TE GUSTARÍA COLABORAR EN EL BLOG DE CULTURA DE PAZ COMO VOLUNTARIO?

TE GUSTARÍA COLABORAR EN EL BLOG DE CULTURA DE PAZ COMO VOLUNTARIO?
Correo electrónico de Cultura de Paz Monterrey: drjosebenitoperezsauceda@gmail.com
Mostrando entradas con la etiqueta Caravana por la Paz. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Caravana por la Paz. Mostrar todas las entradas

527. La Paz en México: silenciosa y silenciada


México, Distrito Federal. Aturdido por la ensordecedora vorágine que produce el ruido de la guerra antinarco, México ha cerrado los ojos y ha obviado y soslayado su cara más pacífica; una faceta que está ahí, presente y silenciosa… y la mayor parte del tiempo, silenciada por la violencia. Pero desde hace varios años, ciudadanos y movimientos de todo el país han comprendido que “la paz es mucho más que la ausencia de guerra” y han combatido a enemigos públicos menos visibles pero más letales, y que, en los últimos seis años, causaron el doble de víctimas que el crimen organizado. Hoy, a 20 años del nacimiento del “pacifismo mexicano” hay un resurgimiento nacional que pide un cambio de paradigma, donde la paz se convierta en un verdadero derecho constitucional para los mexicanos.
Una de las grandes trampas de la guerra es el estruendo que produce. Y es verdad que resulta difícil, muy difícil, no caer en su ruido. Por el contrario, una de las características que mejor define a la paz es su andar silencioso, su manera de esconderse en lo cotidiano y de recrearse a sí misma aún en medio de los peores escenarios. Quizá porque la paz, a diferencia de la violencia, sí se ha comprobado que es inherente al ser humano, por lo menos en lo individual.
Pero es curioso, nótese que, tanto en la paz como en la violencia, siempre –siempre– nos acompañan las mismas preguntas: ¿Qué la genera? ¿Dónde y por qué comienza? ¿Cuándo y cómo termina? ¿Se aprende, o se nace con ella? ¿Es posible contagiarse de su esencia? ¿Podremos –de verdad– olvidarnos algún día de su existencia?
Las cuestiones fundamentales sobre la guerra, la paz y la violencia son tan ancestrales como modernas. Pero una cosa es cierta: la guerra siempre merece mucha más atención por su terrible poder de romper lo cotidiano. Y, sin embargo, quienes estudian científicamente la paz y sus fenómenos –formalmente desde hace apenas unos 50 años–, coinciden en afirmar que una sociedad (y quizá todo un mundo) pueden educarse positivamente para lograr vivir inmersos en lo que se conoce como una “Cultura de Paz”; un concepto que ha ido extendiéndose en el mundo, y que en México –sí, en este México sumido en la violencia actual–, comienza a conocerse y a aplicarse, paulatina pero certeramente.
México: el grito de guerra que detonó las primeras voces de Paz
En lo que ahora parece un lejano 2006, durante su primer mensaje oficial como presidente electo de México, Felipe Calderón Hinojosa pronunciaba unas incendiarias palabras para un país ya dolido: “Frente a la fuerza de quienes apuestan por la violencia, (hoy) ha ganado la fuerza de los pacíficos”.
En su momento, muchos criticaron aquella “soberbia” del discurso de un Presidente que está a punto de entregar una de las peores crisis humanitarias que haya enfrentado el país en su historia reciente. Las cifras –las oficiales y las no oficiales, según quién las emite–, tal vez no son del todo confiables, pero en cualquier caso, sí resultan terribles: entre 50 y 150 mil muertes violentas en apenas seis años; lo que equivale a afirmar que México es actualmente, uno de los países más mortíferos que cualquier nación con un conflicto armado “formal” en el mundo.
Negar esta realidad, la realidad “de guerra” que actualmente enfrenta el país, resulta poco menos que imposible. Pero igualmente imposible debería resultar para los mexicanos negar los muchos esfuerzos de solución pacífica que llevan años –algunos de ellos largas décadas– operando en las raíces más oscuras y profundas de esta crisis social mexicana que –de mala y peligrosa manera–, sólo se atribuye al narcotráfico y al crimen organizado.
Sin embargo, así ha sido: aturdidos por la ensordecedora vorágine que produce el ruido de esta “guerra antinarco”, México ha cerrado los ojos y ha obviado y soslayado la paz que día a día, también nos acompaña.
Sí. Porque aunque la mayoría seamos ciegos a esta “otra realidad mexicana”, lo cierto es que a lo largo de nuestra historia como país (pasada y reciente) miles de ciudadanos realizan titánicos esfuerzos pacíficos, enfrascados en un silencioso pero contundente y prolongado trabajo, dedicado a mejorar las condiciones sociales y de vida; y en algunos casos, esos esfuerzos se hacen apenas para continuar con la vida… que no es poco.
Con nosotros se sentaba la muerte, tan cotidiana, tan nuestra, que acabamos por dejar de tenerle miedo… (…) porque todos los muertos, nuestros muertos, se iban así nomás, sin que nadie llevara la cuenta, sin que nadie dijera por fin el ¡YA BASTA! Que devolviera a esas muertes su sentido, sin que nadie pidiera a los muertos que regresaran a morir otra vez, pero ahora, para vivir”.
Hoy, este México sumido en las profundidades del miedo inmediato, parece haber olvidado por completo la fuerza desgarradora de aquellos discursos zapatistas escritos hace ya una década, cuando Chiapas nos despertó a todos de golpe con una insurgencia armada conformada por indígenas –nuestros 15 millones de indígenas–, que pedían a su propio país “Paz, Dignidad y Justicia”. La memoria colectiva es corta y la urgencia de la guerra la acorta aún más, pero lo cierto es que todavía hoy le debemos a Chiapas un fuerte despertar social mexicano en nuestro incipiente pacifismo a la mexicana.
(A partir del levantamiento zapatista) “Un conjunto de acciones y movimientos ciudadanos aparecieron con propuestas : para una economía diferente, de reformas al Estado, de política social, de caminos y estrategias para lograr la paz (…) ahí se fue conformando un acercamiento a la Cultura de Paz; (por primera vez) se abrieron horizontes y expectativas sobre los problemas vivos que planteaban la guerra y la paz (…)”, afirma el investigador especializado en la sociedad civil Rafael Reygadas Robles en su libro Abriendo veredas, iniciativas públicas y sociales de las redes de organizaciones civiles.
Efectivamente, fue la presencia de la guerra lo que impulsó en el país las primeras discusiones serias sobre la paz en diversos ámbitos. Hace 10 años, el término “paz” comenzó a echar raíces en México. Con desconocimiento a veces. Con intenciones veladas algunas otras. Con intereses, con politizaciones, y hasta con hipocresía en muchos de los discursos oficiales… pero también con deseos y propuestas para que realmente pudiera sembrarse en el país una nueva semilla.
