única opción restante era rendirse y someterse a la esclavitud (1991).
28- En mi modesta medida, he cumplido con mi deber con mi país y con mi pueblo.
29- Mucha gente en este país ha pagado un precio antes de mí, y muchos pagarán el precio después de mí.
30- Cuando decidimos tomar las armas fue porque la única opción restante era rendirse y someterse a la esclavitud.
El liderazgo
31- La gente acabará matándome de amor porque todos quieren tocarme y abrazarme, por lo que debo protegerme de los que me siguen, de los que me admiran. Esto es para mí una fuente de gran pesar.
32- Tenemos sentido del humor porque creemos que es nuestro deber hacer que la gente se olvide de sus problemas.
33- Derribar y destruir es muy fácil. Los héroes son aquellos que construyen y que trabajan por la paz.
34- Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo.
35- Durante mi vida me he dedicado a esta lucha del pueblo africano. He batallado contra la dominación blanca y también contra la dominación negra. He albergado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas convivan en armonía y en igualdad de oportunidades. Es un ideal que tengo la esperanza de alcanzar en vida. Pero, si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto morir.
36- Si yo soy tu líder tienes que escucharme. Y si no quieres escucharme lo que tienes que hacer es abandonarme como líder.
Su filosofía de vida
37- Siempre parece imposible hasta que se hace.
38- La mayor gloria en la vida no consiste en no caer, sino en levantarnos cada vez que caemos.
39- No hay nada como volver a un lugar que parece no haber cambiado para descubrir en qué cosas has cambiado tú mismo.
40- Me gustan los amigos que tienen pensamientos independientes, porque suelen hacerte ver los problemas desde todos los ángulos.
41- El arma más potente no es la violencia sino hablar con la gente.
42- La honradez, la sinceridad, la sencillez, la humildad, la generosidad sin esperar nada a cambio, la falta de vanidad, la buena disposición para ayudar al prójimo (cualidades muy al alcance de todo ser) son la basa de la vida espiritual de una persona.
43- El perdón libera el alma, elimina el miedo. Por eso es una herramienta tan poderosa.
44- Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con él, entonces se vuelve tu compañero.
45- Aprendí que el coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino quien conquista ese miedo.
46- Después de escalar una gran colina uno se encuentra sólo con que hay muchas más colinas escalar
47- No me juzgues por mis éxitos, júzgame por las veces que me caí y volví a levantarme.
48- Nunca pienso en el tiempo que he perdido. Lo que yo hago es desarrollar un programa que ya está ahí, que está trazado para mí.
49- Lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido. Son los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás lo que determina el significado de la nuestra.
50- No olvides nunca que un santo es un pecador que persevera.
51- Una buena cabeza y un buen corazón son siempre una combinación formidable.
52- Si esperas las condiciones ideales, nunca se darán.
53- Una de las cosas más difíciles no es cambiar la sociedad sino cambiarse a uno mismo.
54- No dejemos nunca que las futuras generaciones nos digan que la indiferencia, el cinismo o el egoísmo nos hicieron fracasar en cumplir los ideales humanistas que condensa el Premio Nobel de la Paz.
55- Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión.
56- Si hay que decepcionar a alguien, cuanto antes mejor.
57- La maldad es algo que las circunstancias, el entorno o la educación inculcan o enseñan a los hombres; no es innata.
58- Cuando el agua ha empezado a hervir, apagar el fuego ya no sirve de nada.
59- La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario.
Sentencias sobre el racismo
60- En la historia de la Humanidad permanecerá para siempre una mancha imborrable que recordará que el crimen del apartheid realmente tuvo lugar.
61- Debemos hacer fracasar los intentos por dividir a nuestro pueblo en bandos étnicos, por convertir su rica variedad en un peligro con el que perforar nuestros corazones.
62- Nunca he considerado a un hombre como mi superior, ni en mi vida fuera, ni dentro de la cárcel.
63- Todos sabemos cuan tenazmente puede el racismo aferrarse a la mente y hasta qué punto puede infectar el alma humana. Allá donde se sostiene en disposiciones raciales en el orden social y material, esa terquedad puede multiplicarse por cien.
64- Nunca, nunca y nunca otra vez, debería ocurrir que esta tierra hermosa experimente la opresión de una persona por otra.
