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1617. “Nuestro cerebro es un órgano social y la empatía es como el wifi con el que nos conectamos”


Nora Rodríguez, pedagoga y autora de 'Educar para la paz' cree que se debe repensar la educación como una herramienta para servir a un bien mayor
La sociedad construye a través de la educación lo que es. También puede transformarse mediante sus valores y sus hábitos. O al menos intentarlo. Fue su trabajo como educadora con niños que vivían en contextos difíciles lo que llevó a Nora Rodríguez al lugar profesional y humano que ocupa en la actualidad. Pedagoga, escritora y conferenciante en el mundo, lidera el proyecto Happy School Institute sobre neurociencias y educación para la paz. Ahora acaba de publicar 'Educar para la paz' (Editorial Kairós), un libro con el que aborda la necesidad de “enseñar a las nuevas generaciones a tener una vida significativa y valiosa pero en la que el propio bienestar no esté reñido con el bienestar de los demás”.
¿Qué es educar y formar para la paz?
Es tener en cuenta que la educación no es hoy consecuencia de la necesidad de tener trabajadores para las fábricas sino de una necesidad evolutiva para un mundo que ha cambiado de un modo impredecible en los últimos 10 años –y en el que a más tecnología mayor tiene que ser la educación de la humanidad–. Esto es: enseñar a las nuevas generaciones a tener una vida significativa y valiosa pero en la que el propio bienestar no esté reñido con el bienestar de los demás. Educar para la paz es un derecho de los niños y de los adolescentes. Ya no se trata solo de pensar qué mundo les vamos a dejar a las próximas generaciones, eso en parte ya lo sabemos o lo imaginamos, de lo que se trata es de impedir que se desarrollen en una atmósfera de desconexión humana en la que el bienestar del grupo les resulte indiferente. Hemos de dejarles nuevas herramientas para que puedan ser verdaderos transformadores de la sociedad en que viven.
¿Estamos a tiempo de educar para la paz?
Por fortuna, sí. La evolución ha diseñado nuestros cerebros para adaptarnos y para cuidar del grupo. No es una buena decisión evolutiva seguir educando con la ley del «sálvese quien pueda». Y no es inteligente si queremos empezar escribir la historia en una agenda global en la que ya hay cuestiones urgentes.
Mencionas en el libro que tu trabajo como maestra de niños que vivían en contextos difíciles fue lo que te condujo hasta el lugar profesional (y humano) que ocupas ahora “y que no es otro que impulsar una pedagogía para la felicidad responsable, la que pone el foco en el cerebro social”. ¿Cómo defines lo que es la “felicidad responsable”?
Las nuevas generaciones han crecido en una época caracterizada por la conquista de una forma de felicidad al alcance de la mano, pero esta es una felicidad que dura poco, que depende de estímulos intensos y efímeros, que se sostiene con bienes materiales y en el éxito fácil. Es nuestra sociedad los niños están obligados a adaptarse a cosas que ni siquiera los adultos sabemos hacia dónde nos van a llevar. Los avances de la tecnología pueden ser un ejemplo de esto. Así que creo que es prioritario ayudarles a desarrollar el sentido de pertenencia, que sientan que forman parte de un grupo en una sociedad global, pero también el desarrollo de aptitudes como la empatía, la compasión, el altruismo, el agradecimiento o la generosidad, o tener muy presente el bienestar de los demás en la toma de decisiones. Eso es la felicidad responsable. Esta es la verdadera innovación en las aulas –y fuera de ellas–, porque la pedagogía de la felicidad responsable no solo es educar el corazón, sino hacerlo en sintonía con el cerebro. Somos seres sociales, nuestro cerebro es un órgano social, y la empatía es como el WiFi con el que nos conectamos.
Para lograr la transformación de la sociedad, y hacerla mejor, ¿se debe pasar obligatoriamente por un cambio en la educación que reciben las nuevas generaciones?
Sí, sin duda. Es necesario educar de otro modo. Si los seres humanos estamos altamente preparados para conectar armónicamente con los demás, si estamos preparados para tener conexiones armónicas por nuestra naturaleza, en lugar de usar la educación como una herramienta para satisfacer únicamente nuestras necesidades competitivas y egoístas –para alcanzar maneras de acumular bienes o metas de poder– ¿por qué no repensar la educación como una herramienta para servir a un bien mayor?