Y sí: muchos de aquellos esfuerzos fracasaron o fenecieron al paso del tiempo, algunos se cansaron y a otros tantos, el interés se les vino abajo. Pero por fortuna, ciertos movimientos pacíficos de principios de los 90 no sólo siguen hoy en pie, sino que, en este nuevo escenario mexicano donde el ruido de la guerra amenaza con ensordecernos, la paz está volviendo a emerger en el territorio nacional, y esta vez, lo hace con más experiencia.
Lo que no nombra, simplemente no existe...
“En 1994, la guerra en Chiapas nos impactó a todos, pero a los jóvenes creo que ese golpe nos llegó con más fuerza (…) aunque sólo unos pocos de nosotros entendimos desde entonces que la violencia no era ni la única ni la mejor vía para pedir justicia. Por desgracia, vimos con tristeza que la mayoría de nuestros compañeros estudiantes, por las condiciones imperantes en aquel momento de la historia mexicana, pensaban que ya no quedaban más salidas para expresar el descontento… para intentar cambiar al país (…) pero todavía hoy, yo estoy convencido de que es posible la transformación pacífica, y que para México, especialmente en este momento, es necesario y urgente aplicar las salidas pacíficas”.
Originario de Jalisco, Hiram Valdéz Chávez dirigía un movimiento liberal juvenil y estaba por cumplir 19 años en el momento del levantamiento zapatista. Actualmente es un abogado de 39 años y nunca en estas dos décadas dejó de trabajar por y para la “paz posible de México”:
“Inspirados por la llamada de Chiapas, y través de una organización civil en la que convergían movimientos estudiantiles de todo el país, realizamos durante varios años encuentros de jóvenes por la paz en Querétaro, Nuevo León, Colima, Zacatecas, Jalisco y el Distrito Federal… y entre más pasaba el tiempo, y más se recrudecía la violencia, más nos convencíamos de la necesidad de un cambio orientado hacia la paz, y esto –ahora lo sé con certeza–, sólo se logra a través de un nuevo paradigma, a través de la llamada ‘Cultura de Paz’”.
Por mandato de las Naciones Unidas, cada 21 de septiembre se celebra desde 1981 el “Día Internacional de la Paz”, una jornada que ha ido tomando fuerza en diversas partes del mundo, pero que también –como sucede con muchas fechas conmemorativas– este día suele perder su verdadero sentido para disfrazarse momentáneamente de palomas, pancartas alusivas, fondos blancos y discursos cándidos… formas varias sin mucho contenido.
Fue hasta casi 20 años después, en 1999, cuando por iniciativa del científico español Federico Mayor Zaragoza –en ese tiempo Director General de la UNESCO–, el mundo comenzó a conocer este nuevo paradigma social llamado “Cultura de Paz”, un concepto que las Naciones Unidas define como “una serie de valores de total rechazo a cualquier tipo de violencia en todos los niveles, y que previene los conflictos mediante el diálogo y la negociación, pero sobre todo, a través de la atención a las causas primeras de los problemas sociales”.
Y es precisamente este paradigma social, el que un sinnúmero de organizaciones de la sociedad civil mexicana han adoptado en la base de sus acciones. Sí, porque a pesar de que la paz sea mucho (mucho) menos visible que la violencia, lo cierto es que desde hace tiempo, y aún con más fuerza durante estos últimos años “en pie de guerra”, ciudadanos tanto mexicanos como extranjeros, en lo individual y en lo colectivo, han trabajado y siguen trabajando para insertar en este México violento y violentado, los principios de una “Cultura de Paz”.
Son movimientos que tal vez no se notan, pero su labor es larga y continuada: organizaciones de todo el país, desde el norte hasta el sur están ahí, algunas hace ya mucho tiempo, algunas apenas nacen, algunas están creciendo y otras están multiplicándose y comunicándose entre sí… tal vez no se notan, y tal vez, (sólo quizá), muchas de ellas ni siquiera son conscientes de que su trabajo de fondo, está impregnado de “Cultura de Paz”, de este nuevo paradigma poco comprendido por los mexicanos; pero lo cierto es que infinidad de grupos de todas las formas y tamaños, están labrando un camino pacifista en un país que –todavía- prefiere centrarse en su faceta más violenta.
Esta “otra vía” que la mayor parte del tiempo no se nota tanto, permite que las organizaciones trabajen con el silencio que la paz necesita… Pero, ¡atención! No es lo mismo ser silencioso que estar silenciado, pues como dice Johan Galtung (4), uno de los más relevantes estudiosos de la paz en el mundo: “La ausencia de información sobre la solución pacífica de conflictos, puede a su vez, estimular la ausencia de paz”… o ,dicho de otro modo: “lo que no se nombra, parece que simplemente no existe”, y esto es justamente lo que le sucede a La Paz de México.
Más que una caravana... la Paz es un largo camino
El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezado prioritariamente por el poeta Javier Sicilia, es actualmente el más visible de los grupos que invoca a la paz en México; y aunque esta organización está conformada a su vez por otros movimientos sociales, lo cierto es que está muy lejos de ser el único. Es, eso sí, el que más cobertura mediática ha logrado por su identificación con las víctimas de la violencia desatada por la “guerra antinarco”; es decir que, una vez más y como en el caso de Chiapas, la irrupción de la guerra, es lo que provoca en el país un llamado por la paz.
Y precisamente para que “los pacíficos se noten más”, entre el 12 y el 21 de septiembre de 2012 (este viernes que se conmemora el Día Internacional por la Paz), el movimiento hasta hace poco liderado por Javier Sicilia ha convocado a las organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía en general, a salir a las calles para celebrar “10 días por la paz y los derechos humanos” en todo el territorio nacional.
La llamada Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad realizó desde el 12 de agosto y hasta el 12 de septiembre, una trayectoria por una veintena de ciudades de Estados Unidos. La intención principal de este recorrido de más de 9 mil kilómetros fue la de unir esfuerzos con la sociedad civil estadounidense para contrarrestar los daños mortales que causa el flujo armamentístico desde EU, donde operan alrededor de 100 mil permisionarios legales, sin contar con las muchas armas que llegan a México por la vía ilegal desde el vecino país del norte.