65- ¿Por qué en esta sala me enfrento a un magistrado blanco, soy acusado por un fiscal blanco y escoltado hasta el banquillo por un ordenanza blanco? ¿Puede alguien sugerir honesta y seriamente que en este tipo de ambiente la balanza de la justicia está equitativamente equilibrada?
66- Que todos nuestros esfuerzos demuestren que Martin Luther King tenía razón cuando dijo que la humanidad no puede continuar trágicamente atada en la noche sin estrellas del racismo y de la guerra.
Sobre la cautividad y la idea de libertad
67- No acostumbro a usar las palabras a la ligera. Si 27 años en prisión nos han enseñado algo, ha sido llegar a entender, desde el silencio de la soledad, hasta qué punto las palabras son preciosas y hasta qué punto el lenguaje verdadero tiene su impacto en la forma en que la gente vive y muere. 
68- No hay camino fácil para la libertad en ningún lugar y muchos de nosotros tendremos que pasar por el valle de las sombras una y otra vez antes de llegar a la cima de la montaña de nuestros sueños.
69- Dejad que la libertad reine. El sol nunca ha iluminado un logro humano más glorioso.
70- Un hombre que le arrebata la libertad a otro es un prisionero del odio, está encerrado tras los barrotes del prejuicio y de la estrechez mental.
71- Ser libre no es sólo liberarse de las propias cadenas, sino vivir de una forma que respete y mejore la libertad de los demás.
72- La libertad es inútil si la gente no puede llenar de comida sus estómagos, si no puede tener refugio, si el analfabetismo y las enfermedades siguen persiguiéndoles.
73- Yo no nací con hambre de ser libre, yo nací libre, libre en cualquier sentido que yo pueda entender.
74- El dinero no va a crear éxito, la libertad lo hará.
75- Cuando fui a la cárcel, me resigné al hecho de que no tendría ninguna oportunidad para la expresión sexual y que tendría que lidiar con eso.
Te interesa.es. 23/08/2013
http://www.teinteresa.es/mundo/grandes-frases-Nelson-Mandela_0_944307842.html

895. Nelson Mandela. Icono mundial de la reconciliación

Nelson Mandela. La fuerza de la reconciliación
Madrid, España. La última vez que vi en persona a Nelson Mandela, fallecido el jueves en su domicilio a los 95 años, fue el 8 de diciembre de 2009, en su hogar de Johanesburgo. Entré por la puerta, atravesé el vestíbulo y me dirigí hacia un comedor grande. Mandela estaba sentado a la cabecera de una larga mesa, de espaldas a mí. Tenía 91 años. Su cabello era blanco y, por fin, me fijé, empezaba a escasear.
Aquella primera imagen se me ha quedado grabada con tanta claridad como el resto de la hora que pasé con él. Era alrededor de la una de la tarde y en la calle brillaba un sol reluciente; pero la habitación estaba en penumbra y él estaba a solas y quieto como una estatua. Reconocí aquella inimitable inmovilidad de los numerosos actos públicos en los que le había visto durante mis seis años como corresponsal en Sudáfrica, entre 1989 y 1995, y en la última entrevista que le había hecho, ocho años antes, para un libro con el que había intentado, a través del prisma de la Copa del Mundo de rugby de 1995, captar la esencia de su grandeza.
Ya en la época de aquella entrevista le costaba enorme esfuerzo caminar, pero conservaba su lucidez y toda su voz, se reía con frecuencia, y aún tenía el cabello gris. Pero cuando hablaba yo parecía quedarse petrificado. Su rostro perdía toda expresión, como el busto de un emperador romano o un místico en pleno trance. O, tal vez, como un hombre que había pasado 23 horas al día solo, año tras año, en una celda diminuta. La sensación era desconcertante, hasta que me respondía y me daba cuenta con alivio que había estado absorto y concentrado, escuchándome.
Ocho años después, en 2009, mientras me aproximaba al comedor de su casa de Johanesburgo, con los ojos fijos en la nuca de aquella cabeza que tan bien conocía, lo que me desconcertó fue el temor a que, en esa ocasión, la esfinge no cobrara vida, que permaneciera perdido en la niebla de la vejez, como había parecido estar durante las celebraciones de su 90º cumpleaños, en Londres, hacía año y medio.