¿Cómo encaja todo esto en un sistema educativo en el que sigue presente la competitividad y las evaluaciones?
Con programas transversales que pongan el foco en aptitudes propias del cerebro social y en las emociones. Por ejemplo, por medio de los programas happineers que llevamos a cabo desde Happy Schools Institute se enseña a niños y adolescentes que ellos también pueden ayudar a construir una sociedad mejor y ser transformadores tan solo con unos micromovimientos de felicidad responsable, siendo diseñadores de generosidad, amables, altruistas… De lo contrario nos estamos quedando con programas para un cerebro que no existe.
Los programas educativos deben tener en cuenta las buenas conexiones en el grupo, la importancia de la ayuda mutua, el entusiasmo que nace de la novedad al resolver problemas y avanzar juntos porque el cerebro humano cuenta con un sistema que nos predispone hacia los demás. Pocas veces se tiene en cuenta que desde edades muy tempranas, a los seres humanos estas capacidades nos hacen increíblemente felices –y que esta felicidad dura más tiempo–. La neurociencia social, si bien es una ciencia nueva, estudia cómo se activan los circuitos en el cerebro cuando dos personas interactúan y su increíble efecto en la memoria y en las funciones ejecutivas.
Trabajar la solidaridad en el aula puede ser un recurso para educar para la paz y la no violencia…
La solidaridad y el altruismo son potentes motores para la prevención de la violencia. Muchas investigaciones científicas lo demuestran. Personalmente he visto cómo los niños de quince meses (de un modo natural) se ayudan unos a otros, o cómo uno de ellos es capaz de partir en dos una única galleta y compartirla si el otro niño no tiene qué llevarse a la boca. Niños de entre uno y dos años que se acercan a aquellos de su edad que lloran desconsoladamente el primer día de guardería y los abrazan o les acarician la cara en un acto de increíble empatía para consolarlos. Algo que resulta fascinante cuando comprobamos que en la mayoría de las especies estamos no solo conectados para la paz sino que contamos con recursos propios y podemos llevar a cabo actos similares de un modo natural cuando se trata de ayudar a otros, de cuidar, de proteger o cooperar... La escuela es uno de los ámbitos de socialización en los que para los niños es posible estar en contacto y relacionarse con personas con experiencias, contextos e incluso culturas muy diferentes.
¿Cómo aprender a vivir juntos?
Activando cada día recursos que permitan una pedagogía de la felicidad responsable. Un ejemplo puede ser el de transmitirles que la verdadera generosidad es discreta, silenciosa, se realiza de forma anónima y de manera respetuosa, y de esta manera se convierte en una fuerza poderosa que los hará sentirse fuertes interiormente. Y no importa si se trata de dar una ayuda material, conocimiento, tiempo, cuidado amable y gentil, pueden dar buenos deseos, trabajo social. Entonces la escuela deja de ser un espacio de alumnos desconectados entre sí para convertirse en una mini sociedad global con emociones constructivas en busca el bien común.
Además de la escuela, el entorno social y familiar influye incuestionablemente en la educación de los hijos. ¿Hasta qué punto es importante una nueva mirada hacia la infancia y la adolescencia por parte de todos?
Hasta el punto en que si no educamos de otro modo, en el que los padres adquieran el compromiso de comprender que la educación necesariamente tiene que empezar en las emociones y en un sentido social diferente del de hoy, va a ser muy difícil erradicar la violencia de las aulas. Hemos sumergido a las nuevas generaciones en un espacio tecnológico donde la sobreexposición y la obsesión por la imagen los somete a sentirse controlados activando el deseo de controlar. ¿Cómo seguir pensando entonces que el bullying no se convertirá tarde o temprano en una respuesta aprendida y natural si es ante todo un mecanismo de control
Diana Oliver. ElPaís.com. España, 30/01/19