Se trata de un gran esfuerzo pacifista mexicano cruzando las fronteras, pero esta marcha que centró la atención de la prensa nacional e internacional, no es la única que se ha realizado en el país. Las primeras caminatas pidiendo “paz y justicia”, las realizaron los indígenas de México en busca de la atención de sus propios gobernantes y ciudadanos.
Hace exactamente 10 años, otros caminantes por la paz declaraban:
Con los pies cargados de ampollas pero con el corazón entero y firme, llegamos por fin a la capital de México (…) y sin que nos diéramos cuenta, nuestros pasos lograron abrir también los corazones de miles de hermanos y hermanas de la República que nos vieron pasar (…) y entendimos cómo era el camino que andábamos: un camino largo, un camino que hay que andarlo despacio y que sólo se puede lograr si lo caminamos juntos…”.
Se trataba de la caravana Xi’ Nich’ que en 1992 (dos años antes del levantamiento zapatista) recorrió más de mil kilómetros en 52 largos días desde Palenque hasta Ciudad de México. Luego, durante 2000, Xi’ Nich’ volvió a caminar por la paz, esta vez desde Acteal hasta la Basílica de Guadalupe… Y décadas después, muy pocos saben que estos caminantes pacíficos no sólo existen todavía, sino que su actividad sigue vigente, tal vez más ahora que entonces, pues la guerra que antes fue de los indígenas, y que a muchos mexicanos nos pareció ajena, hoy se ha generalizado en el país, atizada por las mismas razones que hace ya 20 años “los hombres de la selva” vaticinaron mucho más allá del narcotráfico: injusticia y desigualdad social, pobreza extrema, agravios ancestrales, exceso de presencia y acción militar, y sobre todo, indiferencia social…
“Lo que hemos estado viviendo no sólo en México, sino en el mundo: abusos, guerras, corrupción, violencia y todo tipo de injusticias, es porque hemos puesto el énfasis en la separación y no en la unidad. Nuestras culturas ancestrales vivían de otra manera y hoy ha llegado el momento de darnos cuenta, de recuperar la visión y la sabiduría de quienes nos antecedieron. Los abuelos de mis abuelos sabían que entre 1992 y 2012 sería el inicio del cambio. Lo que nosotros llamamos un ‘katún’, es un periodo de ‘no tiempo’ que dura 20 años del tiempo occidental, y donde será posible potenciar aquello en lo que decidamos poner nuestra atención: ya sea en la violencia y la guerra, o bien, en la paz y en la unidad. Esa es nuestra meta.”
Ac Tah, mejor conocido por la mayoría como “El Caminante Maya”, es un heredero de la tradición mayaab que proviene del linaje “Tah Baak y Ac Canche” del oriente de Yucatán. Actualmente tiene 45 años y desde 2008 se ha dedicado a recorrer el país, cuyo territorio entero ha abarcado más de dos veces en estos últimos cuatro años. La caminata de Ac Tah, su caravana personal por la paz, tiene como finalidad “transformar la energía de los mexicanos”, a través del movimiento denominado “Un minuto por México”
“El nuestro es un país especial. A nivel energético somos, por decirlo así, el lugar geológicamente elegido para liderar un despertar de consciencia. No es casualidad que nuestra cultura piramidal sea tan amplia (…) estos sitios son en realidad puntos capaces de activar la esperanza, pero para eso tenemos que despertarla en nosotros. Yo en mis recorridos me he encontrado un México hermoso, con muchísima –pero muchísima– más gente buscando la paz que deseando la guerra (…) En nuestras tradiciones no existen seres humanos ‘negativos o malos’, sino personas que carecen del conocimiento, que no saben cómo actuar (…) a veces lo único que se nos ocurre es protestar o violentarnos (…) a veces encerramos el término paz en la religión o la política, pero es algo mucho más amplio a lo que todos podemos acceder”, explica.
“Un minuto por México” es otro de los muchos movimientos poco visibles pero presentes, que a su manera, como lo hace cada uno, promueve desde hace años “la pacificación de México”. Y en el caso de Ac Tah, se hace a través de meditaciones masivas y de pequeños pero significativos actos “de alegría” (como él los llama) que cada uno de los participantes dedica al país para “elevar su energía”.
Sin determinarse por creencias religiosas, la meditación ha sido desde hace por lo menos 5 mil años, una herramienta muy utilizada para encontrar paz y equilibrio. De hecho, experimentos avalados por científicos han comprobado su eficacia incluso para reducir los niveles delictivos en algunas de las ciudades más violentas del mundo, bajo la premisa de que “el pensamiento genera realidad” tanto en lo individual como en lo colectivo.
Mexicanos al grito de... ¿Paz?
El pensamiento colectivo es lo que genera un determinado paradigma social. Y el paradigma actual, pareciera no poder evitar concentrarse con mucho mayor énfasis en la violencia, una atención que –creámoslo o no– tiene serias consecuencias, según han comprobado diversos estudios de la llamada Investigación para la Paz:
“Es lamentable observar cómo generalmente el potencial humano para la paz es despreciado, mientras que la violencia y la guerra se enfatizan y exageran. Al final, este énfasis en la violencia y en la guerra termina por ‘normalizarla’, (…) y esto no sólo es erróneo, sino que tiene pésimas consecuencias en nuestra vida social y política, pues acaba por convertirse en una ‘profecía que se auto-cumple’”, afirma el antropólogo Douglas P. Fry, especialista en resolución de conflictos, y con un amplio trabajo de campo en México.
Sin duda, adentrarse en la “Cultura de Paz” exige un verdadero cambio de modelo social, comenzando por lo pequeño y por supuesto, por ‘los más pequeños’. Son ellos, los niños de hoy, los que con más probabilidad podrán absorber las nuevas enseñanzas que propone la denominada “Educación para la Paz”, una de las muchas aristas que comprende el paradigma pacifista.
"Hace tres años, yo elaboré una propuesta para crear las ‘bandas de paz’, que básicamente consistía en transformar nuestras actuales ‘bandas de guerra’ de niños y jóvenes en un modelo más pacífico, para que desde pequeños se fueran familiarizando con la paz. Envíe esta propuesta a la Secretaría de Educación y Cultura de Sonora, pero parece que no les gustó, o que no les pareció un buen momento político, pues me respondieron –muy amablemente– que yo debía presentarla por mi cuenta ante el Congreso de la Unión. Yo he aprendido a tener paciencia con estas cosas (…) mi propuesta finalmente la retomó una organización internacional que está promoviendo la paz desde España (…) y creo que ahora sólo hace falta que nuestras autoridades también vean la importancia de estos gestos por la paz, sobre todo entre nuestros niños, nuestro futuro”.