Pero no. No del todo. No al principio. Incapaz de ponerse de pie, volvió los hombros rígidamente en mi dirección cuando me anunciaron y me mostró una sombra de su famosa y deslumbrante sonrisa. Tendió la mano -tan enorme y rugosa como la recordaba de nuestro primer apretón, 19 años antes- y dijo: “Hola, John”. Quise creer que me había reconocido, porque habíamos tenido mucha relación, pero la verdad es que no puedo estar seguro de que así fuera. Quizá, durante un segundo, hubo un destello de recuerdo. Si lo hubo, se extinguió a toda velocidad. Desde entonces hasta que nos despedimos, me dio poca sensación de que supiera quién era yo.
Delante de él tenía un plato de carne picada sin tocar. Bajaba la mirada hacia el tenedor, como tratando de decidir si sería capaz de levantarlo hasta la boca. Estaba delgado y la cara se le había encogido, como de pájaro, desde la última vez que le había visto de cerca. Parecía agradecer la visita, pero estaba confuso. De sus labios no salía ni una palabra. Con nerviosismo, por tratar de llenar el vacío, mencioné una película que acababan de hacer en Hollywood sobre él. Me respondió con un viejo latiguillo que solía usar en las conversaciones: “Bien. Muy bien”; y luego, “ya veo. Ya veo”. Pero no creo que viera nada de nada. Ni tampoco la mención de Invictus -ni el poema del siglo XIX que tanto había amado ni el film que había rodado Clint Eastwood- provocó ninguna reacción en él.
El poema, que leía en prisión y que volvió a leer, muchos años después, en el funeral de uno de sus hijos, empieza: “Desde la noche que me envuelve,/ negra como un pozo insondable,/ doy gracias al dios que fuere/ por mi alma inconquistable”. ¿Le había envuelto por fin la oscuridad? ¿O iba a poder ver en él algún atisbo de luz? Lo conseguí al final, con la ayuda inicial de Zelda La Grange, la mujer afrikaner que ha sido su ayudante personal y la persona con la que seguro que ha pasado más tiempo desde que se convirtió en el primer presidente democráticamente electo de su país en 1994.
“¡Venga, khulu, a comer!”, dijo La Grange. Khulu es un apelativo cariñoso en xhosa, la lengua materna de Mandela, que puede querer decir “abuelo” o “gran hombre”. “Vamos, khulu, necesitas comer”, insistió. Recordé que siempre le había gustado hacer chistes sobre lo mucho que le mangoneaban las mujeres, así que hice un comentario en ese sentido, en voz alta, cerca de él, porque no oía muy bien. Mostró una pequeña sonrisa, se rió levemente y respondió: “Sí, es verdad. Una gran verdad”.
Lo había entendido. Éxito. Había conectado con él. Entré por la brecha y empecé a evocar recuerdos de su pasado político que confiaba en que siguiera atesorando en algún rincón de su mente. Funcionó.
Mencioné los nombres de tres de sus más temibles adversarios afrikaner, con los que había mantenido conversaciones -al principio, secretas- que habían contribuido de manera fundamental a alejar a Suráfrica de la pesadilla de la guerra racial que el mundo había temido durante tanto tiempo.
El primer nombre que dije fue el del general Constand Viljoen, jefe de la Fuerza Surafricana de Defensa entre 1980 y 1985, los años más violentos y represivos de la era del apartheid. “Ah, sí”, respondió. “El militar...” Luego mencioné a Niel Barnard, responsable del Servicio Nacional de Inteligencia en los años ochenta, considerado en todo el mundo como uno de los hombres más siniestros de la época, pero con quien Mandela se reunió más de 60 veces en la cárcel, antes de salir en libertad. “Sí”, replicó. Y por último pronuncié el nombre de Kobie Coetsee, el último ministro de Justicia del apartheid, y le recordé que Coetsee había sido el primer representante del Gobierno al que Mandela había visto cuando estaba entre rejas. “Ah, sí...Bien. Muy bien”, dijo.
Y entonces me hizo una pregunta: “¿Ha estado alguna vez en la cárcel?” Le respondí que no, aunque había visitado su celda de Robben Island.
Al oírlo sonrió, y entonces sucedió. Se encendió una luz en su mente y, en un instante, resumió la esencia de su proeza política.
“Mi gente decía que yo tenía miedo”, empezó, con voz fina pero segura. “Decían que era un cobarde por tender la mano a los afrikaner. Pero yo no entré en aquel debate con ellos. No les dije nada. Sabía que tenía razón. Sabía que ese era el camino hacia la paz. Y, al cabo de algún tiempo, comprendieron que tenía razón yo. Han visto los resultados. Vivimos en paz”.