529. “La libertad de expresión es la base de la Democracia”: Johan Galtung

Puebla, Puebla. La libertad de expresión es la base de la democracia y de los derechos humanos, para ello es importante reconocer que la libertad de expresión tiene límites, aseveró el doctor Johan Galtung, uno de los fundadores y protagonistas más importantes de la investigación sobre la paz y los conflictos sociales.
En la séptima conferencia “Paz y resolución de conflictos sociales” de la Cátedra Magistral Dieter Nohlen, que realizan el Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo Estratégico y la Facultad de Administración de la BUAP, indicó que en la cuestión de paz está el reducir el sufrimiento y violencia, para así aumentar el bienestar, “la paz positiva es con la naturaleza, con uno mismo, la familia, sociedad, entre estados, naciones, religiones y civilizaciones”.
El sociólogo noruego expuso que la paz comprende dos nominadores y denominadores. En el primero sobresalen la equidad y armonía, ésta última tiene que ver con la empatía, es decir, sufrir el sufrimiento y la alegría del otro.
Con estos dos factores se tiene una fórmula perfecta de la paz, pero aparece el denominador con traumas y conflictos del pasado que no se pueden olvidar, “dos factores que pueden destruirlo todo”.
Para entender un conflicto, agregó, “hay que tener una definición como tal del mismo y no debe confundirse con violencia, ya que éste último concepto es hacer mal contra otro, mientras que un conflicto es objetivos incompatibles.
Destacó que actualmente se está muy lejos de la paz, de esta forma en el marco del Día Mundial de la Paz abundó sobre el problema que se vive en Medio Oriente, donde las revueltas son muestra de que no se saben manejar los conflictos y no existe empatía.
Hay que entender que hay algunas cosas son sagradas, tal como ocurre con el Islam. “Si no se conocen los objetivos no se tiene que hacer nada con el conflicto, puesto que para sacar los objetivos hay que hablar y preguntar al respecto”, señaló el doctor Johan Galtung.
El ganador del Premio Nobel Alternativo en 1987 y actual profesor de Estudios sobre la Paz en la Universidad de Hawái, finalizó que para movilizar al mundo sin violencia, “hay que reducir el sufrimiento y contribuir a la realización; se debe ser consciente de esto y trabajar al respecto”, así propuso que la imaginación es el elemento de la resolución de conflictos y la cultura define a éstos.
Puebla on line.com.mx. 23/09/12
 
Igualdad: Solución a los Conflictos
Cholula, Puebla. “Los conflictos se dan porque alguien quiere o se siente superior, por lo que para resolverlos se tiene que crear en ellos el concepto de igualdad”, afirmó el Dr. Johan Galtung, experto en estudios de paz y violencia, quien dictó en la Universidad de las Américas Puebla la ponencia “Geopolítica de la Paz y la Guerra en el Siglo XXI”.
En su ponencia el Dr. Galtung explicó que en un conflicto se debe buscar entre los participantes un diálogo. “En el diálogo se busca, mediante la creatividad y la imaginación, lo compatible e igual que hay entre ellos”.
Asimismo destacó que hoy existe mucha desigualdad en los países, por lo que es preciso disminuirla. “Para reducir la desigualdad es necesario poner atención y mayor participación en 5 puntos esenciales y prioritarios para la subsistencia de la clase baja: Alimentación, agua, vestido y alojamiento, salud y educación”.
Comentó que un ejemplo que ayudaría a abatir la desigualdad es el otorgamiento de microcréditos para crear empresas que tengan como condición la generación de empleo a personas que desfavorecidas, los que padecen de enfermedades, que no saben leer y escribir; todo ello a fin de darle a la clase baja la posibilidad de construir un futuro con dignidad. “Un ejemplo de lo anterior lo es China, quien ha buscado las comunidades con más miseria y los han empleado obteniendo como resultado que entre los años 1991 y 2004, 400 millones de chinos hayan salido de la miseria para pasar a la clase media baja y además contribuyen en el crecimiento de su mercado”.
El experto en estudios de paz y violencia explicó que actualmente algunos países utilizan la insuficiencia de bienes necesarios para incitar al pueblo a la guerra. “Por ejemplo el agua, líquido que a pesar de que cubre el 70 por ciento del mundo actualmente está registrando escasez, hecho que algunos utilizan para hacer una guerra teniendo el consenso y aprobación de su pueblo”.
Finalmente, el Dr. Johan Galtung presentó algunos puntos que se deben realizar para resolver un conflicto: Conocer los objetivos de los involucrados, observar la situación desde afuera sin tomar partido, analizar los objetivos para descubrir compatibilidades empleando la creatividad y practicar la solución.
El Dr. Johan Galtung es considerado como el experto más importante del mundo en resolución de conflictos. Se le reconoce como el fundador de los Estudios de la Paz. Ha sido candidato al Premio Nobel de la Paz en repetidas ocasiones –mismo que se le ha negado por razones políticas- y ganador del Right Lifelivehood Award de 1987. Además es conocido como el Premio Nobel de la Paz Alternativo, mismo que entrega el Parlamento Sueco.
Puebla Noticias.com.mx. 21/09/12