Ignacio Bussani es escritor, poeta y periodista en su natal Sonora, y aunque la creación de “bandas de paz” para sustituir los acordes de guerra que nos acompañan desde la infancia podría parecer una propuesta ingenua, lo cierto es que proyectos similares ya se desarrollan en otras latitudes. Ecuador por ejemplo, es un país que lo ha retomado de lleno, consciente de la importancia de un cambio educativo desde las raíces mismas, y desde cosas que –quizá– podrían antojarse nimias o superficiales.
Pero es verdad. La llamada “Educación para la Paz” es mucho más que eso, aunque su fondo, sí contempla “un nuevo ritmo pedagógico”. Como dice una canción: “en la escuela nos enseñan a memorizar fechas de batallas, pero poco nos enseñan de amor”. Esto mismo es lo que dice el catedrático catalán Vicenç Fisas, especialista en el tema, cuando afirma: “Tanto la guerra como la paz son frutos culturales; y podemos educarnos para una cosa o para la otra”.
Una nueva sociedad precisa ciudadanos nuevos y esos ciudadanos requieren a su vez, de espacios nuevos. Esto es lo que se ha planteado desde hace una década la organización regiomontana “Enlazando Esfuerzos Conjuntos”, que entre sus muchos programas contempla a la paz como un aspecto transversal, que atraviesa todos los campos de acción social.
“Necesitamos una nueva versión del mundo; México se merece un tiempo nuevo; todos lo merecemos. (Pero) nuestro país no ha tenido nunca un encuentro puntual con la paz (…) y nunca se nos ha enseñado cómo ejercitar la resolución de conflictos (…) no estamos educados en este aspecto”, dice Mariela Manzano, fundadora de esta organización.
"Enlazando la Paz” es uno de estos programas que arrancó en 2012 con un novedoso y atractivo proyecto piloto, en donde participan varias escuelas públicas y privadas y otros organismos civiles de Monterrey, Nuevo León, bajo la asesoría de instancias internacionales expertas en Educación para la Paz
“Este proyecto que comenzó a funcionar en Monterrey en este año escolar 2012, ha sido ampliamente probado en más de 2 mil 200 escuelas de varios países y sus beneficios los han recibido más de un millón y medio de alumnos en todo el mundo. Es una metodología única, con alcances a largo plazo (…) Aquí no se contempla a la paz como una materia extracurricular, ajena al programa de estudios, sino que permea dentro de toda la educación que reciben los niños”, dice Adda Garza, directora de “La Paz comienza con los niños”, una de las asociaciones locales que participan en este peculiar y pacífico experimento social.
La metodología a la que se refiere Adda Garza fue implementada por Dr. H.B. Danesh, fundador y presidente del International Education for Peace Institute (Instituto Internacional de Educación para la Paz) con sedes en Canadá y Suiza. La primera vez que este programa se puso en marcha y probó sus frutos, fue nada más y nada menos que en Bosnia-Herzegovina en 2000, tras el traumático paso por la guerra civil que vivió la ex Yugoslavia a finales de los 90.
Y aunque queda gran trecho por caminar, lo cierto es que México comienza a dar pasos firmes hacia este “nuevo paradigma educacional”, y no sólo para los más pequeños. La Universidad Albert Eisten, en el Estado de México, a la postre una de las entidades más violentas en la actualidad, ofrece desde hace ya varios años la Maestría en Educación para la Paz, con bastante éxito.
“Todos nuestros egresados salen con una visión más ética del mundo; la mayoría de ellos han montado ya sus propios esfuerzos sociales y pacifistas en organizaciones acordes con los ideales que aquí se enseñan (…) No, nosotros no somos idealistas, somos muy realistas. Prueba de ello es que habemos muchas personas trabajando para la paz en nuestro país, aunque por ahora no se note tanto (…) después de todo, la paz se hace, no se grita”, dice Héctor Manuel Vázquez Castillo, director de esta peculiar maestría pacífica mexiquense.
Las balas que también matan, pero que no vemos
El mundo entero, y México no es la excepción, está impregnado de una “narrativa de la violencia”. Ella y no la paz, es la imagen con la que nos representamos cotidianamente, tal vez porque efectivamente hay mucha ignorancia en lo que verdaderamente significa la paz. Y la paz, dicen quienes la estudian, “la paz es mucho más que la ausencia de guerra”; es erradicar y renunciar a todo tipo de violencias: física, psicológica, cultural y sobre todo, económica, la llamada “violencia de las estructuras”, la más letal de todas las violencias actuales.
Sí. La paz suele ser silenciosa mientras actúa, y aunque sea “la guerra antinarco” lo que parece inundar nuestro ánimo cotidiano, lo cierto es que el país está librando desde hace tiempo otras guerras que no vemos ni escuchamos, y que son quizá, las que deberían preocuparnos, provocar nuestro estupor y ocupar nuestras acciones. Y ésta es precisamente la tarea que muchos –muchísimos– mexicanos se han impuesto desde hace años para conseguir un México más pacífico, a largo y seguro plazo.
El desplazamiento interno a causa de la violencia directa, por ejemplo, es uno de los temas recurrentes en la actualidad; sin embargo, olvidamos que los éxodos en el país son históricos, y no siempre causados por el narcotráfico. Al inicio de la década de los 90, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) guardó un absoluto –e inexplicable– silencio acerca de una situación que jamás se ha detenido y que con los años, no ha hecho más que empeorar.
Promover la paz con justicia significa provocar un cambio de consciencia (…) significa descubrir las causas estructurales que provocan los efectos de la guerra (…) Paz es tener posibilidades de sobrevivir más allá de los primeros años de vida; paz es tener qué comer dignamente y todos los días”. Estas palabras que suenan tan actuales, fueron pronunciadas en 1995 por Samuel Ruiz, Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, fallecido apenas en 2011.
En el momento del discurso pronunciado por el sacerdote, dos veces nominado al Premio Nobel de la Paz, en Chiapas la mortalidad infantil por desnutrición ascendía a 10 mil niños por año, mientras que en 1993, fuerzas armadas de diversas índoles habían asesinado “en silencio” a más de 15 mil indígenas ante la casi total indolencia del resto del país.
Hoy, en 2012 y de acuerdo a un informe publicado por el Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social (CEIDAS), en los últimos seis años (2006-2012) en México fallecieron 85 mil 343 personas por desnutrición severa, es decir: casi el doble de muertes que reportan las cifras oficiales de la llamada “guerra contra el narcotráfico” durante el sexenio calderonista.