Había dado en el clavo. La audacia y la visión que le habían inspirado al entablar el diálogo con los amos afrikaners del Estado del apartheid, en prisión, al principio sin decir nada a ninguno de sus colegas en la dirección del Congreso Nacional Africano, por lo que recibió numerosas críticas; y la convicción de que la única manera de alcanzar el objetivo de su vida, construir una democracia estable en Suráfrica y evitar un baño de sangre del que -como advertía a menudo- no saldría ningún ganador, era apelar a las mentes y los corazones de los enemigos ancestrales de su pueblo, y a lo mejor de sí mismos.
Y al final, en efecto, todos comprendieron que tenía razón. Vieron los resultados. La gloria de Mandela, sin parangón en la historia del liderazgo político, fue conseguir que todo un país cambiara de opinión. Siempre fiel a sus principios, a su sueño de una “Suráfrica no racial”, convenció a la mayoría negra de que reprimiera su odio y su impulso natural de venganza y asumiera el espíritu de reconciliación, y a sus opresores blancos de que abandonaran sus viejos temores y sus armas y le aceptaran como presidente legítimo. Los sudafricanos blancos se rindieron, casi sin excepción, ante su encanto y su poder de persuasión. La prueba la tuve cuando entrevisté a aquellos tres viejos enemigos suyos, el general Viljoen, Niel Barnard y Kobie Coetsee, después de que Mandela dejara la presidencia. Los tres hablaron de él con veneración, admiración y -no es exageración- amor.
Con una vivacidad repentina, como si la inesperada reivindicación de sus triunfos le hubiera dado energías, Mandela empezó a pinchar, con ayuda de Zelda la Grange, su carne picada. Aquel mágico estallido había sido todo lo que iba a sacar de él. El reto de alimentar su frágil cuerpo ocupó la mayor parte de sus pensamientos durante el resto de nuestro encuentro. Yo seguí parloteando, logrando escasa respuesta, y después nos dijimos adiós.
Como regalo de despedida me lanzó una vez más su fabulosa sonrisa, la mejor sonrisa del mundo, y salí por la puerta de la casa pero no sin antes echar una última mirada atrás a aquella noble cabeza blanca, a solas en la gran mesa.
Fue terriblemente triste, porque sabía que nunca volvería a verle y porque estaba claro que no podía quedarle mucho de vida. Pero también había estado bien la visita. Muy bien.
John Carlin. Autor de dos libros sobre Nelson Mandela, El factor humano (Seix Barral) y La sonrisa de Mandela (Debate)
John Carlin. El País.com. 06/12/13
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/12/06/actualidad/1386336074_864494.html

Nelson Mandela. Icono mundial de la reconciliación
Mendoza, Argentina. Nelson Mandela, estuvo preso 27 años en las cárceles del apartheid de donde salió para convertirse en el primer presidente negro de Sudáfrica y en laureado del Nobel de la Paz.
“El perdón libera el alma, hace desaparecer el miedo. Por eso el perdón es un arma tan potente” dijo Mandela, premio Nobel de la Paz en 1993, en una frase ahora mítica que desgrana su visión del mundo y de la humanidad y que le ha convertido en el dirigente más popular del siglo XX.
Calificado de “icono mundial de la reconciliación” por Desmond Tutu, otra de las grandes figuras de la lucha contra el apartheid, el expresidente sudafricano, que nunca predicó ideas políticas ni religiosas, encarna valores universales, una suerte de humanismo africano alimentado por la cultura de su pueblo, los xhosas.
“Madiba”, el nombre de su clan con el que le llaman afectuosamente sus compatriotas, nunca fue un revolucionario al estilo de Lenin o Gandhi. Cuando era joven le gustaba el deporte -fue boxeador amateur-, los trajes bonitos y tenía fama de seductor.
“Lejos de asumir un papel divino, Mandela es al contrario totalmente y absolutamente humano, la esencia del ser humano en todo lo que esa palabra puede significar”, escribe sobre él su compatriota Nadine Gordimer, premio Nobel de Literatura.
Los Andes.com.ar. 02/11/13
http://www.losandes.com.ar/notas/2013/9/2/icono-mundial-reconciliacion-735695.asp

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