348. Invita a escuelas a inculcar la paz


Monterrey, Nuevo León. Durante varios años, Enrique Chaux ha trabajado para hacer de su patria, Colombia, un lugar libre de violencia.
La apuesta de este Doctor en Educación por la Universidad de Harvard es que los niños y las niñas vivan desde hoy en las aulas las prácticas que los convertirán mañana en ciudadanos responsables y pacíficos.
Chaux creó en Bogotá en el 2005 Aulas en Paz, un programa que desde hace tres años se aplica en 13 escuelas de Nuevo León para que los estudiantes aprendan habilidades básicas para lograr una convivencia armoniosa dentro y fuera de la escuela.
Actuar de la manera en que deberían hacerlo afuera del salón de clases y que replicarían al convertirse en adultos implica el manejar conflictos de una manera pacífica, frenar situaciones de abuso o bullying y llegar a consensos, señala el investigador colombiano.
Desde pequeños, deben aprender, también, a defender sus derechos y los de aquellos que son vulnerados, indicó Chaux, quien estuvo ayer en Convex para ofrecer la conferencia "Empoderamiento para la convivencia pacífica", organizada por la asociación civil Via Education.
A la charla asistieron padres de familia y maestros.
El también investigador de la Universidad de los Andes en Bogotá dijo que disminuir la violencia, como la que vivó Colombia en los 90 o la que México sufre actualmente, no se logra de la noche a la mañana, pero sí se puede comenzar ahora y hay un lugar perfecto para ello: la escuela.
"Quizás la contribución mejor de la educación es ayudar a que los mismos estudiantes desarrollen las capacidades para que en sus vidas cotidianas no promuevan la violencia, sino maneras pacíficas de relacionarse", expresó.
"Si eso se logra desde temprano, en los primeros años, en las escuelas y colegios, podríamos esperar que en unos años haya una cultura que no valore la violencia, sino que valore la paz", dijo en entrevista.
El programa Aulas en Paz implica capacitación de profesores en temas como mediación, dinámicas con alumnos y diálogos con padres de familia, no sólo para prevenir violencia, sino incluso actuando en lugares donde ya existe.
Con este programa, en Colombia hay escuelas en donde se ha reducido la cantidad de estudiantes involucrados en actos violentos. Del 30 al 20 por ciento, comentó Chaux.
Aulas en Paz, dijo, está diseñado para desarrollar, principalmente, la asertividad y la empatía en los menores.
"Queremos que cuando los niños vean que hay situaciones de maltrato sientan que tienen una responsabilidad frente a esas situaciones y que tienen que actuar para frenarlas", explicó.
Entre las acciones de su programa está no sólo la identificación de alumnos con conductas violentas, sino también de aquellos calificados como "prosociales", es decir, que tienen la facilidad y la actitud para fungir como mediadores.
También se realizan ejercicios para aprender a escuchar.
Chaux dio un ejemplo sencillo: en un diálogo, un chico no puede responder si antes no repite o parafrasea la idea o postura de su contraparte.
Otra dinámica es el juego de roles, pedir a los estudiantes que supongan situaciones y que todos, en algún momento, sean mediadores en conflictos simulados o reales. Esto los sensibiliza.
"También se practica la justicia restaurativa", explica Chaux, "que es cuando los estudiantes hacen un daño a otros. Pensar qué tipo de daño genero y qué puedo hacer para reparar ese daño; desde ofrecer una disculpa hasta reparar un objeto o conseguir más tiempo de clase".
Para Chaux, no es suficiente declarar en el colegio una semana o un mes dedicado a un valor, como la tolerancia o el respeto.
"He visto con preocupación que en muchas escuelas definen su programa de formación ciudadana en términos de algunos valores, y lo único que terminan haciendo es repitiendo discursos de por qué son importantes los valores", señaló.
"Hay canciones, carteleras, premios, pero sólo se logra que los estudiantes recuerden ese valor y repitan el discurso de que es bueno ser tolerante, honesto, pero se queda en discurso. Les falta la práctica".
El bullying, ejemplifica, no se resuelve sólo hablando del respeto.
"Se tiene que desarrollar la empatía, que sienta el estudiante algo por quien está siendo maltratado. Asertividad en las víctimas, que no se queden paradas, que pongan freno, sin responder con agresión, y asertividad en todos los que están a su alrededor para que intervengan".
Así lo dijo:
"Quizás la contribución mejor de la educación es ayudar a que los mismos estudiantes desarrollen las capacidades para que en sus vidas cotidianas no promuevan la violencia, sino maneras pacíficas de relacionarse".
- Enrique Chaux
Fundador de Aulas en Paz
Daniel Santiago. El Norte.com. 28/9/2011