Balas invisibles pero igualmente mortales. De esto trata la “violencia de las estructuras”. De esto trata comprender los verdaderos alcances de una guerra, para comprender la profundidad de la paz que desea alcanzarse; una paz mucho más allá de la lógica militar, puesto que ésta, sólo puede –acaso– prometer lo que los estudiosos suelan llamar “la paz armada”, que poco o nada tiene que ver con la verdadera seguridad. Conocer a los verdaderos enemigos que enfrentamos, es lo que permitirá que México pueda, por fin, darle un nuevo significado a la paz que tanto ansía.
Legislar la Paz y hacer de ella un Derecho Constitucional
Así, en la búsqueda de una paz positiva y duradera, y en plena efervescencia de los discursos guerreros, a mediados de 2011 varias organizaciones pacifistas con el apoyo de una veintena de diputados, presentaron ante el Congreso de la Unión una propuesta para crear formalmente en México una “Ley de Cultura de Paz y de No-Violencia”. Propuesta que fue bloqueada por la Comisión de Gobernación, y que nunca llegó al pleno del órgano legislativo, ni siquiera para discutir la viabilidad de “legislar la paz” en nuestro país.
“¿Por qué la bloquearon? Por desconocimiento del tema y quizá por intereses partidistas, porque no sólo es una ley viable sino necesaria. El Centro de Finanzas Públicas de la pasada legislatura realizó incluso un estudio de impacto presupuestal, y determinó que crear esta comisión costaría unos 193 millones de pesos; una partida casi irrisoria si tenemos en cuenta todo lo que podría hacerse con este órgano que convertiría la cultura de paz en verdaderas políticas públicas con una guía ética de fundamento legal, tal como se ha hecho en otras naciones, que ya han elevado el Derecho a la Paz a rango constitucional”
Esto lo afirma Hiram Valdéz Chávez, aquel estudiante golpeado por el estallido de la guerra en Chiapas y convencido pacifista desde hace 20 años, quien hoy lidera el Consejo Nacional para la creación de una Cultura de Paz y No Violencia en México (COMNAPAZ), organismo ciudadano que agrupa a unas 80 organizaciones pacifistas de todo el país.
Pero las 80 organizaciones que conforman COMNAPAZ, y aún las organizaciones que se han unido al Movimiento por la Paz antes liderado por Javier Sicilia, están lejos de ser todas las que están. Pues por increíble que parezca, hoy resulta difícil dibujar un mapa exhaustivo de “la paz en México”. Y esta ignorancia sobre los constructores de paz, forma parte de la cultura violenta, el paradigma actual en el que todavía nos movemos; ese que obvia y soslaya los esfuerzos individuales y colectivos de quienes, de una u otra manera, han decidido enfrentar las muchas guerras visibles e invisibles que libra el país desde hace mucho tiempo.
Las cifras estructurales están ahí, dispuestas a desvelarnos “los otros enemigos de México”, los que se mueven entre nosotros casi tan silenciosos como la paz misma, pero precisamente en el sentido inverso, en el sentido de violencia y guerra, disfrazados a veces de progreso y seguridad.
De acuerdo al Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés) México es actualmente el cuarto país de Latinoamérica que más recursos destina al gasto militar, una partida que en 2012 ascendía a la nada despreciable cifra de 4 mil 859 millones de dólares. En cambio, según el Banco Mundial, durante el presente sexenio (2006-2012) el gasto por habitante en salud se incrementó en menos de 0.2% y el presupuesto para educación no tuvo ningún cambio. En estos seis años, durante lo que la mayoría identificamos como “la guerra del narco”, en realidad el país era aniquilado por otra guerra paralela, pues la cifra de personas en situación de pobreza aumentó en 10 millones.
Sí, ciertamente, es difícil hablar de paz cuando se teme por la vida. Nombrarla en tiempos de guerra, se convierte en un acto casi subversivo, pero es absolutamente necesario, pues solemos pensar que los enemigos reales de la paz, son exclusivamente la guerra y la violencia directa. Y nos olvidamos que también es enemigo de la paz aquél que la omite o la silencia, o quien ignora las verdaderas causas que subyacen bajo las acciones violentas.
“Hay mucha gente trabajando por la paz de México, pero nos ha faltado unirnos y ser más visibles. Conformamos este consejo precisamente para enmendar esas fallas, y vamos a insistir con esta legislatura para lograr que la paz sea un derecho por ley. Sabemos que por ahora el apoyo político es poco, porque hay mucho desconocimiento sobre el tema y sobre todos los alcances transversales que tiene la paz (…) pero en un momento como el que vive el país, es imprescindible dar pasos hacia una nueva cultura, la Cultura de Paz. Aquí lo más importante es que la ciudadanía sí es consciente de esta necesidad, y la existencia de la COMNAPAZ lo refrenda”, dice Hiram Valdéz Chávez.
Ac Tha, el caminante maya lo reafirma: “Lo que más me impacta y más me gusta de este tiempo es que las personas de a pie lo están comprendiendo. Lo que estamos viviendo hoy, toda esta violencia y miedo, es porque hemos puesto el énfasis en la separación y no en la unidad. Yo creo que ha llegado el momento de que hagamos propuestas en lugar de protestas. Nuestros antepasados nunca hablaron de destrucción, sino de construir un tiempo nuevo. Hoy es el momento propicio para crear cosas diferentes, y de verdad es fácil si cada uno colabora con la parte de país que le toca”.
En nuestro paradigma actual tendemos a pensar con desesperanza que las condiciones externas determinan nuestra psicología, pero Gandhi, el pacífico entre los pacifistas, afirmaba categóricamente que: “Un hombre y un pueblo, puede rehacer su psicología y con ello, cambiar sus condiciones”. De esto precisamente se trata el paradigma que propone la “Cultura de Paz”, un paradigma social que, seamos o no conscientes de ello en este momento, ha comenzado en México a plantarle una cara pacífica a los violentos.
Y tal vez, si nos decidimos a mirar con más atención y a darle una oportunidad y una voz a la paz que se mueve en México aún en medio de tanta violencia, aquél discurso inicial de Calderón: “Frente a la fuerza de quienes apuestan por la violencia, ha ganado la fuerza de los pacíficos”, podría convertirse quizá –y como dicen los expertos– en una “profecía pacífica que se auto-cumple”… a pesar de que, tristemente y casi con seguridad, el presidente saliente pase a la historia mexicana como “el Presidente de la guerra”.
Cristina Ávila-Zesatti. Sin Embargo.mx. 21/09/12

519. "Felipe Calderón se va como criminal": Javier Sicilia

 
México, Distrito Federal. Llevar encima el peso de la reivindicación de la dignidad de las víctimas es su misión. Con ese capital que le han otorgado los que más sufren: heridos de guerra, huérfanos, viudas, desplazados, mutilados, los familiares de los desaparecidos y los muertos, Javier Sicilia alza su voz para exigir justicia y condenar la impunidad que cubre este gobierno: Felipe Calderón se va como un criminal.
En los estertores de este sexenio, que ha manchado de sangre a México con miles de muertos y desaparecidos, el hombre que encabeza la Caravana por la Paz en Estados Unidos y ha recorrido la República mexicana convocando en el consuelo y el amor a las víctimas, hace recuento: Felipe Calderón será recordado como el presidente de la violencia, como el presidente de una guerra inútil, una guerra perdida; como el presidente de la obstinación de la violencia y de la negación de la vida humana.
“¿Qué le paso a Felipe Calderón? –se pregunta el poeta– ¿Por qué ese desprecio hacia las víctimas? ¿Por qué no cumplió los acuerdos del castillo de Chapultepec? ¿Por qué limitó y anuló el auténtico proyecto de ley para la atención de las víctimas?”
Y se responde: Él ganó un gran capital jurídico en los diálogos del castillo y lo tiró a la basura, bajo su lógica de violencia. Felipe Calderón sólo tiene imaginación para la violencia. Congeló la ley y ahora quiere hacer una ley sobre la pobre cosa que es ProVíctima, y no que sea una norma que eleve y dé rostro y recursos a ProVíctima para hacerla una procuraduría para el país.
Sicilia decidió ofrecer su nueva vida de activista como un tributo a la memoria de su hijo Juanelo. Está seguro de que su dolor es el mismo de miles de víctimas y reconoce que la dimensión del problema es tal que México necesita una secretaría para atender debidamente sus reclamos.
Felipe Calderón era la representación de un jefe de Estado, cuya misión era cuidar, proteger, hacer justicia y dignificar a una nación. Y no lo hizo. Por eso se va como un criminal, como lo que él no quiere ser, pero es.
La memoria
Durante años, Sicilia ha asumido el espíritu de Mahatma Gandhi que reivindica la búsqueda de la paz y la renuncia a cualquier tipo de poder. La tragedia le llegó y aún el duelo está pendiente, por eso considera que necesita un espacio de silencio, introspección y reflexión, que se dará después de que termine la Caravana de la Paz, el 12 de septiembre en Washington.
La lucha por las víctimas –dice– pasa también por la recuperación de la memoria, por las historias de vida de la guerra que enlutó a México. Y, por tanto, anuncia que seguirá luchando para que el memorial de víctimas de la violencia que las autoridades federales pretenden construir en el Campo Marte no se haga.
Ese sería el monumento de la ignominia. Un memorial no es un monumento, y menos en el campo militar. Eso que pretenden hacer es un insulto. Están haciendo el elogio de la guerra y el señalamiento de que debajo de esa guerra sólo hay una fosa común sin nombres, con un gran desprecio hacia las víctimas.
Indignado, el autor de El fondo de la noche señala que el gobierno de Felipe Calderón no ha entendido ni quiere entender lo que significa un memorial: un proceso de memoria no es una piedra, no son unas placas de metal, es la memoria del horror que está debajo de la ruina de esta guerra. La memoria es rescatar de la tragedia y de la ruina lo que antes había de vida allí.
Usa su sombrero de Indiana Jones, personaje que admira, y también un montón de amuletos colgados al cuello y en las muñecas, símbolos de la lucha, obsequiados por las víctimas a las que abraza y quiere. Camina al lado de decenas de mujeres que portan fotografías de sus muertos y desaparecidos, y las consuela.
Señala que el verdadero concepto de un memorial ya fue reivindicado por Simeón, el personaje bíblico: “Él estaba una noche cenando con un amigo y un demonio le dice que tiene que salir inmediatamente porque hay un peligro inminente. Sale y luego viene un terremoto y la casa donde estaba queda en ruinas; su amigo y otros más mueren; llegan los deudos y los cadáveres están irreconocibles, entonces el poeta vuelve –los jueces entonces eran los dueños de la memoria, porque había una tradición oral–; él pudo reconocer y nombrar los cadáveres y entregárselos a sus seres queridos. Esa es la memoria".
Un proceso de memoria implica un trabajo de reconciliación, porque esta tragedia es la memoria. Un trabajo hacia la paz, un trabajo a la justicia, y lo que queda de quienes estuvieron aquí con nosotros y fueron destrozados por la tragedia también son el recuerdo de lo que les debemos y de lo que no debe volver a suceder. Eso es un memorial, no lo que quiere hacer el gobierno.
Comisión de la verdad
Para el poeta, la única forma de hacer justicia y lograr la reparación para las víctimas es creando una comisión de la verdad que investigue y determine lo que sucedió durante estos últimos seis años de guerra.
¿Dónde están los 40 mil desaparecidos? ¿Que se hará con los más de 100 mil o 250 mil muertos? Sicilia tiene la respuesta: Necesitamos una comisión de la verdad. Y el gobierno no quiere la ley y no quiere un verdadero memorial porque eso implicaría no sólo rescatar los nombres, sino sus historias: de dónde venían, quién los mató, en qué circunstancias fallecieron... ¿Por qué los inocentes? ¿Qué le debe el Estado a esta nación?.
Está convencido de que Calderón rechaza la memoria por razones poderosas: eso implicaría saber quiénes son las víctimas del Estado, del Ejército, de la Marina, de las policías, de funcionarios corruptos... No hay un proceso de recuperación, porque tienen mucho miedo. El problema es que tarde o temprano vamos a tener que hacerlo, tarde o temprano vamos a tener que formar una comisión de la verdad.
Sicilia enciende un cigarro, fuma de manera continua, toma aire y continúa: con su negativa, lo que hace Felipe Calderón es mancharse más de impunidad y prolongar el horror. ¿Qué hará cuando deje el poder? ¿A dónde va a ir sin ser perseguido por lo que hizo?
Exilio y futuro
Ante el anuncio de que Felipe Calderón se irá a vivir a Austin, Texas, donde trabajaría en la universidad, Sicilia afirma que de nada le servirá el exilio forzoso: Felipe Calderón no puede olvidar su condición de cristiano. Allí en su conciencia estaremos las víctimas, los muertos, los desaparecidos; estaremos para no dejarlo dormir. Aunque se vaya del poder, aunque pueda evitar el juicio jurídico, las víctimas allí estaremos en su conciencia, para su desgracia. Nadie puede vivir sabiendo que trae a sus espaldas tantos muertos a los que no hizo justicia. Son su responsabilidad.
Ante la incertidumbre política del país, el poeta calificó las pasadas elecciones como las de la ignominia. Todo es una ignominia. El crimen cada vez peor, la fragmentación política ahondando en la violencia. Y las víctimas aquí, tratando de llenar ese hueco con contenido de dignidad. Y mientras tanto, lo que parece es que van a imponer a Peña Nieto, por desgracia.
Pero alerta al candidato del PRI a la Presidencia: nadie puede gobernar con mayoría relativa ni para minorías. Allí están los 15 millones de votantes de Andrés Manuel López Obrador, y los millones de Josefina Vázquez Mota. ¿Cómo van a gobernar? Tienen que gobernar para todos. Tienen que poner por delante la realidad del país y no la búsqueda del poder.
Vanguardia.com.mx. 26/08/12

514. Respaldan Luna, Cuarón y del Toro a la “Caravana por la Paz” en EU

Los Ángeles, California. Prominentes directores y actores mexicanos respaldaron la caravana que dirige el poeta y activista mexicano Javier Sicilia, la cual recorrerá Estados Unidos para protestar por la narcoviolencia y los efectos migratorios de la guerra contra las drogas.
Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu, además de Kate del Castillo y Diego Luna, dijeron que apoyaban a la "Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad" como ciudadanos mexicanos.
El espaldarazo de las celebridades es importante porque "los artistas son el alma de un pueblo", dijo Sicilia.
"A través de los artistas habla el alma de un pueblo y esa alma dice que quiere la paz, dice que estamos hasta la madre (hartos) de la guerra, dice que los gobiernos deben de servir a la ciudadanía y no a los dueños de la muerte", recalcó Sicilia.
El activista manifestó que es urgente solucionar la violencia del crimen organizado en México, que ha dejado más de 47 mil 500 muertos entre diciembre de 2006 y septiembre de 2011, según las últimas cifras oficiales.
La participación de las celebridades fue de último minuto, ya que no habían sido anunciados para participar en la conferencia de prensa realizada en el centro de Los Angeles.
"Quiero repetir una y otra vez que esto no sólo es un asunto de grupos que les ha afectado (la narcoviolencia). Nadie es suficiente bueno, macho, liberal, famoso, lo que sea, como para escaparse de una ola tan enorme", dijo Del Toro, cuyo padre fue secuestrado en el 2009 en Guadalajara.
"Es importante que se entienda que entre los muertos y desaparecidos no sólo hay ejército, policías y narcos. Hay arquitectos, artistas, cantantes, ingenieros, hijos estudiando. Es gente".
La narcoviolencia ha afectado a todos los mexicanos y puede escalar pronto en Estados Unidos, coincidieron las celebridades.
"De alguna forma nos une el dolor de lo que ha perdido México, que es la paz", dijo González Iñárritu. "Este es un problema que atañe a ambos países y los ciudadanos de ambos países tenemos que involucrarnos porque el dolor siempre recae en los ciudadanos, y no hay que esperar que nuestros gobiernos solucionen nuestros problemas".
Sicilia y los organizadores de la caravana quieren atraer la atención a lo que ellos consideran como una política equivocada en la lucha contra el narcotráfico por parte de México y de Estados Unidos.
Al comentar sobre la demanda de las drogas, González Iñárritu dijo estar en favor de la legalización de las drogas, mientras que Luna dijo que el tema "es algo que nos tenemos que preguntar y plantear a la brevedad".
"De alguna manera se tiene que entrar en una situación que se tiene que entender que (el uso de las drogas) es un problema de salud pública, no de seguridad pública. Si se acepta que es un problema de salud pública, entonces se podrán prevenir las razones por las que las personas caen adictas", agregó González Iñárritu.
Ninguno de los artistas quiso comentar sobre las esperanzas que tienen en el próximo gobierno mexicano.
"No quiero contaminar este movimiento totalmente apolítico con mis ideas políticas", explicó Cuarón.
La caravana inició en San Diego, California, y se espera que recorra unas 20 ciudades de Estados Unidos antes de concluir el 12 de septiembre en Washington, D.C.
Sicilia fundó el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad tras el asesinato de su hijo en 2011, presuntamente a manos de narcotraficantes.
Milenio.com. 13/08/12