338. El Dalai Lama llama a la empatía para obtener paz

México, Distrito Federal. En un contexto de violencia como el que vive nuestro país una actitud de compasión y empatía hacia los demás puede llevarnos hacia la paz, por el contrario, lo que nos alejaría de la paz sería tener un corazón lleno de odio y miedo. Ése fue el planteamiento del líder espiritual del Tíbet, Tenzin Gyatso, el Dalai Lama, durante su tercera visita a México.
“La naturaleza humana básica es amable y compasiva. De acuerdo con investigaciones científicas, la compasión incluso hace a las personas mucho más sanas, pero el enojo constante, el odio y el miedo son muy malas para la salud”, comentó.
En la conferencia de prensa que dio, recomendó a los mexicanos analizar los eventos trágicos o violentos que ocurren en nuestro país desde una perspectiva más amplia y no caer en el pesimismo.
Explicó que muy a menudo vemos un evento trágico desde una perspectiva limitada y nos parece el fin del mundo, en lugar de eso “debemos ver esos hechos desde una perspectiva más global, y cuando así lo hacemos, vemos que el mundo en realidad es un lugar mucho mejor de lo que era antes, en el siglo pasado”.
Expuso que el mundo está mejor que en el siglo pasado, pues durante la guerra fría la humanidad vivía bajo la amenaza de que una de las superpotencias lanzara una bomba nuclear, eliminando así al planeta.
Señaló que aunque aún vivimos tiempos difíciles y prevalecen injusticias, la conciencia sobre los derechos humanos ha crecido muchísimo en todo el planeta, así como un deseo sincero por lograr vivir en una situación de paz.
Habló de la mala distribución de la riqueza en el mundo como el origen de las grandes manifestaciones que se han vivido en Europa este año y en otras regiones.
“Mucho dinero negro, del que se usa en los sobornos y la corrupción, podría usarse para resolver parte del problema de la pobreza, así que el dinero bien empleado es lo indicado. Aquí entra la teoría marxista de la importancia de la distribución de la riqueza: yo respeto esa teoría”, aseveró.
Expuso que quizá por decir eso le llamen marxista, pero con una sonrisa aseguró que eso no le preocupa.
Insistió en el tema de las disparidades económicas y comentó que incluso en la capital de Estados Unidos, en Washington, existen barrios con gente muy pobre, y eso no debería estar sucediendo.
Asimismo, con la aclaración de que la política exterior de su gobierno sostiene el principio de “una sola China”, el presidente Felipe Calderón recibió este viernes en Los Pinos al Dalai Lama. El encuentro con el líder religioso fue de carácter privado, después de que el mandatario encabezó el acto de cambios en el gabinete.
A través de un comunicado oficial, la Presidencia dio cuenta de lo que describió como un intercambio de puntos de vista “sobre la importancia de promover valores éticos en las sociedades contemporáneas”.
El Ejecutivo federal le manifestó al visitante que “comparte con él los valores de la tolerancia, la solidaridad, el respeto a la persona humana y la paz”.
En el texto se precisa que, en la conversación, el mandatario “reiteró el apego del Gobierno de México al principio de ‘una sola China’ y el reconocimiento de la plena soberanía de la República Popular China sobre la Región Autónoma del Tíbet”.
Excelsior.com. 10/9/2011

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Universidad Autónoma de Zacatecas presenta: Panel sobre el Día Internacional de la Paz

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