Acusa Sicilia un 'mundo de mentiras'
Los Ángeles, California. El poeta Javier Sicilia parafraseó al músico Bob Dylan y afirmó que se llegó al fondo de un mundo de mentiras.
"Hemos llegado, como dice Dylan, al 'fondo de un mundo de mentiras', al fondo de lo que está detrás de una guerra, sobre todo de una guerra tan absurda como la de las drogas. Ese fondo se llama muerte, humillación, comercio ilegal de armas, lavado de dinero, criminalización, corrupción, miedo, horror, cárceles, fortalecimiento del crimen y fortalecimiento de la violencia del Estado, dijo el poeta de acuerdo con sus palabras, difundidas en el sitio de la Caravana por la paz con justicia y dignidad, y en las que destacó versos de "Not dark yet" del músico Dylan.
"Se llama también, por lo mismo, crisis de la democracia, destrucción de las libertades y desprecio por los migrantes. Ese fondo de dolor es también, como lo dice la canción de Dylan, una carga "muy difícil de llevar".
Sicilia indicó que la guerra "imbécil" contra el narcotráfico se creó en Estados Unidos, cuando el Presidente Nixon decidió que las drogas eran un asunto de seguridad nacional y que había que combatirlas con la violencia.
"Esta guerra se creó aquí hace 40 años, cuando el Presidente Nixon decidió, contra todo sentido de la democracia y olvidando lo que sucedió con la prohibición del alcohol en los años 30, que las drogas no eran un asunto de las libertades, del mercado y del control del Estado, sino un asunto de seguridad nacional que se combate con la violencia", dijo.
"Desde entonces, para proteger a los 23 millones de consumidores de drogas que hay en Estados Unidos, iniciaron esa guerra que ha destruido a Colombia y que ahora está destruyendo a México, a Centroamérica y amenaza con destruir también, a mediano plazo, a los Estados Unidos. Es la instalación de la barbarie sobre la civilización, de la violencia sobre la paz, y el triunfo del autoritarismo sobre la democracia".
Sicilia dijo que sólo los ciudadanos pueden salvar la democracia amenazada por la guerra contra las drogas.
La Caravana por la paz fue acompañada en Los Ángeles por artistas como Alejandro González Iñárritu y Kate del Castillo.
Noticias terra.com.mx 13/08/12

255. Calderón y Sicilia: Un encuentro con sentido de cooperación

Cultura de Paz y No Violencia Monterrey: Opinión Invitada
Calderón y Sicilia: Un encuentro con sentido de cooperación
Alberto José Hernández Silva
A unos días de haberse llevado a cabo el encuentro entre el Presidente Felipe Calderón y los integrantes de la Caravana por la Justicia y Dignidad encabezados por el poeta, escritor y periodista Javier Sicilia me surge la necesidad de hacer algunas consideraciones de lo que tiene que ver con el ámbito de la Mediación.
Siempre es de celebrarse un encuentro de diálogo entre dos partes que en el caso representaban a dos instancias que hasta hace unas semanas, parecían entes irreconciliables dada sus posturas y argumentos respecto, a uno de los asuntos de más importancia en la agenda nacional, la lucha que sigue el gobierno contra la violencia y la inseguridad, misma que se ha recrudecido en los últimos años a lo largo y ancho de la república mexicana.
Como ustedes saben, este espacio periodístico, no tiene de ninguna manera la finalidad de escribir sobre asuntos relacionados con la política, ni tampoco abordar ni mucho menos analizar problemas tan complejos como el que se trató en la citada reunión del Castillo de Chapultepec, por los personajes anteriormente referidos, no, claro que no, pero si consideramos pertinente plasmar en este escrito, algunas consideraciones y puntos de vista de lo ocurrido hace unos días en uno de los recintos más emblemáticos que tiene nuestro país, y que se refiere a las distintas posturas que fueron adoptadas en dicho encuentro por sus protagonistas; lo primero que debemos citar es que la reunión entre Felipe Calderón y Javier Sicilia la podemos calificar como una nueva manera de sostener un diálogo serio, profundo y de grandes alcances.
En dicho encuentro que por cierto fue televisado a nivel nacional, vimos al Presidente Calderón en su calidad de representante del gobierno y del estado mexicano, exponiendo abiertamente su política anticrimen, explicando y sobre todo sosteniendo sus argumentos y estrategias para enfrentar y combatir a la delincuencia y al crimen organizado y al mismo tiempo reconociendo sus obligaciones y responsabilidades y pidiendo perdón a las víctimas inocentes; en contraparte apreciamos digna postura del poeta, escritor y periodista Sicilia, representando en el diálogo a un grupo de la sociedad civil agraviada por los hechos violentos ocurridos en el país y que constituyen a los padres y familiares de víctimas inocentes caídas en esta lucha sin cuartel que se lleva a cabo en la actualidad, el ciudadano Sicilia, mediante un tono firme y respetuoso , mirando de frente, con sinceridad y valentía, cuestionó en varias ocasiones al mandatario mexicano por los resultados hasta ahora obtenidos en materia de seguridad.
En el encuentro de diálogo y comunicación ambas partes manifestaron sus razones y argumentos enfrascándose en un diálogo directo en el que nos demostraron que hasta en los problemas más complicados y urgentes para un país, se puede hablar, buscando al mismo tiempo los consensos, y los puntos de acuerdo más que los disensos.
En un hecho al que calificamos como inusitado, es decir nunca antes visto en la vida política del país, el Presidente de la República y un representante ciudadano, fueron artífices de un pacto por el diálogo, aplicando principios fundamentales de la Mediación, como la voluntariedad, el desarrollo de la confianza y el sentido de la cooperación, la exposición del conflicto, las discusiones y negociaciones conjuntas y sobre todo la importancia de llegar a un acuerdo responsable.
Independientemente de los cauces que tenga este encuentro, podemos afirmar que el diálogo entre ambos personajes fue un claro ejemplo de comunicación, respeto y tolerancia en favor de la paz que tanto anhelamos todos los mexicanos.
Alberto José Hernández Silva. Abogado egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UANL; Comunicador Social y Periodista, Asesor en medios y Director del Consorcio Jurídico “Hernández Silva Abogados”; Certificado con el consecutivo PSMCNL-040 como prestador de servicios autorizado para ejercer la Mediación y la Conciliación en el estado por el Centro Estatal de Solución de Conflictos del Poder Judicial del estado de Nuevo León, de fecha 29 de marzo de 2007; Miembro del Colegio de Mediadores de Nuevo León así como de la Asociación Estatal de Periodistas “José Alvarado” y de la Asociación Nacional de Locutores, actualmente se desempeña como Conductor de Noticieros de AW Noticias 1280 de la empresa Multimedios Radio. http://mediacionprofesionaldemty.blogspot.com/, alberto@hernandezsilvaabogados.com
Alberto José Hernández Silva escribe la columna de opinión
en Mediación Monterrey

234. Termina Caravana del Consuelo con firma de Pacto por la Paz


Ciudad Juárez, Chihuahua. La Caravana del Consuelo ya se encuentra de regreso en la Ciudad de México, después de un recorrido de más de 3 mil kilómetros por diferentes estados de la República Mexicana que concluyó con la firma del Pacto Nacional en Ciudad Juárez.
Los participantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad realizaron una jornada de siete días por los estados de Michoacán, San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Coahuila, Nuevo León y Chihuahua.
El pasado viernes 10 de junio, el Movimiento por la Paz llegó a Ciudad Juárez, en donde se realizaron mesas de discusión y análisis respecto de las seis propuestas del Pacto Nacional dadas a conocer por el poeta Javier Sicilia el pasado 8 de mayo, entre las que se encuentran:
La Necesidad de Verdad y Justicia, desde la perspectiva de las víctimas. Fin de la estrategia de guerra y seguridad ciudadana, con perspectiva de Derechos Humanos. Fin a la corrupción e impunidad.
Atacar la raíz económica del crimen organizado. Alternativas para la juventud y medidas para la recuperación del tejido social. Así como democracia participativa y representativa.
Sin emabargo, a petición de los organizadores, se sumaron tres más.
Como el enlace y organicidad del movimiento. Sacar la Reforma laboral, para atender el desempleo y alternativas económicas. Y derechos y cultura indígena, migración y alternativas del campo.
"A partir de este momento comienza la reconstrucción, es una tarea gigantesca y lo que sigue en México es dar a luz a una nueva generación", aseveró el activista Julián LeBarón.
Cabe señalar que con el fin de consolidar el Movimiento Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad y visibilizar la condición de violencia, pobreza y falta de desarrollo que prevalece, se plantea la realización de una nueva caravana al sur del país.
África Barrales. Radio Formula.com.mx 13/6/2011

"Horror por violencia en Juárez superó al de los feminicidios"
Ciudad de México, Distrito Federal. La periodista española Judith Torrea denunció hoy que las autoridades mexicanas han mostrado gran falta de "análisis y visión" en Ciudad Juárez ante un horror provocado por la violencia que sufre la urbe y supera incluso al de los cientos de feminicidios ocurridos desde los años 90.
"Ahora están bajando los muertos, cinco cada día, que ya son bastantes, pero ya no son veinte. Dicen que vamos muy bien, pero yo digo ¿en qué se va muy bien?", dijo Torrea, quien acaba de presentar en la capital mexicana su libro "Juárez en la sombra" (Aguilar, 2011).
La periodista española, quien lleva dos años y medio viviendo en Juárez, confiesa que tiene la sensación que "los problemas estructurales se mantienen" en la ciudad, considerada por muchos la más violenta de México.
"El narcotráfico a los más pobres les ofrece la opción de trabajo, que las autoridades no han sabido o no han querido crear", sostiene la también bloguera
(http://juarezenlasombra.blogspot.com ).
Torrea, quien lleva catorce años cubriendo noticias sobre esta urbe fronteriza con El Paso (Texas, EE.UU.), lamenta que desde los distintos niveles de gobierno en México se considere que el problema de Juárez se asuma como uno de percepción, que además "no es tan importante" porque se están matando entre grupos criminales.
"Me parece que es una falta de visión y de análisis, igual que pasaba con los 'feminicidios' hace dieciocho años. Yo los conozco hace catorce", aseguró.
Señaló que el horror ante la violencia contra las mujeres de todos estos años, sin apenas responsables de los asesinatos llevados ante la justicia, ha sido superado "con una llamada 'guerra contra el narcotráfico'".
"Antes el peligro existía para las mujeres (...). Ahora se ha generalizado, es para toda una sociedad, eso es lo peor de todo", agregó la periodista.
"Con los años, la impunidad, la creación de comisiones gubernamentales ineficaces, que realmente no han ayudado para nada (...), creadas por la presión social, no para querer que se solucione un problema, lo que ha hecho es que los feminicidios y las desapariciones se hayan disparado en estos años", afirmó.
Torrea rechazó la visión de quienes tratan de extraer conclusiones de la situación más que nada mirando la evolución de la cifra diaria de asesinatos.
"Están bajando los muertos, y van a bajar porque esta guerra que hay entre carteles va a acabar pronto, porque además se está perdiendo mucho dinero", indicó.
Entonces, apuntó, "habrá que preguntarnos para qué más de 9.000 muertos en Ciudad Juárez (desde diciembre de 2006), por ahora, y habrá que preguntarnos por las consecuencias sociales" y las miles de víctimas que ha dejado la violencia.
Según la bloguera, hay una expansión de la violencia en sus diversas formas, bajos salarios, corrupción, extorsiones, secuestros y asesinatos, a otras urbes mexicanas como Monterrey o Nuevo Laredo, aunque por sus especiales condiciones esas situaciones ocurran "de manera mucho más aguda" en Ciudad Juárez.
Sobre la recién concluida "Caravana de la paz" o "del consuelo" en Juárez, que encabezó el poeta Javier Sicilia para exigir justicia para las víctimas de la violencia y un cambio en la estrategia contra el crimen organizado, dijo que puede ser "una oportunidad fantástica para unir a México".
Galardonada con el Premio Ortega y Gasset de Periodismo Digital 2010, la semana próxima recibirá el premio BOB-Reporteros Sin Fronteras 2011 en Bonn (Alemania), antes de viajar a Málaga (España) para participar en un encuentro convocado por la Fundación de Cibervoluntarios los días 28 y 29 de junio.
Efe. Google Noticias.com. 16/6/2011

Revista Conexión Social

Universidad Autónoma de Zacatecas presenta: Panel sobre el Día Internacional de la Paz

Consejo de Valores Nuevo León y Cultura de Paz y No Violencia Monterrey

Cultura de Paz y Mediación de José Benito Pérez Sauceda

Cultura de Paz y Mediación de José Benito Pérez Sauceda
Pídelo al 01 81 2115 0135

Cultura de Paz y No Violencia Monterrey

Cultura de Paz y No Violencia Monterrey

Cultura de Paz y No Violencia Monterrey. Juntos, Podemos hacer la Paz, Podemos Ser la Paz. Creador/Coordinador: José Benito Pérez Sauceda; *Pintura de la cabecera: Pérez Ruiz.
Cultura de Paz y No Violencia Monterrey desde 2010.

Llamado

Llamado

Cultura de Paz Monterrey en tus redes sociales.

Cultura de Paz Monterrey en tus redes sociales.
Cultura de Paz Monterrey Twitter: https://twitter.com/CulturadePazMty y Cultura de Paz Monterrey Facebook: https://www.facebook.com/culturadepazmonterrey/

Participa en la sección "Opinión"

Cultura de Paz Monterrey

Cultura de Paz Monterrey